Balas, velas, viles, bolos y bulos

Artículo de opinión de Óscar Sánchez Alonso. Artículo de opinión de Óscar Sánchez Alonso.  

Pablo Fernández era entrevistado hace poco en este periódico. El secretario de Organización de Podemos, también procurador en las Cortes de Castilla y León, señalaba: “Podemos no formaría un Gobierno con este PSOE belicista”. Este caballero es enternecedor. Ha decidido olvidar que su partido ya formó parte de un Gobierno de coalición con este mismo PSOE, y ha decidido ignorar que el presupuesto en Defensa no sólo se incrementa ahora (el Instituto Elcano ha publicado que, entre 2014 y 2024, el gasto militar ya aumentó un 107 por ciento).

En consecuencia, el sagaz Fernández podría haber advertido ese “belicismo” cuando sus compis estaban en la vicepresidencia (Pablo Iglesias) o al frente de distintos ministerios (desde Irene Montero a Ione Belarra); pero entonces no lo hizo, claro. Decide olvidar y decide ignorar, porque un día decidió ejercitarse en el sectarismo, y ni siquiera en eso fue original: el sectarismo es la forma habitual de prosperar en la política al uso. De hecho, como hay más sectarios que botellines, el título de esta columna podría explicarse desde esa grimosa constante: la cháchara sectaria.

Recordarán que España iba a comprar 15 millones de BALAS a una empresa israelí. Romper el contrato resultaba inviable, nos dijo el Gobierno, pero resulta que el 18 de abril se rompió aquel contrato de forma unilateral. Una vez más, lo que no podía ser de ninguna de las maneras, acabó siéndolo en cuanto Sánchez percibió la amenaza de sus socios. Y dado que los BULOS no salen gratis, a esa empresa israelí habrá que indemnizarla. Se estima que el coste de la indemnización podría ascender al precio total de la compra: 6 millones de euros. Así que la operación ha sido brillante. Tendremos que pagar por la ausencia de balas, y después volver a pagar por las de otro proveedor. Esto debe ser la preocupación “por el pueblo”, con la que sermonea Sumar e IU.

Alguien podría decir que los principios tienen un precio, y que en aras de ellos, etc, etc. Ese alguien podría argumentar así, pero se estaría haciendo trampas al solitario. Por una parte, porque la compra de balas a esa empresa israelí es bastante reducida, en comparación con otras compras de armamento que también oficia este Gobierno con Tel Aviv (por ejemplo, misiles anticarro). Por tanto, cabe deducir que el hipócrita y electoralista postureo poco tiene que ver con las cacareadas convicciones que se simula enarbolar.  

No estoy entrando a sopesar si tales compras armamentísticas son o no son necesarias. Pero sí subrayo dos aspectos: (a) hay amargas realidades que no se solventan por el hecho de desatenderlas: ignorarlas las convierte en más traumáticas; (b) si te rasgas mucho las vestiduras con la agresividad de Netanyahu, pero se te escucha poco (o nada) a la hora de condenar al atentado de Hamas del 7 de octubre de 2023, entonces puedes agarrar tus rasgadas vestiduras, y situarlas donde mejor te quepan. Esos comportamientos VILES no son política ficción. Y en ellos, de nuevo, el sectarismo y el doble rasero son bien explícitos.

Y luego están las VELAS de las que hubo que tirar ante el bochornoso apagón del pasado lunes. Como acostumbra, Sánchez pronto se puso a trabajar. Pocas personas tan diligentes para estar en la tarea: en la tarea de construir un relato exculpatorio. Así que tras “la fachosfera”, “el fango” y demás chatarra discursiva, en esta ocasión Sánchez encontró el hit primaveral de “los operadores privados”. A partir de ahí, cuando corresponda, él ya estará listo para hacer BOLOS mediáticos y mitineros en los que eludir toda responsabilidad. Faltaría más.

 elespanol – Castilla y León

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