Guillermo Mislata, funcionario del Estado: “Hay que repensar el modelo de empleo público”

Desde su punto de vista, la figura del funcionariado “se ha extendido en demasía” y debería estar reservada “a puestos muy concretos”.
Más información: Una profesora, tajante sobre la realidad de ser funcionario: «Es un asco, nunca vas a tener una subida de sueldo importante» Desde su punto de vista, la figura del funcionariado “se ha extendido en demasía” y debería estar reservada “a puestos muy concretos”.
Más información: Una profesora, tajante sobre la realidad de ser funcionario: «Es un asco, nunca vas a tener una subida de sueldo importante»  

Según la RAE, un funcionario es una persona que desempeña profesionalmente un empleo público. Tras aprobar unas oposiciones, tiene un contrato de por vida. Y eso ha hecho correr ríos de tinta sobre si luego trabajan o no.

Una de esas personas que prefirió trabajar para la empresa pública frente a la privada fue Guillermo Mislata. Ahora es inspector de Hacienda. Y, aunque su experiencia es breve, se ha mostrado rotundo.

“Como funcionario del Estado, y más aún como ciudadano español, me preocupa la calidad, la eficiencia y la sostenibilidad de la Administración Pública”, ha afirmado en la red social LinkedIn.

Repensar el modelo

Desde su punto de vista, considera “crucial repensar el modelo de empleo público. Es ahí donde radica, fundamentalmente, la calidad y la suficiencia de los servicios públicos”.

Tras esta reflexión, analiza la figura del funcionariado “otrora pensada para puestos muy específicos en aras de garantizar la imparcialidad y profesionalidad de los empleados públicos”. Una figura que “se ha extendido en demasía”.

A su entender, “la condición de funcionario, por su especificidad estatutaria, debería estar reservada a Cuerpos y puestos muy concretos. En la actualidad, sin embargo, el funcionariado es la figura más común entre los empleados públicos”.

Por eso, y a su juicio, “esto explica el problema de absentismo y productividad que sufren nuestras administraciones públicas. Los derechos y las obligaciones [esto escrito en mayúsculas] de los funcionarios de carrera fueron ideados para mejorar la Administración”.

Pero, según explica, “cierta inflación de la figura y sus derechos parece haber provocado lo contrario”.

Por último, no duda en sostener que “conozco muchos funcionarios brillantes. También, personas que aprovechan el ecosistema público y sus derechos como plataforma ‘privilegiada’ y en detrimento de los ciudadanos. Creo que convendría repensar qué tipo de Administración queremos”.

 elespanol – Sociedad

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