Los expertos advierten de que ningún sistema sanitario está preparado para afrontar una cantidad de pacientes que no para de aumentar desde 1990.
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La preocupación de los expertos por las cifras de sobrepeso y obesidad en el mundo es de sobra conocida. Desde hace tiempo, las alertas de estos profesionales copan titulares y noticias. Aun así, las cifras siguen una tendencia al alza que parece no tener fin. Los últimos datos, ofrecidos por la revista The Lancet, ofrecen una imagen poco alentadora en este sentido. Se espera que para 2050 más de la mitad de los adultos y un tercio de los niños y adolescentes de todo el mundo vivirán con sobrepeso u obesidad, según dos análisis publicados en la revista este lunes.
Este crecimiento se ve desde la década de 1990. En los últimos 30 años ha aumentado más del doble. Si ese año había en el mundo 731 millones de adultos y 198 millones de menores con obesidad, en 2021 ya suponían 2.110 y 493 millones respectivamente. Según los autores de los dos estudios que acaban de publicarse, en 2050 se hablará de 3.800 millones de personas mayores de edad con este problema y 746 millones de niños y adolescentes.
Estos datos solo pude calificarse como «muy alarmantes», dice Irene Bretón, coordinadora del Área de Obesidad de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN). No obstante, tampoco los considera una sorpresa. Este trabajo únicamente confirma lo que ya habían dicho entidades como la Organización Mundial de la Salud (OMS) y varias sociedades científicas.
Para Cristóbal Morales, investigador de la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO) y endocrinólogo del Hospital Vithas Sevilla, estas cifras, año tras año, siguen siendo impactantes y deben ser «un llamado a la acción» para abordar el problema. «No hay ninguna buena noticia porque no estamos haciendo nada diferente», lamenta.
Si estas tendencias se mantuvieran, advierten en la investigación, las tasas mundiales de sobrepeso y obesidad entre los adultos aumentarían de un 43,4% en 2021 al 57,4% en el caso de los hombres en 2050, y del 46,7% al 60,3% en el de las mujeres.
Bretón defiende que estos datos deberían «hacer reflexionar» a la sociedad, ya que este problema va acompañado de «más de 200 enfermedades secundarias.» Entre ellas, diabetes, hipertensión y riesgo vascular, pero también aumenta las probabilidades de sufrir cáncer o patologías hepáticas.
Si se pone el foco en la distribución territorial, en 2021 más de la mitad de los adultos del mundo con sobrepeso u obesidad vivían en solo ocho países: China (402 millones), India (180 millones), Estados Unidos (172 millones), Brasil (88 millones), Rusia (71 millones), México (58 millones), Indonesia (52 millones) y Egipto (41 millones), ilustra una de las investigaciones de The Lancet. Además, se prevé que el número en África subsahariana aumente en más del 250% a 522 millones
Ambas cosas se deben a una cuestión demográfica, están entre los países, más poblados del mundo, pero también a una cuestión de estilo de vida. Estados Unidos y México han ocupado las primeras posiciones desde hace décadas, explica Morales. Sin embargo, hay otros países, como China y la India, o la zona de África Subsahariana, en los que este problema es más reciente, agrega.
El endocrinólogo de Vithas lo achaca, en parte, a la «occidentalización» de estas sociedades, proceso que ha implicado el aumento en gran medida del consumo de ultraprocesados y comida rápida, indica.
En los niños y adolescentes se espera un aumento del 121% de la obesidad para 2050. Esto va a producir también un cambio de tendencia, ya que el sobrepeso se va a estabilizar (12,9%) y, por primera vez, será la obesidad la que lidere las estadísticas con un 16,5%.
Estos datos son la continuación de una tendencia que ya estaba al alza. La prevalencia mundial del sobrepeso y la obesidad en los jóvenes aumentó sustancialmente entre 1990 y 2021. Se ha duplicado tanto en niños y adolescentes más jóvenes, pasando del 8,8% al 18,1%, y en adolescentes mayores (del 9,9% al 20,3%). De manera similar, las tasas de obesidad en niños y adolescentes se triplicaron del 2% a casi el 7%, y 174 millones de jóvenes vivían con obesidad en 2021.
Los factores en juego
Tanto para estos datos como para los de los adultos hay que preguntarse qué ha cambiado en las últimas décadas para crear esta tendencia al alza, cuenta Bretón, de la SEEN.
La endocrinóloga explica que entre el 40 y el 70% de la responsabilidad de que alguien tenga obesidad se debe a factores genéticos. Sin embargo, hay que analizar qué factores ambientales influyen para que quienes son genéticamente más susceptibles desarrollen este problema. La repuesta a esto la tiene muy clara: el estilo de vida.
En las últimas décadas, se consumen alimentos con mayor densidad calórica, se consumen raciones «mucho más grandes» que antes y el nivel de sedentarismo es muy alto, aunque se practique deporte, expone Bretón. Además, también influyen la cantidad y la calidad del sueño y otros factores, lo que se conoce como ambiente obesicogénico, que influye de manera «muy importante».
El colapso de los sistemas sanitarios
Los autores de estos análisis se muestran preocupados por la capacidad de los sistemas sanitarios para hacer frente a esta situación, sobre todo si se tiene en cuenta que en 2050 una cuarta parte de los adultos con obesidad tendrá 65 años o más, lo que los convertirá en personas más propensas a utilizar la medicina.
En personas de esta edad, la salud se ve afectada por un doble factor, explica Morales, de la SEEDO. Por un lado, el sobrepeso o la obesidad extendidos en el tiempo aumentan el riesgo de sufrir diabetes, enfermedades cardiovasculares y otros problemas.
A esto hay que sumarle la predisposición que supone la edad. En definitiva, la sociedad contará con personas mayores más predispuestas a sufrir patologías y un sistema sanitario desbordado, dice el endocrinólogo.
Lo que está claro, dicen ambos expertos, es que estos sistemas no están preparados, actualmente, para asumir la carga que supondrá el avance de la obesidad en el mundo. «Esta pandemia nos obliga a hacer una reformulación y un cambio de diseño», dice Morales, de la SEEDO. Por su parte, Bretón asegura que no hay ningún país preparado. «Hay que abrir los ojos a lo que se nos viene».
Esto debe implicar la coordinación de médicos especialistas, dietistas y nutricionistas y expertos en actividad física dentro de los sistemas sanitarios. Además, cree que se deben aprovechar mejor las herramientas de salud digital. Ante la cantidad de pacientes que va a haber, según estas previsiones, el sistema convencional de consultas no será suficiente. «Tenemos que ver cómo se puede revisar para que podamos llegar a más personas y de una manera más eficiente».
Aparte de esto, hacen falta medidas y políticas enfocadas en la prevención y el tratamiento de la obesidad, coinciden ambos expertos. Hace falta más información para que la gente se conciencie sobre este problema, pero también hay que seguir regulado la publicidad de productos ultraprocesados y la composición de ciertos alimentos, señala Bretón.
Estos datos son, una vez más, una señal de que no se están haciendo bien las cosas. «Nos están avisando y seguimos sin actuar», advierte Morales. Aun así, el endocrinólogo de Vithas es optimista y cree que el mundo aún está a tiempo de abordar esta situación y mejorar las cifras, pero este margen no durará mucho. «Hay que actuar ya».
elespanol – Salud