Aceite, vino, coches y acero: los sectores más afectados por la amenaza de Trump

Donald Trump ha vuelto a agitar el avispero arancelario y llena de incertidumbre -de nuevo- el comercio internacional, aunque el principal perjudicado en este caso sería España debido a sus reticencias para aumentar el gasto en defensa .En concreto, el presidente estadounidense aseguró ayer en La Haya que España tendrá que pagar el doble en aranceles por la posición defendida por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez , sobre el compromiso de gasto en Defensa de los países miembros de la OTAN . «España es horrible». Y con esta sentencia, muchos sectores productivos españoles vuelven a contener la respiración.No obstante, según explican fuentes del Ministerio de Economía a ABC, según los tratados internacionales de comercio las tasas arancelarias, tal y como están negociadas, se deben imponer a todos los Estados miembros por igual. De esta forma, si Trump quiere aumentar los aranceles a España deberá hacer lo mismo con los demás países.Otra vía sería incrementar estas tasas a productos específicos donde nuestro país tiene gran volumen de exportación hacia EE.UU. Aunque esto, de nuevo sería un agravio para otros países europeos que también puedan tener peso económico en estos productos. La última opción sería incorporar esas tasas a productos únicamente españoles, aunque esa alternativa podría tendría mayores complicaciones.Esta nueva amenaza de Trump puede suponer una importante fricción entre el tejido empresarial español y el Gobierno. Un arancel al 10%, como se encuentra en estos momentos con la pausa dada por EE.UU., es asumible para la mayoría de negocios, tal y como trasladaron muchos sectores el pasado mes de abril. Sin embargo, elevar esa tasa al 20% supondría una diferencia sustancial.Entre los grandes afectados, por el arancel actual que ya soportan del 50%, sería el sector del acero y el metal . A principios de junio se hizo oficial la subida de los aranceles desde el 25% al 50% a las importaciones estadounidenses para los productos de esta industria. Esto suponía, de manera directa, la expulsión de las empresas que hacen negocio desde Europa. El único asidero para estas compañías, como ya hacen algunas, es desplazar la producción a Estados Unido s. Pero ahora el golpe sería definitivo. Un reguero de afectadosJunto al acero, las exportaciones españolas a EE.UU. alcanzaron el año pasado los 18.179 millones de euros, según los datos del Ministerio de Economía. El primer sector por ventas hacia el mercado estadounidense fue el de los productos químicos, que superaron los 3.500 millones de euros y a este le siguió la categoría de otros bienes de equipo con 2.815 millones. Por su parte, maquinaria específica para ciertas industrias llegó a los 1.734,7 millones y muy cerca de esa cifra se quedó otras semimanufacturas (1.734.673 millones). Por encima de los 1.000 millones de euros también se sitúa petróleo y derivados (1.189 millones de euros) y grasas y aceites (1.149 millones), casilla donde está incluida el aceite de oliva, que junto al vino (390 millones de euros) son dos de los productos que podrían verse más afectados por los aranceles.Empezando por el acite, el sector saldría gravemente perjudicado respecto otros países productores no pertenecientes a la UE, como Marruecos , con gravámenes que no superan el 10%, cifra más baja impuesta. Además señalaron en abril que las diferencias arancelarias entre mercados fomentan un mayor impacto y pérdida de competitividad de nuestro país frente a aquellos países exportadores que deben afrontar la cuantía arancelaria mínima.Junto al aceite, el vino también denunció la mala posición en la que queda el sector. Desde la Federación Española del Vino (FEV) ya manifestaron que el aumento arancelario «perjudicará a las bodegas españolas y europeas pero también a los consumidores estadounidenses, que consumen más vino del que producen, y provocará incertidumbre económica y aumento de precios en Estados Unidos y en la UE». Donald Trump ha vuelto a agitar el avispero arancelario y llena de incertidumbre -de nuevo- el comercio internacional, aunque el principal perjudicado en este caso sería España debido a sus reticencias para aumentar el gasto en defensa .En concreto, el presidente estadounidense aseguró ayer en La Haya que España tendrá que pagar el doble en aranceles por la posición defendida por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez , sobre el compromiso de gasto en Defensa de los países miembros de la OTAN . «España es horrible». Y con esta sentencia, muchos sectores productivos españoles vuelven a contener la respiración.No obstante, según explican fuentes del Ministerio de Economía a ABC, según los tratados internacionales de comercio las tasas arancelarias, tal y como están negociadas, se deben imponer a todos los Estados miembros por igual. De esta forma, si Trump quiere aumentar los aranceles a España deberá hacer lo mismo con los demás países.Otra vía sería incrementar estas tasas a productos específicos donde nuestro país tiene gran volumen de exportación hacia EE.UU. Aunque esto, de nuevo sería un agravio para otros países europeos que también puedan tener peso económico en estos productos. La última opción sería incorporar esas tasas a productos únicamente españoles, aunque esa alternativa podría tendría mayores complicaciones.Esta nueva amenaza de Trump puede suponer una importante fricción entre el tejido empresarial español y el Gobierno. Un arancel al 10%, como se encuentra en estos momentos con la pausa dada por EE.UU., es asumible para la mayoría de negocios, tal y como trasladaron muchos sectores el pasado mes de abril. Sin embargo, elevar esa tasa al 20% supondría una diferencia sustancial.Entre los grandes afectados, por el arancel actual que ya soportan del 50%, sería el sector del acero y el metal . A principios de junio se hizo oficial la subida de los aranceles desde el 25% al 50% a las importaciones estadounidenses para los productos de esta industria. Esto suponía, de manera directa, la expulsión de las empresas que hacen negocio desde Europa. El único asidero para estas compañías, como ya hacen algunas, es desplazar la producción a Estados Unido s. Pero ahora el golpe sería definitivo. Un reguero de afectadosJunto al acero, las exportaciones españolas a EE.UU. alcanzaron el año pasado los 18.179 millones de euros, según los datos del Ministerio de Economía. El primer sector por ventas hacia el mercado estadounidense fue el de los productos químicos, que superaron los 3.500 millones de euros y a este le siguió la categoría de otros bienes de equipo con 2.815 millones. Por su parte, maquinaria específica para ciertas industrias llegó a los 1.734,7 millones y muy cerca de esa cifra se quedó otras semimanufacturas (1.734.673 millones). Por encima de los 1.000 millones de euros también se sitúa petróleo y derivados (1.189 millones de euros) y grasas y aceites (1.149 millones), casilla donde está incluida el aceite de oliva, que junto al vino (390 millones de euros) son dos de los productos que podrían verse más afectados por los aranceles.Empezando por el acite, el sector saldría gravemente perjudicado respecto otros países productores no pertenecientes a la UE, como Marruecos , con gravámenes que no superan el 10%, cifra más baja impuesta. Además señalaron en abril que las diferencias arancelarias entre mercados fomentan un mayor impacto y pérdida de competitividad de nuestro país frente a aquellos países exportadores que deben afrontar la cuantía arancelaria mínima.Junto al aceite, el vino también denunció la mala posición en la que queda el sector. Desde la Federación Española del Vino (FEV) ya manifestaron que el aumento arancelario «perjudicará a las bodegas españolas y europeas pero también a los consumidores estadounidenses, que consumen más vino del que producen, y provocará incertidumbre económica y aumento de precios en Estados Unidos y en la UE».  

El Gobierno dice que la política comercial está cedida a la UE y que los aranceles deben ser comunes

Cata de vino en Córdoba VALERIO MERINO

Donald Trump ha vuelto a agitar el avispero arancelario y llena de incertidumbre -de nuevo- el comercio internacional, aunque el principal perjudicado en este caso sería España debido a sus reticencias para aumentar el gasto en defensa.

En concreto, el presidente estadounidense aseguró ayer en La Haya que España tendrá que pagar el doble en aranceles por la posición defendida por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, sobre el compromiso de gasto en Defensa de los países miembros de la OTAN. «España es horrible». Y con esta sentencia, muchos sectores productivos españoles vuelven a contener la respiración.

No obstante, según explican fuentes del Ministerio de Economía a ABC, según los tratados internacionales de comercio las tasas arancelarias, tal y como están negociadas, se deben imponer a todos los Estados miembros por igual. De esta forma, si Trump quiere aumentar los aranceles a España deberá hacer lo mismo con los demás países.

Otra vía sería incrementar estas tasas a productos específicos donde nuestro país tiene gran volumen de exportación hacia EE.UU. Aunque esto, de nuevo sería un agravio para otros países europeos que también puedan tener peso económico en estos productos. La última opción sería incorporar esas tasas a productos únicamente españoles, aunque esa alternativa podría tendría mayores complicaciones.

Esta nueva amenaza de Trump puede suponer una importante fricción entre el tejido empresarial español y el Gobierno. Un arancel al 10%, como se encuentra en estos momentos con la pausa dada por EE.UU., es asumible para la mayoría de negocios, tal y como trasladaron muchos sectores el pasado mes de abril. Sin embargo, elevar esa tasa al 20% supondría una diferencia sustancial.

Entre los grandes afectados, por el arancel actual que ya soportan del 50%, sería el sector del acero y el metal. A principios de junio se hizo oficial la subida de los aranceles desde el 25% al 50% a las importaciones estadounidenses para los productos de esta industria. Esto suponía, de manera directa, la expulsión de las empresas que hacen negocio desde Europa. El único asidero para estas compañías, como ya hacen algunas, es desplazar la producción a Estados Unidos. Pero ahora el golpe sería definitivo.

Un reguero de afectados

Junto al acero, las exportaciones españolas a EE.UU. alcanzaron el año pasado los 18.179 millones de euros, según los datos del Ministerio de Economía. El primer sector por ventas hacia el mercado estadounidense fue el de los productos químicos, que superaron los 3.500 millones de euros y a este le siguió la categoría de otros bienes de equipo con 2.815 millones. Por su parte, maquinaria específica para ciertas industrias llegó a los 1.734,7 millones y muy cerca de esa cifra se quedó otras semimanufacturas (1.734.673 millones). Por encima de los 1.000 millones de euros también se sitúa petróleo y derivados (1.189 millones de euros) y grasas y aceites (1.149 millones), casilla donde está incluida el aceite de oliva, que junto al vino (390 millones de euros) son dos de los productos que podrían verse más afectados por los aranceles.

Empezando por el acite, el sector saldría gravemente perjudicado respecto otros países productores no pertenecientes a la UE, como Marruecos, con gravámenes que no superan el 10%, cifra más baja impuesta. Además señalaron en abril que las diferencias arancelarias entre mercados fomentan un mayor impacto y pérdida de competitividad de nuestro país frente a aquellos países exportadores que deben afrontar la cuantía arancelaria mínima.

Junto al aceite, el vino también denunció la mala posición en la que queda el sector. Desde la Federación Española del Vino (FEV) ya manifestaron que el aumento arancelario «perjudicará a las bodegas españolas y europeas pero también a los consumidores estadounidenses, que consumen más vino del que producen, y provocará incertidumbre económica y aumento de precios en Estados Unidos y en la UE».

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