El domingo ya se veían por Barcelona las señales del congreso: multitud de furgonetas negras arriba y abajo transportando congresistas, extranjeros con cara de desorientados en las puertas de los hoteles llenos, y restaurantes inusualmente a tope para lo que es normal en un domingo de principios de marzo en Barcelona. 19 años después de la primera edición en la capital catalana la estampa se repite, aunque hay matices importantes: cada vez hay más gente —la organización espera superar los 101.000 congresistas y tal vez alcanzar el récord de 109.000 que obtuvo en la edición previa a la pandemia—, los teléfonos móviles ya no son tan importantes, y la situación política en Cataluña, que había marcado muchas ediciones anteriores, ahora está totalmente en calma.
El presidente de la Generalitat confía en que el congreso tecnológico se quede más allá de 2030
El domingo ya se veían por Barcelona las señales del congreso: multitud de furgonetas negras arriba y abajo transportando congresistas, extranjeros con cara de desorientados en las puertas de los hoteles llenos, y restaurantes inusualmente a tope para un domingo de principios de marzo en Barcelona. 19 años y la estampa se repite, aunque con cada vez más gente —más de 100.000 congresistas— y con la situación política en Cataluña, que había marcado muchas ediciones anteriores, ahora totalmente en calma. El domingo, en la cena de autoridades, todos se saludaron con todos. Y aun así, hay debates infinitos como la continuidad del congreso en la capital catalana. El presidente de la Generalitat, Salvador Illa, ha defendido que Barcelona puede retener la celebración del Mobile World Congress (MWC) más allá del año 2030 si se hacen “las cosas bien hechas”, como cree que se están haciendo. El Gobierno prorrogó la semana pasada a tres años las ayudas fiscales para que sigan en Cataluña.
Este lunes por la mañana, las aglomeraciones en el transporte público y el despliegue de trabajadores temporales para controlar los flujos en el metro o en las inmediaciones de Fira de Barcelona han confirmado que el MWC está de vuelta en Barcelona. También lo han certificado las manifestaciones que suelen celebrarse alrededor del congreso, aprovechando la repercusión mediática de la cita empresarial: a las puertas del congreso, una protesta de técnicos sanitarios para reivindicar mejoras laborales y otra contra la ocupación y la guerra en Palestina, se sumaban a la huelga auspiciada por la patronal de coches con licencia VTC —aunque Cabify no se sumó al parón— para protestar contra la próxima ley del sector del taxi en Cataluña.
El president Illa ha asegurado que es un “privilegio” acoger estos días el Mobile en Barcelona, del que espera recibir “una inyección económica superior a los 500 millones de euros”. Así lo ha afirmado en una entrevista en TVE, en la que ha señalado que “acudirán más de 100.000 personas, todas ellas muy influyentes”. Además, según Illa, Barcelona y el área metropolitana contará “con una ocupación del 100% de los hoteles”. “Creo que la ciudad y Cataluña hemos demostrado que tenemos capacidad para acoger eventos de este tipo y son muy relevantes, tanto desde el punto de vista tecnológico y de ideas, como desde el punto de vista económico”, señaló.
El Rey y Pedro Sánchez, que han inaugurado el congreso, tienen previsto mantener numerosos encuentros a lo largo de la jornada con representantes de la industria. El jefe del Ejecutivo incluyó en su agenda para este lunes reuniones con el consejero delegado de Cisco, Chuck Robbins; el director de operaciones de Meta, Javier Oliván, y el consejero delegado de la empresa de ciberseguridad Moonshot, Ross Frenett.
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