La Audiencia Nacional ha rechazado la competencia para juzgar por blanqueo de capitales a varios miembros de la familia El Asad, que gobernó Siria con puño de hierro durante más de medio siglo (hasta la caída del régimen en diciembre de 2024). El magistrado Francisco J. Vieira ha anunciado este martes la decisión del tribunal, a los pocos minutos de arrancar la segunda sesión de la vista oral que sienta en el banquillo a dos esposas y seis hijos de Rifaat el Asad, exvicepresidente del país asiático y tío de Bachar el Asad, derrocado el pasado año.
El tribunal acepta la reclamación de los abogados de dos esposas y seis hijos de Rifaat el Asad, exvicepresidente sirio
La Audiencia Nacional ha rechazado la competencia para juzgar por blanqueo de capitales a varios miembros de la familia El Asad, que gobernó Siria con puño de hierro durante más de medio siglo (hasta la caída del régimen en diciembre de 2024). El magistrado Francisco J. Vieira ha anunciado este martes la decisión del tribunal, a los pocos minutos de arrancar la segunda sesión de la vista oral que sienta en el banquillo a dos esposas y seis hijos de Rifaat el Asad, exvicepresidente del país asiático y tío de Bachar el Asad, derrocado el pasado año.
El tribunal acepta así una de las reclamaciones planteadas el lunes por las defensas. Durante la primera jornada del juicio, dedicada a las cuestiones previas, los abogados de la familia El Asad solicitaron que se enviara la causa a la Audiencia Provincial de Málaga, al considerar que la Audiencia Nacional carece de competencia para juzgar los delitos que se les imputan. Una tesis que ha aceptado el tribunal, según ha anunciado este martes. “Se dictará un auto en el que estimamos que no es competente la Audiencia Nacional para el enjuiciamiento de estos hechos en los términos en que está planteado el escrito de acusación”, ha avanzado el magistrado Francisco J. Vieira.
Esta decisión impacta contra el criterio de la Fiscalía, que ha defendido que el juicio debe continuar en la Audiencia Nacional, donde se desarrolló toda la investigación. El ministerio público, que pide seis años de cárcel para los ocho acusados, argumentó que Rifaal el Asad, sus dos esposas y sus hijos formaron una “organización” para urdir una trama de blanqueo “transnacional”. La Fiscalía también llegó a solicitar ocho años de cárcel para el exvicepresidente sirio, pero este no se sienta finalmente en el banquillo por problemas de salud.
Rifaat el Asad fue vicepresidente de Siria cuando gobernaba su hermano, Hafez el Asad, padre de Bashar el Asad. En esa etapa, ocupó puestos de enorme poder. “Controlaba los servicios de información y era jefe de las llamadas Brigadas de Defensa, cuya función era la defensa del régimen”, recuerda el ministerio público, que remacha: “Junto a ello, organizó y dirigió un grupo paramilitar, cuyo objeto era la detención irregular de opositores al régimen y su posterior desaparición, sirviendo también para el secuestro y la extorsión”.
Según prosigue la Fiscalía en su escrito de acusación, esta posición le permitió emprender “una sistemática campaña de enriquecimiento por medios irregulares”, basada en cuatro ejes: el contrabando, el tráfico de obras de arte, la venta de propiedades usurpadas y el tráfico de sustancias estupefacientes —fundamentalmente, hachís—. Sin embargo, en la década de los ochenta, Rifaat el Asad “intentó hacerse con el poder y desplazar a su hermano”, pero no lo logró. Entonces, Hafez el Asad “le obligó a marchar al exilio, a cambio de entregarle dinero suficiente para él y los suyos”.
La acusación calcula que el entonces presidente sirio le dio a su hermano más de 214 millones de dólares de la época (más de 189 millones de euros al cambio actual) procedentes de las arcas del Estado, además de anticiparle otros 100 millones de dólares para financiar de manera anticipada su salida al extranjero. “El total de dinero de origen ilícito [en manos de Rifaat el Asad], por diversas procedencias, ha sido estimado por la oposición siria en alrededor de 4.000 millones de dólares de la época”, apostilla la Fiscalía.
Tras instalarse en Francia, Rifaat el Asad empezó a comprar propiedades inmobiliarias. Y, según el ministerio público, también “diseñó una estructura societaria con el objeto de adquirir en territorio español una serie de bienes inmuebles” con “fondos de procedencia ilícita”. De esta forma, ocultó supuestamente su origen e introdujo parte de esa fortuna en la actividad económica legal. “Para ello se valió, no solo de personas que diseñaron tal entramado societario en Gibraltar, sino también de los miembros de su familia. Estos figuraban como teóricos miembros de los órganos de administración de las distintas sociedades, ejecutando todas sus consignas con el fin de dar una apariencia de normalidad [a las operaciones]”, resume la Fiscalía.
Este lunes, durante la primera sesión de la vista celebrada en la Audiencia Nacional, los ocho procesados negaron las acusaciones: tanto dos esposas de Rifaat el Asad (Raja Barakat y Line al Khayer) como seis de sus hijos (Sabla, Siwar, Mohamed Ali, Ribal, Natal y Soumar). Además de negar la competencia de este tribunal para enjuiciarlos, sus defensas también alegaron que, en todo caso, las operaciones ilegales que se les imputan habrían prescrito e, incluso, que no se consideraban delito en los años ochenta, cuando presuntamente se llevaron a cabo.
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