“¿Le estás haciendo foto al edificio? Parece que estemos en guerra. Taparon los agujeros hace unos cuantos meses, pero se han tirado un año y pico para hacerlo y mira cómo ha quedado”. A una vecina le ha sorprendido que alguien se pare a ver el edificio del centro de educación de personas adultas (CEPA) Vallecas, que da a la ventana de su piso, en la plaza de Antonio María Segovia del distrito madileño de Villa de Vallecas. La fachada y las ventanas parecen las de un edificio en medio de un campo de batalla.
La Inspección Técnica de Edificios ya era desfavorable en 2017 y el edificio tiene también restos de amianto sin eliminar
“¿Le estás haciendo foto al edificio? Parece que estamos en guerra. Taparon los agujeros hace unos cuantos meses, pero se han tirado un año y pico para hacerlo y mira cómo ha quedado”. A una vecina le ha sorprendido que alguien se pare a ver el edificio del Centro de Educación de Personas Adultas (CEPA) Vallecas, que da a la ventana de su piso, en la Plaza de Antonio María Segovia (Villa de Vallecas). La fachada y las ventanas parecen las de un edificio en medio de un campo de guerra.
A los ojos de cualquiera que no es de la zona, podría ser un edificio abandonado, pero no. Es un centro al que acuden más de 700 estudiantes en condiciones deplorables. El Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid conocen esta situación. El centro ha suspendido la Inspección Técnica de Edificios (ITE), e incluso el propio Ayuntamiento ha multado a la Comunidad de Madrid hasta tres veces, la última en junio de 2024, por no iniciar las obras de reforma, pero nada cambia.
Por fuera es evidente su mal estado. Su fachada es impresentable, hay pintura seca y caída por el jardín, el césped está en mal estado, hay basura en sus escaleras principales y las verjas de las ventanas están oxidadas. El olor a yeso mojado que se sale del centro también delata los problemas en el interior, según ha podido comprobar EL PAÍS tras varias visitas.
Las clases de arriba están cerradas y por las ventanas, que dan a la acera debido a su desnivel, se pueden ver las aulas cerradas y llenas de cubos para las goteras —aunque hay también agua en el suelo—; el techo está lleno de humedad y tiene la pintura desprendida por la misma situación; en cada una hay varios friegasuelos y los monitores están cubiertos con bolsas de basura para evitar que el agua los estropee.
“Hay muchos salones que se mojan cuando llueve, es horrible y ahora estamos en otro salón por eso mismo, porque el otro salón está inundado”, cuenta una estudiante latinoamericana de 56 años que ha preferido no dar su nombre.

Los vecinos pasan por el frente y ya no reparan en el edificio porque han normalizado su pésimo estado. “Ese centro tiene muchísimos años, los años que tiene el pueblo. Eso lo hicieron en los años sesenta, más o menos, porque yo vine acá con siete años y lo hicieron por entonces, ahora tengo 69. No le hacen nada, de vez en cuando le han hecho algún remiendo, pero poquitos”, asegura Milagros, una mujer que vive en la zona desde hace 62 años. Y se suma otro vecino al escuchar: “Nosotros llevamos 11 años viviendo aquí y nunca lo han arreglado”.
El problema con el agua no es nuevo, y en marzo pasado, el más lluvioso desde que hay registros en Madrid, lo empeoró. Sin embargo, este lunes la situación literalmente se desbordó. “Entramos al colegio a las 16.30 y a eso de las 18.30 empezamos a oír que caía agua dentro del colegio y vemos que la señora de recepción sale corriendo con un cubo. Entonces salimos de clase y nuestra sorpresa es que se estaba inundado literalmente el colegio. Caían chorros del techo. Tuvieron que abrir una puerta para que saliera el agua y con palos tirábamos el agua afuera del colegio. El olor a humedad era horrible”, narra Sonia Tueste Cruz, una alumna de 52 años que cursa segundo de la ESO en el centro. Debieron desconectar las luces del centro por miedo a que ocurriera un cortocircuito. “Fue una situación de miedo”, dice.

El caos provocó que la directora, Isabel Rodríguez, convocara este martes a un Consejo Escolar extraordinario y urgente. “La situación es complicada porque no hay soluciones a corto plazo, y la de largo plazo es una obra que se va a licitar en las próximas semanas, según saben en la dirección del centro, pero habrá que vivir hasta que esas obras inicien al menos a final de año. El centro se está cayendo a pedazos”, comenta Daniel Vallejo, miembro del Consejo Escolar, tras la reunión. Asegura que hay diez aulas en todo el centro, de las cuales cinco están inoperativas.
A otros estos problemas, se le suma que el tejado del centro es de uralita y, por lo tanto, contiene amianto, un material peligroso, que en su exposición ―cuando deja de estar encapsulado― implica graves riesgos para la salud. Esto a pesar de que la Comunidad invirtió en 2022 unos 1.453.000 euros en la retirada del amianto de centros educativos de la capital. Pero no lo quitaron en todos.
ITE desfavorable
Los problemas de este centro, construido hace poco más de 60 años, los conoce el Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid. La última Inspección Técnica de Edificios (ITE) a la que se sometió el centro fue en noviembre de 2017 y salió desfavorable, según pudo comprobar el Grupo Municipal Socialista. Casi un año después de eso, en octubre de 2018, el Consistorio ordenó a la Comunidad el inicio de la obra. Pasaron poco más de cuatro años para que llegara la primera multa a la Comunidad, en enero de 2023. Otra llegó en diciembre de ese mismo año y la última en junio de 2024. Las tres sumaron 6.000 euros, según comprobaron los socialistas.
“Ante una situación tan preocupante, no podemos seguir teniendo un Consistorio que mira hacia otro lado, que vota “no” a cada iniciativa que hemos llevado a Cibeles para poner fin a esta situación que afecta a 69.000 niños, niñas y jóvenes de nuestra ciudad en centros con ITE desfavorable”, reclama María Caso, concejala, portavoz de educación del PSOE en el Ayuntamiento de Madrid, quien denuncia que la Comunidad les ha impedido en las últimas semanas visitar más centros educativos.
EL PAÍS ha consultado a la Comunidad por el caso de este centro, a lo que han contestado brevemente: “El proyecto de rehabilitación de este centro, en el que la Consejería de Educación, Ciencia y Universidades va a invertir más de un millón de euros, está ya en fase de redacción. Además, durante este curso se han realizado distintas actuaciones sobre las fachadas y cubiertas de las instalaciones”.

Ante la gravedad de las condiciones, los socialistas han registrado una proposición para el próximo Pleno de distrito en la que solicita a la Comunidad subsanar urgentemente los daños por las lluvias y la retirada y sustitución del amianto existente en el centro. Además, piden al Ayuntamiento proceder a la ejecución subsidiaria de las deficiencias señaladas en la ITE en caso de que la Comunidad “siga haciendo caso omiso a sus responsabilidades”.
“Los centros en toda la Comunidad de Madrid se están deteriorando a una velocidad muy rápida. Está habiendo problemas graves a lo largo de toda la región con rotura de tanques de gasoil, calderas, canalizaciones de agua, electricidad, tejados. El gasto en infraestructuras educativas hoy es el 60% de lo que era en 2009, teniendo en la actualidad 120.000 alumnos y alumnas más”, critica Esteban Álvarez, portavoz de educación del PSOE en la Asamblea de Madrid.
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