El probiótico que Alfredo Corell, inmunólogo, recomienda para cuidar la microbiota en España: «Al menos una dosis al día»

El catedrático de Inmunología y divulgador señala las pautas imprescindibles para fortalecer nuestras defensas en su último libro.
Más información: Soy biólogo y este es el alimento con más probióticos que el yogur que tomo a diario para adelgazar y bajar la inflamación El catedrático de Inmunología y divulgador señala las pautas imprescindibles para fortalecer nuestras defensas en su último libro.
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El catedrático de Inmunología Alfredo Corell se convirtió en uno de los referentes de los españoles durante la Covid-19 para entender la magnitud de la pandemia a la que se enfrentaba el mundo. Su capacidad divulgativa, cercana sin perder rigor, fue reconocida por los Premios CSIC-Fundación BBVA de Comunicación Científica. Ahora regresa con Inmunidad en forma [Planeta], un manual para enseñarnos a cuidar mejor de nuestro sistema inmunitario para mejorar nuestra salud, evitar enfermedades crónicas y prolongar nuestra longevidad.

En su nueva obra, el investigador repasa los múltiples factores que impactan sobre nuestra inmunidad, y pone la lupa sobre los posibles ‘inmunotimos‘ que podemos encontrarnos, especialmente en el campo de la nutrición. Aunque varios alimentos y suplementos no han demostrado contar con los beneficios que prometen, hay otros que favorecen de forma fehaciente las defensas desde la microbiota intestinal. Y entre los compuestos más importantes se encuentran los probióticos.

Corell invita a imaginar estos nutrientes como «soldados» que combaten a las bacterias perjudiciales para el organismo. «Los probióticos son microorganismos vivos que, consumidos en las cantidades adecuadas, ayudan a equilibrar la microbiota y fortalecen el sistema inmunitario», escribe. Estos se encuentran principalmente en productos lácteos fermentados, siendo las familias más comunes las de los Lactobacillus y los Bifidobacterium.

«Nuestra microbiota intestinal es un ecosistema lleno de pequeños inquilinos -bacterias, hongos y otros microorganismos- que influyen en nuestra digestión, nuestro sistema inmunitario e incluso en nuestro estado de ánimo», detalla. En ese sentido, los alimentos probióticos introducen las bacterias beneficiosas mientras que los prebióticos les aportan alimentación, y finalmente los simbióticos realizan ambas funciones.

En cuanto a los beneficios de los probióticos para la inmunidad, el principal está en actuar como ‘antibióticos naturales‘, explica Corell. Al fermentar la fibra soluble que pasa por el tracto gastrointestinal, producen ácidos grasos de cadena corta que van a aportar energía a las células del intestino, reforzándolas contra las bacterias patógenas.

Una alimentación rica en probióticos también se relaciona con mejores digestiones -en especial de alimentos que pueden resultar indigestos a algunos, como los lácteos-, contribuyen al tránsito intestinal y evitan la inflamación. Un adecuado aporte se vincula a un menor nivel de inflamación, al control de las respuestas inmunitarias descontroladas como las alergias y a una mejor resistencia a las infecciones.

Ahora, ¿qué es lo que deberíamos consumir realmente dentro de una dieta probiótica? A diferencia de los probióticos que se venden en farmacia y contienen una concentración de cepas identificadas, no todos los alimentos que afirman tenerlos lo hacen realmente. Corell insta a comprobar que tienen microorganismos identificados como parte de su composición, que en el momento del consumo siguen vivos y en cantidades suficientes, y que han sido estudiados en ensayos clínicos.

Afortunadamente, hay alimentos comunes que cumplen estos requisitos. «En general, cualquiera se beneficia con la ingesta de, al menos, un alimento probiótico al día (yogur, kéfir o leche fermentada). Tus defensas lo agradecerán», manifiesta el inmunólogo. No obstante, también recomienda adquirirlos preparados en lugar de prepararlos en casa. Además de evitar contaminaciones, el resultado final podría ser pobre en bacterias. «Y si no tiene suficientes, un probiótico deja de ser útil».

Ojo con el azúcar

Ahora, ¿todos los productos a base de leche fermentada son igual de efectivos? Corell se detiene a examinar el Actimel, a base de leche rehidratada con fermentos lácticos extraidos del yogur: L. bulgaricus, S. thermophilus y L. casei. Además, algunas variedades están enriquecidas con vitaminas como la B6, B9, C, D, y minerales como el hierro y el zinc.

Tras revisar la evidencia científica disponible, el investigador concluye que «es sin duda un buen alimento«, insistiendo en su recomendación de consumir «al menos una dosis al día de este tipo de productos, ya sea en forma de leche fermentada líquida (como Actimel) o yogures y kéfires«. La pega, no obstante, es que este producto para beber contiene más de un 7% de azúcar.

«Desafortunadamente, algunas de las presentaciones de estos productos son excesivamente azucaradas», zanja. «Debemos buscar productos con probióticos que no tengan azúcares añadidos ni edulcorantes, con un 4-5% de azúcares correspondientes a la lactosa natural de la leche».

 elespanol – Salud

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