El sistema público de salud británico pretende llevar a cabo «una evaluación en profundidad» para conocer cómo «se manifestó» la disforia de género.
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El Servicio Nacional de Salud de Reino Unido (NHS, por sus siglas en inglés) realizará pruebas de autismo a todos los niños y adolescentes que afirmen ser trans. La medida, que se implementará a finales de este año tras someterse a consulta pública, viene respaldada por el conocido como ‘informe Cass’, una evaluación independiente que el NHS encargó a la pediatra Hilary Cass, y que sirvió anteriormente para que en este país se limitara el uso de los bloqueadores de la pubertad en niños y adolescentes con disforia de género.
Cass también establece una serie de recomendaciones dirigidas al sistema público de salud inglés. En una de ellas demanda una atención holística para los niños y jóvenes derivados a los servicios de género del NHS: «Esta evaluación debe incluir la detección de trastornos del neurodesarrollo, incluido el Trastorno del Espectro Autista (TEA), y una evaluación de la salud mental», se lee en el documento final, que consta de casi 400 páginas.
La pediatra ya participó en un informe previo que desencadenó en el cierre de Tavistock, el único centro que durante más de tres décadas había atendido a los menores que cuestionaban su identidad de género. En esta ocasión, Cass ha tenido oportunidad de revisar los nuevos planes del NHS, que ha adelantado recientemente The Telegraph y que se utilizarán en clínicas de género para niños ubicadas en Londres y Manchester. En ellos se insta a que en el equipo multidisciplinar haya una persona especializada en trastornos del neurodesarrollo.
En el caso de que se identifiquen trastornos del neurodesarrollo (incluidos TEA), «se debe considerar la posibilidad de remitir al niño al Servicio de Neurodesarrollo Pediátrico o al Servicio de TEA Pediátrico». En estos casos, el equipo tendrá que determinar si los síntomas del niño están causados por el autismo o si necesita un tratamiento adicional para la disforia de género. Mientras lo reciben, o aun habiendo sido dado de alta, podrían ser sometidos a revisión cada seis meses.
Relación con el autismo
La relación entre autismo y disforia de género ya ha sido tratada en varios estudios. Algunos de ellos han demostrado que la prevalencia de rasgos del TEA es mayor entre las personas transgénero, en comparación con la población general. Esta investigación, publicada en Nature Communications, estima que los adultos transgénero tienen de tres a seis veces más probabilidades de ser diagnosticados como autistas que los cisgénero. Otro trabajo más reciente comprobó que el TEA estaba presente en un 23% de los jóvenes con disforia de género que participaron.
Para Laura Cuadrado, miembro del grupo de trabajo de Gónada, Identidad y Diferenciación Sexual (GT-GIDSEEN) de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN), esta mayor prevalencia «no implica una relación causal, sino una coocurrencia más frecuente», que puede deberse a posibles causas como una mayor introspección e identificación con categorías no normativas: «Las personas con TEA pueden tener menos apego a normas sociales impuestas, lo que facilita un reconocimiento temprano de una identidad de género diversa».
Otra de las hipótesis que baraja es que «algunos jóvenes con TEA pueden tener una percepción corporal distinta así como dificultades para verbalizar emociones, lo que puede hacer más complejo el diagnóstico diferencial entre TEA y disforia de género». Además, «en ambos grupos son comunes la ansiedad social o la dificultad para ‘encajar’, pudiendo dar lugar a interpretaciones erróneas de algunos síntomas si no se evalúan adecuadamente».
Esta superposición de síntomas ha provocado, como han demostrado algunos estudios, que en personas trans se hayan reducido los rasgos autistas aparentes cuando se inicia el tratamiento hormonal afirmativo. «Estos resultados sugieren que en algunos casos podrían reflejar una reacción al malestar debido a la disforia de género más que a un diagnóstico de TEA propiamente dicho», apunta Cuadrado.
Salud mental y familia
Además de realizar una prueba para «detectar trastornos del neurodesarrollo», el nuevo Servicio de Género Infantil y Juvenil del NHS explorará «ocho áreas clave de la vida de un niño» para que los médicos puedan contar con «un historial detallado» de los aspectos cognitivos y físicos del menor.
Evaluarán la salud mental de cada uno de ellos, debido a las «elevadas tasas de problemas de salud mental» entre los niños que cuestionan su género. El estudio Transaludes del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII), realizado con entrevistas a 1.823 personas trans y no binarias de España, concluyó que la depresión y la ansiedad son más comunes que en la población general.
Los médicos del NHS también deberán tener en cuenta el contexto familiar. Realizarán «una evaluación en profundidad» para conocer cómo «se manifestó» la disforia de género y cómo lo ha gestionado la propia familia. Además, se examinarán sus relaciones en el colegio, así como su rendimiento educativo.
Qué consecuencias puede tener
Laura Cuadrado considera que, con el contexto actual, en nuestro país «no sería esperable» un escenario similar al del Reino Unido, ya que la conocida como Ley Trans «garantiza el derecho a la autodeterminación de género sin requerimientos médicos o psicológicos previos»: «El enfoque que se sigue en España permite conjugar la atención afirmativa con la detección de necesidades de salud mental o neurodivergencia, sin poner en duda la legitimidad de la identidad de género«.
Le preocupa que se haya tomado una decisión que «desde un punto de vista ético y científico, supone un cambio preocupante en el paradigma de atención». No sólo porque «sustituye un modelo afirmativo y centrado en la autodeterminación por un enfoque diagnóstico y restrictivo», sino porque también «pone en duda la validez de la identidad de género cuando coexiste con autismo o TDAH».
Entre los niños y adolescentes trans, cree que «las consecuencias pueden ser serias«. Además de la «estigmatización adicional», es posible que «se deniegue el acceso a los cuidados médicos afirmativos si se asume que un diagnóstico de TEA impide comprender una identidad de género válida».
Por ello sospecha que el número de personas que accedan al sistema disminuya, «bien sea por rechazo, por miedo al proceso o por el colapso de los recursos». En relación con este último aspecto, los expertos consultados por The Telegraph también reconocen que el reto del NHS será «poder garantizar un acceso rápido y adecuado para cualquier necesidad», puesto que las listas de espera en el país «son actualmente muy largas».
No todos los expertos consultados por EL ESPAÑOL rechazan las nuevas directrices que se implantarán en Reino Unido. El jefe del servicio de Psiquiatría del Niño y del Adolescente del Hospital Universitario Gregorio Marañón, Celso Arango, muestra incluso envidia por una atención sanitaria como la británica, «basada en la evidencia». Este psiquiatra entiende que lo que antes era recomendable, ahora pase a obligatorio: «No hay ni una sola guía que no recomiende hacer una evaluación exhaustiva del estado mental«.
«En el resto de procedimientos médicos también se hace, ¿por qué en este caso no va a ser igual?», se pregunta. Considera que en Reino Unido se ha llevado a cabo «una evaluación independiente y alejada de toda ideología, que es la que mata a la evidencia: «Están siguiendo los pasos de algunos países nórdicos, que probablemente son los más progresistas de nuestro entorno, y que no dejan de velar por la salud integral de los niños y adolescentes«.
elespanol – Salud