El investigador del Instituto de la Felicidad de Copenhague revela las claves que dividen a las sociedades más felices de aquellas con mayor malestar.
Más información: Ignacio Morgado, catedrático de psicología: «La felicidad según la ciencia llega cuando deseas lo que realmente está a tu alcance» El investigador del Instituto de la Felicidad de Copenhague revela las claves que dividen a las sociedades más felices de aquellas con mayor malestar.
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Las claves
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Si España es realmente un país de disfrutones, amantes de las celebraciones, de la risa en compañía y de aprovechar al máximo nuestro privilegiado clima, ¿por qué son los países nórdicos los que encabezan el ranking mundial de Naciones Unidas de la felicidad? Alejandro Cencerrado Rubio, físico, experto en Big Data e investigador del Instituto de la Felicidad de Copenhague (Dinamarca), tiene mucho que decir al respecto.
Nacido en 1987 en Albacete, Cencerrado se licenció en Ciencias Físicas por la Universidad Complutense de Madrid, y completó su formación en estadística y teoría de la probabilidad en la Universidad de Copenhague. Ya apuntaba maneras desde los 18 años, cuando empezó su diario personal de felicidad en el que califica su bienestar diario del 0 al 10, relacionándolo con las circunstancias del día. Se ha convertido así en un estudio longitudinal humano.
Su obra más popular ha sido En defensa de la infelicidad [Destino, 2022], un libro en que recopila ciencia de datos, psicología y experiencia personal para analizar los patrones emocionales y factores externos que influyen en el bienestar humano. Su conclusión, anunciada por el título, es que la infelicidad es inevitable, y por un motivo evolutivo. Una especie que alcanzase el perpetuo bienestar, explica, no tendría alicientes para adaptarse y progresar.
«Evolutivamente, no tiene demasiado sentido estar siempre bien; el cerebro está hecho para que nunca nos estanquemos», explicaba. «Tras 20 años de análisis, el único consejo que puedo darte es que si algún gurú de la felicidad te dice cómo ser feliz eternamente, desconfíes de todo lo que venga después. La infelicidad es parte natural e inevitable de la vida«.
Esto no implica, no obstante, que la vida tenga que ser un valle de lágrimas. Diagnosticar los motivos de infelicidad puede llevar a soluciones desde la política social que reduzcan su impacto y contribuyan a la felicidad general. En una conferencia para BBVA, Cencerrado apuntaba las claves del éxito de la gestión de los países nórdicos, y en qué se podrían traducir en España. De este modo, identificaba al principal factor negativo: la soledad.
De por sí, explica el investigador, no algo negativo, al contrario. «Sentirte solo es necesario para que busques una tribu que te proteja«. Sin embargo, en la actualidad vivimos en sociedades densamente pobladas y este impulso evolutivo ya no está justificado. «Normalmente pensamos en una persona que está alejada de todo el mundo, pero en realidad vemos a muchas personas que viven solas en ciudades abarrotadas de gente», apunta.
«Lo que hemos visto es que las personas que se sienten solas no son precisamente las que tienen menos amigos, sino las que no tienen al menos una persona con la que hablar de asuntos íntimos y personales«, anunciaba Cencerrado. «En general cuando hablamos de soledad no se trata de cantidad, sino de calidad». Así, destacaba iniciativas en los países nórdicos para crear espacios comunes y de encuentro que no se trabajan en España.
Otra paradoja: ¿por qué los daneses reportan una mayor satisfacción asociada a los días de sol que los españoles? Se debe, explica, al fenómeno de «felicidad por contraste». Así lo ilustra: «Si tú estás expuesto continuamente al sol, probablemente lo valorarás menos que si pasas de un invierno nórdico a tener sol. Aquí, cada vez que sale un rayo de sol la gente se pone mucho más feliz de lo feliz que se pone la gente en España».
Finalmente, hay aspectos que van más allá de las capacidades personales. Entra aquí la cultura escandinava de responsabilidad colectiva y equidad. «De nada sirve que un país aumente su riqueza si esa riqueza no va a todos sus ciudadanos», explica Cencerrado. «Los países nórdicos hacen esto muy bien, redistribuyen muy bien la riqueza». La seguridad y la confianza con la que los padres y madres dejan a los bebés en carritos fuera de los restaurantes es un ejemplo.
Pero hay otros que de nuevo nos devuelven a la importancia de tener un núcleo personal de apoyo y referencia. «Hay una correlación entre el soporte emocional recibido por los padres y cómo se siente el niño de integrado en el colegio», concluye el investigador. «No todo es cuestión del rendimiento académico, sino de que nuestros hijos estén realmente felices«.
elespanol – Salud
