Para bien y para mal, al mismo tiempo, el futuro de Francia ha quedado hipotecado a la incierta gestión de la inmigración , «imprescindible» y «catastrófica», al mismo tiempo.Según el centro de estudios «Terra Nova» (social-liberal), Francia, víctima de una demografía declinante, necesitaría de 200.000 a 300.000 nuevos emigrantes, cada año, para poder «atender» con eficacia sectores económicos y sociales imprescindibles para la vida pública, de la limpieza de las grandes ciudades a los trabajos urbanos y agrarios más modestos.Por el contrario, según el «Observatoire de l’immigration et de la démographie» (OID) (conservador), la emigración cuesta muy caro a los contribuyentes, recorta en un 3,4 % el PIB y sus «servicios» solo pagan un 86 % de lo que cuestan a los presupuestos del Estado, incrementando la pobreza colectiva, creando guetos sociales incapaces de integrarse en la vida colectiva.En un informe publicado a mediados de mayo, Terra Nova terminaba haciendo esta «profecía»: «Francia no podrá perennizar su modesto social sin recurrir a más inmigrantes, para poder continuar funcionando en muchos sectores donde solo trabajan inmigrantes».Noticia Relacionada estandar Si Francia despliega 4.000 agentes para controlar la inmigración en varias estaciones: «Los sin papeles no son bienvenidos» Juan Pedro Quiñonero Lo ha anunciado el ministro del Interior en una entrevista en una televisión galaEn su informe filtrado la tarde del sábado al matutino conservador «Le Figaro», el OID, concluye de este modo: «La inmigración no es culpable de las dificultades estructurales de nuestra economía, deuda pública, déficits del Estado, crecimiento muy modesto, riesgos de crecimiento del paro… por el contrario, la inmigración agrava todos esos problemas, con un costo incontrolado y la agravación de los problemas que ningún gobierno de izquierda o derecha ha sido capaz de corregir…».Puntos esencialesTerra Nova y OID, por el contrario, coinciden en varios puntos esenciales:-La inmigración francesa, esencialmente familiar, tiene mala, escasa o nula formación, complicando la integración, favoreciendo su costo para el erario público.-El paro de la inmigración francesa se encuentra entre los más altos, en la UE y la OCDE, por varias razones: mala adaptación a los mercados laborales, mala integración social, diversidad cultural muy grave.En Francia, un 10 % aproximadamente de los 68 millones de habitantes son inmigrantes, hijos o nietos de inmigrantes. La diversidad cultural de esa población también es una fuente de problemas de muy diversa índole. Estas son las naciones de origen de la mayoría de los inmigrantes franceses: Argelia, Marruecos, Túnez, Comores, Costa de Marfil, Senegal, Camerún, Malí, Congo…Esa diversidad favorece la formación de guetos, fuente de incontables problemas de adaptación, por razones lingüísticas, culturales, étnicas, religiosas, etcétera.Ni Terra Nova ni OID tienen «soluciones» para esos problemas, con muchos «flecos» inflamables, como la propaganda islamista, la aparición de mafias, los conflictos suburbanos con estallidos de violencia, desde hace años.Francia recibe entre 300.000 y 350.000 inmigrantes por año … ¿Qué hacer para «sacar» algún «beneficio» de ese proceso migratorio? ¿Qué hacer para intentar frenar o cortar por lo sano sus amenazas reales y potenciales?«No puede recibir a todos»Los expertos de Terra Nova dan esta respuesta: «Está claro que Francia no puede recibir a todos los pobres del mundo. Quizá una solución fuese intentar realizar alguna selectividad, en función de los sectores sociales donde la mano de obra es indispensable, ya que la demografía francesa y los franceses no pueden y no quieren realizar ciertos trabajos».La opinión de los expertos de la OID es bastante semejante: «Francia sufre de una inmigración con muy baja formación cultural básica. Con lo cual, esos inmigrantes están poco capacitados para realizar ciertos trabajos, y mal adaptados para realizar otros. La exigencia de un nivel de estudios mínimo, básico, con algún diploma, permitiría mejorar la calidad de la inmigración, sin solventar los problemas de fondo».Más allá del análisis histórico y sociológico, la inmigración también es un arma política arrojadiza, aunque la sensibilidad social evoluciona de manera menos tensa.Según los últimos estudios del «Institut français d’opinion publique» (Ifop) un 82 % de los franceses estiman que «no es posible hablar serenamente de la inmigración».Según Ifop, el 67 % de los franceses piensan que «no es posible recibir más inmigrantes», otro 74 % estiman que las patronales se benefician de la «mano de obra barata de los inmigrantes», un 69 % estiman que sería «deseable» cambiar de modelo, para solo aceptar la inmigración necesaria, aceptada y bien integrada. Para bien y para mal, al mismo tiempo, el futuro de Francia ha quedado hipotecado a la incierta gestión de la inmigración , «imprescindible» y «catastrófica», al mismo tiempo.Según el centro de estudios «Terra Nova» (social-liberal), Francia, víctima de una demografía declinante, necesitaría de 200.000 a 300.000 nuevos emigrantes, cada año, para poder «atender» con eficacia sectores económicos y sociales imprescindibles para la vida pública, de la limpieza de las grandes ciudades a los trabajos urbanos y agrarios más modestos.Por el contrario, según el «Observatoire de l’immigration et de la démographie» (OID) (conservador), la emigración cuesta muy caro a los contribuyentes, recorta en un 3,4 % el PIB y sus «servicios» solo pagan un 86 % de lo que cuestan a los presupuestos del Estado, incrementando la pobreza colectiva, creando guetos sociales incapaces de integrarse en la vida colectiva.En un informe publicado a mediados de mayo, Terra Nova terminaba haciendo esta «profecía»: «Francia no podrá perennizar su modesto social sin recurrir a más inmigrantes, para poder continuar funcionando en muchos sectores donde solo trabajan inmigrantes».Noticia Relacionada estandar Si Francia despliega 4.000 agentes para controlar la inmigración en varias estaciones: «Los sin papeles no son bienvenidos» Juan Pedro Quiñonero Lo ha anunciado el ministro del Interior en una entrevista en una televisión galaEn su informe filtrado la tarde del sábado al matutino conservador «Le Figaro», el OID, concluye de este modo: «La inmigración no es culpable de las dificultades estructurales de nuestra economía, deuda pública, déficits del Estado, crecimiento muy modesto, riesgos de crecimiento del paro… por el contrario, la inmigración agrava todos esos problemas, con un costo incontrolado y la agravación de los problemas que ningún gobierno de izquierda o derecha ha sido capaz de corregir…».Puntos esencialesTerra Nova y OID, por el contrario, coinciden en varios puntos esenciales:-La inmigración francesa, esencialmente familiar, tiene mala, escasa o nula formación, complicando la integración, favoreciendo su costo para el erario público.-El paro de la inmigración francesa se encuentra entre los más altos, en la UE y la OCDE, por varias razones: mala adaptación a los mercados laborales, mala integración social, diversidad cultural muy grave.En Francia, un 10 % aproximadamente de los 68 millones de habitantes son inmigrantes, hijos o nietos de inmigrantes. La diversidad cultural de esa población también es una fuente de problemas de muy diversa índole. Estas son las naciones de origen de la mayoría de los inmigrantes franceses: Argelia, Marruecos, Túnez, Comores, Costa de Marfil, Senegal, Camerún, Malí, Congo…Esa diversidad favorece la formación de guetos, fuente de incontables problemas de adaptación, por razones lingüísticas, culturales, étnicas, religiosas, etcétera.Ni Terra Nova ni OID tienen «soluciones» para esos problemas, con muchos «flecos» inflamables, como la propaganda islamista, la aparición de mafias, los conflictos suburbanos con estallidos de violencia, desde hace años.Francia recibe entre 300.000 y 350.000 inmigrantes por año … ¿Qué hacer para «sacar» algún «beneficio» de ese proceso migratorio? ¿Qué hacer para intentar frenar o cortar por lo sano sus amenazas reales y potenciales?«No puede recibir a todos»Los expertos de Terra Nova dan esta respuesta: «Está claro que Francia no puede recibir a todos los pobres del mundo. Quizá una solución fuese intentar realizar alguna selectividad, en función de los sectores sociales donde la mano de obra es indispensable, ya que la demografía francesa y los franceses no pueden y no quieren realizar ciertos trabajos».La opinión de los expertos de la OID es bastante semejante: «Francia sufre de una inmigración con muy baja formación cultural básica. Con lo cual, esos inmigrantes están poco capacitados para realizar ciertos trabajos, y mal adaptados para realizar otros. La exigencia de un nivel de estudios mínimo, básico, con algún diploma, permitiría mejorar la calidad de la inmigración, sin solventar los problemas de fondo».Más allá del análisis histórico y sociológico, la inmigración también es un arma política arrojadiza, aunque la sensibilidad social evoluciona de manera menos tensa.Según los últimos estudios del «Institut français d’opinion publique» (Ifop) un 82 % de los franceses estiman que «no es posible hablar serenamente de la inmigración».Según Ifop, el 67 % de los franceses piensan que «no es posible recibir más inmigrantes», otro 74 % estiman que las patronales se benefician de la «mano de obra barata de los inmigrantes», un 69 % estiman que sería «deseable» cambiar de modelo, para solo aceptar la inmigración necesaria, aceptada y bien integrada.
Para bien y para mal, al mismo tiempo, el futuro de Francia ha quedado hipotecado a la incierta gestión de la inmigración, «imprescindible» y «catastrófica», al mismo tiempo.
Según el centro de estudios «Terra Nova» (social-liberal), Francia, víctima de una demografía declinante, necesitaría … de 200.000 a 300.000 nuevos emigrantes, cada año, para poder «atender» con eficacia sectores económicos y sociales imprescindibles para la vida pública, de la limpieza de las grandes ciudades a los trabajos urbanos y agrarios más modestos.
Por el contrario, según el «Observatoire de l’immigration et de la démographie» (OID) (conservador), la emigración cuesta muy caro a los contribuyentes, recorta en un 3,4 % el PIB y sus «servicios» solo pagan un 86 % de lo que cuestan a los presupuestos del Estado, incrementando la pobreza colectiva, creando guetos sociales incapaces de integrarse en la vida colectiva.
En un informe publicado a mediados de mayo, Terra Nova terminaba haciendo esta «profecía»: «Francia no podrá perennizar su modesto social sin recurrir a más inmigrantes, para poder continuar funcionando en muchos sectores donde solo trabajan inmigrantes».
En su informe filtrado la tarde del sábado al matutino conservador «Le Figaro», el OID, concluye de este modo: «La inmigración no es culpable de las dificultades estructurales de nuestra economía, deuda pública, déficits del Estado, crecimiento muy modesto, riesgos de crecimiento del paro… por el contrario, la inmigración agrava todos esos problemas, con un costo incontrolado y la agravación de los problemas que ningún gobierno de izquierda o derecha ha sido capaz de corregir…».
Puntos esenciales
Terra Nova y OID, por el contrario, coinciden en varios puntos esenciales:
-La inmigración francesa, esencialmente familiar, tiene mala, escasa o nula formación, complicando la integración, favoreciendo su costo para el erario público.
-El paro de la inmigración francesa se encuentra entre los más altos, en la UE y la OCDE, por varias razones: mala adaptación a los mercados laborales, mala integración social, diversidad cultural muy grave.
En Francia, un 10 % aproximadamente de los 68 millones de habitantes son inmigrantes, hijos o nietos de inmigrantes. La diversidad cultural de esa población también es una fuente de problemas de muy diversa índole. Estas son las naciones de origen de la mayoría de los inmigrantes franceses: Argelia, Marruecos, Túnez, Comores, Costa de Marfil, Senegal, Camerún, Malí, Congo…
Esa diversidad favorece la formación de guetos, fuente de incontables problemas de adaptación, por razones lingüísticas, culturales, étnicas, religiosas, etcétera.
Ni Terra Nova ni OID tienen «soluciones» para esos problemas, con muchos «flecos» inflamables, como la propaganda islamista, la aparición de mafias, los conflictos suburbanos con estallidos de violencia, desde hace años.
Francia recibe entre 300.000 y 350.000 inmigrantes por año… ¿Qué hacer para «sacar» algún «beneficio» de ese proceso migratorio? ¿Qué hacer para intentar frenar o cortar por lo sano sus amenazas reales y potenciales?
«No puede recibir a todos»
Los expertos de Terra Nova dan esta respuesta: «Está claro que Francia no puede recibir a todos los pobres del mundo. Quizá una solución fuese intentar realizar alguna selectividad, en función de los sectores sociales donde la mano de obra es indispensable, ya que la demografía francesa y los franceses no pueden y no quieren realizar ciertos trabajos».
La opinión de los expertos de la OID es bastante semejante: «Francia sufre de una inmigración con muy baja formación cultural básica. Con lo cual, esos inmigrantes están poco capacitados para realizar ciertos trabajos, y mal adaptados para realizar otros. La exigencia de un nivel de estudios mínimo, básico, con algún diploma, permitiría mejorar la calidad de la inmigración, sin solventar los problemas de fondo».
Más allá del análisis histórico y sociológico, la inmigración también es un arma política arrojadiza, aunque la sensibilidad social evoluciona de manera menos tensa.
Según los últimos estudios del «Institut français d’opinion publique» (Ifop) un 82 % de los franceses estiman que «no es posible hablar serenamente de la inmigración».
Según Ifop, el 67 % de los franceses piensan que «no es posible recibir más inmigrantes», otro 74 % estiman que las patronales se benefician de la «mano de obra barata de los inmigrantes», un 69 % estiman que sería «deseable» cambiar de modelo, para solo aceptar la inmigración necesaria, aceptada y bien integrada.
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