Golpe a la diabetes: consiguen curar a 10 pacientes en un pequeño ensayo con un fármaco experimental

Un estudio consigue reducir entre un 36% y un 70% el uso de insulina en dos personas tras probar un nuevo tratamiento contra esta patología.
Más información: Cuando la diabetes pasa de ser crónica a terminal: del control del azúcar en sangre a la sentencia de muerte Un estudio consigue reducir entre un 36% y un 70% el uso de insulina en dos personas tras probar un nuevo tratamiento contra esta patología.
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En Canadá hay una antorcha encendida de manera permanente como símbolo de la investigación de la diabetes. Está situada en London (Ontario) y no se apagará hasta que se logre encontrar una cura para la enfermedad. Ahora, la comunidad científica puede estar más cerca de lograrlo.

Un grupo de investigadores ha conseguido curar a diez pacientes con la forma más complicada de diabetes tipo 1 gracias a una infusión de células madre. Sus resultados se publicaron la semana pasada en la prestigiosa revista New England Journal of Medicine.

Los científicos estimularon células madre para convertirlas en islotes pancreáticos, que se encargan de la producción de insulina y glucagón, responsables de controlar los niveles de azúcar. Después, las inyectaron en los pacientes con una única infusión y consiguieron que se implantaran en el hígado.

De los 14 pacientes con los que se realizó el ensayo, 10 de ellos ya no necesitaban utilizar insulina artificial a los seis meses y un año después, el tratamiento seguía funcionando. Otros dos tenían que seguir empleándola, pero en una dosis mucho menor.

«La dosis de insulina disminuyó en un 70% y un 36%», reza el trabajo. Gracias a este tratamiento, el cuerpo de estos pacientes había vuelto a fabricar la hormona para controlar la glucosa, explica Ignacio Conget, endocrinólogo en el Hospital Clínic de Barcelona.

La mayoría de efectos adversos que se detectaron fueron leves o moderados, pero se produjo la muerte de dos pacientes durante el ensayo. Uno de ellos a causa de una meningitis criptocócica (causada por un hongo) y otro por la progresión de un deterioro neurocognitivo preexistente.

Conget, que también es miembro del Área de Diabetes de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN), reconoce la importancia de la investigación a la que tilda, incluso, de pionera. «Últimamente, se han hecho pocas cosas así».

Otra peculiaridad es que lo han probado en un grupo de pacientes de difícil manejo y que sufren muchas hipoglucemias, señala Conget. Según los investigadores, estos episodios de hipoglucemia desaparecieron dentro de los primeros 90 días de tratamiento.

Cristobal Morales, endocrinólogo del Hospital Vithas de Sevilla, destaca como parte menos positiva que los pacientes que han recibido este tratamiento han tenido que tomar medicamentos inmunosupresores y puede que lo tengan que hacer de por vida.

Esta parte es necesaria para que el cuerpo no rechace las células implantadas, que no dejan de ser externas, dice el experto. Para ello, hay que debilitar el sistema inmune, lo que lo hace más susceptible de sufrir infecciones y otras complicaciones.

En este sentido, Conget reconoce que hay que hacer un balance entre riesgo y beneficio. Sería un motivo para plantear con qué pacientes se utiliza el tratamiento y si se debería dejar solo para casos complicados como el grupo del estudio.

Una ventana a la esperanza

Más de 8 millones de personas en el mundo viven con diabetes tipo 1, aseguran los autores de este trabajo. De cada diez pacientes de la enfermedad, uno sufre esta tipología y la mitad de los casos son niños, agrega el miembro de la SEEN.

En España afecta, aproximadamente, al 0,4% de la población, con una incidencia de entre 15 y 20 nuevos casos por cada mil habitantes al año, afirma Conget.

La patología, además, es complicada por su carácter autoinmune, cuenta Morales. Las células beta del páncreas, las encargadas de producir insulina, son atacadas y destruidas por el sistema inmune.

En este contexto, los resultados del estudio son «una ventana a la esperanza», asegura Morales. El especialista destaca que, a pesar de algunas dificultades, demuestra que hay pacientes que pueden olvidarse de la insulina.

Conget está de acuerdo y resalta que, probablemente, sea la investigación más significativa que se ha hecho hasta la fecha con células madre en esta patología. Anteriormente, se ha intentado realizar empleando islotes pancreáticos humanos, pero es un recurso limitado.

Poder hacerlo con células madre, elimina ese límite, amplía el endocrinólogo del Hospital Clínic de Barcelona. Si la investigación llega a buen puerto y es escalable a una población mayor, «sería la panacea, se podría producir tanta cantidad [de islotes pancreáticos] como uno necesitara«.

Un largo camino por recorrer

A pesar del optimismo, Morales se muestra contenido: «Los resultados son buenos, pero el estudio ha durado poco tiempo», defiende el experto. Los propios autores también defienden esta postura en el trabajo y aseguran que sus hallazgos demuestran la necesidad de seguir investigando en esta línea.

También hay que comprobar durante cuánto tiempo funcionará el implante, si puede ser permanente o las células dejan de fabricar insulina en algún momento, señala el endocrinólogo del Hospital Vithas en Sevilla.

A pesar del pequeño tamaño de la muestra, los dos especialistas coinciden en valorar el avance que pueden suponer los resultados. No obstante, Morales es consciente de que «todavía queda mucho por hacer, aunque siempre hay un primer paso».

Esta primera muestra debe ser un impulso para continuar investigando e invirtiendo para ayudar a los pacientes con diabetes tipo 1, que necesitan «muchísima atención para gestionar su enfermedad», expone el endocrinólogo del Hospital Vithas en Sevilla.

 elespanol – Salud

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