En el mercado de las operaciones reales, el Banco Sabadell vale ahora mismo cero euros. Al igual que Talgo. Ese es el problema de politizar una decisión económica: que la señal de precios desaparece. Porque sólo los amigos del poder, los que están bien conectados o los que consiguen su bendición, pueden vender o adquirir bienes a su gusto. Es una forma de expropiación . Hoy, los afectados son un banco y un fabricante ferroviario, mañana puede ser cualquier empresa que esté al alcance de la coalición de Pedro Sánchez.El 30 de abril se cumplió un año desde que Sky News adelantó las intenciones del BBVA y el nueve de mayo es el aniversario del anuncio oficial. La economía global ha dado varias vueltas. Pongámonos en la piel de un accionista del Sabadell, grande o pequeño, da igual, al que la opa le resultó atractiva. Probablemente ya se haya olvidado de cuál era la oferta del banco que preside Carlos Torres. Hoy, su expectativa más probable es que la operación no cuaje y tenga que depositar sus esperanzas en que los actuales directivos del banco cumplan la promesa que han hecho estos meses de mejorar los ratios de la entidad. Pero, ¡ojo!, antes tendrán que pagar los favores políticos que han recibido para frenar la adquisición y eso probablemente haga que las cosas no sean tan luminosas para el accionista. En fin, que usted ha invertido en un banco que ahora mismo no puede vender. ¡Menudo fiasco! Tiene que seguir allí, en el accionariado, y explicárselo a sus herederos o inversores si es un fondo.Quienes politizaron la operación fueron Josep Oliu y César González Bueno cuando jugaron la carta del regreso del banco a Cataluña. Seguramente estaban desesperados y creyeron que en la guerra como en el amor todo vale. Pero tendrán que pagar un precio. Y los políticos nunca dejan nada sin cobrar. Sánchez ha logrado confundir al personal con su consulta. No es popular, es pública. Hay quien cree que va a ser como un referéndum y se equivoca. En realidad se invita a opinar a los gremios, los sindicatos, las familias y los municipios. Es la vieja ‘democracia orgánica’ franquista por la vía de los hechos. Atiende a una demanda de los directivos del Sabadell que nunca se conformaron con la decisión de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), que desautorizó a 79 de las 80 personaciones de distintos grupos de interés en la fase dos del expediente. Al organismo le pareció curioso que muchas ‘organizaciones sociales’ se personaron mediante un formulario que les facilitó el Sabadell.La CNMC, que es un organismo técnico, ha autorizado la opa con condiciones bastante duras y lo ha hecho por unanimidad. El hombre de Puigdemont en la sala de competencia, Pere Soler, director de los Mossos durante la asonada separatista de 2017, demostró ser independiente hasta de los independentistas. Sánchez, que no está acostumbrado a consultar a los órganos constitucionales y que sólo usa las instituciones como coartada, ha decidido convocar una consulta pública no prevista en la ley para alimentarse de complicidades y que nadie vea lo que sucede: que al Sabadell, como a Talgo, sólo lo puede comprar quien él diga , lo que los saca del mercado. En el mercado de las operaciones reales, el Banco Sabadell vale ahora mismo cero euros. Al igual que Talgo. Ese es el problema de politizar una decisión económica: que la señal de precios desaparece. Porque sólo los amigos del poder, los que están bien conectados o los que consiguen su bendición, pueden vender o adquirir bienes a su gusto. Es una forma de expropiación . Hoy, los afectados son un banco y un fabricante ferroviario, mañana puede ser cualquier empresa que esté al alcance de la coalición de Pedro Sánchez.El 30 de abril se cumplió un año desde que Sky News adelantó las intenciones del BBVA y el nueve de mayo es el aniversario del anuncio oficial. La economía global ha dado varias vueltas. Pongámonos en la piel de un accionista del Sabadell, grande o pequeño, da igual, al que la opa le resultó atractiva. Probablemente ya se haya olvidado de cuál era la oferta del banco que preside Carlos Torres. Hoy, su expectativa más probable es que la operación no cuaje y tenga que depositar sus esperanzas en que los actuales directivos del banco cumplan la promesa que han hecho estos meses de mejorar los ratios de la entidad. Pero, ¡ojo!, antes tendrán que pagar los favores políticos que han recibido para frenar la adquisición y eso probablemente haga que las cosas no sean tan luminosas para el accionista. En fin, que usted ha invertido en un banco que ahora mismo no puede vender. ¡Menudo fiasco! Tiene que seguir allí, en el accionariado, y explicárselo a sus herederos o inversores si es un fondo.Quienes politizaron la operación fueron Josep Oliu y César González Bueno cuando jugaron la carta del regreso del banco a Cataluña. Seguramente estaban desesperados y creyeron que en la guerra como en el amor todo vale. Pero tendrán que pagar un precio. Y los políticos nunca dejan nada sin cobrar. Sánchez ha logrado confundir al personal con su consulta. No es popular, es pública. Hay quien cree que va a ser como un referéndum y se equivoca. En realidad se invita a opinar a los gremios, los sindicatos, las familias y los municipios. Es la vieja ‘democracia orgánica’ franquista por la vía de los hechos. Atiende a una demanda de los directivos del Sabadell que nunca se conformaron con la decisión de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), que desautorizó a 79 de las 80 personaciones de distintos grupos de interés en la fase dos del expediente. Al organismo le pareció curioso que muchas ‘organizaciones sociales’ se personaron mediante un formulario que les facilitó el Sabadell.La CNMC, que es un organismo técnico, ha autorizado la opa con condiciones bastante duras y lo ha hecho por unanimidad. El hombre de Puigdemont en la sala de competencia, Pere Soler, director de los Mossos durante la asonada separatista de 2017, demostró ser independiente hasta de los independentistas. Sánchez, que no está acostumbrado a consultar a los órganos constitucionales y que sólo usa las instituciones como coartada, ha decidido convocar una consulta pública no prevista en la ley para alimentarse de complicidades y que nadie vea lo que sucede: que al Sabadell, como a Talgo, sólo lo puede comprar quien él diga , lo que los saca del mercado.
Ajuste de cuentas
«El riesgo de politizar una operación como la opa del BBVA es que la señal de precios cae a cero y a los políticos hay que pagarles»
En el mercado de las operaciones reales, el Banco Sabadell vale ahora mismo cero euros. Al igual que Talgo. Ese es el problema de politizar una decisión económica: que la señal de precios desaparece. Porque sólo los amigos del poder, los que están bien conectados … o los que consiguen su bendición, pueden vender o adquirir bienes a su gusto. Es una forma de expropiación. Hoy, los afectados son un banco y un fabricante ferroviario, mañana puede ser cualquier empresa que esté al alcance de la coalición de Pedro Sánchez.
El 30 de abril se cumplió un año desde que Sky News adelantó las intenciones del BBVA y el nueve de mayo es el aniversario del anuncio oficial. La economía global ha dado varias vueltas. Pongámonos en la piel de un accionista del Sabadell, grande o pequeño, da igual, al que la opa le resultó atractiva. Probablemente ya se haya olvidado de cuál era la oferta del banco que preside Carlos Torres. Hoy, su expectativa más probable es que la operación no cuaje y tenga que depositar sus esperanzas en que los actuales directivos del banco cumplan la promesa que han hecho estos meses de mejorar los ratios de la entidad. Pero, ¡ojo!, antes tendrán que pagar los favores políticos que han recibido para frenar la adquisición y eso probablemente haga que las cosas no sean tan luminosas para el accionista. En fin, que usted ha invertido en un banco que ahora mismo no puede vender. ¡Menudo fiasco! Tiene que seguir allí, en el accionariado, y explicárselo a sus herederos o inversores si es un fondo.
Quienes politizaron la operación fueron Josep Oliu y César González Bueno cuando jugaron la carta del regreso del banco a Cataluña. Seguramente estaban desesperados y creyeron que en la guerra como en el amor todo vale. Pero tendrán que pagar un precio. Y los políticos nunca dejan nada sin cobrar.
Sánchez ha logrado confundir al personal con su consulta. No es popular, es pública. Hay quien cree que va a ser como un referéndum y se equivoca. En realidad se invita a opinar a los gremios, los sindicatos, las familias y los municipios. Es la vieja ‘democracia orgánica’ franquista por la vía de los hechos. Atiende a una demanda de los directivos del Sabadell que nunca se conformaron con la decisión de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), que desautorizó a 79 de las 80 personaciones de distintos grupos de interés en la fase dos del expediente. Al organismo le pareció curioso que muchas ‘organizaciones sociales’ se personaron mediante un formulario que les facilitó el Sabadell.
La CNMC, que es un organismo técnico, ha autorizado la opa con condiciones bastante duras y lo ha hecho por unanimidad. El hombre de Puigdemont en la sala de competencia, Pere Soler, director de los Mossos durante la asonada separatista de 2017, demostró ser independiente hasta de los independentistas. Sánchez, que no está acostumbrado a consultar a los órganos constitucionales y que sólo usa las instituciones como coartada, ha decidido convocar una consulta pública no prevista en la ley para alimentarse de complicidades y que nadie vea lo que sucede: que al Sabadell, como a Talgo, sólo lo puede comprar quien él diga, lo que los saca del mercado.
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