El gasto en bajas laborales enfila un crecimiento del 223% en la última década

El absentismo no da tregua, se ha convertido en uno de los agujeros negros de la economía española y las previsiones no mejoran el escenario. El gasto en bajas laborales mantiene una velocidad de crucero, lo que convierte este desequilibrio en la segunda gran amenaza para la Seguridad Social , tras las pensiones, además de suponer un coste añadido para las empresas en un momento en el que afrontan una sobrecarga de impuestos y cotizaciones sociales.Cuando acabe este ejercicio quedará atrás una década negra para un desequilibrio que se mueve a sus anchas cuando la economía está sana y hay crecimiento, porque el miedo al despido se diluye, lo que no ocurre en épocas de crisis, cuando el absentismo se contiene por el temor del trabajador a perder un puesto de trabajo.El último informe de la patronal de las mutuas, AMAT, con el avance de los datos del primer semestre y el cierre del año mantiene las alarmas encendidas porque el problema, lejos de solucionarse, se enquista, teniendo en cuenta también el gran crecimiento que están teniendo las bajas relacionadas con la salud mental, como el estrés o la ansiedad , problemas que se agravaron tras la pandemia. Esta tipología de ausencias al trabajo ha crecido un 176,6% en los últimos nueve años.Noticia Relacionada estandar No Cobrar el 100% de la pensión y trabajar, nuevos incentivos para el retiro… ¿Cómo me afecta la reforma de pensiones? Susana AlcelayLas previsiones que realizan las mutuas, organismos colaboradores de la Seguridad Social, son que el ejercicio acabará con más de 9,2 millones de bajas, que supondrían un 6% más que un año antes y un 135% más que en una década. Y según estos cálculos, el coste de estos procesos será de 32.800 millones, lo que habrá supuesto un incremento del 223,26% más que en 2015, año en el que las bajas comenzaron su ascenso meteórico tras superar España la Gran Recesión. De la cantidad total de desembolsos previstos para final de este 2025, 16.011 millones estarían a cargo de las arcas públicas y otros 16.788 millones de las empresas. El impacto de las bajas en las cuentas de las empresas no es menor, teniendo en cuenta que en los supuestos de enfermedad común o de accidente no laboral, el abono del subsidio entre los días 4 a 15 de baja en el trabajo corre a cargo del empresario. A partir del decimosexto día de baja la responsabilidad del abono recae en la Seguridad Social o mutua en su caso, aunque el pago lo siga materializando el empresario. Es decir, el empresario abona como si fuera una nómina y luego el sistema público o la mutua le paga al empresario. De esta forma, el trabajador recibe este ingreso como si fuera una nómina, descontando del importe del subsidio la retención por IRPF y las cotizaciones a la Seguridad Social.El informe de las mutuas sitúa en 180.984 millones el coste para las empresas por la pérdida de producción y la prestación de servicio por parte de los trabajadores de baja y en 148.185 millones el valor de los bienes y servicios que se habrán dejado de producir a final del ejercicio. Las mutuas insisten en que son varios los factores que están detrás del aumento de las ausencias al trabajo, entre ellas los fallos de la sanidad pública. Citan el laberinto burocrático para su gestión, la falta de médicos en atención primaria y especialistas del Servicio Público de Salud, así como falta de médicos inspectores en el Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS), y el incremento de las listas de espera en la sanidad pública que, dicen, está saturada, lo que «conlleva un mayor gasto innecesario, una importante merma de la competitividad de las empresas, y un pesado lastre para la creación de empleo y para el crecimiento económico de España a corto, medio y largo plazo».Medidas con urgencia«Resulta necesario que por parte del legislador se reflexione con urgencia sobre la viabilidad del actual modelo de gestión de la prestación por incapacidad temporal», dice la patronal de las mutuas. Insisten en ofrecerse a la Administración para dar altas y bajas en casos traumatológicos y reclaman limitar los complementos y mejoras pactadas en la negociación colectiva, además de modificar la financiación de la prestación por parte de la empresa y recuperar el control en bajas de más de un año. Al hilo de estas últimas bajas de mayor duración, de 365 días, las mutuas alertan de que se está produciendo una acumulación en estos casos y también en aquellas superiores a 545 días por falta de recursos en el INSS. Una situación que, dicen, está provocando que no se cite a pacientes y que los procesos se prorroguen automáticamente hasta 18 meses. Todo ello por la falta de personal y los fallos en la gestión, que está llevando también a que se esté produciendo una demora en la resolución de los expedientes de incapacidad.La respuesta de la Seguridad Social a todas estas peticiones ha sido negativa hasta ahora. La Administración ha optado por cerrar acuerdos con las comunidades autónomas para el control del absentismo, para que el trabajador pueda elegir si la sanidad pública mantiene el control de su baja en procesos traumatológicos o es la mutua. La otra vía por la que quiere transitar el Gobierno es por las altas progresivas, una fórmula que busca la gradualidad en la incorporación del trabajador a su puesto tras el alta médica después de periodos prolongados de baja médica. El absentismo no da tregua, se ha convertido en uno de los agujeros negros de la economía española y las previsiones no mejoran el escenario. El gasto en bajas laborales mantiene una velocidad de crucero, lo que convierte este desequilibrio en la segunda gran amenaza para la Seguridad Social , tras las pensiones, además de suponer un coste añadido para las empresas en un momento en el que afrontan una sobrecarga de impuestos y cotizaciones sociales.Cuando acabe este ejercicio quedará atrás una década negra para un desequilibrio que se mueve a sus anchas cuando la economía está sana y hay crecimiento, porque el miedo al despido se diluye, lo que no ocurre en épocas de crisis, cuando el absentismo se contiene por el temor del trabajador a perder un puesto de trabajo.El último informe de la patronal de las mutuas, AMAT, con el avance de los datos del primer semestre y el cierre del año mantiene las alarmas encendidas porque el problema, lejos de solucionarse, se enquista, teniendo en cuenta también el gran crecimiento que están teniendo las bajas relacionadas con la salud mental, como el estrés o la ansiedad , problemas que se agravaron tras la pandemia. Esta tipología de ausencias al trabajo ha crecido un 176,6% en los últimos nueve años.Noticia Relacionada estandar No Cobrar el 100% de la pensión y trabajar, nuevos incentivos para el retiro… ¿Cómo me afecta la reforma de pensiones? Susana AlcelayLas previsiones que realizan las mutuas, organismos colaboradores de la Seguridad Social, son que el ejercicio acabará con más de 9,2 millones de bajas, que supondrían un 6% más que un año antes y un 135% más que en una década. Y según estos cálculos, el coste de estos procesos será de 32.800 millones, lo que habrá supuesto un incremento del 223,26% más que en 2015, año en el que las bajas comenzaron su ascenso meteórico tras superar España la Gran Recesión. De la cantidad total de desembolsos previstos para final de este 2025, 16.011 millones estarían a cargo de las arcas públicas y otros 16.788 millones de las empresas. El impacto de las bajas en las cuentas de las empresas no es menor, teniendo en cuenta que en los supuestos de enfermedad común o de accidente no laboral, el abono del subsidio entre los días 4 a 15 de baja en el trabajo corre a cargo del empresario. A partir del decimosexto día de baja la responsabilidad del abono recae en la Seguridad Social o mutua en su caso, aunque el pago lo siga materializando el empresario. Es decir, el empresario abona como si fuera una nómina y luego el sistema público o la mutua le paga al empresario. De esta forma, el trabajador recibe este ingreso como si fuera una nómina, descontando del importe del subsidio la retención por IRPF y las cotizaciones a la Seguridad Social.El informe de las mutuas sitúa en 180.984 millones el coste para las empresas por la pérdida de producción y la prestación de servicio por parte de los trabajadores de baja y en 148.185 millones el valor de los bienes y servicios que se habrán dejado de producir a final del ejercicio. Las mutuas insisten en que son varios los factores que están detrás del aumento de las ausencias al trabajo, entre ellas los fallos de la sanidad pública. Citan el laberinto burocrático para su gestión, la falta de médicos en atención primaria y especialistas del Servicio Público de Salud, así como falta de médicos inspectores en el Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS), y el incremento de las listas de espera en la sanidad pública que, dicen, está saturada, lo que «conlleva un mayor gasto innecesario, una importante merma de la competitividad de las empresas, y un pesado lastre para la creación de empleo y para el crecimiento económico de España a corto, medio y largo plazo».Medidas con urgencia«Resulta necesario que por parte del legislador se reflexione con urgencia sobre la viabilidad del actual modelo de gestión de la prestación por incapacidad temporal», dice la patronal de las mutuas. Insisten en ofrecerse a la Administración para dar altas y bajas en casos traumatológicos y reclaman limitar los complementos y mejoras pactadas en la negociación colectiva, además de modificar la financiación de la prestación por parte de la empresa y recuperar el control en bajas de más de un año. Al hilo de estas últimas bajas de mayor duración, de 365 días, las mutuas alertan de que se está produciendo una acumulación en estos casos y también en aquellas superiores a 545 días por falta de recursos en el INSS. Una situación que, dicen, está provocando que no se cite a pacientes y que los procesos se prorroguen automáticamente hasta 18 meses. Todo ello por la falta de personal y los fallos en la gestión, que está llevando también a que se esté produciendo una demora en la resolución de los expedientes de incapacidad.La respuesta de la Seguridad Social a todas estas peticiones ha sido negativa hasta ahora. La Administración ha optado por cerrar acuerdos con las comunidades autónomas para el control del absentismo, para que el trabajador pueda elegir si la sanidad pública mantiene el control de su baja en procesos traumatológicos o es la mutua. La otra vía por la que quiere transitar el Gobierno es por las altas progresivas, una fórmula que busca la gradualidad en la incorporación del trabajador a su puesto tras el alta médica después de periodos prolongados de baja médica.  

El absentismo no da tregua, se ha convertido en uno de los agujeros negros de la economía española y las previsiones no mejoran el escenario. El gasto en bajas laborales mantiene una velocidad de crucero, lo que convierte este desequilibrio en la segunda gran amenaza para la Seguridad Social, tras las pensiones, además de suponer un coste añadido para las empresas en un momento en el que afrontan una sobrecarga de impuestos y cotizaciones sociales.

Cuando acabe este ejercicio quedará atrás una década negra para un desequilibrio que se mueve a sus anchas cuando la economía está sana y hay crecimiento, porque el miedo al despido se diluye, lo que no ocurre en épocas de crisis, cuando el absentismo se contiene por el temor del trabajador a perder un puesto de trabajo.

Coste total del absentismo

laboral por ITCC desagregado

En millones de euros

Coste Indirecto Empresa por los bienes

y servicios que se han dejado de producir

Coste Directo Empresa

Coste Prestaciones de Seguridad Social

Coste Indirecto Empresa

de Sustitución de los trabajadores

100.00

62.264

69.136

77.385

85.601

96.827

91.606

106.302

119.150

135.187

162.564

180.984

Fuente: AMAT con datos del Ministerio de Inclusión,

Seguridad Social y Migraciones / ABC

Coste total del absentismo

laboral por ITCC desagregado

En millones de euros

Coste Indirecto Empresa por los bienes

y servicios que se han dejado de producir

16.788

Coste Directo Empresa

15.015

16.011

Coste Prestaciones de Seguridad Social

Coste Indirecto Empresa

de Sustitución de los trabajadores

14.100

148.185

13.081

133.449

12.245

11.259

10.267

109.861

97.624

87.440

80.108

74.052

71.040

65.353

64.451

59.931

57.352

52.118

49.753

44.298

41.571

34.599

35.450

30.890

27.940

20.646

20.519

Fuente: AMAT con datos del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones / ABC

El último informe de la patronal de las mutuas, AMAT, con el avance de los datos del primer semestre y el cierre del año mantiene las alarmas encendidas porque el problema, lejos de solucionarse, se enquista, teniendo en cuenta también el gran crecimiento que están teniendo las bajas relacionadas con la salud mental, como el estrés o la ansiedad, problemas que se agravaron tras la pandemia. Esta tipología de ausencias al trabajo ha crecido un 176,6% en los últimos nueve años.

Las previsiones que realizan las mutuas, organismos colaboradores de la Seguridad Social, son que el ejercicio acabará con más de 9,2 millones de bajas, que supondrían un 6% más que un año antes y un 135% más que en una década. Y según estos cálculos, el coste de estos procesos será de 32.800 millones, lo que habrá supuesto un incremento del 223,26% más que en 2015, año en el que las bajas comenzaron su ascenso meteórico tras superar España la Gran Recesión. De la cantidad total de desembolsos previstos para final de este 2025, 16.011 millones estarían a cargo de las arcas públicas y otros 16.788 millones de las empresas.

El impacto de las bajas en las cuentas de las empresas no es menor, teniendo en cuenta que en los supuestos de enfermedad común o de accidente no laboral, el abono del subsidio entre los días 4 a 15 de baja en el trabajo corre a cargo del empresario. A partir del decimosexto día de baja la responsabilidad del abono recae en la Seguridad Social o mutua en su caso, aunque el pago lo siga materializando el empresario. Es decir, el empresario abona como si fuera una nómina y luego el sistema público o la mutua le paga al empresario. De esta forma, el trabajador recibe este ingreso como si fuera una nómina, descontando del importe del subsidio la retención por IRPF y las cotizaciones a la Seguridad Social.

El informe de las mutuas sitúa en 180.984 millones el coste para las empresas por la pérdida de producción y la prestación de servicio por parte de los trabajadores de baja y en 148.185 millones el valor de los bienes y servicios que se habrán dejado de producir a final del ejercicio.

Las mutuas insisten en que son varios los factores que están detrás del aumento de las ausencias al trabajo, entre ellas los fallos de la sanidad pública. Citan el laberinto burocrático para su gestión, la falta de médicos en atención primaria y especialistas del Servicio Público de Salud, así como falta de médicos inspectores en el Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS), y el incremento de las listas de espera en la sanidad pública que, dicen, está saturada, lo que «conlleva un mayor gasto innecesario, una importante merma de la competitividad de las empresas, y un pesado lastre para la creación de empleo y para el crecimiento económico de España a corto, medio y largo plazo».

Medidas con urgencia

«Resulta necesario que por parte del legislador se reflexione con urgencia sobre la viabilidad del actual modelo de gestión de la prestación por incapacidad temporal», dice la patronal de las mutuas. Insisten en ofrecerse a la Administración para dar altas y bajas en casos traumatológicos y reclaman limitar los complementos y mejoras pactadas en la negociación colectiva, además de modificar la financiación de la prestación por parte de la empresa y recuperar el control en bajas de más de un año.

Al hilo de estas últimas bajas de mayor duración, de 365 días, las mutuas alertan de que se está produciendo una acumulación en estos casos y también en aquellas superiores a 545 días por falta de recursos en el INSS. Una situación que, dicen, está provocando que no se cite a pacientes y que los procesos se prorroguen automáticamente hasta 18 meses. Todo ello por la falta de personal y los fallos en la gestión, que está llevando también a que se esté produciendo una demora en la resolución de los expedientes de incapacidad.

La respuesta de la Seguridad Social a todas estas peticiones ha sido negativa hasta ahora. La Administración ha optado por cerrar acuerdos con las comunidades autónomas para el control del absentismo, para que el trabajador pueda elegir si la sanidad pública mantiene el control de su baja en procesos traumatológicos o es la mutua. La otra vía por la que quiere transitar el Gobierno es por las altas progresivas, una fórmula que busca la gradualidad en la incorporación del trabajador a su puesto tras el alta médica después de periodos prolongados de baja médica.

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