Arabia Saudí «sigue con gran preocupación los acontecimientos en la República Islámica de Irán, con el ataque a las instalaciones nucleares iraníes por parte de Estados Unidos «, se ha limitado a decir el ministerio de Asuntos Exteriores del coloso petrolero, resumiendo la actitud de fondo de toda la región del Golfo. Los regímenes árabes no ocultan su nerviosismo por los efectos de la extensión del conflicto armado –en particular para su economía y por la fuerte presencia de bases militares norteamericanas en su territorio–, pero en el fondo desean que Israel y EE.UU. frustren por muchos años las ambiciones de Irán de convertirse en la primera potencia nuclear musulmana de la región.En sus primeras declaraciones tras la entrada de Estados Unidos en la guerra contra Irán, la actitud del resto de países árabes difiere de la saudí con los matices que exige cada caso. Así, Qatar –que tiene mucha presencia militar norteamericana– expresa su «temor» ante la escalada y pide a todos «prudencia y sabiduría» para volver al camino de la diplomacia. Irak –que tiene que convivir con milicias chiíes proiraníes– teme «las consecuencias para toda la región». Omán, irrelevante en la geoestrategia regional, es el único régimen que ha condenado el bombardeo norteamericano contra las instalaciones nucleares iraníes, por el hecho de que estaba llevando a cabo una labor mediadora que le reportaba prestigio y titulares. Y, ya fuera del mundo árabe, el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan , no desaprovecha la ocasión de culpar a Israel de todos los males del planeta.El deseo íntimo del mundo árabe de que Irán no logre el arma atómica , y vea además su aparato militar convencional degradado tras la guerra, entronca con la histórica rivalidad entre la mayoría musulmana suní y la minoría chií, que ha levantado un régimen teocrático en la antigua Persia y aspira a controlar toda la región.Noticia Relacionada estandar No EE.UU. ENTRA EN GUERRA CON IRÁN David Alandete Trump se dirigió a la nación por la noche para anunciar que Estados Unidos había lanzado los «bombardeos de precisión masivos». Aseguró que habían sido «completamente y totalmente eliminadas» y calificó la operación de «éxito militar espectacular»El pretexto de la rivalidad con Israel ha permitido a los ayatolás crear una red de aliados antisemitas y antisionistas en todo Oriente Próximo. Aún a costa de la estabilidad política y económica de los regímenes árabes. Las ofensivas del movimiento palestino Hamás, el libanés Hizbolá y los hutíes de Yemen afectaron a la navegación por el mar Rojo y demostraron a los árabes que el régimen persa de los ayatolás persigue la hegemonía a cualquier precio . El país árabe con más contenciosos con Irán es Arabia Saudí, que se enfrenta al régimen de Teherán en Yemen. Desde hace un año, se han reducido las tensiones entre los rebeldes yemeníes chiíes, apoyados por Irán, y el régimen suní yemení respaldado por Arabia Saudí, pero el país está dividido y sufre la peor crisis humanitaria del planeta . Los analistas recuerdan, además, que el régimen saudí apoyó en 2015 la decisión de la primera Administración Trump de romper la baraja con Irán y retirarse del acuerdo nuclear. Aquel pacto, que la actual guerra ha terminado de enterrar, aseguraba en teoría que el programa nuclear iraní se limitaría al uso civil de la energía atómica . Los diques han acabado de romperse y Riad sabe que del resultado de la guerra dependerá que Irán obtenga o no el arma atómica en un breve plazo de tiempo. Arabia Saudí «sigue con gran preocupación los acontecimientos en la República Islámica de Irán, con el ataque a las instalaciones nucleares iraníes por parte de Estados Unidos «, se ha limitado a decir el ministerio de Asuntos Exteriores del coloso petrolero, resumiendo la actitud de fondo de toda la región del Golfo. Los regímenes árabes no ocultan su nerviosismo por los efectos de la extensión del conflicto armado –en particular para su economía y por la fuerte presencia de bases militares norteamericanas en su territorio–, pero en el fondo desean que Israel y EE.UU. frustren por muchos años las ambiciones de Irán de convertirse en la primera potencia nuclear musulmana de la región.En sus primeras declaraciones tras la entrada de Estados Unidos en la guerra contra Irán, la actitud del resto de países árabes difiere de la saudí con los matices que exige cada caso. Así, Qatar –que tiene mucha presencia militar norteamericana– expresa su «temor» ante la escalada y pide a todos «prudencia y sabiduría» para volver al camino de la diplomacia. Irak –que tiene que convivir con milicias chiíes proiraníes– teme «las consecuencias para toda la región». Omán, irrelevante en la geoestrategia regional, es el único régimen que ha condenado el bombardeo norteamericano contra las instalaciones nucleares iraníes, por el hecho de que estaba llevando a cabo una labor mediadora que le reportaba prestigio y titulares. Y, ya fuera del mundo árabe, el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan , no desaprovecha la ocasión de culpar a Israel de todos los males del planeta.El deseo íntimo del mundo árabe de que Irán no logre el arma atómica , y vea además su aparato militar convencional degradado tras la guerra, entronca con la histórica rivalidad entre la mayoría musulmana suní y la minoría chií, que ha levantado un régimen teocrático en la antigua Persia y aspira a controlar toda la región.Noticia Relacionada estandar No EE.UU. ENTRA EN GUERRA CON IRÁN David Alandete Trump se dirigió a la nación por la noche para anunciar que Estados Unidos había lanzado los «bombardeos de precisión masivos». Aseguró que habían sido «completamente y totalmente eliminadas» y calificó la operación de «éxito militar espectacular»El pretexto de la rivalidad con Israel ha permitido a los ayatolás crear una red de aliados antisemitas y antisionistas en todo Oriente Próximo. Aún a costa de la estabilidad política y económica de los regímenes árabes. Las ofensivas del movimiento palestino Hamás, el libanés Hizbolá y los hutíes de Yemen afectaron a la navegación por el mar Rojo y demostraron a los árabes que el régimen persa de los ayatolás persigue la hegemonía a cualquier precio . El país árabe con más contenciosos con Irán es Arabia Saudí, que se enfrenta al régimen de Teherán en Yemen. Desde hace un año, se han reducido las tensiones entre los rebeldes yemeníes chiíes, apoyados por Irán, y el régimen suní yemení respaldado por Arabia Saudí, pero el país está dividido y sufre la peor crisis humanitaria del planeta . Los analistas recuerdan, además, que el régimen saudí apoyó en 2015 la decisión de la primera Administración Trump de romper la baraja con Irán y retirarse del acuerdo nuclear. Aquel pacto, que la actual guerra ha terminado de enterrar, aseguraba en teoría que el programa nuclear iraní se limitaría al uso civil de la energía atómica . Los diques han acabado de romperse y Riad sabe que del resultado de la guerra dependerá que Irán obtenga o no el arma atómica en un breve plazo de tiempo.
Los países del Golfo no quieren un Irán chií convertido en potencia nuclear
Arabia Saudí «sigue con gran preocupación los acontecimientos en la República Islámica de Irán, con el ataque a las instalaciones nucleares iraníes por parte de Estados Unidos«, se ha limitado a decir el ministerio de Asuntos Exteriores del coloso petrolero, resumiendo la actitud de fondo de toda la región del Golfo. Los regímenes árabes no ocultan su nerviosismo por los efectos de la extensión del conflicto armado –en particular para su economía y por la fuerte presencia de bases militares norteamericanas en su territorio–, pero en el fondo desean que Israel y EE.UU. frustren por muchos años las ambiciones de Irán de convertirse en la primera potencia nuclear musulmana de la región.
En sus primeras declaraciones tras la entrada de Estados Unidos en la guerra contra Irán, la actitud del resto de países árabes difiere de la saudí con los matices que exige cada caso. Así, Qatar –que tiene mucha presencia militar norteamericana– expresa su «temor» ante la escalada y pide a todos «prudencia y sabiduría» para volver al camino de la diplomacia. Irak –que tiene que convivir con milicias chiíes proiraníes– teme «las consecuencias para toda la región». Omán, irrelevante en la geoestrategia regional, es el único régimen que ha condenado el bombardeo norteamericano contra las instalaciones nucleares iraníes, por el hecho de que estaba llevando a cabo una labor mediadora que le reportaba prestigio y titulares. Y, ya fuera del mundo árabe, el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, no desaprovecha la ocasión de culpar a Israel de todos los males del planeta.
El deseo íntimo del mundo árabe de que Irán no logre el arma atómica, y vea además su aparato militar convencional degradado tras la guerra, entronca con la histórica rivalidad entre la mayoría musulmana suní y la minoría chií, que ha levantado un régimen teocrático en la antigua Persia y aspira a controlar toda la región.
El pretexto de la rivalidad con Israel ha permitido a los ayatolás crear una red de aliados antisemitas y antisionistas en todo Oriente Próximo. Aún a costa de la estabilidad política y económica de los regímenes árabes. Las ofensivas del movimiento palestino Hamás, el libanés Hizbolá y los hutíes de Yemen afectaron a la navegación por el mar Rojo y demostraron a los árabes que el régimen persa de los ayatolás persigue la hegemonía a cualquier precio.
El país árabe con más contenciosos con Irán es Arabia Saudí, que se enfrenta al régimen de Teherán en Yemen. Desde hace un año, se han reducido las tensiones entre los rebeldes yemeníes chiíes, apoyados por Irán, y el régimen suní yemení respaldado por Arabia Saudí, pero el país está dividido y sufre la peor crisis humanitaria del planeta.
Los analistas recuerdan, además, que el régimen saudí apoyó en 2015 la decisión de la primera Administración Trump de romper la baraja con Irán y retirarse del acuerdo nuclear. Aquel pacto, que la actual guerra ha terminado de enterrar, aseguraba en teoría que el programa nuclear iraní se limitaría al uso civil de la energía atómica. Los diques han acabado de romperse y Riad sabe que del resultado de la guerra dependerá que Irán obtenga o no el arma atómica en un breve plazo de tiempo.
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