En el mundo hacen falta más de dos millones de trasplantes para cubrir la demanda de órganos. Nuevas alternativas tratan de paliar esa cifra.
Más información: La edad dorada de los trasplantes de órganos: «Hemos hecho rutinario algo de ciencia ficción» En el mundo hacen falta más de dos millones de trasplantes para cubrir la demanda de órganos. Nuevas alternativas tratan de paliar esa cifra.
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En el mundo hacen falta más de dos millones de trasplantes para cubrir la demanda de órganos en pacientes que lo necesitan. A pesar del éxito del modelo español de trasplantes, la demanda no está cubierta. Las fuentes alternativas de órganos, como la impresión 3D o el cultivo de órganos humanos en animales, están más cerca de lo que parece.
Esto último lo está estudiando Xabier Aranguren y su grupo de Generación de Órganos in vivo mediante Células Madre del CIMA Universidad de Navarra. «Podría ser una realidad en los próximos cinco o diez años», ha explicado en el marco de la jornada ‘Trasplante de órganos: más y mejor vida para el paciente. Retos y avances’, organizado por la Fundación LaCaixa.
«Estamos centrados en la generación de corazones humanos en modelos de rata y ratón», ha explicado, pero la idea es poder trasladar sus frutos a los cerdos, cuyo tamaño de órganos es más acorde al humano. La técnica consiste en microinyectar células madre humanas en embriones de animales y que se diferencien dentro de la estructura del órgano.
«Es una tecnología muy compleja, hay muchos obstáculos», ha reconocido Aranguren. «A día de hoy, las células humanas, una vez microinyectadas, tienen poca capacidad de integración. Una vez que esto se supere, podrán generarse órganos humanos. Esto podría ser en los próximos cinco o diez años».
Más cercanas en el tiempo parecen los xenotrasplantes —basados en órganos de animales modificados genéticamente para evitar el rechazo—, que «en los últimos tres años ha vivido un gran avance», o la creación de órganos con impresoras biológicas 3D, que usan una estructura para ‘cultivar’ las células.
«A día de hoy, solo se pueden producir órganos muy pequeños con esta tecnología, pero se espera que en los próximos años sean viables».
Proyectos más cercanos en el tiempo —y más viables, en principio— son los enfocados a aprovechar los órganos disponibles actualmente. Concepción López-Gavara, cirujana del Hospital Universitario Vall d’Hebron, con el proyecto LiverColor, que busca usar la inteligencia artificial para discriminar qué hígados son susceptibles de trasplantes y cuáles no.
«Sabíamos que muchos hígados que descartábamos podrían servir, así que desde 2018 empezamos un proyecto en que hacíamos fotos y una biopsia del hígado para entrenar la inteligencia artificial«.
De momento, tienen resultados de más de 600 casos «y la precisión es mejor que la estándar». A finales de 2026 contarán con un millar de casos y «podremos iniciar su uso, necesitamos que el algoritmo tenga muchos datos para mejorar su precisión», además de extender la idea a otros órganos como los riñones.
Por su parte, Oriol Bestard, jefe de Nefrología del Vall d’Hebron, ha explicado los retos que suponen los pacientes hiperinmunizados, aquellos que por estar expuestos a tejidos distintos (como las mujeres que han pasado por el embarazo) o ciertas infecciones pueden experimentar mayor rechazo del órgano que otros pacientes.
«Estamos investigando moléculas biespecíficas, ir a dos señales concretas que inhiben de forma eficaz la activación del linfocito T y mantiene las células reguladoras», evitando los efectos secundarios de la inmunosupresión.
Otra opción es la inmunosupresión a la carta: en lugar de dar la misma a todo el mundo, probar hasta dónde pueden tolerar los pacientes una baja inmunosupresión sin generar rechazo, evitando gran parte de los problemas asociados a ella.
España está a la vanguardia mundial de los trasplantes y es líder en donaciones desde hace tres décadas. Ello no se debe únicamente a la solidaridad de la población o un sistema de salud público y universal, sino también a un modelo organizativo que ha permitido aprovechar al máximo las oportunidades de donación y trasplante.
«Hay pocas personas que fallecen pudiendo ser donante», ha explicado Beatriz Domínguez-Gil, directora de la Organización Nacional de Trasplantes. «Hay que fallecer en UCI, conectado a ventilación mecánica y sin contraindicaciones médicas. Solo el 1-2% de las personas que fallecen en el hospital lo hacen en estas circunstancias».
La mayoría de donantes son de edad avanzada «y eso pone las cosas más complicadas», pero la experta ha recordado que hay muy pocas «contraindicaciones absolutas» para donar y cada vez se descartan menos órganos.
Con cerca de 6500 trasplantes realizados en 2024, el sistema español está en plena forma.
elespanol – Salud