Cinco horas, 18 kilómetros a nado y una promesa: el reto en busca de una oncología digna para El Bierzo

El atleta berciano Martínez Basurco logra llegar a la costa africana recorriendo los 18 kilómetros que la separan de Europa en cinco horas, con una bandera de El Bierzo a sus espaldas y los enfermos de cáncer siempre en mente: «Es peor estar en una cama»
Más información: El triatleta berciano Basurco completa los 18 kilómetros del Estrecho de Gibraltar en menos de cinco horas El atleta berciano Martínez Basurco logra llegar a la costa africana recorriendo los 18 kilómetros que la separan de Europa en cinco horas, con una bandera de El Bierzo a sus espaldas y los enfermos de cáncer siempre en mente: «Es peor estar en una cama»
Más información: El triatleta berciano Basurco completa los 18 kilómetros del Estrecho de Gibraltar en menos de cinco horas  

Hará cosa de un año, el corredor Miguel Martínez Basurco se planteaba el reto de nadar el Estrecho de Gibraltar. Tras su contacto con Oncobierzo, decidió asumir el reto como una forma de visibilizar la lucha de los bercianos por una unidad de oncología digna.

A pesar de los retrasos climatológicos, el atleta ha logrado cumplir con su propuesta. Con los pacientes de cáncer siempre en mente, atravesó en cinco horas los 18 kilómetros que separan las costas europeas de las africanas.

Con la bandera de El Bierzo con el mensaje «Algún día es mucho tiempo» como capa, el triatleta llegó a África. Tras su hazaña, Basurco habla con El Español – Noticias de Castilla y León acerca de su entrenamiento y las dificultades en la travesía.

P: ¿Cuándo se plantea realizar este reto?

R: Llevo toda la vida haciendo deportes de larga distancia, fui campeón de España de 100 kilómetros. Soy ultrafondista, lo mío es correr, pero hace unos años sufrí una pequeña lesión por la que comencé con la natación. A raíz de eso, este verano quise apostar bastante por nadar, puesto que la lesión me remitió un pelín.

Luego, tras pasar el verano en mi trabajo quise hacer una cabecilla que hay en Cerdeña con unos amigos. Entonces, allí hablé con un grupo de chicos que querían cruzar el Estrecho. Era algo complicado puesto que hay mucha demanda. Justo quedó una solicitud disponible en ese grupo.

Me dijo entonces que si quería me daba a mí la plaza, a partir de ese momento me puse a entrenar. Durante ese tiempo conocí a los chicos de Oncobierzo que empezaban a manifestarse por la falta de oncólogos causada por la reestructuración del servicio de oncología de Ponferrada.

Todo esto, partiendo de la base de que yo entiendo el deporte como una buena herramienta para comunicar. Siempre que hago alguna cosa, intento visibilizar estas situaciones o hacer algo por los demás, porque cuando haces deporte ya lo haces por ti.

Después de todo, me puse en contacto con el chico, empezamos a darle forma, me puse a entrenar y lo completé

P: Y a la hora de visibilizar Oncobierzo, ¿fue su idea o una propuesta de la plataforma?

La idea fue mía, se trataba de utilizar el reto para darle visibilidad a ellos, aunque más que a ellos, era para dar visibilidad a una situación que sufrimos todos. Yo lo viví en primera persona, mi mujer falleció de cáncer hace nueve años.

Hace 11 años que se lo diagnosticaron, cuando íbamos a los tratamientos el hospital estaba en una mejor situación. Había seis oncólogos y había de todo. Ahora faltan muchas cosas, especialmente en oncología.

No me quiero meter en si el hospital está bien o mal porque no entiendo de política, lo que sé es lo que pasa con la gente. Yo solo entiendo una cosa, que el tumor no tiene ideología. Si mañana te encuentran un tumor, o vas con tu padre y se lo diagnostican, te vas a encontrar con que el servicio no está completo.

Y yo cuando lo viví lo pasamos fatal todos, imagínate si no hubiera médicos. En aquel momento el servicio estaba cubierto y estando de lo mejorcito que había, no quiero ni imaginar lo que sufren ahora.

P: ¿Cómo preparó una prueba de tal magnitud como es la de cruzar el estrecho?

R: La natación no es como otros deportes que pueden ser más lesivos y te lesionas más. Nadar es un deporte muy agradecido. Empecé a practicar más a menudo, aunque yo tengo que desplazarme 20 kilómetros para nadar en la piscina, porque en mi pueblo no hay.

Yo vivo en Villafranca del Bierzo, donde tengo una carnicería con unos horarios muy complicados. Entonces, aprovechaba la hora de comer cuando salía a las dos para entrenar hasta las cuatro o cuatro y media, luego mientras venía por el camino aprovechaba para comer y volvía a la carnicería.

Los fines de semana aprovechaba para ir a Coruña, donde conocí a un grupo de gente muy maja que se juntan para nadar. Entonces, desde octubre empecé a ir los fines de semana allí, porque ellos nadan hasta en el invierno.

Cada fin de semana que podía iba a nadar hasta que empezó a llegar el buen tiempo. A partir de marzo empecé a ir a nadar al lago de Caicedo.

P: ¿En algún momento le entraron dudas acerca de su capacidad para cruzar el Estrecho?

R: Yo más o menos mido lo que voy a hacer. Yo sabía que eran 18 kilómetros, pero he llegado a nadar hasta 30 hace muchos años. Pero llevaba mucho sin embarcarme en una travesía, pero el fondo lo tengo. Entonces, yo sabía que más tarde o más temprano lo iba a conseguir.

Lo único que me agobia es que tengo muchísimo trabajo, si pudiera entrenar bien no tendría problema. De hecho, al final la preparé muy bien y cuando iba con mi grupo iba cómodo. Además, como yo tenía un pelín más de nivel que ellos, tenía que ir esperándolos.

P: Entonces, ¿no tuvo ningún momento en el que todo notó que le costaba más?

R: No, todo ha ido bastante bien. Durante el entrenamiento tienes que pasar bastante tiempo en el agua. Además, lo más duro físicamente es la carrera, con lo que me adapto bastante bien al agua. Es cierto que no nado tan rápido ni tan bien como los nadadores, pero bueno, me defiendo.

Además, acostumbrado a trabajar 10 horas todos los días, esas cinco horas se me hicieron dos. Cuando me quise dar cuenta, ya veía la costa de África.

P: ¿El estar en compañía ayudó a que fuera más liviano?

R: No, porque en mi grupo los que iban eran un azerbaiyano y un alemán que hablaban en inglés y no me enteraba de nada de lo que decían, ni ellos nada de mí. Eso sí, a verme vinieron unos amigos y mi pareja, que la pobre tuvo que marcharse porque tenía que trabajar.

Al final yo llevaba 10 días aquí, la travesía se tuvo que retrasar y justo pude el miércoles, que era mi último día de permiso.

Pero vamos, que estas cosas yo me las planteo, las hago y ya está. Es mucho peor las personas que están en un hospital esperando enfermas, eso sí que es un problema. Al final esto lo haces porque quieres y no te tiene que agobiar.

P: A causa de los retrasos que hubo, ¿llegó a pensar que no podría realizar la prueba?

R: Sí, porque ya ha pasado. Pero quedaría para el siguiente año, ya que te guardan la vez. Ahora bien, después de todo lo que había coordinado era mucho lío. Más aún después de que trabajamos por dar esa visibilidad. Al final, si no lo completas, ese trabajo queda a medias.

El trabajo de visibilidad era lo más importante. Hacer ver que en El Bierzo no hay oncólogos. Que la gente tiene que tener ese servicio y no lo tiene.

P:¿El trabajo de visibilidad ha dado resultado?

R: Sí, la verdad es que ni por asomo me imaginé que iba a tener esa repercusión. Los vídeos de Oncobierzo alcanzaron en un día 15.000 visitas cuando ni por asomo logran esos números. Por todos los medios te buscan. Lo importante era esto, que los de fuera sepan lo que está pasando.

En El Bierzo ya somos conscientes de lo que ocurre, teníamos que hacer que el resto también lo sea. Que la gente de fuera lo vea, eso era lo importante.

 elespanol – Castilla y León

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