“Honor” o “ridículo internacional”: PSOE y PP agrandan sus diferencias a propósito de las protestas contra Israel

Los primeros discursos del secretario general del PSOE y el líder del PP a sus respectivas filas, el primero pronunciado este lunes en el Congreso frente a diputados, senadores y europarlamentarios socialistas, y el segundo, ante la Junta Directiva Nacional, incluidos los barones autonómicos populares, en la sede de la formación, confirman la ruptura total entre los dos principales partidos, con visiones antagónicas en cualquier asunto: desde la economía a la política exterior. Lo que para Pedro Sánchez es motivo de “inmenso respeto y profunda admiración”, esto es, la movilización contra el genocidio en Gaza por parte de la sociedad civil —que el domingo provocó la anulación de la última etapa de la vuelta ciclista a España—, para Alberto Núñez Feijóo es “violencia política”. Lo que para el presidente del Gobierno es “defender lo correcto” y hacer que España sea “quien salva el honor de Europa”, para el líder de la oposición es un “ridículo internacional” que hace que España “cada vez pinte menos entre los aliados”. Ninguno de los primeros mensajes del nuevo curso político apuntan a una desescalada en el clima de crispación. Feijóo asegura que no concederá “ni un milímetro de terreno a este Gobierno”. Sánchez insiste en que el PP “se ha mimetizado con la extrema derecha en el fondo y en la forma”.

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 Sánchez reivindica haber sido de los primeros en actuar contra “las atrocidades de Netanyahu” mientras Feijóo le acusa de “usar una crisis humanitaria como cortina de humo”  

Los primeros discursos del secretario general del PSOE y el líder del PP a sus respectivas filas, el primero pronunciado este lunes en el Congreso frente a diputados, senadores y europarlamentarios socialistas, y el segundo, ante la Junta Directiva Nacional, incluidos los barones autonómicos populares, en la sede de la formación, confirman la ruptura total entre los dos principales partidos, con visiones antagónicas en cualquier asunto: desde la economía a la política exterior. Lo que para Pedro Sánchez es motivo de “inmenso respeto y profunda admiración”, esto es, la movilización contra el genocidio en Gaza por parte de la sociedad civil —que el domingo provocó la anulación de la última etapa de la vuelta ciclista a España—, para Alberto Núñez Feijóo es “violencia política”. Lo que para el presidente del Gobierno es “defender lo correcto” y hacer que España sea “quien salva el honor de Europa”, para el líder de la oposición es un “ridículo internacional” que hace que España “cada vez pinte menos entre los aliados”. Ninguno de los primeros mensajes del nuevo curso político apuntan a una desescalada en el clima de crispación. Feijóo asegura que no concederá “ni un milímetro de terreno a este Gobierno”. Sánchez insiste en que el PP “se ha mimetizado con la extrema derecha en el fondo y en la forma”.

“¿De qué sirve tener voz si uno se limita a repetir lo que dicen otros?”, preguntó el presidente del Ejecutivo antes de reivindicar su postura, discrepante “de algunos socios europeos e internacionales”, frente a “las atrocidades de Netanyahu”, o su rechazo a la “imposición de un gasto militar innecesario”, en alusión a la exigencia de la OTAN para destinar un 5% del PIB a Defensa. “No es que estuviéramos solos, es que hemos sido los primeros”, añadió Sánchez refiriéndose al reconocimiento por parte de España del Estado palestino —junto a Irlanda, Noruega y Eslovenia— aprobado el año pasado, un paso que se disponen a dar Francia, Reino Unido, Canadá y Malta. “¿Por qué se expulsó a Rusia tras la invasión de Ucrania y no se expulsa Israel tras la invasión de Gaza? Nuestra posición es clara y rotunda: hasta que no cese la barbarie, ni Rusia ni Israel deben estar en ninguna competición internacional más”, concluyó. “Se puede repudiar”, declaró, por su parte, Feijóo, “lo que ocurre en Gaza sin tener que caer en el antisemitismo o llegar a ser felicitado por un grupo de terrorista”.

El líder del PP, Alberto Ñúñez Feijóo, saluda a varios policías este lunes durante su visita a la Feria de Albacete.

Mientras el Gobierno defiende su posición contra Israel en Gaza como una postura vanguardista que arrastra a otros —por ejemplo, en el reconocimiento del Estado palestino—, el PP insiste en que la aísla de Europa y de sus aliados y que obedece a un intento de tapar los escándalos de corrupción. “Utilizan una crisis humanitaria como una cortina de humo”, declaró Feijóo. “Sánchez quiere poner la causa palestina en España en primer plano para tapar los casos de corrupción que le acorralan políticamente”, abundó Miguel Tellado, secretario general de los populares. “A Sánchez”, insistió el expresidente José María Aznar en una entrevista en Telecinco, “le da igual la causa palestina”. El apoyo de Sánchez a las protestas también generó críticas fuera, más allá de las de Israel, como la de la primera ministra danesa, Mette Frederiksen, quien acusó al presidente del Gobierno de “aplaudir a los gamberros”.

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, quien había marcado la pauta en una entrevista a primera hora en EsRadio, fue más lejos. Comparó las protestas del domingo contra la participación de un equipo israelí en la vuelta ciclista con “Sarajevo en guerra”. “Un deportista no es culpable de su Gobierno, si no, Alcaraz no podría ir por el mundo”, añadió. La baronesa popular, al igual que Aznar, calificó a los participantes en la protesta de “kale borroka” y la movilización ciudadana como “un atentado contra el mundo libre, ya que Israel es la única democracia en Oriente próximo”, además de un “ataque programado para desprestigiar a Madrid”. Ayuso también acusó a Sánchez de representar “el fascismo-comunismo”; de encarnar un “régimen autocrático” y de ser el responsable de que “cada vez más gente esté sacando a sus hijos de España”.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, acompañado por la vicepresidenta del Gobierno y ministra de Hacienda, María Jesús Montero (a su izquierda) este lunes en el Congreso.

En su discurso ante diputados, senadores y europarlamentarios socialistas, Sánchez trató de motivar a los suyos pese al complicado momento que vive el partido, con Santos Cerdán, su ex secretario de Organización, encarcelado y ante la dificultad para sacar adelante cualquier proyecto por la dependencia de socios de investidura en corrientes ideológicas opuestas. El líder del PSOE reivindica a su partido como referente de la socialdemocracia en una Europa donde avanza la extrema derecha. “Nos toca inspirar a otros, ser la luz”, declaró, poco antes de que Feijóo animase a la cúpula del PP, precisamente, a ser “la luz frente a la oscuridad” del Ejecutivo. Sánchez pide a sus diputados y senadores que no dejen que “la dificultad parlamentaria” les reste “un ápice de ambición” y asegura que, “pese a las zancadillas”, las medidas que pretenden llevar a cabo saldrán adelante, sino ahora, “en el futuro”. El líder del PP, por su parte, trata de convencer a sus filas de que el cambio es inminente y seguro porque Sánchez “ha renunciado a gobernar”. Así, tras anunciar varias propuestas que llevará a la Cámara baja, como un plan de vivienda o un endurecimiento de la política de indemnizaciones por los retrasos en Renfe, añadió como coletilla: “Lo rechazarán en el Congreso, pero lo aprobaremos en el Gobierno”.

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