La espiral de despidos cada vez que llega un final de mes sigue siendo la tónica habitual en la que se mueve el mercado de trabajo, sin visos de cambios después de tres años y medio con la última reforma laboral sobre la mesa. El pasado lunes, 30 de junio, después de un fin de semana que supuso el inicio de muchas vacaciones y en plena ola de calor, 198.548 trabajadores vieron rescindido el contrato que mantenían con sus empresas. En la primera mitad de este 2025, más de 721.000 empleados han recibido un finiquito exactamente el último día de cada mes. Y así sucede recurrentemente sobre todo cuando finaliza una actividad: en este caso, el curso escolar , con el impacto en el trabajo de los profesores. El próximo gran despido masivo llegará previsiblemente el 31 de agosto , con el fin del verano. Como siempre ha ocurrido. El mercado laboral no se libra de este estigma con el que quería acabar la ley aprobada por el Gobierno en la anterior legislatura. Pretendían acabar con estas y otras precariedades propias de España . A los picos de despidos, como los que se producen a final de cada mes, les siguen masivas contrataciones de personal los días 1. Es decir, en apenas 24 horas cambian las tornas para afrontar un nuevo periodo de actividad. El esquema se repite casi sin salirse del carril. El año pasado por estas fechas más de 44.000 personas perdieron su trabajo; y al día siguiente, otras 45.000 fueron contratadas, según los registros de afiliación de la Seguridad Social. La evolución que muestra esta realidad apenas se ha minimizado con el paso del tiempo, aunque la normativa laboral ha restringido al máximo el uso de los contratos temporales, la modalidad que respaldaba esta montaña rusa de altas y bajas diarias. De hecho, este mes de junio ha habido cuatro veces más despidos que hace un año; y se ha convertido en uno de los diez meses con mayor número de rescisión de contratos en un solo día desde que se puso en marcha la reforma laboral. Junto a lo que ocurre cada fin de agosto, el 30 de junio es la gran fecha fatídica para los despidos . Incluso por encima de lo que ocurre al finalizar las campañas de navidad, cuando hay una intensa contratación de personal que pasa a engrosar las listas del paro también de forma contundente ese día.Adaptarse a las necesidadesLos análisis insisten en que la estructura económica de España está muy vinculada a estos altibajos, y la contratación también, aunque hayan cambiado las nomenclaturas de los contratos. «Esta dinámica de altas y bajas diarias representan un 1,5% de toda la afiliación, y antes de la reforma laboral podría estar en torno al 2%, pero la realidad sigue siendo la misma», explica desde Asempleo . Esta organización aclara que «antes de la reforma laboral eran más llamativas las altas y bajas pero ahora , aunque no ocurre tanto con el fijo discontinuo , las necesidades de las empresas siguen siendo las mismas».Los expertos consultados por ABC insisten en que las empresas cubren sus plantillas por una realidad que, en muchos casos, viene marcada por el inicio de la temporada de rebajas , como ocurre este mes de julio; las ferias y encuentros sectoriales en algunas ciudades –el Mobile de febrero en Barcelona o Fitur en Madrid, por poner los dos grandes ejemplos del año–; los festivales de música cada vez más habituales en torno a primavera y verano… «Esa realidad no la puede cambiar ninguna modificación de la normativa laboral en España», apunta Asempleo.Además, la estructura económica del país, muy centrada en el sector servicios y, dentro de éste, todas las actividades vinculadas al turismo, hace necesaria la contratación, o en su caso el despido, en determinadas puntas de trabajo : empresas que se mueven según los calendarios de sus pedidos; otras que tienen una relación temporal con sus clientes en determinados meses del año; o las actividades puramente estacionales, como la hostelería en toda la costa en verano, y en las visitas culturales en el centro durante el otoño y el invierno. Para Valentín Bote, director de Randstad Research, «la necesidad que siguen teniendo hoy en día las empresas en España es temporal» . Y para adaptarse a ello «los negocios usan las modalidades que les ofrece la ley, que ahora pasan por el fijo discontinuo o por el indefinido más que por el contrato temporal». Aunque una contratación fija no garantice la continuidad laboral , que es para lo que teóricamente estaba pensada. «Las necesidades de fondo no han cambiado, como tampoco lo han hecho los ciclos de contratación», explica Bote, quien aclara que «antes se usaba el contrato temporal de un mes y ahora se hace un fijo, sí, pero sabiendo que va a durar lo mismo, un mes».Varios fijos en 30 díasTan tozuda es esta realidad que aproximadamente seis de cada diez contratos indefinidos que se firman en la actualidad tienen una duración inferior a un año. Un ciclo de vida mucho más corto de lo que se podría pensar para esta modalidad de contratación. Porque las alternativas de los temporales tienen que estar muy bien justificadas por la empresa para acogerse a ellos. Se contrata un fijo, se le despide a las pocas semanas y se le abona la correspondiente indemnización que, en su caso, suele ser escasa al haber mediado muy poco tiempo trabajando en activo. Esta circunstancia se une a otros flecos que ha ido dejando la reforma laboral frente a los datos de afiliación récord (casi 22 millones de trabajadores) o de paro registrado (menos de 2,5 millones de desempleados): los empleados que firman más de un contrato fijo en un solo mes. En junio casi 31.000 personas han pasado por esta circunstancia laboral. Y desde principios de 2022 más de 1,3 millones de trabajadores también. Esta situación está evolucionando a tales cotas que algunos sindicatos como USO han alertado sobre la «progresiva devaluación» del contrato indefinido. Esta clase de trabajo «no garantiza ni dejar el paro ni tener un empleo estable», indican en la organización sindical. Desde principios de año se han firmado 3,1 millones de contratos fijos y que, si fueran realmente indefinidos «a un ritmo así, de medio millón de contratos indefinidos al mes, deberíamos ser el país del paro 0».Incluso la última Memoria anual del Consejo Económico y Social (CES), institución en la que se encuentran tanto los empresarios como los sindicatos, señala el «diferencial propio» de España con la rotación que se produce en el empleo. El informe destaca el «repunte» en los contratos de más corta duración durante 2024 con respecto a los del ejercicio anterior. En concreto, el 45% de esos contratos iniciados ya tienen una duración inferior a los tres meses al mismo tiempo que disminuyen los que tienen un plazo superior, y también lo hacen los indefinidos. La espiral de despidos cada vez que llega un final de mes sigue siendo la tónica habitual en la que se mueve el mercado de trabajo, sin visos de cambios después de tres años y medio con la última reforma laboral sobre la mesa. El pasado lunes, 30 de junio, después de un fin de semana que supuso el inicio de muchas vacaciones y en plena ola de calor, 198.548 trabajadores vieron rescindido el contrato que mantenían con sus empresas. En la primera mitad de este 2025, más de 721.000 empleados han recibido un finiquito exactamente el último día de cada mes. Y así sucede recurrentemente sobre todo cuando finaliza una actividad: en este caso, el curso escolar , con el impacto en el trabajo de los profesores. El próximo gran despido masivo llegará previsiblemente el 31 de agosto , con el fin del verano. Como siempre ha ocurrido. El mercado laboral no se libra de este estigma con el que quería acabar la ley aprobada por el Gobierno en la anterior legislatura. Pretendían acabar con estas y otras precariedades propias de España . A los picos de despidos, como los que se producen a final de cada mes, les siguen masivas contrataciones de personal los días 1. Es decir, en apenas 24 horas cambian las tornas para afrontar un nuevo periodo de actividad. El esquema se repite casi sin salirse del carril. El año pasado por estas fechas más de 44.000 personas perdieron su trabajo; y al día siguiente, otras 45.000 fueron contratadas, según los registros de afiliación de la Seguridad Social. La evolución que muestra esta realidad apenas se ha minimizado con el paso del tiempo, aunque la normativa laboral ha restringido al máximo el uso de los contratos temporales, la modalidad que respaldaba esta montaña rusa de altas y bajas diarias. De hecho, este mes de junio ha habido cuatro veces más despidos que hace un año; y se ha convertido en uno de los diez meses con mayor número de rescisión de contratos en un solo día desde que se puso en marcha la reforma laboral. Junto a lo que ocurre cada fin de agosto, el 30 de junio es la gran fecha fatídica para los despidos . Incluso por encima de lo que ocurre al finalizar las campañas de navidad, cuando hay una intensa contratación de personal que pasa a engrosar las listas del paro también de forma contundente ese día.Adaptarse a las necesidadesLos análisis insisten en que la estructura económica de España está muy vinculada a estos altibajos, y la contratación también, aunque hayan cambiado las nomenclaturas de los contratos. «Esta dinámica de altas y bajas diarias representan un 1,5% de toda la afiliación, y antes de la reforma laboral podría estar en torno al 2%, pero la realidad sigue siendo la misma», explica desde Asempleo . Esta organización aclara que «antes de la reforma laboral eran más llamativas las altas y bajas pero ahora , aunque no ocurre tanto con el fijo discontinuo , las necesidades de las empresas siguen siendo las mismas».Los expertos consultados por ABC insisten en que las empresas cubren sus plantillas por una realidad que, en muchos casos, viene marcada por el inicio de la temporada de rebajas , como ocurre este mes de julio; las ferias y encuentros sectoriales en algunas ciudades –el Mobile de febrero en Barcelona o Fitur en Madrid, por poner los dos grandes ejemplos del año–; los festivales de música cada vez más habituales en torno a primavera y verano… «Esa realidad no la puede cambiar ninguna modificación de la normativa laboral en España», apunta Asempleo.Además, la estructura económica del país, muy centrada en el sector servicios y, dentro de éste, todas las actividades vinculadas al turismo, hace necesaria la contratación, o en su caso el despido, en determinadas puntas de trabajo : empresas que se mueven según los calendarios de sus pedidos; otras que tienen una relación temporal con sus clientes en determinados meses del año; o las actividades puramente estacionales, como la hostelería en toda la costa en verano, y en las visitas culturales en el centro durante el otoño y el invierno. Para Valentín Bote, director de Randstad Research, «la necesidad que siguen teniendo hoy en día las empresas en España es temporal» . Y para adaptarse a ello «los negocios usan las modalidades que les ofrece la ley, que ahora pasan por el fijo discontinuo o por el indefinido más que por el contrato temporal». Aunque una contratación fija no garantice la continuidad laboral , que es para lo que teóricamente estaba pensada. «Las necesidades de fondo no han cambiado, como tampoco lo han hecho los ciclos de contratación», explica Bote, quien aclara que «antes se usaba el contrato temporal de un mes y ahora se hace un fijo, sí, pero sabiendo que va a durar lo mismo, un mes».Varios fijos en 30 díasTan tozuda es esta realidad que aproximadamente seis de cada diez contratos indefinidos que se firman en la actualidad tienen una duración inferior a un año. Un ciclo de vida mucho más corto de lo que se podría pensar para esta modalidad de contratación. Porque las alternativas de los temporales tienen que estar muy bien justificadas por la empresa para acogerse a ellos. Se contrata un fijo, se le despide a las pocas semanas y se le abona la correspondiente indemnización que, en su caso, suele ser escasa al haber mediado muy poco tiempo trabajando en activo. Esta circunstancia se une a otros flecos que ha ido dejando la reforma laboral frente a los datos de afiliación récord (casi 22 millones de trabajadores) o de paro registrado (menos de 2,5 millones de desempleados): los empleados que firman más de un contrato fijo en un solo mes. En junio casi 31.000 personas han pasado por esta circunstancia laboral. Y desde principios de 2022 más de 1,3 millones de trabajadores también. Esta situación está evolucionando a tales cotas que algunos sindicatos como USO han alertado sobre la «progresiva devaluación» del contrato indefinido. Esta clase de trabajo «no garantiza ni dejar el paro ni tener un empleo estable», indican en la organización sindical. Desde principios de año se han firmado 3,1 millones de contratos fijos y que, si fueran realmente indefinidos «a un ritmo así, de medio millón de contratos indefinidos al mes, deberíamos ser el país del paro 0».Incluso la última Memoria anual del Consejo Económico y Social (CES), institución en la que se encuentran tanto los empresarios como los sindicatos, señala el «diferencial propio» de España con la rotación que se produce en el empleo. El informe destaca el «repunte» en los contratos de más corta duración durante 2024 con respecto a los del ejercicio anterior. En concreto, el 45% de esos contratos iniciados ya tienen una duración inferior a los tres meses al mismo tiempo que disminuyen los que tienen un plazo superior, y también lo hacen los indefinidos.
La espiral de despidos cada vez que llega un final de mes sigue siendo la tónica habitual en la que se mueve el mercado de trabajo, sin visos de cambios después de tres años y medio con la última reforma laboral … sobre la mesa. El pasado lunes, 30 de junio, después de un fin de semana que supuso el inicio de muchas vacaciones y en plena ola de calor, 198.548 trabajadores vieron rescindido el contrato que mantenían con sus empresas. En la primera mitad de este 2025, más de 721.000 empleados han recibido un finiquito exactamente el último día de cada mes. Y así sucede recurrentemente sobre todo cuando finaliza una actividad: en este caso, el curso escolar, con el impacto en el trabajo de los profesores. El próximo gran despido masivo llegará previsiblemente el 31 de agosto, con el fin del verano. Como siempre ha ocurrido.
El mercado laboral no se libra de este estigma con el que quería acabar la ley aprobada por el Gobierno en la anterior legislatura. Pretendían acabar con estas y otras precariedades propias de España. A los picos de despidos, como los que se producen a final de cada mes, les siguen masivas contrataciones de personal los días 1. Es decir, en apenas 24 horas cambian las tornas para afrontar un nuevo periodo de actividad. El esquema se repite casi sin salirse del carril. El año pasado por estas fechas más de 44.000 personas perdieron su trabajo; y al día siguiente, otras 45.000 fueron contratadas, según los registros de afiliación de la Seguridad Social.

Despidos y contratos con
el cambio de cada mes
Escala en miles
Despidos
Contratos
Fuente: Ministerio de Seguridad Social
ABC

Despidos y contratos con el cambio de cada mes
Escala en miles
Despidos
Contratos
Fuente: Ministerio de Seguridad Social / ABC
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La evolución que muestra esta realidad apenas se ha minimizado con el paso del tiempo, aunque la normativa laboral ha restringido al máximo el uso de los contratos temporales, la modalidad que respaldaba esta montaña rusa de altas y bajas diarias. De hecho, este mes de junio ha habido cuatro veces más despidos que hace un año; y se ha convertido en uno de los diez meses con mayor número de rescisión de contratos en un solo día desde que se puso en marcha la reforma laboral. Junto a lo que ocurre cada fin de agosto, el 30 de junio es la gran fecha fatídica para los despidos. Incluso por encima de lo que ocurre al finalizar las campañas de navidad, cuando hay una intensa contratación de personal que pasa a engrosar las listas del paro también de forma contundente ese día.
Adaptarse a las necesidades
Los análisis insisten en que la estructura económica de España está muy vinculada a estos altibajos, y la contratación también, aunque hayan cambiado las nomenclaturas de los contratos. «Esta dinámica de altas y bajas diarias representan un 1,5% de toda la afiliación, y antes de la reforma laboral podría estar en torno al 2%, pero la realidad sigue siendo la misma», explica desde Asempleo. Esta organización aclara que «antes de la reforma laboral eran más llamativas las altas y bajas pero ahora , aunque no ocurre tanto con el fijo discontinuo, las necesidades de las empresas siguen siendo las mismas».
Los expertos consultados por ABC insisten en que las empresas cubren sus plantillas por una realidad que, en muchos casos, viene marcada por el inicio de la temporada de rebajas, como ocurre este mes de julio; las ferias y encuentros sectoriales en algunas ciudades –el Mobile de febrero en Barcelona o Fitur en Madrid, por poner los dos grandes ejemplos del año–; los festivales de música cada vez más habituales en torno a primavera y verano… «Esa realidad no la puede cambiar ninguna modificación de la normativa laboral en España», apunta Asempleo.
Además, la estructura económica del país, muy centrada en el sector servicios y, dentro de éste, todas las actividades vinculadas al turismo, hace necesaria la contratación, o en su caso el despido, en determinadas puntas de trabajo: empresas que se mueven según los calendarios de sus pedidos; otras que tienen una relación temporal con sus clientes en determinados meses del año; o las actividades puramente estacionales, como la hostelería en toda la costa en verano, y en las visitas culturales en el centro durante el otoño y el invierno.
Para Valentín Bote, director de Randstad Research, «la necesidad que siguen teniendo hoy en día las empresas en España es temporal». Y para adaptarse a ello «los negocios usan las modalidades que les ofrece la ley, que ahora pasan por el fijo discontinuo o por el indefinido más que por el contrato temporal». Aunque una contratación fija no garantice la continuidad laboral, que es para lo que teóricamente estaba pensada. «Las necesidades de fondo no han cambiado, como tampoco lo han hecho los ciclos de contratación», explica Bote, quien aclara que «antes se usaba el contrato temporal de un mes y ahora se hace un fijo, sí, pero sabiendo que va a durar lo mismo, un mes».
Varios fijos en 30 días
Tan tozuda es esta realidad que aproximadamente seis de cada diez contratos indefinidos que se firman en la actualidad tienen una duración inferior a un año. Un ciclo de vida mucho más corto de lo que se podría pensar para esta modalidad de contratación. Porque las alternativas de los temporales tienen que estar muy bien justificadas por la empresa para acogerse a ellos. Se contrata un fijo, se le despide a las pocas semanas y se le abona la correspondiente indemnización que, en su caso, suele ser escasa al haber mediado muy poco tiempo trabajando en activo.
Esta circunstancia se une a otros flecos que ha ido dejando la reforma laboral frente a los datos de afiliación récord (casi 22 millones de trabajadores) o de paro registrado (menos de 2,5 millones de desempleados): los empleados que firman más de un contrato fijo en un solo mes. En junio casi 31.000 personas han pasado por esta circunstancia laboral. Y desde principios de 2022 más de 1,3 millones de trabajadores también.
Esta situación está evolucionando a tales cotas que algunos sindicatos como USO han alertado sobre la «progresiva devaluación» del contrato indefinido. Esta clase de trabajo «no garantiza ni dejar el paro ni tener un empleo estable», indican en la organización sindical. Desde principios de año se han firmado 3,1 millones de contratos fijos y que, si fueran realmente indefinidos «a un ritmo así, de medio millón de contratos indefinidos al mes, deberíamos ser el país del paro 0».
Incluso la última Memoria anual del Consejo Económico y Social (CES), institución en la que se encuentran tanto los empresarios como los sindicatos, señala el «diferencial propio» de España con la rotación que se produce en el empleo. El informe destaca el «repunte» en los contratos de más corta duración durante 2024 con respecto a los del ejercicio anterior. En concreto, el 45% de esos contratos iniciados ya tienen una duración inferior a los tres meses al mismo tiempo que disminuyen los que tienen un plazo superior, y también lo hacen los indefinidos.
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