El sorprendente mapa de la gonorrea en España: por qué Asturias sólo registra 24 casos y Cataluña tiene más de 12.000

Los expertos creen que la gran variabilidad entre los territorios responde tanto a las diferencias en los sistemas de vigilancia como al propio estilo de vida.
Más información: El fracaso de España contra las ITS: un nuevo informe alerta de que se han disparado un 440% en solo ocho años Los expertos creen que la gran variabilidad entre los territorios responde tanto a las diferencias en los sistemas de vigilancia como al propio estilo de vida.
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Los casos de infección gonocócica siguen creciendo en España. En 2024 se notificaron un total de 37.257, lo que supone un 716% más que hace 10 años. Este incremento, sin embargo, no se ha dado en paralelo en todas las comunidades.

No solo sigue existiendo una gran variabilidad, sino que también hay alguna en la que se observa incluso un descenso. Es el caso de Asturias, donde se notificaron 24 diagnósticos de infección gonocócica el pasado año.

Con 2,38 casos por cada 100.000 habitantes, presenta la tasa más baja de todo el país, solo superada por Ceuta, que no tuvo ninguna infección gonocócica.

La siguiente con la menor incidencia es Aragón, en la que se registraron un total de 128 casos, casi un 45% menos que en 2023.

Su tasa es de 9,47 casos, una cifra bastante inferior a la de comunidades limítrofes como Navarra (53,37), que registra un incremento de un 217% con respecto a 2017.

Cataluña, a la cabeza

Tanto aquel año como en 2024 la tasa más alta es la de Cataluña, que ha pasado de 48,28 a 161,27. El segundo puesto ha variado en todo este tiempo.

Baleares era la que ocupaba esta posición en 2017, con 42,98 casos por cada 100.000 habitantes, aunque en los últimos años se ha mantenido alrededor de la cincuentena.

Otra de las comunidades que también ha estado justo detrás de la catalana ha sido el País Vasco, que tuvo su pico más alto en 2023, con 78,37 casos, pero fue el año anterior cuando ocupó este puesto.

En los últimos años Madrid se ha consolidado como la segunda comunidad con la tasa más alta, pasando de 28,69 casos en 2017 a 125,26 en 2024.

En el otro extremo se repiten los nombres de comunidades como Castilla y León y Extremadura. En esta última se registraron ‘solo’ 183 casos en 2024; aun así, supuso un aumento de un 438% en siete años.

En este tiempo, la comunidad que ha tenido el mayor incremento porcentual ha sido Andalucía. Su tasa en 2017 fue de 8,83 casos, mientras que el pasado año ascendió hasta los 60,40.

En 2024 solo le superaron Cataluña, Madrid, País Vasco y Canarias, cuya tasa fue de 65,26. El número total de casos en ambos archipiélagos casi se ha duplicado desde 2017.

Un problema de registro

En el citado informe se advierte que la comparación de las tasas de incidencia de ITS por comunidad autónoma puede verse afectada por algunas diferencias en los sistemas de vigilancia autonómicos.

Pero como señala a EL ESPAÑOL una de sus autoras, la investigadora del Centro Nacional de Epidemiología (CNE-ISCIII) Asunción Díaz, incluso con un sistema de vigilancia similar para todas se seguiría observando una cierta disparidad.

Las diferencias como consecuencia de una mala notificación de casos no son exclusivas de España. El último informe del Centro Europeo para el Control y Prevención de Enfermedades (ECDC, por sus siglas en inglés), también muestra una disparidad entre países con poblaciones similares.

El jefe de Virología en el hospital Ramón y Cajal de Madrid, Juan Carlos Galán, considera que asignar las diferencias a un único factor como son los sistemas de vigilancia sería «simplificarlo mucho».

Aun así, le llama poderosamente la atención el caso de Aragón, con «muy bajos registros en todas las ITS que se registran» en el informe publicado por el ISCIII. Lo que le sugiere que puede deberse a «un problema de registro», aunque no podría excluir otros motivos.

Y es que, al igual que sucede «en toda Europa», son infecciones que están asociadas a ambientes urbanos en los que existe una mayor posibilidad de interrelación entre las personas.

Por ello parte de la diferenciación que se observa «puede ser debida a las características de distribución de la población de cada comunidad».

Porque, aunque se haya registrado un repunte de casos en mayores, las tasas más elevadas se registran en el grupo de 25 a 34 años, seguido del de 20 a 24, donde «se debería prestar especial atención porque pueden llegar a tener secuelas si no se tratan adecuadamente«.

Y falta de recursos

Teniendo en cuenta que la mayor afectación se registra más en los jóvenes, no es de extrañar que Asturias y Aragón presenten las tasas más bajas, ya que son comunidades con poblaciones envejecidas.

Además, «no tienen mucho turismo; o si lo tienen, no suele ser de diversión, como en Cataluña o Canarias», añade Gema Fernández Rivas, portavoz de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC).

A los factores demográficos y contextuales se suman los estructurales, puesto que hay comunidades en las que siguen teniendo más dificultades de acceso a la hora de poder realizarse una prueba.

En Cataluña, por ejemplo, cuentan con el Centro de Estudios Epidemiológicos sobre ITS y Sida (CEEISCAT), mientras que en otras regiones apenas comienzan a consolidar sus unidades especializadas.

Un reciente informe del Ministerio de Sanidad advierte que la atención a las ITS es heterogénea, con barreras de acceso como los horarios de atención, la necesidad de cita previa y la falta de profesionales dedicados a la vigilancia epidemiológica.

Jordi Casabona, coordinador del Grupo de Trabajo de ITS de la Sociedad Española de Epidemiología (SEE), cree que el anonimato también está detrás de la diferencia en los casos notificados: «En zonas rurales, hay personas con síntomas que a veces van a diagnosticarse a otro lugar».

 elespanol – Salud

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