Inditex y la geoeconomía

El anuncio de Inditex de que creará un consejo asesor internacional «con expertos y líderes de reconocido prestigio» no es un gesto cosmético, sino la respuesta de una multinacional acostumbrada a surfear sobre olas de incertidumbre. Cuando, a comienzos de año, la segunda presidencia de Donald Trump volvió a poner los riesgos geopolíticos en el centro de la agenda económica, muchas compañías creyeron que bastaría con diversificar sus procesos. Inditex ha ido más allá: está capturando conocimiento de primera mano para anticiparse al próximo sobresalto.La geopolítica, antaño confinada a despachos ministeriales y ‘think tanks’ de la Guerra Fría , irrumpe ahora en las escuelas de negocios. Con el profesor Javier Díaz-Giménez ofrecimos una sesión a los exalumnos del IESE el 1 de abril pasado donde se constató el creciente interés en escenarios de riesgo: guerras comerciales , crisis de suministros y pugnas por recursos naturales configuran ya una asignatura esencial. Este viraje académico responde a una demanda de análisis estratégico. Obtener certificados de buenas prácticas o diversificar proveedores ya no basta: hay que entender la relación entre las decisiones políticas (sanciones, aranceles, bloques comerciales) y variables económicas (tipo de cambio, inflación, costes logísticos) para sobrevivir a largo plazo. Sin embargo, no se puede perder de vista el envés de esta lógica: a mayor politización de la economía, más posibilidades de que el juego de intereses erosione las instituciones y entre éstas, las empresas son muy importantes. Si las compañías forman sus propias ‘cámaras de expertos’, ¿cómo se asegura que no se conviertan en correas de transmisión política? ¿Cómo evitamos que el capitalismo de amiguetes crezca a su sombra? Inditex, con su cultura de gobierno corporativo sólido ofrece garantías de rigor. Pero la práctica debe confirmar la teoría.La geoeconomía se sitúa en un cruce de caminos de distintas soberanías: la de los accionistas , la de los consumidores y la de los estados . Hay un riesgo en que la creciente interpelación de la geopolítica al mundo empresarial derive en un mapa de poderes privados que compita con la autoridad de los estados. La línea es fina: blindar la estrategia no supone renunciar a la gobernanza compartida. El anuncio de Inditex de que creará un consejo asesor internacional «con expertos y líderes de reconocido prestigio» no es un gesto cosmético, sino la respuesta de una multinacional acostumbrada a surfear sobre olas de incertidumbre. Cuando, a comienzos de año, la segunda presidencia de Donald Trump volvió a poner los riesgos geopolíticos en el centro de la agenda económica, muchas compañías creyeron que bastaría con diversificar sus procesos. Inditex ha ido más allá: está capturando conocimiento de primera mano para anticiparse al próximo sobresalto.La geopolítica, antaño confinada a despachos ministeriales y ‘think tanks’ de la Guerra Fría , irrumpe ahora en las escuelas de negocios. Con el profesor Javier Díaz-Giménez ofrecimos una sesión a los exalumnos del IESE el 1 de abril pasado donde se constató el creciente interés en escenarios de riesgo: guerras comerciales , crisis de suministros y pugnas por recursos naturales configuran ya una asignatura esencial. Este viraje académico responde a una demanda de análisis estratégico. Obtener certificados de buenas prácticas o diversificar proveedores ya no basta: hay que entender la relación entre las decisiones políticas (sanciones, aranceles, bloques comerciales) y variables económicas (tipo de cambio, inflación, costes logísticos) para sobrevivir a largo plazo. Sin embargo, no se puede perder de vista el envés de esta lógica: a mayor politización de la economía, más posibilidades de que el juego de intereses erosione las instituciones y entre éstas, las empresas son muy importantes. Si las compañías forman sus propias ‘cámaras de expertos’, ¿cómo se asegura que no se conviertan en correas de transmisión política? ¿Cómo evitamos que el capitalismo de amiguetes crezca a su sombra? Inditex, con su cultura de gobierno corporativo sólido ofrece garantías de rigor. Pero la práctica debe confirmar la teoría.La geoeconomía se sitúa en un cruce de caminos de distintas soberanías: la de los accionistas , la de los consumidores y la de los estados . Hay un riesgo en que la creciente interpelación de la geopolítica al mundo empresarial derive en un mapa de poderes privados que compita con la autoridad de los estados. La línea es fina: blindar la estrategia no supone renunciar a la gobernanza compartida.  

Con su nuevo consejo asesor, la compañía está capturando conocimiento de primera mano para anticiparse al próximo sobresalto

Amancio Ortega. abc

El anuncio de Inditex de que creará un consejo asesor internacional «con expertos y líderes de reconocido prestigio» no es un gesto cosmético, sino la respuesta de una multinacional acostumbrada a surfear sobre olas de incertidumbre. Cuando, a comienzos de año, la segunda presidencia de Donald Trump volvió a poner los riesgos geopolíticos en el centro de la agenda económica, muchas compañías creyeron que bastaría con diversificar sus procesos. Inditex ha ido más allá: está capturando conocimiento de primera mano para anticiparse al próximo sobresalto.

La geopolítica, antaño confinada a despachos ministeriales y ‘think tanks’ de la Guerra Fría, irrumpe ahora en las escuelas de negocios. Con el profesor Javier Díaz-Giménez ofrecimos una sesión a los exalumnos del IESE el 1 de abril pasado donde se constató el creciente interés en escenarios de riesgo: guerras comerciales, crisis de suministros y pugnas por recursos naturales configuran ya una asignatura esencial. Este viraje académico responde a una demanda de análisis estratégico. Obtener certificados de buenas prácticas o diversificar proveedores ya no basta: hay que entender la relación entre las decisiones políticas (sanciones, aranceles, bloques comerciales) y variables económicas (tipo de cambio, inflación, costes logísticos) para sobrevivir a largo plazo. Sin embargo, no se puede perder de vista el envés de esta lógica: a mayor politización de la economía, más posibilidades de que el juego de intereses erosione las instituciones y entre éstas, las empresas son muy importantes. Si las compañías forman sus propias ‘cámaras de expertos’, ¿cómo se asegura que no se conviertan en correas de transmisión política? ¿Cómo evitamos que el capitalismo de amiguetes crezca a su sombra? Inditex, con su cultura de gobierno corporativo sólido ofrece garantías de rigor. Pero la práctica debe confirmar la teoría.

La geoeconomía se sitúa en un cruce de caminos de distintas soberanías: la de los accionistas, la de los consumidores y la de los estados. Hay un riesgo en que la creciente interpelación de la geopolítica al mundo empresarial derive en un mapa de poderes privados que compita con la autoridad de los estados. La línea es fina: blindar la estrategia no supone renunciar a la gobernanza compartida.

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