Las fracturas de hombro son una de las lesiones más frecuentes, aunque la intervención quirúrgica permite devolver la movilidad con grandes resultados, ya sea mediante reconstrucción o prótesis. Las fracturas de hombro son una de las lesiones más frecuentes, aunque la intervención quirúrgica permite devolver la movilidad con grandes resultados, ya sea mediante reconstrucción o prótesis.
A veces un solo segundo puede cambiar el rumbo de nuestra salud. Un mal paso que acaba en una caída o un pequeño golpe que desencadena una grave lesión. En las consultas de traumatología, algunas de las más frecuentes, pero también de las más complejas, son las fracturas de hombro, que se producen tanto de manera traumática como por la degeneración de los tejidos con el paso de los años.
El doctor Emilio Calvo Crespo, jefe de Servicio de Cirugía Ortopédica y Traumatología del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz, explica que, “con gran diferencia, las que más frecuentemente requiere de cirugía son las lesiones por rotura del manguito de los rotadores y las fracturas de la extremidad proximal del húmero, que se encuentran asociadas a osteoporosis”.
Traumatólogo y cirujanos se enfrentan cada día a lesiones como estas, que exigen una precisión milimétrica para devolver al paciente la movilidad total. En un reciente episodio del podcast #LetraDeMédico el doctor Calvo ha relatado el caso de una complicada fractura y resuelve algunas de las cuestiones que más preocupan a los pacientes. ¿Cuántas veces se puede reconstruir un hombro destrozado? ¿Es la cirugía la única opción? ¿Qué beneficios y riesgos tienen las prótesis?
Cómo saber si un hombro es reconstruible
Aunque las lesiones de hombro pueden tener causas muy diversas, se distinguen dos grandes grupos: las degenerativas y las traumáticas. Las primeras, como la rotura del manguito de los rotadores, son las más frecuentes en términos generales, ya que están asociadas al desgaste progresivo de los tejidos con el paso del tiempo.
Sin embargo, cuando se trata específicamente de fracturas, son más comunes las de origen traumático. Se dan en muchos casos en personas mayores con osteoporosis tras una caída o golpe y estas fracturas, por su complejidad, son las que más a menudo necesitan de intervención quirúrgica.
Para determinar la capacidad de reconstruir una fractura de hombro, detalla el doctor Calvo, hay que tener en cuenta, “por un lado, la vascularización de los fragmentos de la fractura: hay un porcentaje de fracturas pequeñas en los cuales se interrumpe la vascularización de los fragmentos y no tiene ninguna indicación de reconstrucción quirúrgica, puesto que esos fragmentos se van a necrosar por la falta de vascularización”.
“El segundo factor que influye en que una fractura sea reconstruible es la complejidad de la misma. Si es una fractura muy conminuta, en múltiples fragmentos, puede ocurrir que la reconstrucción no esté indicada. En ambos casos, cuando la reconstrucción no esté indicada, se recomienda realizar una prótesis de hombro, que tiene muy buenos resultados”, continúa el especialista.
La prótesis que devuelve la movilidad
Tradicionalmente, algunos tipos de fracturas tenían malos resultados con prótesis, pero hoy en día, asegura el traumatólogo, “los resultados son extraordinariamente buenos, tanto en fracturas como en patologías de artrosis o del manguito rotador”.
Las prótesis actuales están compuestas por dos partes clave, una queda fijada en el omóplato o la escápula y la otra, el denominado vástago, que es una vara metálica que se introduce dentro del canal del húmero. Ambas se unen de forma articulada para permitir que el hombro vuelva a moverse.
Existen dos tipos principales de prótesis: las anatómicas, que replican la estructura natural del hombro y las inversas, que alteran la disposición de los componentes para adaptarse a pacientes con daño grave en tendones. Estas últimas, señala el doctor Calvo, son las que permiten “obtener excelentes resultados en pacientes con roturas no reparables del manguito rotador y también en fracturas complejas”.
Una vez implantada la prótesis, comienza un proceso clave para el éxito quirúrgico: la osteointegración. Aquí la calidad ósea del paciente resulta fundamental, pues el proceso de integración de la prótesis se basa en una fijación biológica con el tejido óseo.
“Las prótesis están recubiertas de materiales con estructura porosa, que estimulan el crecimiento de las células óseas en su interior. Esto, unido a una buena estabilidad entre el implante y el hueso, permite que el hueso crezca sobre la superficie porosa de la prótesis y quede completamente integrado y adherido”, explica el traumatólogo.
Si se ha logrado un buen contacto, agrega el especialista, “se puede lograr una fijación suficiente en torno a las primeras 6–8 semanas después de la cirugía”. Sin embargo, en ocasiones, en pacientes con osteoporosis, “puede ocurrir que la fijación no se produzca o que se produzca un aflojamiento con el tiempo”.
En estos casos, hay que recurrir a técnicas diferentes: “En lugar de fijación biológica, se utiliza un espaciador de polimetilmetacrilato para lograr una fijación mecánica”, cuenta el doctor Calvo.
Frente a las fracturas complejas de hombro, hoy en día se disponen de opciones que permiten devolver al paciente la movilidad por completo y con ello, el regreso a la normalidad en su vida diaria.
Aunque para asegurar el éxito de una intervención tan delicada, el traumatólogo advierte de la importancia “que el paciente mantenga una vida activa y una buena calidad de vida para preservar la masa ósea, lo que favorecerá la integración y evitará el aflojamiento”.
elespanol – Salud