La envidia es una de esas emociones que se esconde y que cuesta reconocer. Suele asociarse a cuestiones oscuras, mezquinas o incluso malignas. Sin embargo, tal como explica la psicóloga Marta Guerra Corral, del Instituto Psicológico Cláritas , esta visión estigmatizada suele alejar de la comprensión e lo que realmente es la envidia y para qué sirve. Uno de los mayores mitos que rodea a la envidia es creer que es una emoción exclusiva de personas tóxicas o malas . Pero, tal como aclara Guerra, en realidad es una emoción universal que forma parte del repertorio emocional de cualquier persona , igual que la tristeza o la alegría. De hecho la psicóloga recuerda que, aunque algunas personas no hayan sido conscientes de ello o no se hayan atrevido a ponerle nombre, es una emoción que todo el mundo ha sentido alguna vez. Otro mito frecuente reside en pensar que la envidia es lo mismo que el deseo de que al otro le vaya mal . Y eso en realidad, según aclara la psicóloga, corresponde a una forma muy concreta de esa emoción que es la envidia maliciosa. Incluso existen otras formas más sutiles y comunes como la envidia que surge cuando se desea algo que otra persona tiene (éxito, seguridad, belleza, relaciones), aunque eso no implique querer que lo pierda. Algo que conviene tener en cuenta, según aconseja la experta del Instituto Psicológico Cláritas ( @instituto_claritas ), es que la envidia, al igual que el resto de las emociones, tiene una función adaptativ a. «No aparece para que esa persona se sienta mal porque sí, sino para señalarle algo que desea o que valora. »Conecta con als carencias, las aspiraciones o incluso con los anhelos más profundos«, explica. Y por eso, según plantea, puede ser una brújula emocional. »Si se gestiona de forma adecuada, puede movitar al cambio, al crecimiento personal y a la toma de decisiones más alineadas con lo que se quiere«, revela.Ahora bien, como sucede con cualquier emoción, también puede volverse perjudicial si no se reconoce y si no se gestiona de manera adecuada. «Negarla o enmascararla bajo el desprecio, la crítica o el juicio hacia los otros no hace más que intensificar la frustración y el malestar», advierte Guerra.Por qué surge la envidiaLa envidia, como recuerda la psicóloga de Instituto Cláritas, suele nacer de una comparación . «Se observa en el otro algo que nos gustaría tener o sentir, y eso puede activar inseguridades propias, sensación de insuficiencia o frustración. No se trata solo del objeto deseado (un trabajo, una pareja, una habilidad), sino de lo que representa para nosotros: validación, éxito, pertenencia, libertad…», argumenta.Por eso, como aclara, «sentir envidia no habla tanto de lo que tiene el otro, sino de lo que uno siente que le falta». De hecho, la experta asegura que es una emoción profundamente relacionada con la autoestima y con la historia personal . Entender esto nos permite mirarla con menos juicio y más compasión y por eso la psicóloga plantea que en lugar de avergonzarse por sentirla, sería más adecuado aprender a observarla con curiosidad. «Habría que preguntarse: ¿Qué está señalando? ¿Qué deseos esconde? ¿Qué querría cambiar, construir o reconstruir?… La idea es que la envidia deje de ser un tabú para convertirse en una herramienta más que ayude a potenciar el crecimiento personal «, propone Guerra.Comparte esta opinión el psicólogo Jesús Matos ( @jesusmatospsicologo ), fundador de En equilibrio mental , para quien la envidia es un fenómeno psicológico complejo que puede dañar la salud mental, las relaciones y la autoestima. «Se relaciona con altos niveles de ansiedad , baja autoestima y síntomas depresivos , especialmente cuando se convierte en un patrón crónico de comparación. No en vano el psicólogo explica que sentir que uno está constantemente por detrás de los demás puede generar una sensación permanente de fracaso persona l. Pero también aclara que, si se maneja con inteligencia emocional, puede convertirse en una poderosa fuente de crecimiento personal. «Quienes tienen mayor capacidad para reconocer y gestionar sus emociones tienden a transformar la envidia en motivación, en lugar de dejar que los consuma», revela.Noticias relacionadas estandar No La importancia de recordar: la nostalgia como refugio y motor Inés Pérez Romero estandar No Explorando nuestro mapa afectivo: de emociones básicas a sentimientos complejos María Alejo HernándezLa envidia como motor positivoLa realidad es, como aporta el psicólogo Tomás Navarro ( @tomasnavarropsi ), es que la envidia por sí misma no es mala sino que simplemente indica es que hay algo o alguien que está mejor y nos dirige la atención y nos la focaliza hacia esa persona o esa circunstancia. Pero lo realmente valioso es que provoca una activación de la motivación , es decir, puede llevar a la acción : «Es el motor de la vida, el impulsor del progreso y el mayor activador de la conducta y de los logros que se alcanzan», destaca. De hecho, Navarro cree que una de las principales funciones de la envidia es confrontarte con la realidad, sacar a esa persona de la comodidad, expulsarle del dulce terreno del autoengaño y llevarle a que tome las riendas de su vida y pase a la acción.También, como añade Matos, puede estimular la competencia positiva e incluso la innovación, especialmente en contextos profesionales y creativos. Y eso hace que la envidia puede dejar de ser una carga para convertirse en un combustible para el progreso. La envidia es una de esas emociones que se esconde y que cuesta reconocer. Suele asociarse a cuestiones oscuras, mezquinas o incluso malignas. Sin embargo, tal como explica la psicóloga Marta Guerra Corral, del Instituto Psicológico Cláritas , esta visión estigmatizada suele alejar de la comprensión e lo que realmente es la envidia y para qué sirve. Uno de los mayores mitos que rodea a la envidia es creer que es una emoción exclusiva de personas tóxicas o malas . Pero, tal como aclara Guerra, en realidad es una emoción universal que forma parte del repertorio emocional de cualquier persona , igual que la tristeza o la alegría. De hecho la psicóloga recuerda que, aunque algunas personas no hayan sido conscientes de ello o no se hayan atrevido a ponerle nombre, es una emoción que todo el mundo ha sentido alguna vez. Otro mito frecuente reside en pensar que la envidia es lo mismo que el deseo de que al otro le vaya mal . Y eso en realidad, según aclara la psicóloga, corresponde a una forma muy concreta de esa emoción que es la envidia maliciosa. Incluso existen otras formas más sutiles y comunes como la envidia que surge cuando se desea algo que otra persona tiene (éxito, seguridad, belleza, relaciones), aunque eso no implique querer que lo pierda. Algo que conviene tener en cuenta, según aconseja la experta del Instituto Psicológico Cláritas ( @instituto_claritas ), es que la envidia, al igual que el resto de las emociones, tiene una función adaptativ a. «No aparece para que esa persona se sienta mal porque sí, sino para señalarle algo que desea o que valora. »Conecta con als carencias, las aspiraciones o incluso con los anhelos más profundos«, explica. Y por eso, según plantea, puede ser una brújula emocional. »Si se gestiona de forma adecuada, puede movitar al cambio, al crecimiento personal y a la toma de decisiones más alineadas con lo que se quiere«, revela.Ahora bien, como sucede con cualquier emoción, también puede volverse perjudicial si no se reconoce y si no se gestiona de manera adecuada. «Negarla o enmascararla bajo el desprecio, la crítica o el juicio hacia los otros no hace más que intensificar la frustración y el malestar», advierte Guerra.Por qué surge la envidiaLa envidia, como recuerda la psicóloga de Instituto Cláritas, suele nacer de una comparación . «Se observa en el otro algo que nos gustaría tener o sentir, y eso puede activar inseguridades propias, sensación de insuficiencia o frustración. No se trata solo del objeto deseado (un trabajo, una pareja, una habilidad), sino de lo que representa para nosotros: validación, éxito, pertenencia, libertad…», argumenta.Por eso, como aclara, «sentir envidia no habla tanto de lo que tiene el otro, sino de lo que uno siente que le falta». De hecho, la experta asegura que es una emoción profundamente relacionada con la autoestima y con la historia personal . Entender esto nos permite mirarla con menos juicio y más compasión y por eso la psicóloga plantea que en lugar de avergonzarse por sentirla, sería más adecuado aprender a observarla con curiosidad. «Habría que preguntarse: ¿Qué está señalando? ¿Qué deseos esconde? ¿Qué querría cambiar, construir o reconstruir?… La idea es que la envidia deje de ser un tabú para convertirse en una herramienta más que ayude a potenciar el crecimiento personal «, propone Guerra.Comparte esta opinión el psicólogo Jesús Matos ( @jesusmatospsicologo ), fundador de En equilibrio mental , para quien la envidia es un fenómeno psicológico complejo que puede dañar la salud mental, las relaciones y la autoestima. «Se relaciona con altos niveles de ansiedad , baja autoestima y síntomas depresivos , especialmente cuando se convierte en un patrón crónico de comparación. No en vano el psicólogo explica que sentir que uno está constantemente por detrás de los demás puede generar una sensación permanente de fracaso persona l. Pero también aclara que, si se maneja con inteligencia emocional, puede convertirse en una poderosa fuente de crecimiento personal. «Quienes tienen mayor capacidad para reconocer y gestionar sus emociones tienden a transformar la envidia en motivación, en lugar de dejar que los consuma», revela.Noticias relacionadas estandar No La importancia de recordar: la nostalgia como refugio y motor Inés Pérez Romero estandar No Explorando nuestro mapa afectivo: de emociones básicas a sentimientos complejos María Alejo HernándezLa envidia como motor positivoLa realidad es, como aporta el psicólogo Tomás Navarro ( @tomasnavarropsi ), es que la envidia por sí misma no es mala sino que simplemente indica es que hay algo o alguien que está mejor y nos dirige la atención y nos la focaliza hacia esa persona o esa circunstancia. Pero lo realmente valioso es que provoca una activación de la motivación , es decir, puede llevar a la acción : «Es el motor de la vida, el impulsor del progreso y el mayor activador de la conducta y de los logros que se alcanzan», destaca. De hecho, Navarro cree que una de las principales funciones de la envidia es confrontarte con la realidad, sacar a esa persona de la comodidad, expulsarle del dulce terreno del autoengaño y llevarle a que tome las riendas de su vida y pase a la acción.También, como añade Matos, puede estimular la competencia positiva e incluso la innovación, especialmente en contextos profesionales y creativos. Y eso hace que la envidia puede dejar de ser una carga para convertirse en un combustible para el progreso. La envidia es una de esas emociones que se esconde y que cuesta reconocer. Suele asociarse a cuestiones oscuras, mezquinas o incluso malignas. Sin embargo, tal como explica la psicóloga Marta Guerra Corral, del Instituto Psicológico Cláritas , esta visión estigmatizada suele alejar de la comprensión e lo que realmente es la envidia y para qué sirve. Uno de los mayores mitos que rodea a la envidia es creer que es una emoción exclusiva de personas tóxicas o malas . Pero, tal como aclara Guerra, en realidad es una emoción universal que forma parte del repertorio emocional de cualquier persona , igual que la tristeza o la alegría. De hecho la psicóloga recuerda que, aunque algunas personas no hayan sido conscientes de ello o no se hayan atrevido a ponerle nombre, es una emoción que todo el mundo ha sentido alguna vez. Otro mito frecuente reside en pensar que la envidia es lo mismo que el deseo de que al otro le vaya mal . Y eso en realidad, según aclara la psicóloga, corresponde a una forma muy concreta de esa emoción que es la envidia maliciosa. Incluso existen otras formas más sutiles y comunes como la envidia que surge cuando se desea algo que otra persona tiene (éxito, seguridad, belleza, relaciones), aunque eso no implique querer que lo pierda. Algo que conviene tener en cuenta, según aconseja la experta del Instituto Psicológico Cláritas ( @instituto_claritas ), es que la envidia, al igual que el resto de las emociones, tiene una función adaptativ a. «No aparece para que esa persona se sienta mal porque sí, sino para señalarle algo que desea o que valora. »Conecta con als carencias, las aspiraciones o incluso con los anhelos más profundos«, explica. Y por eso, según plantea, puede ser una brújula emocional. »Si se gestiona de forma adecuada, puede movitar al cambio, al crecimiento personal y a la toma de decisiones más alineadas con lo que se quiere«, revela.Ahora bien, como sucede con cualquier emoción, también puede volverse perjudicial si no se reconoce y si no se gestiona de manera adecuada. «Negarla o enmascararla bajo el desprecio, la crítica o el juicio hacia los otros no hace más que intensificar la frustración y el malestar», advierte Guerra.Por qué surge la envidiaLa envidia, como recuerda la psicóloga de Instituto Cláritas, suele nacer de una comparación . «Se observa en el otro algo que nos gustaría tener o sentir, y eso puede activar inseguridades propias, sensación de insuficiencia o frustración. No se trata solo del objeto deseado (un trabajo, una pareja, una habilidad), sino de lo que representa para nosotros: validación, éxito, pertenencia, libertad…», argumenta.Por eso, como aclara, «sentir envidia no habla tanto de lo que tiene el otro, sino de lo que uno siente que le falta». De hecho, la experta asegura que es una emoción profundamente relacionada con la autoestima y con la historia personal . Entender esto nos permite mirarla con menos juicio y más compasión y por eso la psicóloga plantea que en lugar de avergonzarse por sentirla, sería más adecuado aprender a observarla con curiosidad. «Habría que preguntarse: ¿Qué está señalando? ¿Qué deseos esconde? ¿Qué querría cambiar, construir o reconstruir?… La idea es que la envidia deje de ser un tabú para convertirse en una herramienta más que ayude a potenciar el crecimiento personal «, propone Guerra.Comparte esta opinión el psicólogo Jesús Matos ( @jesusmatospsicologo ), fundador de En equilibrio mental , para quien la envidia es un fenómeno psicológico complejo que puede dañar la salud mental, las relaciones y la autoestima. «Se relaciona con altos niveles de ansiedad , baja autoestima y síntomas depresivos , especialmente cuando se convierte en un patrón crónico de comparación. No en vano el psicólogo explica que sentir que uno está constantemente por detrás de los demás puede generar una sensación permanente de fracaso persona l. Pero también aclara que, si se maneja con inteligencia emocional, puede convertirse en una poderosa fuente de crecimiento personal. «Quienes tienen mayor capacidad para reconocer y gestionar sus emociones tienden a transformar la envidia en motivación, en lugar de dejar que los consuma», revela.Noticias relacionadas estandar No La importancia de recordar: la nostalgia como refugio y motor Inés Pérez Romero estandar No Explorando nuestro mapa afectivo: de emociones básicas a sentimientos complejos María Alejo HernándezLa envidia como motor positivoLa realidad es, como aporta el psicólogo Tomás Navarro ( @tomasnavarropsi ), es que la envidia por sí misma no es mala sino que simplemente indica es que hay algo o alguien que está mejor y nos dirige la atención y nos la focaliza hacia esa persona o esa circunstancia. Pero lo realmente valioso es que provoca una activación de la motivación , es decir, puede llevar a la acción : «Es el motor de la vida, el impulsor del progreso y el mayor activador de la conducta y de los logros que se alcanzan», destaca. De hecho, Navarro cree que una de las principales funciones de la envidia es confrontarte con la realidad, sacar a esa persona de la comodidad, expulsarle del dulce terreno del autoengaño y llevarle a que tome las riendas de su vida y pase a la acción.También, como añade Matos, puede estimular la competencia positiva e incluso la innovación, especialmente en contextos profesionales y creativos. Y eso hace que la envidia puede dejar de ser una carga para convertirse en un combustible para el progreso. RSS de noticias de bienestar
La envidia, una emoción menos destructiva de lo que se cree: «No habla de lo que se desea, sino de lo que uno siente que le falta»
