Trump sale victorioso de la Cumbre de la OTAN y la Alianza refuerza el vínculo trasatlántico

La Cumbre de la OTAN que terminó ayer en La Haya pasará a la historia al menos por dos cosas: la sumisión de todos los aliados europeos a las exigencias de Donald Trump y, como consecuencia de ello, el comienzo de un rearme muy significativo de los aliados europeos y Canadá, que en los últimos 50 años se habían acostumbrado a aprovecharse del hecho de que Estados Unidos representa una colosal potencia militar.En cambio, en el caso de Ucrania, Trump parece seguir prisionero de sus planes de lograr una salida negociada con Putin, lo que ha limitado en gran medida la posibilidad de que la Alianza mostrase un grado de apoyo más explícito a Kiev, aunque en el último momento el norteamericano ha abierto la puerta a enviar allí misiles antiaéreos Patriot.El secretario de Estado norteamericano, Marco Rubi o, ha llegado a bautizarla como «la cumbre de Trump» y el secretario general de la Alianza, Mark Rutte, reconoció que el presidente norteamericano «se merece todos los elogios», porque entiende que «si no hubiera sido elegido no creo que hubiéramos logrado aumentar los gastos militares hasta el 5%».Según Rutte, la OTAN «ha adoptado un nuevo plan de defensa con un compromiso significativo en respuesta a la amenaza significativa que tenemos delante». Con la única excepción dialéctica del presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, que ha firmado la declaración formal pero insiste en desvincularse de su contenido a pesar de todas las evidencias, los aliados han considerado que el resultado es bueno para todos.Para los europeos, la cuestión de aumentar de forma tan significativa el presupuesto militar, que consiste en pasar del 2% del PIB que era el objetivo acordado hace 11 años a un 5% en 2035, va a cambiar el panorama de seguridad, tanto a efectos puramente castrenses como industriales.La idea de lograr que Trump no cumpliera sus amenazas de desconectar a Estados Unidos de la OTAN se ha conseguido precisamente con un refuerzo histórico de los ejércitos europeos, que es exactamente el objetivo que se había adoptado para tener una capacidad defensiva propia para el caso de que no pudiéramos confiar en Washington. Al final, todos han aceptado la fórmula de que la amenaza es Rusia y que cada uno elegirá el camino y la velocidad para llegar al objetivo de gasto, teniendo en cuenta que un 3,5% ha de invertirse en material estrictamente militar y un 1,5% adicional en otros gastos relacionados con la seguridad.Es probable que haya muchas diferencias en la velocidad o en la amplitud de ese rearme entre países, pero fue el presidente francés, Emmanuel Macron, quien dio el tono de la que va a ser la siguiente batalla política cuando se tenga que decidir qué tipo de material se compra y a quién. Para el francés, que los países se hayan comprometido a llegar al 5% del PIB sería «la base de la autonomía estratégica de Europa», aunque por ahora la industria europea probablemente no tiene siquiera la capacidad de suministrar todos los pedidos necesarios.Publicidad de sus armasEl propio Trump ha utilizado el ataque contra las instalaciones nucleares de Irán para hacer publicidad de las virtudes y características del armamento norteamericano –«el mejor del mundo»–, para dejar claro que espera que buena parte de esos gastos militares nuevos se dediquen a comprarlo: «Que ese dinero se gaste en equipos buenos, no es más burocracia, sino en material ‘made in USA’, que es el mejor».Los 22 países europeos que son a la vez miembros de la OTAN y de la UE participan hoy en un Consejo Europeo en Bruselas en el que se discutirá sobre el desarrollo de una industria militar propia y la organización de compras conjuntas. Algunos países como Polonia son partidarios de comprar cuanto antes el mejor material disponible, mientras que otros como Francia prefieren desarrollar la industria europea y aprovechar esas inversiones en la creación de tejido industrial y puestos de trabajo.Trump aprovechó hasta las preguntas relacionadas con las tibias menciones a Ucrania en la declaración final para mencionar los misiles antiaéreos Patriot que le pide Kiev y que ha reconocido que prefirió enviarlos a Israel. Él los define como «los mejores del mundo, porque tienen el 100% de efectividad».Después de la reunión entre Trump y Zelenski , que es algo que estuvo en el alero durante todo el tiempo, el ucraniano tampoco había previsto una comparecencia ante los periodistas, tal vez porque en caso de que la entrevista se hubiera frustrado habría sido muy violento para él tener que anularlo, teniendo en cuenta el precedente de su primera cita en la Casa Blanca. Zelenski se limitó a calificar la reunión como «constructiva» en un mensaje en redes sociales.Trump, por su parte, respondió a una periodista ucraniana cuyo esposo es militar en el frente y en la atribulada manera que tiene de enlazar las cosas dio a entender que los Patriot disponibles se los había enviado a Israel al ser objeto de lanzamiento de misiles desde Irán. «Ahora veré qué puedo hacer» para suministrar algunos a Kiev, apuntó. La Cumbre de la OTAN que terminó ayer en La Haya pasará a la historia al menos por dos cosas: la sumisión de todos los aliados europeos a las exigencias de Donald Trump y, como consecuencia de ello, el comienzo de un rearme muy significativo de los aliados europeos y Canadá, que en los últimos 50 años se habían acostumbrado a aprovecharse del hecho de que Estados Unidos representa una colosal potencia militar.En cambio, en el caso de Ucrania, Trump parece seguir prisionero de sus planes de lograr una salida negociada con Putin, lo que ha limitado en gran medida la posibilidad de que la Alianza mostrase un grado de apoyo más explícito a Kiev, aunque en el último momento el norteamericano ha abierto la puerta a enviar allí misiles antiaéreos Patriot.El secretario de Estado norteamericano, Marco Rubi o, ha llegado a bautizarla como «la cumbre de Trump» y el secretario general de la Alianza, Mark Rutte, reconoció que el presidente norteamericano «se merece todos los elogios», porque entiende que «si no hubiera sido elegido no creo que hubiéramos logrado aumentar los gastos militares hasta el 5%».Según Rutte, la OTAN «ha adoptado un nuevo plan de defensa con un compromiso significativo en respuesta a la amenaza significativa que tenemos delante». Con la única excepción dialéctica del presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, que ha firmado la declaración formal pero insiste en desvincularse de su contenido a pesar de todas las evidencias, los aliados han considerado que el resultado es bueno para todos.Para los europeos, la cuestión de aumentar de forma tan significativa el presupuesto militar, que consiste en pasar del 2% del PIB que era el objetivo acordado hace 11 años a un 5% en 2035, va a cambiar el panorama de seguridad, tanto a efectos puramente castrenses como industriales.La idea de lograr que Trump no cumpliera sus amenazas de desconectar a Estados Unidos de la OTAN se ha conseguido precisamente con un refuerzo histórico de los ejércitos europeos, que es exactamente el objetivo que se había adoptado para tener una capacidad defensiva propia para el caso de que no pudiéramos confiar en Washington. Al final, todos han aceptado la fórmula de que la amenaza es Rusia y que cada uno elegirá el camino y la velocidad para llegar al objetivo de gasto, teniendo en cuenta que un 3,5% ha de invertirse en material estrictamente militar y un 1,5% adicional en otros gastos relacionados con la seguridad.Es probable que haya muchas diferencias en la velocidad o en la amplitud de ese rearme entre países, pero fue el presidente francés, Emmanuel Macron, quien dio el tono de la que va a ser la siguiente batalla política cuando se tenga que decidir qué tipo de material se compra y a quién. Para el francés, que los países se hayan comprometido a llegar al 5% del PIB sería «la base de la autonomía estratégica de Europa», aunque por ahora la industria europea probablemente no tiene siquiera la capacidad de suministrar todos los pedidos necesarios.Publicidad de sus armasEl propio Trump ha utilizado el ataque contra las instalaciones nucleares de Irán para hacer publicidad de las virtudes y características del armamento norteamericano –«el mejor del mundo»–, para dejar claro que espera que buena parte de esos gastos militares nuevos se dediquen a comprarlo: «Que ese dinero se gaste en equipos buenos, no es más burocracia, sino en material ‘made in USA’, que es el mejor».Los 22 países europeos que son a la vez miembros de la OTAN y de la UE participan hoy en un Consejo Europeo en Bruselas en el que se discutirá sobre el desarrollo de una industria militar propia y la organización de compras conjuntas. Algunos países como Polonia son partidarios de comprar cuanto antes el mejor material disponible, mientras que otros como Francia prefieren desarrollar la industria europea y aprovechar esas inversiones en la creación de tejido industrial y puestos de trabajo.Trump aprovechó hasta las preguntas relacionadas con las tibias menciones a Ucrania en la declaración final para mencionar los misiles antiaéreos Patriot que le pide Kiev y que ha reconocido que prefirió enviarlos a Israel. Él los define como «los mejores del mundo, porque tienen el 100% de efectividad».Después de la reunión entre Trump y Zelenski , que es algo que estuvo en el alero durante todo el tiempo, el ucraniano tampoco había previsto una comparecencia ante los periodistas, tal vez porque en caso de que la entrevista se hubiera frustrado habría sido muy violento para él tener que anularlo, teniendo en cuenta el precedente de su primera cita en la Casa Blanca. Zelenski se limitó a calificar la reunión como «constructiva» en un mensaje en redes sociales.Trump, por su parte, respondió a una periodista ucraniana cuyo esposo es militar en el frente y en la atribulada manera que tiene de enlazar las cosas dio a entender que los Patriot disponibles se los había enviado a Israel al ser objeto de lanzamiento de misiles desde Irán. «Ahora veré qué puedo hacer» para suministrar algunos a Kiev, apuntó.  

La Cumbre de la OTAN que terminó ayer en La Haya pasará a la historia al menos por dos cosas: la sumisión de todos los aliados europeos a las exigencias de Donald Trump y, como consecuencia de ello, el comienzo de un rearme muy significativo de los aliados europeos y Canadá, que en los últimos 50 años se habían acostumbrado a aprovecharse del hecho de que Estados Unidos representa una colosal potencia militar.

En cambio, en el caso de Ucrania, Trump parece seguir prisionero de sus planes de lograr una salida negociada con Putin, lo que ha limitado en gran medida la posibilidad de que la Alianza mostrase un grado de apoyo más explícito a Kiev, aunque en el último momento el norteamericano ha abierto la puerta a enviar allí misiles antiaéreos Patriot.

El secretario de Estado norteamericano, Marco Rubio, ha llegado a bautizarla como «la cumbre de Trump» y el secretario general de la Alianza, Mark Rutte, reconoció que el presidente norteamericano «se merece todos los elogios», porque entiende que «si no hubiera sido elegido no creo que hubiéramos logrado aumentar los gastos militares hasta el 5%».

Según Rutte, la OTAN «ha adoptado un nuevo plan de defensa con un compromiso significativo en respuesta a la amenaza significativa que tenemos delante». Con la única excepción dialéctica del presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, que ha firmado la declaración formal pero insiste en desvincularse de su contenido a pesar de todas las evidencias, los aliados han considerado que el resultado es bueno para todos.

Para los europeos, la cuestión de aumentar de forma tan significativa el presupuesto militar, que consiste en pasar del 2% del PIB que era el objetivo acordado hace 11 años a un 5% en 2035, va a cambiar el panorama de seguridad, tanto a efectos puramente castrenses como industriales.

La idea de lograr que Trump no cumpliera sus amenazas de desconectar a Estados Unidos de la OTAN se ha conseguido precisamente con un refuerzo histórico de los ejércitos europeos, que es exactamente el objetivo que se había adoptado para tener una capacidad defensiva propia para el caso de que no pudiéramos confiar en Washington. Al final, todos han aceptado la fórmula de que la amenaza es Rusia y que cada uno elegirá el camino y la velocidad para llegar al objetivo de gasto, teniendo en cuenta que un 3,5% ha de invertirse en material estrictamente militar y un 1,5% adicional en otros gastos relacionados con la seguridad.

Es probable que haya muchas diferencias en la velocidad o en la amplitud de ese rearme entre países, pero fue el presidente francés, Emmanuel Macron, quien dio el tono de la que va a ser la siguiente batalla política cuando se tenga que decidir qué tipo de material se compra y a quién. Para el francés, que los países se hayan comprometido a llegar al 5% del PIB sería «la base de la autonomía estratégica de Europa», aunque por ahora la industria europea probablemente no tiene siquiera la capacidad de suministrar todos los pedidos necesarios.

Publicidad de sus armas

El propio Trump ha utilizado el ataque contra las instalaciones nucleares de Irán para hacer publicidad de las virtudes y características del armamento norteamericano –«el mejor del mundo»–, para dejar claro que espera que buena parte de esos gastos militares nuevos se dediquen a comprarlo: «Que ese dinero se gaste en equipos buenos, no es más burocracia, sino en material ‘made in USA’, que es el mejor».

Los 22 países europeos que son a la vez miembros de la OTAN y de la UE participan hoy en un Consejo Europeo en Bruselas en el que se discutirá sobre el desarrollo de una industria militar propia y la organización de compras conjuntas. Algunos países como Polonia son partidarios de comprar cuanto antes el mejor material disponible, mientras que otros como Francia prefieren desarrollar la industria europea y aprovechar esas inversiones en la creación de tejido industrial y puestos de trabajo.

Trump aprovechó hasta las preguntas relacionadas con las tibias menciones a Ucrania en la declaración final para mencionar los misiles antiaéreos Patriot que le pide Kiev y que ha reconocido que prefirió enviarlos a Israel. Él los define como «los mejores del mundo, porque tienen el 100% de efectividad».

Después de la reunión entre Trump y Zelenski, que es algo que estuvo en el alero durante todo el tiempo, el ucraniano tampoco había previsto una comparecencia ante los periodistas, tal vez porque en caso de que la entrevista se hubiera frustrado habría sido muy violento para él tener que anularlo, teniendo en cuenta el precedente de su primera cita en la Casa Blanca. Zelenski se limitó a calificar la reunión como «constructiva» en un mensaje en redes sociales.

Trump, por su parte, respondió a una periodista ucraniana cuyo esposo es militar en el frente y en la atribulada manera que tiene de enlazar las cosas dio a entender que los Patriot disponibles se los había enviado a Israel al ser objeto de lanzamiento de misiles desde Irán. «Ahora veré qué puedo hacer» para suministrar algunos a Kiev, apuntó.

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