El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, han llegado a un acuerdo para salvar la cumbre aliada que se inicia el próximo martes en La Haya (Países Bajos), amenazada por la negativa española a destinar el 5% de su Producto Interior Bruto (PIB) a gasto militar. La solución pasa por mantener con carácter general el objetivo del 5%, pero interpretándolo con flexibilidad, de forma que España podrá dedicar a defensa el porcentaje del PIB que considere necesario, siempre que cumpla con los Objetivos de Capacidades militares que fueron aprobados por los ministros de Defensa de la OTAN el pasado 5 de junio.
Sánchez acepta la declaración de la cumbre de La Haya después de que Rutte le garantice “flexibilidad”
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, han llegado a un acuerdo para salvar la cumbre aliada que se inicia el próximo martes en La Haya (Países Bajos), amenazada por la negativa española a destinar el 5% de su Producto Interior Bruto (PIB) a gasto militar. La solución pasa por mantener con carácter general el objetivo del 5%, pero interpretándolo con flexibilidad, de forma que España podrá dedicar a defensa el porcentaje del PIB que considere necesario, siempre que cumpla con los Objetivos de Capacidades militares que fueron aprobados por los ministros de Defensa de la OTAN el pasado 5 de junio.
En una declaración institucional, Sánchez ha calificado de “éxito” un acuerdo que, según ha asegurado, permitirá a España “cumplir sus compromisos con la Alianza Atlántica y preservar su unidad, sin tener que incrementar el gasto en defensa hasta el 5% del PIB”. El presidente del Gobierno se ha mostrado respetuoso con la mayoría de países de la OTAN que han decidido comprometerse a alcanzar este porcentaje de gasto militar en 2035, pero ha enfatizado: “Nosotros, como país soberano, elegimos no hacerlo”. A continuación, ha desgranado las razones por las que considera este aumento “desproporcionado e innecesario”, contraproducente para la construcción de una Unión Europea de la seguridad y la defensa y, en último término, incompatible con mantener el Estado del bienestar. Adelantándose a las previsibles críticas de la oposición, ha negado que España haya roto la unidad de la OTAN o se haya quedado “fuera de su paraguas protector”. “Ninguna de estas cosas es cierta. España permanece dentro del consenso de la OTAN”, ha subrayado.
El pacto incluye ligeros retoques en la declaración final de la cumbre que celebrarán esta semana los jefes de Estado y de Gobierno aliados, la primera desde el retorno de Donald Trump a la Casa Blanca. Con la nueva redacción, ya no se dirá que el compromiso de llegar al 5% del PIB lo asumen todos los países aliados, sino países aliados sin determinar, según fuentes de La Moncloa. Además, se desvincula el porcentaje de gasto en defensa del cumplimiento de los Objetivos de Capacidades militares. Este punto era fundamental para el Gobierno español, que acepta plenamente cumplir con los objetivos que la OTAN le ha asignado para el periodo 2026-29, pero considera que para conseguirlos le basta con invertir el 2,1% de su PIB, según estiman los expertos militares.
Los cambios introducidos en la declaración son tan sutiles que, para despejar dudas, Sánchez y Rutte han completado el acuerdo con un intercambio de cartas que la interpretan. La principal es la que ha dirigido el secretario general de la OTAN al presidente del Gobierno español, en la que que le confirma que el acuerdo en torno a la declaración final de la cumbre proporciona a España flexibilidad sobre el porcentaje de PIB que debe dedicar a defensa. Es decir, que no está obligado a gastar el 5% de su riqueza anual.
“Entiendo que España está convencida de que puede cumplir el nuevo acuerdo de Objetivos de Capacidad con una trayectoria de gasto menor al 5% (3,5% en defensa estricta y 1,5% en gastos relacionados con la seguridad) del PIB”, afirma Rutte en su misiva al jefe del Gobierno español. “Puedo confirmarle que el acuerdo de la próxima cumbre de la OTAN dará a España flexibilidad para determinar su propia ruta soberana para alcanzar la meta de los Objetivos de Capacidad y los recursos anuales necesarios en términos del porcentaje del PIB para presentar sus propios planes anuales”, agrega. El secretario general de la OTAN se despide recordando que el plan será revisado en 2029, en vista al nuevo panorama estratégico, y los Objetivos de Capacidades actualizados.
Sánchez le ha contestado con una misiva también breve, en la que comunica a Rutte que España acepta la declaración final de la cumbre de La Haya tras los ajustes introducidos, en el entendimiento de que el compromiso español se refiere a cumplir los Objetivos de Capacidades en su integridad y a tiempo, “independientemente del porcentaje del PIB que implique”, y a someter sus propios planeas anuales en concordancia con los mismos. “Como siempre, puede contar con España como un aliado comprometido y fiable y espero una exitosa cumbre”, se despide.
El acuerdo se alcanzó el sábado por la noche, tras unas intensas negociaciones entre la Secretaría General de la OTAN y el Gabinete de Presidencia del Gobierno, dirigido por Diego Rubio, que no han estado exentas de presiones, “públicas y privadas”, según fuentes de La Moncloa. Entre las primeras, las declaraciones de Trump, quien dijo que “España tiene que pagar lo mismo que todo el mundo”, tras asegurar que “ha sido famosa por su poca contribución”. Paradójicamente, el presidente estadounidense añadió que su país no tiene por qué cumplir el 5% que exige a los demás, ya que ya ha pagado demasiado. “No creo que nosotros tengamos que hacerlo, pero el resto de países de la OTAN sí, absolutamente”, dijo.
Fuentes de Moncloa subrayan que nunca hubo la intención de bloquear la cumbre de La Haya y, por eso, se ofrecieron dos salidas a Rutte: una flexibilización de la declaración o una cláusula que permitiera a España descolgarse de ese compromiso. Al final, ha habido una mezcla de ambas. Las mismas fuentes comparan el acuerdo alcanzado en la OTAN con la llamada “excepción ibérica”, que permitió a España y Portugal mantener el precio de la energía más barato que en el resto de la UE.
España rompió el jueves el plazo de 48 horas para que se aprobara el borrador de la declaración final de la cumbre de la OTAN por silencio positivo; es decir, si ningún país se manifestaba en contra. Una vez alcanzado el pacto entre Sánchez y Rutte, la declaración enmendada se ha circulado este domingo a las capitales aliadas y se ha abierto un nuevo plazo para presentar alegaciones que ha concluido a las 18.30 horas, sin que ningún país se haya opuesto, por lo que ha quedado definitivamente aprobada.
En una jornada marcada por el ataque de Estados Unidos a Irán, Sánchez solo ha hecho en su declaración institucional una alusión velada al nuevo frente de guerra abierto en Oriente Próximo. “El mundo empieza a asomarse a un abismo oscuro. Estamos normalizando que ciertas potencias se bombardeen entre sí, que sus líderes intercambien amenazas nucleares, que la población civil sufra las consecuencias. España no puede dar la espalda a esta realidad, pero tampoco puede darla por buena […] La guerra no tiene ganadores, nunca”, ha enfatizado.
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