La energía nuclear no es la solución, el futuro solo puede ser verde

El reciente apagón eléctrico ha aumentado la presión del lobby nuclear sobre los que estamos a favor de un modelo energético basado en las renovables. Como senador por Tarragona y primer secretario del PSC en Terres de l’Ebre, donde la producción de energía nuclear es parte esencial de su tejido económico y social, soy muy consciente de esta presión, como también lo soy del problema que supone su cierre. Pero las razones económicas y científicas que aconsejaron en 2019 la firma del protocolo para el apagado nuclear, no sólo no han disminuido sino que han aumentado desde esa fecha.

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 El cierre de las nucleares no debe verse, como algunos interesados agoreros advierten, como un riesgo, supone exactamente lo contrario: una oportunidad histórica para nuestro país  

APAGÓN MASIVO
Opinión

Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

El cierre de las nucleares no debe verse, como algunos interesados agoreros advierten, como un riesgo, supone exactamente lo contrario: una oportunidad histórica para nuestro país

Energía nuclear

MANEL de la VEGA

El reciente apagón eléctrico ha aumentado la presión del lobby nuclear sobre los que estamos a favor de un modelo energético basado en las renovables. Como senador por Tarragona y primer secretario del PSC en Terres de l’Ebre, donde la producción de energía nuclear es parte esencial de su tejido económico y social, soy muy consciente de esta presión, como también lo soy del problema que supone su cierre. Pero las razones económicas y científicas que aconsejaron en 2019 la firma del protocolo para el apagado nuclear, no sólo no han disminuido sino que han aumentado desde esa fecha.

El paso del tiempo, lejos de provocarme dudas, ha reafirmado mi posición. El cierre de las nucleares no debe verse, como algunos interesados agoreros advierten, como un riesgo, supone exactamente lo contrario: una oportunidad histórica para nuestro país. La producción de energía mediante la fisión nuclear es una apuesta por el pasado, por la dependencia de materias primas como el uranio, y por la condena casi eterna que supone el almacenamiento de los residuos atómicos.

Resulta muy difícil calcular el coste que supondrían las reformas necesarias para alargar la vida de las centrales, pero si tomamos como ejemplo un estudio realizado en Bélgica con reactores similares a los nuestros, no sería inferior a los 1.500 millones de euros anuales. A esta cifra astronómica se le contrapone otra no menos espectacular: las energías renovables han reducido sus costes en los últimos diez años un 89% en el caso de la fotovoltaica y un 70% en la eólica.

Para los que auguran que el problema es que será imposible tener a tiempo la energía verde necesaria antes del cierre nuclear, otro dato esclarecedor: la capacidad renovable instalada en España entre 2019 y 2023, ya genera más electricidad que las siete centrales nucleares que aún operan en nuestro país.

El almacenamiento de la energía producida, el mayor handicap que presentan las energías renovables, también ha sufrido enormes avances. La capacidad de las baterías ha aumentado considerablemente y su coste se ha reducido un 97% en 30 años. Otras soluciones son el hidrógeno verde y una buena gestión de la demanda. Y una de las más eficientes es la construcción de hidroeléctricas reversibles, como la que ya está en una fase de estudio muy avanzado en la Ribera d’Ebre, y que se convertirá en una gigantesca pila con una potencia de 3.000 MW, la misma que los tres reactores nucleares que ahora están en funcionamiento en esa zona.

La forma en la que producimos energía eléctrica no es una simple cuestión económica, es una decisión estratégica de país. La caída de los precios energéticos aumenta los ingresos reales de las personas y la competitividad de las empresas. En España no sólo tenemos sol y viento como en ningún otro lugar de Europa, tenemos también los mejores técnicos y las empresas más punteras en energía renovable. El futuro es verde, no podemos volver a quedarnos, como tantas otras veces, en el lado gris de la historia.

Manel de la Vega esSenador y primer secretario del PSC en Terres de l’Ebre

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