Ante la situación del PSOE, yo también acuso

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El escritor Émile Zola escribió una carta abierta en la prensa de entonces al presidente de la República Francesa denunciando las tropelías cometidas en el Caso Dreyfus, de una gran repercusión en la opinión pública nacional e internacional.

En dicha misiva, Zola comenzaba con un elogio al presidente que contenía a su vez una crítica durísima al mismo, “Salió usted airoso de sucias calumnias, conquistó los corazones… Mas ¡menuda mancha de barro sobre su nombre que es este abominable caso… Francia tiene sobre el rostro esta bajeza, y la historia escribirá que fue bajo su presidencia como tal crimen social pudo cometerse”. Una valoración que puede seguir teniendo plena actualidad.

Hoy, aquí en España, también tenemos casos “Dreyfus” que tiran por tierra los logros del actual Gobierno y su presidente, Pedro Sánchez, si nos fijamos en los Ábalos, Santos Cerdán, etc., donde la corrupción está haciendo su agosto.

En su discurso en el Comité Federal socialista, Sánchez ha exhibido sus logros naturalmente magnificados y calificados como “magníficos” por él mismo. Pero sin discutírselos, por no ser este el lugar idóneo, sí quiero rebatirle algo que ha destacado al principio y al final de su aplaudida intervención y es cuando ha dicho que “el PSOE es un partido autónomo que decide siempre por sí mismo”, olvidando que los hechos lo desmienten.

En efecto, si ha habido un partido menos autónomo y más supeditado a sus socios de investidura este ha sido el partido socialista, que ha tenido que cambiar de rumbo para mantenerse a flote en solitario, lo que él llama “cambios de opinión” y el tener que “hacer de la necesidad virtud”, uno de sus principales lemas. Y todo para seguir siendo el capitán del barco, como se autodenomina ahora.

Me encuentro entre los firmantes del “Manifiesto por la regeneración democrática del PSOE”, que encabeza el burgalés y expresidente del Senado Juan José Laborda, una de las cabezas pensantes más valiosas que tenemos, y en el que se concluye, después de analizar una situación servil con los Puigdemont, Otegui y compañía, que la única salida digna es convocar elecciones generales, lo que descarta Pedro Sánchez nada seguro con la confianza en el electorado al que dice representar.

Así pues y como conclusión y sin osar equipararme a Zola, “yo también acuso” a Sánchez de aferrarse al poder de forma incondicional y al servicio de minorías nada socialistas e incluso antiespañolas, lo que resulta inconcebible.

Hace pocos días, en otro artículo en este medio, citaba a Hemingway y su obra, “Por quién doblan las campanas”, se sobreentiende que ha muerto, y aventuraba que no fuera por nosotros. Ahora, si esto sigue así, doblarán por el entierro de nuestras ideas y nuestra historia a manos del “enterrador” Sánchez, siendo el colmo del epitafio su última intervención en el Congreso, equiparando las corrupciones del PP con las de Felipe González en una descarada equiparación, convirtiéndose así en un acusador de su propio partido, lo que ya es el no va más, y lo digo todo con el sentimiento de quien lleva más de 50 años en la organización.

 elespanol – Castilla y León

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