Alejo Stivel: «Sigo teniendo un animal dentro, pero antes era una fiera salvaje y ahora soy un gatito de sofá»

<p><strong>Alejo Stivel</strong> (Buenos Aires, 1959) ha sido una estrella del rock como este país ha visto pocas en su etapa con <strong>Tequila</strong>, un superviviente de las drogas y la fama, un superproductor eremita alejado de los focos durante casi 20 años y, ahora, un músico en paz con su pasado que ha vuelto a un discreto primer plano con una biografía, una canción grabada con su viejo socio <strong>Joaquín Sabina</strong> (‘Yo era un animal’) y una gira que llega el 13 de marzo a Madrid (<strong>Teatro Barceló</strong>).</p>

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 Se pasó 20 años sanando las heridas de la fama excesiva y del sexo, dogas y rock and roll, pero ha vuelto a un feliz primer plano. «Es un puto milagro que siga vivo», sonríe  

Alejo Stivel (Buenos Aires, 1959) ha sido una estrella del rock como este país ha visto pocas en su etapa con Tequila, un superviviente de las drogas y la fama, un superproductor eremita alejado de los focos durante casi 20 años y, ahora, un músico en paz con su pasado que ha vuelto a un discreto primer plano con una biografía, una canción grabada con su viejo socio Joaquín Sabina (‘Yo era un animal’) y una gira que llega el 13 de marzo a Madrid (Teatro Barceló).

¿Cómo es el reencuentro con el día a día de ser popular?
Lo llevo bien porque parece que estuviera haciendo algo muy diferente, pero en realidad no lo es tanto. Lo más diferente ha sido escribir un libro. Me cuesta mucho componer canciones, lo hago pero es un proceso que me revuelve un poco, y con el libro pensé que no iba a ser capaz. Si una canción de tres minutos me cuesta un mundo, un libro de 300 páginas no quería quiero ni pensarlo, pero fui día a día, partido a partido, como dice el Cholo, y finalmente me encontré con que había un libro. Me sorprendió ser capaz. Y después estoy con los conciertos e hice este videoclip con Sabina, que para mí es un evento porque es un personaje capital tanto en la cultura iberoamericana como en mi vida.
El vídeo, en el que ambos salís rejuvenecidos, está hecho con inteligencia artificial. ¿No te inquieta que en breve os jubile a los compositores?
Bueno, es que ya está componiendo canciones. Yo no sé, porque soy completamente analógico y no tengo ni ordenador, pero hay gente que me ha mostrado letras de canciones que me han parecido realmente buenas y son de IA. Hay que asumir que la inteligencia artificial ya es la realidad, no es el futuro, y como todo avance tecnológico tiene sus pros y sus contras. El avión es fabuloso para ponerte en una hora en Barcelona, en seis horas en Nueva York y en 12 en Buenos Aires, pero a cambio contaminas y probablemente el planeta desaparezca. E internet nos aporta maravillas, pero también nos aliena y nos quita de estar mirando el horizonte y las montañas. Es lo que hay, pero no creo que haya que alarmarse por el futuro de la creación. Esta es una historia ya conocida.
¿A qué te refieres?
Cuando salieron los ordenadores musicales, la gente decía que se iban a acabar los músicos porque todo lo iban a hacer máquinas y aquí seguimos. Conviven los dos mundos y con esto será similar. Dicen que la mitad de los trabajos que existen actualmente van a desaparecer porque lo van a hacer robots, pero antes de la inteligencia artificial siempre tendrá que haber una inteligencia real porque la propuesta no la hace ninguna máquina. En lo artístico va a haber una convivencia, lo que sí puede pasar con la IA es que destruya el planeta porque las guerras cambian totalmente. Si ya éramos buenos haciendo masacres antes, ahora que ni siquiera tendrás que mandar soldados va a ser mucho más fácil hacer masacres. Eso sí da miedo.
Este reencuentro con Sabina se produce cuando se han cumplido 25 años de ‘19 Días y 500 noches’, su disco más célebre y que lo produjiste tú. ¿Cosas como esta te ponen nostálgico?
No puedo entender cómo se nos ha ido la vida así de rápido, yo creo que aún tengo 38 años, no sé cómo hemos llegado hasta aquí [risas]. Y no mejora porque cada día pasa más rápido todo, los años duran tres meses ahora. Tengo mi nota nostálgica, pero también tengo muchos proyectos y un día a día muy activo, no es que esté tirado en una tumbona recordando viejos tiempos. Me encanta hacerlo a veces, porque lo que soy hoy es gracias, o desgracias, a lo que ha ocurrido en mi vida anterior, pero nunca me dedicaré a jugar al golf en una ciudad de vacaciones. Eso no va conmigo.
La canción con Sabina es ‘Yo era un animal’. ¿Ya no lo eres?
Tienes que oír la canción entera.
La he escuchado.
¿Qué dice al final?
«Soy un animal», en presente, pero no sé si lo dices porque el giro queda bien en la canción o porque lo eres de verdad.
Por ambas razones. Creo que soy otro tipo de animal, pero sigo teniendo un animal dentro. Lo que pasa es que si antes era una fiera salvaje, depredadora de sensaciones y de vivencias, de sustancias y de experiencias, ahora soy un animal inquieto, con ganas de seguir viviendo nuevas experiencias, pero mucho más calmado. Ahora soy una especie de gatito de sofá.
Tampoco te quedan muchas experiencias por vivir.
Espero que sí,aunque es verdad que éramos tan jóvenes cuando tuvimos que salir de Argentina y, luego, cuando triunfó Tequila que a los 25 años ya había vivido 200 vidas. Es verdad que todo lo más extremo ya lo viví, pero sigo viviendo a doble velocidad, cada día me pasan tantas cosas como una persona normal en mes y medio. Ya me acostumbré porque mi vida, desde que tengo uso de razón, ha sido así, pero ha habido momentos en que me daban un poco de envidia mis compañeros de colegio que tenían un hogar estándar y una vida organizada… Pero eso fue un periodo de tiempo muy corto, después me di cuenta de que era mucho más divertida la vida que tenía yo.
A ver si nos pasamos la vida queriendo ser estrellas del rock y ahora nos vais a vender que es una mierda.
No, no, no. Es la hostia&mldr; si sobrevives. Abandoné el colegio para ir de gira y tocar rock and roll, a veces pasaba a visitar a mis compañeros en el recreo y todos me odiaban, me tenían una envidia tremenda. Yo les decía: «Coño, pues hacer lo que hago yo, si es muy divertido y muy fácil, sólo tenéis que poneros» [risas].
El músico argentino en el Paseo de la Castellana de Madrid.
El músico argentino en el Paseo de la Castellana de Madrid.Sergjo González ValeroMUNDO
¿Cómo es tu relación con Sabina tras todo estos años? Es un tío al que tenéis acceso muy pocos.
Sí, es complicado, pero tiene un cable a tierra que es Jimena [Coronado, su esposa] y es un poco la facilitadora. Cuando yo quiero quedar, él no tiene ni teléfono, entonces la conexión es a través de ella. Evidentemente, para estar al lado de Joaquín tiene que ser una persona muy especial porque él es muy especial, un tío con el cual charlar un rato es algo muy enriquecedor. No sólo porque es muy ocurrente, muy gracioso y muy cariñoso, sino porque está súper informado de todo y tiene una cultura que yo no conozco a nadie igual. Es un lector adicto. Tenía un piso, lo llenó de libros y se compró el piso de arriba para dejar los libros abajo. Y ahora en cualquier momento se tiene que volver a mudar porque ha vuelto a llenar el nuevo.
¿Es un milagro que sigáis los dos vivos?
Claro. Qué puto milagro es, primero que nada, que hayamos nacido y qué milagro enorme es que sigamos vivos, sin duda. Es un milagro porque hemos hecho todo lo posible para estar muertos, todo lo que se te pueda ocurrir. Soy agnóstico y aun así creo que es un milagro que, por alguna razón, la unión de los átomos y las células siga funcionando y no se haya apagado porque hemos jugado con fuego. Con fuegos artificiales. Yo debería estar muerto, pero, como dice mi gira, ‘Muy vivo tour’.
¿Cuántas veces has tenido la sensación de resucitar?
Ya he perdido la cuenta, pero más que un gato. Tengo dos gatas que me acompañan, Mirta y Rebeca, son dos señoras que tengo secuestradas por voluntad propia en casa y a estas alturas creo que les he robado seis vidas a cada una. El tema con esto es que el riesgo siempre merece la pena si sobrevives, pero puedes no sobrevivir. Yo lo he logrado, me mantengo en una situación de salud más o menos agradable y la vida sigue excitándome. Conozco a mucha gente que dice que con llegar a los 80 ya lo ve bien, pero yo no, yo quiero 120. Como poco.
Cuando trabajas con Joaquín, uno de los artistas más famosos de España, ¿piensas que podrías vivir a ese nivel de no haber quemado Tequila?
Yo tuve ese nivel de fama con 20 años y no es algo que eche de menos. Para nada pienso que la cagamos. Creo que es un ciclo que se cumplió y que es algo que le ocurre al 99,9% de las bandas, muy pocas se mantienen unidas muchos años a ese nivel tan alto. Es casi imposible mantener esa popularidad porque es insoportable. De hecho, cuando me puse a producir no daba entrevistas, no quería saber nada de salir en público, me hubieras llamado y te hubiera dicho que no. Estuve 20 años sin dar ni una sola entrevista porque quería desaparecer y limitarme a currar en el estudio. Todo lo que tenía que contar públicamente ya lo había hecho, me había quemado y casi nos cuesta la vida. Ahora todo eso se ha olvidado y ya no sufro ninguna de las contras que tiene la fama. Soy moderadamente famoso. A veces me dicen: «Eres un grande». Y respondo: «Soy mediano».
Muchos artistas de tu generación, entre otros Sabina, se han posicionado en contra de lo políticamente correcto y afirman que somos menos libres que antes. ¿Estás de acuerdo?
No, creo que ahora vivimos una libertad absoluta. No se me ocurre qué es lo que no se puede hacer ahora que se pudiera hacer entonces y sea algo positivo. ¿No se puede ofender a las mujeres? Bienvenido sea. ¿No se puede decir improperios sin tener que hacerte cargo después? Bienvenido sea. La libertad también implica esa responsabilidad y esa evolución. A veces ves películas o anuncios de hace 40 años y piensas: «¡Joder, cómo se podían decir esas cosas!». Corregirlo no es cercenar la libertad, es aumentar el respeto por el prójimo. Yo no me siento falto de libertad en nada.
¿Qué opinas cuándo se pide que se cambien letras de canciones escritas hace 40 años?
Que si esa letra dice «la maté porque es mía», hay que cambiarla y que eso no es falta de libertad, es simplemente respeto. Eso que se dice siempre de que ‘La vida de Brian’ no se podría hacer hoy es falso. Se podría hacer perfectamenteme, cuando casi no se pudo hacer fue entonces. Hay cosas que quizás hemos hecho todos, y me incluyo, porque la sociedad te lo permitía y ahora entendemos que están mal. Bueno, pues hay que entonar un mea culpa general y corregirlo, sobre todo hablando del tema de género. Hemos aprendido y seguimos aprendiendo. No creo que hayamos ido a peor para nada en cuanto a la libertad, al contrario.
Desde la distancia, ¿cómo ves la Argentina de Milei?
Con mucha tristeza. No puedo creer que ese tipo sea el presidente de un país donde hay una gran mayoría de gente bastante culta. Es un país bastante incomprensible Argentina, un país con todos los recursos económicos, naturales e intelectuales al cual le cuesta completar su proyecto. Era un proyecto de país increíble, que podría haber sido la bomba con toda esta inmigración que llevó tanta cultura, pero por alguna razón no se ha logrado formalizar como una comunidad seria. Hay gente muy capaz, pero ganaron los malos. Y lo peor es que, no quiero sonar muy antipatriota, pero no me es fácil verle la salida.
¿Piensas que va a ser un fenómeno duradero?
No lo sé. Vamos a ver en qué nivel deja este gobierno el país y si no vuelve incluso a ser reelegido. Ves lo de Trump volviendo al poder en EEUU y ya te crees cualquier cosa.
¿Cómo resumirías todas esas vidas que has vivido en 65 años?
Uy, me estás pidiendo algo casi imposible. Estoy muy contento con lo que he vivido, lo he pasado bien, lo he pasado mal, he tenido tragedias, he tenido gloria, he tenido placeres, he tenido disgustos, he tenido percances, decepciones, alegrías… He tenido de todo, pero creo que soy un afortunado y cada día que me levanto agradezco al universo haber tenido la vida que tengo y espero que por muchos años más. Ya te lo he dicho, 120 me parecen pocos.

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