Las comunidades preindustriales no experimentan el fenómeno de inflamación vinculada a la edad que se observa en sociedades modernas.
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La inflamación es una respuesta natural que emplea el sistema inmune para combatir las infecciones. Sin embargo, en condiciones saludables, la respuesta inflamatoria es de corta duración. En las sociedades desarrolladas, no obstante, se lleva observando un fenómeno: a medida que se cumplen años, se observa una inflamación de bajo grado pero persistente en el organismo que contribuye a un envejecimiento biológico acelerado.
Este vínculo entre la inflamación crónica y el envejecimiento ha recibido el nombre de inflammaging (inflammation+ageing), y es un factor desencadenante de enfermedades ligadas a la edad como las cardiovasculares, el infarto cerebral o el cáncer. Este estrés inflamatorio se ha considerado de forma general como innato a los procesos de envejecimiento naturales del ser humano, pero quedaba abierta la hipótesis de que no fuera intrínseca, sino provocada por factores ambientales y de estilo de vida.
Esta última teoría ha recibido un espaldarazo con la publicación en Nature Aging de un estudio comparativo entre personas que forman parte de comunidades modernas y otras preindustriales. Para el primer grupo, se extrajeron datos poblacionales de Italia y Singapur. Para el segundo, se tomaron registros de dos poblaciones que mantienen una forma de vida preindustrial, y que son de gran interés para la ciencia por su particular metabolismo. Se trata de los Tsimane, de la Amazonia boliviana, y los Orang Asli, de la Malasia peninsular.
La comunidad indígena Tsimane ha sido foco de estudios y reportajes por la manera en la que su modo de vida parece contribuir al ralentizamiento de su reloj epigenético, frenando su envejecimiento biológico. «Los hallazgos encajan con la evidencia científica en cuanto a los factores condicionantes del inflammaging y cómo este puede depender tanto del contexto social y del ambiente como de la biología de los individuos», apunta Antonio J. Ruiz Alcaraz, profesor de Inmunología en la Universidad de Murcia, en declaraciones a Science Media Centre.
El equipo de Maximilien Franck, de la Universidad de Sherbrooke (Canadá), analizó las muestras de 19 citoquinas -pequeñas proteínas que desencadenan la inflamación- en los dos grupos, los indígenas preindustriales y los expuestos al modo de vida occidentalizado. En esta segunda cohorte se apreció un incremento sostenido de la inflamación vinculado a la edad, y al potencial riesgo de fallecer por un accidente adverso como un infarto.
Sin embargo, entre los Tsimane y los Orang Asli no se apreciaron incrementos de la inflamación crónica. Las enfermedades vinculadas al envejecimiento tenían una prevalencia mínima, y si aparecían, concluyó el equipo de Franck, no se podían achacar a factores inflamatorios. «Esta diferencia no es para nada inesperada, ya que hay muchos datos que muestran como el inflammaging depende, efectivamente, de diversos factores sociales y ambientales como la mala nutrición (comida ultraprocesada), el sedentarismo, la contaminación… más presentes en sociedades industrializadas», prosigue Ruiz Alcaraz.
Según los autores del trabajo, estos hallazgos subrayan la importancia de considerar los factores culturales, ambientales y de estilo de vida cuando se investigan los procesos de envejecimiento. Las próximas investigaciones pueden obligar a reescribir el paradigma del inflammaging. Podrían, llegado el caso, desarrollarse enfoques terapéuticos diseñados en base a los rasgos de cada comunidad independientemente de su lugar en el mundo.
«La información aportada confirma que el inflammaging es más una consecuencia del estilo de vida moderno e industrializado que una característica intrínseca de la biología humana», valora el investigador de la Universidad de Murcia. «Por tanto, se puede prevenir o modular si se mejoran los hábitos de vida tendiendo a una vida más saludable: una menor exposición a contaminación, una dieta más apropiada (como la mediterránea) y una mayor actividad física».
elespanol – Salud