Rechaza un trabajo por una cláusula sin importancia según la empresa: “El guion no lo firmaría yo, sino una mujer”

Te contamos la indignación del guionista Juanjo Bargues cuando le dijeron que tenían que sustituir su nombre por el de otra persona.
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“He rechazado un trabajo. Sí, con lo difícil que es levantar proyectos y encontrar oportunidades reales, lo he hecho”. Así de duro y sincero se muestra el director y guionista Juanjo Bargues en la red social LinkedIn. “Y lo he hecho jodido”.

¿Por qué el no? “Lo rechacé por una cláusula aparentemente ‘menor’, algo que, según me dijeron, ‘no tenía importancia’”, continúa relatando.

¿Cuál era dicha cláusula? Que “el guion no lo firmaría yo. Lo firmaría una mujer. Ni mejor ni peor que yo, simplemente una mujer”.

El origen del rechazo del trabajo

Juanjo Bargues cuenta en Linkedin cómo fue la historia desde el principio hasta el final. Todo comenzó cuando le contactó una productora: “Queremos contar contigo, hemos visto tus trabajos y podríamos trabajar juntos. ¿Tienes algún proyecto que podamos presentar?», le dijeron.

El hecho de que contactaran con él le produjo ilusión. “Les envié varios proyectos, hablamos mucho de argumentos, de las posibilidades de llevarlo a término, y hasta de cifras. Y esto, siendo guionista, ya es un paso poco habitual”, resalta.

¿Por qué dice esto? “Porque muchas veces presentamos nuestras ideas y, si hay suerte y el proyecto se subvenciona, entonces cobramos. Si no, pues nada”.

Bargues continúa relatando cómo fue el proceso: eligieron un proyecto, le propusieron hacer algunas modificaciones… “Siempre, me insistieron, respetando mi trabajo. No eran muchas y la mayoría me parecieron razonables”, prosigue.

De hecho, aceptó cambiar el género del protagonista: “Las protagonistas femeninas están en auge y, sí, también suman más puntos en las subvenciones, me dijeron. Y lo entendí. Al fin y al cabo, cada punto cuenta para acercarse a que un proyecto se convierta en realidad”.

El cambio no le pareció mal, le daba al personaje un enfoque distinto. “Me gustó y accedí”, reconoce. Entonces llegó la aparentemente cláusula menor ya relatada. ¿El motivo?

“Que el proyecto sumaría más puntos si el guion aparecía firmado por una guionista.¡Cágate lorito! A bocajarro, sin anestesia. Y no, no se trataba de coescribir, ni de que otra profesional aportase una mirada distinta”, se queja Juanjo Bargues.

Y añade: “Se trataba de poner otro nombre. De sustituir el mío por el de otra persona. Conozco a la profesional que mencionaron. La respeto a ella y a su trabajo. Y sinceramente, ni siquiera sé si ella estaba al tanto o si se habría sentido cómoda con esa triquiñuela”.

El guionista continúa su comentario con la siguiente matización: “Por supuesto que hay que promover la presencia de mujeres guionistas y creadoras. Faltaría más. Pero no así. No creo que necesiten de estas trampas para brillar”.

Y concluye remarcando que, con este modus operandi, “no les hacemos ningún favor a ellas. Ni al cine. Ni a nosotros mismos. El proyecto saldrá o no, pero no me gustaría que viera la luz así. Lo siento, si me lo guardo dentro reviento”.

 elespanol – Sociedad

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