Mientras Vladímir Putin y Xi Jinping celebraban el Día de la Victoria en la Plaza Roja de Moscú con la vista puesta en la guerra de Ucrania y su desafío a Europa, en un monumental monasterio de un diminuto pueblo de Cáceres, Cuacos de Yuste, el Rey Felipe VI ha entregado este viernes el Premio Carlos V a Josep Borrell .Con este prestigioso galardón, otorgado por la Fundación Academia Europea de Iberoamericana de Yuste, se reconoce la brillante y larguísima trayectoria de un hombre que lo ha hecho todo en política. Desde sus inicios como concejal en Majadahonda a finales de los 70, hasta su papel como Alto Representante de la UE para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad; pasando por su papel en el fisco español y su «Hacienda somos todos» o su Ministerio de Obras Públicas y Transportes modernizando el país entre 1991 y 1996.Nacido en La Pobla del Segur (Lérida) en 1947, Borrell es «profundamente catalán, rabiosamente español y apasionadamente europeo» , como lo definió el expresidente Mariano Rajoy . También ha sido, y sigue siéndolo a tenor de su discurso de aceptación del premio, la voz más coherente y potente de la diplomacia española y europea en uno de los momentos más convulsos de la historia.Noticia Relacionada estandar Si El papel de la vicepresidenta debilita su puesto en Bruselas Enrique Serbeto | Corresponsal en Bruselas La entonces vicepresidenta tercera fue uno de los personajes que provocaron más dolores de cabeza al equipo de Von der Leyen cuando se formó la actual Comisión Europa«Dos hechos están marcando nuestro tiempo: la agresión de Rusia contra Ucrania y la guerra sin fin en Palestina , donde dos pueblos llevan luchando cien años por la misma tierra, esa maldita Tierra Santa, que sufre hoy sus horas más dramáticas en Gaza», relató Borrell en su emocionante y combativa alocución. Dejando a un lado la diplomacia, dejó meridianamente claro el delicado momento actual al alertar de que «el abandono del presidente Trump a Ucrania, asumiendo la mayor parte de las reivindicaciones de Putin, coloca a los europeos en una posición difícil. Sin una paz que preserve la independencia y la libertad de Ucrania, no estaremos seguros en Europa».Por eso, recordó que «los tanques rusos calcinados están a solo ocho kilómetros del Parlamento ucraniano. ¿Qué haremos los europeos si EE.UU. deja de ayudar a Ucrania ? Porque Trump se ha puesto del lado de Putin. Putin ha fracasado militarmente. No podemos dejarle ganar en el lado diplomático». Para que eso no ocurra, instó al rearme europeo porque «la gente no va al frente con billetes de banco, sino con armas. Más vale que lo hagamos cuanto antes».El Rey saluda a Borrell y le entrega el premio europeo CarlosV efeEn primera línea de la historiaTestigo en primera línea de la historia, Borrell lamentó que ésta ya no la escriben los europeos, sino los soldados rusos que invadieron Ucrania, los ucranianos que se resistieron y resisten, los votantes de EE.UU. y personajes como Donald Trump , Vladímir Putin y Xi Jinping . «Ninguno de ellos es europeo. A los tres los he tratado y debo decirles que dos son más inteligentes que el otro. Pero el otro no lo sabe», analizó con irónica sagacidad.Mientras se congratuló por la unidad europea que articuló para responder al Kremlin en Ucrania, que ahora se está rompiendo por países como Hungría, reprochó a Bruselas que su desunión «nos ha condenado a la irrelevancia ante la tragedia de Gaza y Cisjordania». «El horror de Hamás el 7 de octubre no justifica el horror de Israel, pues el derecho de Israel a su defensa tiene sus límites, que son los del derecho internacional y comunitario», denunció Borrell.En su opinión, «estamos ante la mayor operación de limpieza étnica desde el final de la II Guerra Mundial, con la intención de crear un ‘espléndido lugar’ para pasar las vacaciones una vez que se hayan retirado los millones de escombros». Por este motivo, aseguró que «se puede morir de un tiro en la nuca, se puede morir en una cámara de gas, se puede morir de hambre. En cualquier caso, se trata de la voluntad de exterminio de un pueblo».Como él mismo reconoció, su discurso distó mucho del pronunciado por otro ilustre premiado, Javier Solana , quien en 2003 pudo proclamar que «Europa nunca ha estado más segura ni ha sido más próspera». Pero Borrell, al menos, se enorgulleció de declarar que «Europa es la tierra de la libertad política y, más ahora que en EE.UU. se teme a hablar, la prosperidad económica y la cohesión social».FOTO DE FAMILIA Arriba, foto de familia presidida por el Rey y el galardonado, Borrel. Abajo, Javier Solana saluda al exministro de Exteriores cariñosamente. A la derecha, Rajoy e Ibarra, expresidente de la Junta EFE«Europa no sobrevivirá si sigue siendo un archipiélago de diferentes políticas fiscales y de diferentes ejércitos» Josep Borrell Galardonado con el Premio Carlos VPara que dichos valores continúen en un mundo cada vez más amenazado por los autoritarismos, Borrell alertó de que «la supervivencia política de Europa requiere que seamos capaces de asumir nuestra propia defensa». Para ello, recordó que «el Tratado de la UE prevé la cláusula de defensa mutua y una política común de defensa». Pero también matizó que no considera «probable construir una Unión de la defensa en el marco del Tratado porque la unanimidad no se alcanzará. Por este camino no construiremos la Europa de la defensa o la defensa de los europeos entendida como un bien público que hemos de garantizar todos juntos».Pero el problema, en su experta opinión económica y diplomática, es que «la integración europea tiene dos patas cojas: la defensa y la fiscalidad, los recursos y capacidades básicas que definen a un Estado. No hemos querido comunitarizar ni una cosa ni otra y ahora es el momento de hacerlo». Tal y como sentenció, «hay monedas sin Estado, Estados sin ejército, pero no ejércitos sin Estado, ni deuda sin impuestos, ni impuestos ni defensa sin unión política».Con el fin de solventar las divisiones en el seno de la UE que provocan gobiernos prorrusos como los de Hungría y Eslovaquia, Borrell también recomendó «abordar inmediatamente este proyecto pilar europeo de la OTAN bajo el liderazgo franco-alemán». A su juicio, «hemos de elegir entre una Europa atlantista sometida a las exigencias del Trump de turno, con tal de mantener su escudo protector, o una Europa soberana pero capaz de actuar por su cuenta».Su final fue demoledor: «Europa no sobrevivirá si sigue siendo un archipiélago de diferentes políticas fiscales y de diferentes ejércitos. Si el rearme de Europa se hace sobre una base nacional, eso será un gigantesco despilfarro de recursos y volveremos a despertar los demonios del pasado».«Ha sido una figura clave en el camino hacia una verdadera política exterior europea y la proyección de la UE como actor global» Felipe VIPor su parte, el Rey Felipe VI elogió que Borrell «ha trabajado sin descanso para que Europa hable con una sola voz en tiempos de enormes desafíos. Ha sido una figura clave en el camino hacia una verdadera política exterior europea y en la proyección de la UE como actor global, defendiendo una política exterior más firme, coherente y unificada, así como una ambiciosa brújula estratégica para reforzar la política de seguridad y defensa».Además de instar «más que nunca a seguir construyendo Europa», el Rey lanzó tres advertencias para estos tiempos convulsos: «Ante quienes quieren imponer la fuerza sobre el derecho, debemos responder que con Europa el derecho será siempre más fuerte que la imposición. Ante quienes tratan de sembrar la división, debemos afirmar que, con Europa, la unidad es mucho más que la suma de nuestras naciones. Ante quienes desafían el multilateralismo, debemos ser firmes, con Europa como referente, en la defensa del interés global». Mientras Vladímir Putin y Xi Jinping celebraban el Día de la Victoria en la Plaza Roja de Moscú con la vista puesta en la guerra de Ucrania y su desafío a Europa, en un monumental monasterio de un diminuto pueblo de Cáceres, Cuacos de Yuste, el Rey Felipe VI ha entregado este viernes el Premio Carlos V a Josep Borrell .Con este prestigioso galardón, otorgado por la Fundación Academia Europea de Iberoamericana de Yuste, se reconoce la brillante y larguísima trayectoria de un hombre que lo ha hecho todo en política. Desde sus inicios como concejal en Majadahonda a finales de los 70, hasta su papel como Alto Representante de la UE para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad; pasando por su papel en el fisco español y su «Hacienda somos todos» o su Ministerio de Obras Públicas y Transportes modernizando el país entre 1991 y 1996.Nacido en La Pobla del Segur (Lérida) en 1947, Borrell es «profundamente catalán, rabiosamente español y apasionadamente europeo» , como lo definió el expresidente Mariano Rajoy . También ha sido, y sigue siéndolo a tenor de su discurso de aceptación del premio, la voz más coherente y potente de la diplomacia española y europea en uno de los momentos más convulsos de la historia.Noticia Relacionada estandar Si El papel de la vicepresidenta debilita su puesto en Bruselas Enrique Serbeto | Corresponsal en Bruselas La entonces vicepresidenta tercera fue uno de los personajes que provocaron más dolores de cabeza al equipo de Von der Leyen cuando se formó la actual Comisión Europa«Dos hechos están marcando nuestro tiempo: la agresión de Rusia contra Ucrania y la guerra sin fin en Palestina , donde dos pueblos llevan luchando cien años por la misma tierra, esa maldita Tierra Santa, que sufre hoy sus horas más dramáticas en Gaza», relató Borrell en su emocionante y combativa alocución. Dejando a un lado la diplomacia, dejó meridianamente claro el delicado momento actual al alertar de que «el abandono del presidente Trump a Ucrania, asumiendo la mayor parte de las reivindicaciones de Putin, coloca a los europeos en una posición difícil. Sin una paz que preserve la independencia y la libertad de Ucrania, no estaremos seguros en Europa».Por eso, recordó que «los tanques rusos calcinados están a solo ocho kilómetros del Parlamento ucraniano. ¿Qué haremos los europeos si EE.UU. deja de ayudar a Ucrania ? Porque Trump se ha puesto del lado de Putin. Putin ha fracasado militarmente. No podemos dejarle ganar en el lado diplomático». Para que eso no ocurra, instó al rearme europeo porque «la gente no va al frente con billetes de banco, sino con armas. Más vale que lo hagamos cuanto antes».El Rey saluda a Borrell y le entrega el premio europeo CarlosV efeEn primera línea de la historiaTestigo en primera línea de la historia, Borrell lamentó que ésta ya no la escriben los europeos, sino los soldados rusos que invadieron Ucrania, los ucranianos que se resistieron y resisten, los votantes de EE.UU. y personajes como Donald Trump , Vladímir Putin y Xi Jinping . «Ninguno de ellos es europeo. A los tres los he tratado y debo decirles que dos son más inteligentes que el otro. Pero el otro no lo sabe», analizó con irónica sagacidad.Mientras se congratuló por la unidad europea que articuló para responder al Kremlin en Ucrania, que ahora se está rompiendo por países como Hungría, reprochó a Bruselas que su desunión «nos ha condenado a la irrelevancia ante la tragedia de Gaza y Cisjordania». «El horror de Hamás el 7 de octubre no justifica el horror de Israel, pues el derecho de Israel a su defensa tiene sus límites, que son los del derecho internacional y comunitario», denunció Borrell.En su opinión, «estamos ante la mayor operación de limpieza étnica desde el final de la II Guerra Mundial, con la intención de crear un ‘espléndido lugar’ para pasar las vacaciones una vez que se hayan retirado los millones de escombros». Por este motivo, aseguró que «se puede morir de un tiro en la nuca, se puede morir en una cámara de gas, se puede morir de hambre. En cualquier caso, se trata de la voluntad de exterminio de un pueblo».Como él mismo reconoció, su discurso distó mucho del pronunciado por otro ilustre premiado, Javier Solana , quien en 2003 pudo proclamar que «Europa nunca ha estado más segura ni ha sido más próspera». Pero Borrell, al menos, se enorgulleció de declarar que «Europa es la tierra de la libertad política y, más ahora que en EE.UU. se teme a hablar, la prosperidad económica y la cohesión social».FOTO DE FAMILIA Arriba, foto de familia presidida por el Rey y el galardonado, Borrel. Abajo, Javier Solana saluda al exministro de Exteriores cariñosamente. A la derecha, Rajoy e Ibarra, expresidente de la Junta EFE«Europa no sobrevivirá si sigue siendo un archipiélago de diferentes políticas fiscales y de diferentes ejércitos» Josep Borrell Galardonado con el Premio Carlos VPara que dichos valores continúen en un mundo cada vez más amenazado por los autoritarismos, Borrell alertó de que «la supervivencia política de Europa requiere que seamos capaces de asumir nuestra propia defensa». Para ello, recordó que «el Tratado de la UE prevé la cláusula de defensa mutua y una política común de defensa». Pero también matizó que no considera «probable construir una Unión de la defensa en el marco del Tratado porque la unanimidad no se alcanzará. Por este camino no construiremos la Europa de la defensa o la defensa de los europeos entendida como un bien público que hemos de garantizar todos juntos».Pero el problema, en su experta opinión económica y diplomática, es que «la integración europea tiene dos patas cojas: la defensa y la fiscalidad, los recursos y capacidades básicas que definen a un Estado. No hemos querido comunitarizar ni una cosa ni otra y ahora es el momento de hacerlo». Tal y como sentenció, «hay monedas sin Estado, Estados sin ejército, pero no ejércitos sin Estado, ni deuda sin impuestos, ni impuestos ni defensa sin unión política».Con el fin de solventar las divisiones en el seno de la UE que provocan gobiernos prorrusos como los de Hungría y Eslovaquia, Borrell también recomendó «abordar inmediatamente este proyecto pilar europeo de la OTAN bajo el liderazgo franco-alemán». A su juicio, «hemos de elegir entre una Europa atlantista sometida a las exigencias del Trump de turno, con tal de mantener su escudo protector, o una Europa soberana pero capaz de actuar por su cuenta».Su final fue demoledor: «Europa no sobrevivirá si sigue siendo un archipiélago de diferentes políticas fiscales y de diferentes ejércitos. Si el rearme de Europa se hace sobre una base nacional, eso será un gigantesco despilfarro de recursos y volveremos a despertar los demonios del pasado».«Ha sido una figura clave en el camino hacia una verdadera política exterior europea y la proyección de la UE como actor global» Felipe VIPor su parte, el Rey Felipe VI elogió que Borrell «ha trabajado sin descanso para que Europa hable con una sola voz en tiempos de enormes desafíos. Ha sido una figura clave en el camino hacia una verdadera política exterior europea y en la proyección de la UE como actor global, defendiendo una política exterior más firme, coherente y unificada, así como una ambiciosa brújula estratégica para reforzar la política de seguridad y defensa».Además de instar «más que nunca a seguir construyendo Europa», el Rey lanzó tres advertencias para estos tiempos convulsos: «Ante quienes quieren imponer la fuerza sobre el derecho, debemos responder que con Europa el derecho será siempre más fuerte que la imposición. Ante quienes tratan de sembrar la división, debemos afirmar que, con Europa, la unidad es mucho más que la suma de nuestras naciones. Ante quienes desafían el multilateralismo, debemos ser firmes, con Europa como referente, en la defensa del interés global».
Mientras Vladímir Putin y Xi Jinping celebraban el Día de la Victoria en la Plaza Roja de Moscú con la vista puesta en la guerra de Ucrania y su desafío a Europa, en un monumental monasterio de un diminuto pueblo de Cáceres, Cuacos de … Yuste, el Rey Felipe VI ha entregado este viernes el Premio Carlos V a Josep Borrell.
Con este prestigioso galardón, otorgado por la Fundación Academia Europea de Iberoamericana de Yuste, se reconoce la brillante y larguísima trayectoria de un hombre que lo ha hecho todo en política. Desde sus inicios como concejal en Majadahonda a finales de los 70, hasta su papel como Alto Representante de la UE para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad; pasando por su papel en el fisco español y su «Hacienda somos todos» o su Ministerio de Obras Públicas y Transportes modernizando el país entre 1991 y 1996.
Nacido en La Pobla del Segur (Lérida) en 1947, Borrell es «profundamente catalán, rabiosamente español y apasionadamente europeo», como lo definió el expresidente Mariano Rajoy. También ha sido, y sigue siéndolo a tenor de su discurso de aceptación del premio, la voz más coherente y potente de la diplomacia española y europea en uno de los momentos más convulsos de la historia.
«Dos hechos están marcando nuestro tiempo: la agresión de Rusia contra Ucrania y la guerra sin fin en Palestina, donde dos pueblos llevan luchando cien años por la misma tierra, esa maldita Tierra Santa, que sufre hoy sus horas más dramáticas en Gaza», relató Borrell en su emocionante y combativa alocución. Dejando a un lado la diplomacia, dejó meridianamente claro el delicado momento actual al alertar de que «el abandono del presidente Trump a Ucrania, asumiendo la mayor parte de las reivindicaciones de Putin, coloca a los europeos en una posición difícil. Sin una paz que preserve la independencia y la libertad de Ucrania, no estaremos seguros en Europa».
Por eso, recordó que «los tanques rusos calcinados están a solo ocho kilómetros del Parlamento ucraniano. ¿Qué haremos los europeos si EE.UU. deja de ayudar a Ucrania? Porque Trump se ha puesto del lado de Putin. Putin ha fracasado militarmente. No podemos dejarle ganar en el lado diplomático». Para que eso no ocurra, instó al rearme europeo porque «la gente no va al frente con billetes de banco, sino con armas. Más vale que lo hagamos cuanto antes».
En primera línea de la historia
Testigo en primera línea de la historia, Borrell lamentó que ésta ya no la escriben los europeos, sino los soldados rusos que invadieron Ucrania, los ucranianos que se resistieron y resisten, los votantes de EE.UU. y personajes como Donald Trump, Vladímir Putin y Xi Jinping. «Ninguno de ellos es europeo. A los tres los he tratado y debo decirles que dos son más inteligentes que el otro. Pero el otro no lo sabe», analizó con irónica sagacidad.
Mientras se congratuló por la unidad europea que articuló para responder al Kremlin en Ucrania, que ahora se está rompiendo por países como Hungría, reprochó a Bruselas que su desunión «nos ha condenado a la irrelevancia ante la tragedia de Gaza y Cisjordania». «El horror de Hamás el 7 de octubre no justifica el horror de Israel, pues el derecho de Israel a su defensa tiene sus límites, que son los del derecho internacional y comunitario», denunció Borrell.
En su opinión, «estamos ante la mayor operación de limpieza étnica desde el final de la II Guerra Mundial, con la intención de crear un ‘espléndido lugar’ para pasar las vacaciones una vez que se hayan retirado los millones de escombros». Por este motivo, aseguró que «se puede morir de un tiro en la nuca, se puede morir en una cámara de gas, se puede morir de hambre. En cualquier caso, se trata de la voluntad de exterminio de un pueblo».
Como él mismo reconoció, su discurso distó mucho del pronunciado por otro ilustre premiado, Javier Solana, quien en 2003 pudo proclamar que «Europa nunca ha estado más segura ni ha sido más próspera». Pero Borrell, al menos, se enorgulleció de declarar que «Europa es la tierra de la libertad política y, más ahora que en EE.UU. se teme a hablar, la prosperidad económica y la cohesión social».
«La integración europea tiene dos patas cojas: la defensa y la fiscalidad»
Josep Borrell
Galardonado con el Premio Carlos V
Para que dichos valores continúen en un mundo cada vez más amenazado por los autoritarismos, Borrell alertó de que «la supervivencia política de Europa requiere que seamos capaces de asumir nuestra propia defensa». Para ello, recordó que «el Tratado de la UE prevé la cláusula de defensa mutua y una política común de defensa». Pero también matizó que no considera «probable construir una Unión de la defensa en el marco del Tratado porque la unanimidad no se alcanzará. Por este camino no construiremos la Europa de la defensa o la defensa de los europeos entendida como un bien público que hemos de garantizar todos juntos».
Pero el problema, en su experta opinión económica y diplomática, es que «la integración europea tiene dos patas cojas: la defensa y la fiscalidad, los recursos y capacidades básicas que definen a un Estado. No hemos querido comunitarizar ni una cosa ni otra y ahora es el momento de hacerlo». Tal y como sentenció, «hay monedas sin Estado, Estados sin ejército, pero no ejércitos sin Estado, ni deuda sin impuestos, ni impuestos ni defensa sin unión política».
Con el fin de solventar las divisiones en el seno de la UE que provocan gobiernos prorrusos como los de Hungría y Eslovaquia, Borrell también recomendó «abordar inmediatamente este proyecto pilar europeo de la OTAN bajo el liderazgo franco-alemán». A su juicio, «hemos de elegir entre una Europa atlantista sometida a las exigencias del Trump de turno, con tal de mantener su escudo protector, o una Europa soberana pero capaz de actuar por su cuenta».
Su final fue demoledor: «Europa no sobrevivirá si sigue siendo un archipiélago de diferentes políticas fiscales y de diferentes ejércitos. Si el rearme de Europa se hace sobre una base nacional, eso será un gigantesco despilfarro de recursos y volveremos a despertar los demonios del pasado».
«Ha sido una figura clave en el camino hacia una verdadera política exterior europea y la proyección de la UE como actor global»
Felipe VI
Por su parte, el Rey Felipe VI elogió que Borrell «ha trabajado sin descanso para que Europa hable con una sola voz en tiempos de enormes desafíos. Ha sido una figura clave en el camino hacia una verdadera política exterior europea y en la proyección de la UE como actor global, defendiendo una política exterior más firme, coherente y unificada, así como una ambiciosa brújula estratégica para reforzar la política de seguridad y defensa».
Además de instar «más que nunca a seguir construyendo Europa», el Rey lanzó tres advertencias para estos tiempos convulsos: «Ante quienes quieren imponer la fuerza sobre el derecho, debemos responder que con Europa el derecho será siempre más fuerte que la imposición. Ante quienes tratan de sembrar la división, debemos afirmar que, con Europa, la unidad es mucho más que la suma de nuestras naciones. Ante quienes desafían el multilateralismo, debemos ser firmes, con Europa como referente, en la defensa del interés global».
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