Kazajistán, en equilibrio entre Europa y Asia

Son las cuatro de la mañana y el día ya es claro en Kazajistán . Los kayaks no dejan de fluir por el río Ishim, el cauce que separa a la capital, Astaná, en dos. En la margen derecha se encuentra el casco histórico de la ciudad, donde se aprecian edificios y monumentos de la época en la que este país vivió bajo el yugo soviético. En la orilla izquierda se erige un panorama distinto; rascacielos modernos y construcciones extravagantes protagonizan el paisaje. Este lugar ha sido definido como un «parque de juegos para arquitectos». Y es en este lado futurista de la ciudad donde tuvo lugar recientemente la segunda edición del Foro Internacional de Astaná , en el que participaron líderes mundiales como la italiana Giorgia Meloni , el ruandés Paul Kagame y la macedonia Gordana Silianovska-Davkova .El evento es una iniciativa del Gobierno kazajo para posicionar al país como un actor estratégico en la escena internacional y promover el multilateralismo, así como la cooperación entre países medianos y pequeños para contrarrestar el control unilateral que ejercen las grandes potencias sobre el destino del mundo. Durante la sesión inaugural, el presidente kazajo, Kassym Jomart Tokáyev , dejó claro que su país pretende afrontar el actual contexto global, marcado por la inestabilidad, con una actitud de «compromiso constructivo». «Nuestra política exterior se basa en la convicción de que el diálogo es más fuerte que la división y que los derechos soberanos deben ser respetados. No debe haber espacio para la arrogancia nacionalista y la ignorancia de las tradiciones históricas y culturales de los pueblos», señaló.Se refirió a los numerosos conflictos armados que asolan al mundo. Pero evitó mencionar alguno en particular, como el que perpetra su vecino ruso, con quien comparte la segunda frontera más larga del mundo, después de la que divide a Estados Unidos y Canadá. Por eso Kazajistán actúa con prudencia. Esta es una nación gigantesca. Con casi tres millones de kilómetros cuadrados, es la novena más grande del mundo. Es seis veces el tamaño de España. Pero su densidad poblacional es baja; apenas 20 millones de personas pueblan estas extensas tierras. Menos de la mitad de las que viven en España. Y eso podría representar una vulnerabilidad.Noticia Relacionada estandar Si El ministro de Defensa alemán promete en Kiev más apoyo económico a Ucrania, pero descarta los misiles Taurus Miriam González Pistorius anuncia que su Gobierno planea sumar un paquete de 1.900 millones de euros a los 7.000 millones previamente garantizados en materia de asistencia militar«Seguimos una política equilibrada y pragmática», comenta a un grupo de periodistas invitados el viceministro de Exteriores, Roman Vassilenko . «Debido a nuestras condiciones, solo podemos depender de la mejor diplomacia que podamos desplegar (…) Y por eso hemos priorizado las relaciones con todos los países, no solo con Rusia, China y nuestros vecinos regionales, sino también con Occidente». Asimismo, Vassilenko recuerda que un nuevo embajador en Kiev fue nombrado recientemente y señala la intención de su país de afianzar las relaciones económicas con Ucrania, pues «han sido muy limitadas durante el tiempo de guerra».Aunque Kazajistán mantiene buenas relaciones con Putin, quien visitó Astaná en noviembre, también evita respaldarlo abiertamente y, quizás reflejándose en el espejo ucraniano, se niega a reconocer los territorios ocupados por Rusia. La neutralidad de Astaná es estratégica. No quiere entretenerse en conflictos. Está centrada en hacer negocios. Y aprovecha las sanciones internacionales que pesan sobre el Kremlin para presentarse como un socio alternativo, especialmente para países y empresas que buscan mantener vínculos con Eurasia sin violar las restricciones impuestas a Moscú.Astaná, símbolo de la modernización kazaja, se ha consolidado en las últimas décadas como un centro económico emergente en Asia Central, impulsada por inversiones en infraestructura, energía y tecnología Andrés Gerlotti SlusnysKazajistán ha sostenido un crecimiento económico notable en los últimos años, impulsado por su riqueza en recursos naturales. Es el mayor productor mundial de uranio, con más de un tercio del suministro global, y cuenta además con vastas reservas de petróleo y gas que exporta principalmente a Europa y China. Este perfil energético ha consolidado al país como un actor estratégico en el mercado global, y ha atraído inversiones multimillonarias para expandir sus yacimientos.Esta nación de mayoría musulmana es una república joven. Tanto es así que una estudiante kazaja se sorprende al enterarse de que la historia del diario ABC se remonta a más de 120 años. «Nosotros apenas nos independizamos en 1991, me cuesta imaginar que un medio sea tan longevo». Desde que Kazajistán soltó la mano de la Unión Soviética, pocos días antes de su defunción oficial, solo dos personas han asumido la presidencia del país. La primera de ellas, Nursultán Nazarbáyev , gobernó durante 28 años, hasta que cedió el poder en 2019. Para ese entonces, ya había erigido un sólido sistema ‘superpresidencialista’ alrededor de él. Hasta el punto de que la capital fue rebautizada con su nombre. Sin embargo, el país fue sacudido por violentas protestas en enero de 2022, originadas por el aumento del precio del gas, pero convertidas en críticas generalizadas contra la corrupción y la concentración de poder del primer presidente. El saldo fue trágico: 238 muertos y miles de detenidos.En respuesta, el presidente Tokáyev lanzó un paquete de reformas constitucionales que devolvieron competencias al Parlamento, eliminaron el estatus de ‘Líder de la Nación’ de Nazarbáyev y prohibieron que el expresidente formara parte de partidos o que sus familiares pudieran ocupar cargos públicos. Además, en septiembre de 2022, Tokáyev promulgó modificaciones que establecen un único mandato presidencial, no renovable, de siete años y revirtieron el nombre de la capital a Astaná. Son pasos que el país da en dirección a un fortalecimiento de la estabilidad institucional y la separación de poderes, aunque algunos críticos señalan las medidas como insuficientes.El Jan Shatyr Entertainment Center es una gigantesca carpa transparente neofuturista diseñada por Norman Foster. Bajo su envoltura se esconde un oasis urbano con parque, cine, tiendas y hasta una playa interior climatizada Andrés Gerlotti SlusnysEsta joven exrepública soviética sigue en plena construcción, y lo hace a pasos agigantados. Su ambición se palpa en Astaná, repleta de grúas. Edificios de ciencia ficción siguen alzándose a lo largo y ancho de la ciudad. Aunque, a diferencia de las películas futuristas, este lugar no está abarrotado de gente ni presenta una alta densidad urbana. Las dimensiones son enormes y las distancias entre un punto y otro, kilométricas. Todo queda lejos. Como lejos queda Madrid, que aún no está conectada con vuelos directos; desplazamientos de entre doce y catorce horas separan ambas capitales.Aun así, la ciudad está llena de vida. A las nueve de la noche, los espacios públicos se animan. Las orillas del río Ishim se colman de hombres y mujeres que lanzan sus cañas al agua. Las parejas se sientan en los bancos para ver el atardecer mientras grupos de jóvenes musicalizan la escena con sus dombras –balalaica kazaja– a lo largo de la ribera. Bares y restaurantes también se llenan de esta población que mezcla rasgos kazajos y rusos, y que encarna el pulso de un país decidido a convertirse en una ventana hacia el futuro. Son las cuatro de la mañana y el día ya es claro en Kazajistán . Los kayaks no dejan de fluir por el río Ishim, el cauce que separa a la capital, Astaná, en dos. En la margen derecha se encuentra el casco histórico de la ciudad, donde se aprecian edificios y monumentos de la época en la que este país vivió bajo el yugo soviético. En la orilla izquierda se erige un panorama distinto; rascacielos modernos y construcciones extravagantes protagonizan el paisaje. Este lugar ha sido definido como un «parque de juegos para arquitectos». Y es en este lado futurista de la ciudad donde tuvo lugar recientemente la segunda edición del Foro Internacional de Astaná , en el que participaron líderes mundiales como la italiana Giorgia Meloni , el ruandés Paul Kagame y la macedonia Gordana Silianovska-Davkova .El evento es una iniciativa del Gobierno kazajo para posicionar al país como un actor estratégico en la escena internacional y promover el multilateralismo, así como la cooperación entre países medianos y pequeños para contrarrestar el control unilateral que ejercen las grandes potencias sobre el destino del mundo. Durante la sesión inaugural, el presidente kazajo, Kassym Jomart Tokáyev , dejó claro que su país pretende afrontar el actual contexto global, marcado por la inestabilidad, con una actitud de «compromiso constructivo». «Nuestra política exterior se basa en la convicción de que el diálogo es más fuerte que la división y que los derechos soberanos deben ser respetados. No debe haber espacio para la arrogancia nacionalista y la ignorancia de las tradiciones históricas y culturales de los pueblos», señaló.Se refirió a los numerosos conflictos armados que asolan al mundo. Pero evitó mencionar alguno en particular, como el que perpetra su vecino ruso, con quien comparte la segunda frontera más larga del mundo, después de la que divide a Estados Unidos y Canadá. Por eso Kazajistán actúa con prudencia. Esta es una nación gigantesca. Con casi tres millones de kilómetros cuadrados, es la novena más grande del mundo. Es seis veces el tamaño de España. Pero su densidad poblacional es baja; apenas 20 millones de personas pueblan estas extensas tierras. Menos de la mitad de las que viven en España. Y eso podría representar una vulnerabilidad.Noticia Relacionada estandar Si El ministro de Defensa alemán promete en Kiev más apoyo económico a Ucrania, pero descarta los misiles Taurus Miriam González Pistorius anuncia que su Gobierno planea sumar un paquete de 1.900 millones de euros a los 7.000 millones previamente garantizados en materia de asistencia militar«Seguimos una política equilibrada y pragmática», comenta a un grupo de periodistas invitados el viceministro de Exteriores, Roman Vassilenko . «Debido a nuestras condiciones, solo podemos depender de la mejor diplomacia que podamos desplegar (…) Y por eso hemos priorizado las relaciones con todos los países, no solo con Rusia, China y nuestros vecinos regionales, sino también con Occidente». Asimismo, Vassilenko recuerda que un nuevo embajador en Kiev fue nombrado recientemente y señala la intención de su país de afianzar las relaciones económicas con Ucrania, pues «han sido muy limitadas durante el tiempo de guerra».Aunque Kazajistán mantiene buenas relaciones con Putin, quien visitó Astaná en noviembre, también evita respaldarlo abiertamente y, quizás reflejándose en el espejo ucraniano, se niega a reconocer los territorios ocupados por Rusia. La neutralidad de Astaná es estratégica. No quiere entretenerse en conflictos. Está centrada en hacer negocios. Y aprovecha las sanciones internacionales que pesan sobre el Kremlin para presentarse como un socio alternativo, especialmente para países y empresas que buscan mantener vínculos con Eurasia sin violar las restricciones impuestas a Moscú.Astaná, símbolo de la modernización kazaja, se ha consolidado en las últimas décadas como un centro económico emergente en Asia Central, impulsada por inversiones en infraestructura, energía y tecnología Andrés Gerlotti SlusnysKazajistán ha sostenido un crecimiento económico notable en los últimos años, impulsado por su riqueza en recursos naturales. Es el mayor productor mundial de uranio, con más de un tercio del suministro global, y cuenta además con vastas reservas de petróleo y gas que exporta principalmente a Europa y China. Este perfil energético ha consolidado al país como un actor estratégico en el mercado global, y ha atraído inversiones multimillonarias para expandir sus yacimientos.Esta nación de mayoría musulmana es una república joven. Tanto es así que una estudiante kazaja se sorprende al enterarse de que la historia del diario ABC se remonta a más de 120 años. «Nosotros apenas nos independizamos en 1991, me cuesta imaginar que un medio sea tan longevo». Desde que Kazajistán soltó la mano de la Unión Soviética, pocos días antes de su defunción oficial, solo dos personas han asumido la presidencia del país. La primera de ellas, Nursultán Nazarbáyev , gobernó durante 28 años, hasta que cedió el poder en 2019. Para ese entonces, ya había erigido un sólido sistema ‘superpresidencialista’ alrededor de él. Hasta el punto de que la capital fue rebautizada con su nombre. Sin embargo, el país fue sacudido por violentas protestas en enero de 2022, originadas por el aumento del precio del gas, pero convertidas en críticas generalizadas contra la corrupción y la concentración de poder del primer presidente. El saldo fue trágico: 238 muertos y miles de detenidos.En respuesta, el presidente Tokáyev lanzó un paquete de reformas constitucionales que devolvieron competencias al Parlamento, eliminaron el estatus de ‘Líder de la Nación’ de Nazarbáyev y prohibieron que el expresidente formara parte de partidos o que sus familiares pudieran ocupar cargos públicos. Además, en septiembre de 2022, Tokáyev promulgó modificaciones que establecen un único mandato presidencial, no renovable, de siete años y revirtieron el nombre de la capital a Astaná. Son pasos que el país da en dirección a un fortalecimiento de la estabilidad institucional y la separación de poderes, aunque algunos críticos señalan las medidas como insuficientes.El Jan Shatyr Entertainment Center es una gigantesca carpa transparente neofuturista diseñada por Norman Foster. Bajo su envoltura se esconde un oasis urbano con parque, cine, tiendas y hasta una playa interior climatizada Andrés Gerlotti SlusnysEsta joven exrepública soviética sigue en plena construcción, y lo hace a pasos agigantados. Su ambición se palpa en Astaná, repleta de grúas. Edificios de ciencia ficción siguen alzándose a lo largo y ancho de la ciudad. Aunque, a diferencia de las películas futuristas, este lugar no está abarrotado de gente ni presenta una alta densidad urbana. Las dimensiones son enormes y las distancias entre un punto y otro, kilométricas. Todo queda lejos. Como lejos queda Madrid, que aún no está conectada con vuelos directos; desplazamientos de entre doce y catorce horas separan ambas capitales.Aun así, la ciudad está llena de vida. A las nueve de la noche, los espacios públicos se animan. Las orillas del río Ishim se colman de hombres y mujeres que lanzan sus cañas al agua. Las parejas se sientan en los bancos para ver el atardecer mientras grupos de jóvenes musicalizan la escena con sus dombras –balalaica kazaja– a lo largo de la ribera. Bares y restaurantes también se llenan de esta población que mezcla rasgos kazajos y rusos, y que encarna el pulso de un país decidido a convertirse en una ventana hacia el futuro.  

Son las cuatro de la mañana y el día ya es claro en Kazajistán. Los kayaks no dejan de fluir por el río Ishim, el cauce que separa a la capital, Astaná, en dos. En la margen derecha se encuentra el casco histórico de … la ciudad, donde se aprecian edificios y monumentos de la época en la que este país vivió bajo el yugo soviético. En la orilla izquierda se erige un panorama distinto; rascacielos modernos y construcciones extravagantes protagonizan el paisaje. Este lugar ha sido definido como un «parque de juegos para arquitectos». Y es en este lado futurista de la ciudad donde tuvo lugar recientemente la segunda edición del Foro Internacional de Astaná, en el que participaron líderes mundiales como la italiana Giorgia Meloni, el ruandés Paul Kagame y la macedonia Gordana Silianovska-Davkova.

El evento es una iniciativa del Gobierno kazajo para posicionar al país como un actor estratégico en la escena internacional y promover el multilateralismo, así como la cooperación entre países medianos y pequeños para contrarrestar el control unilateral que ejercen las grandes potencias sobre el destino del mundo. Durante la sesión inaugural, el presidente kazajo, Kassym Jomart Tokáyev, dejó claro que su país pretende afrontar el actual contexto global, marcado por la inestabilidad, con una actitud de «compromiso constructivo». «Nuestra política exterior se basa en la convicción de que el diálogo es más fuerte que la división y que los derechos soberanos deben ser respetados. No debe haber espacio para la arrogancia nacionalista y la ignorancia de las tradiciones históricas y culturales de los pueblos», señaló.

Se refirió a los numerosos conflictos armados que asolan al mundo. Pero evitó mencionar alguno en particular, como el que perpetra su vecino ruso, con quien comparte la segunda frontera más larga del mundo, después de la que divide a Estados Unidos y Canadá. Por eso Kazajistán actúa con prudencia. Esta es una nación gigantesca. Con casi tres millones de kilómetros cuadrados, es la novena más grande del mundo. Es seis veces el tamaño de España. Pero su densidad poblacional es baja; apenas 20 millones de personas pueblan estas extensas tierras. Menos de la mitad de las que viven en España. Y eso podría representar una vulnerabilidad.

«Seguimos una política equilibrada y pragmática», comenta a un grupo de periodistas invitados el viceministro de Exteriores, Roman Vassilenko. «Debido a nuestras condiciones, solo podemos depender de la mejor diplomacia que podamos desplegar (…) Y por eso hemos priorizado las relaciones con todos los países, no solo con Rusia, China y nuestros vecinos regionales, sino también con Occidente». Asimismo, Vassilenko recuerda que un nuevo embajador en Kiev fue nombrado recientemente y señala la intención de su país de afianzar las relaciones económicas con Ucrania, pues «han sido muy limitadas durante el tiempo de guerra».

Aunque Kazajistán mantiene buenas relaciones con Putin, quien visitó Astaná en noviembre, también evita respaldarlo abiertamente y, quizás reflejándose en el espejo ucraniano, se niega a reconocer los territorios ocupados por Rusia. La neutralidad de Astaná es estratégica. No quiere entretenerse en conflictos. Está centrada en hacer negocios. Y aprovecha las sanciones internacionales que pesan sobre el Kremlin para presentarse como un socio alternativo, especialmente para países y empresas que buscan mantener vínculos con Eurasia sin violar las restricciones impuestas a Moscú.

Imagen principal - Astaná, símbolo de la modernización kazaja, se ha consolidado en las últimas décadas como un centro económico emergente en Asia Central, impulsada por inversiones en infraestructura, energía y tecnología
Imagen secundaria 1 - Astaná, símbolo de la modernización kazaja, se ha consolidado en las últimas décadas como un centro económico emergente en Asia Central, impulsada por inversiones en infraestructura, energía y tecnología
Imagen secundaria 2 - Astaná, símbolo de la modernización kazaja, se ha consolidado en las últimas décadas como un centro económico emergente en Asia Central, impulsada por inversiones en infraestructura, energía y tecnología
Astaná, símbolo de la modernización kazaja, se ha consolidado en las últimas décadas como un centro económico emergente en Asia Central, impulsada por inversiones en infraestructura, energía y tecnología
Andrés Gerlotti Slusnys

Kazajistán ha sostenido un crecimiento económico notable en los últimos años, impulsado por su riqueza en recursos naturales. Es el mayor productor mundial de uranio, con más de un tercio del suministro global, y cuenta además con vastas reservas de petróleo y gas que exporta principalmente a Europa y China. Este perfil energético ha consolidado al país como un actor estratégico en el mercado global, y ha atraído inversiones multimillonarias para expandir sus yacimientos.

Esta nación de mayoría musulmana es una república joven. Tanto es así que una estudiante kazaja se sorprende al enterarse de que la historia del diario ABC se remonta a más de 120 años. «Nosotros apenas nos independizamos en 1991, me cuesta imaginar que un medio sea tan longevo». Desde que Kazajistán soltó la mano de la Unión Soviética, pocos días antes de su defunción oficial, solo dos personas han asumido la presidencia del país. La primera de ellas, Nursultán Nazarbáyev, gobernó durante 28 años, hasta que cedió el poder en 2019. Para ese entonces, ya había erigido un sólido sistema ‘superpresidencialista’ alrededor de él. Hasta el punto de que la capital fue rebautizada con su nombre. Sin embargo, el país fue sacudido por violentas protestas en enero de 2022, originadas por el aumento del precio del gas, pero convertidas en críticas generalizadas contra la corrupción y la concentración de poder del primer presidente. El saldo fue trágico: 238 muertos y miles de detenidos.

En respuesta, el presidente Tokáyev lanzó un paquete de reformas constitucionales que devolvieron competencias al Parlamento, eliminaron el estatus de ‘Líder de la Nación’ de Nazarbáyev y prohibieron que el expresidente formara parte de partidos o que sus familiares pudieran ocupar cargos públicos. Además, en septiembre de 2022, Tokáyev promulgó modificaciones que establecen un único mandato presidencial, no renovable, de siete años y revirtieron el nombre de la capital a Astaná. Son pasos que el país da en dirección a un fortalecimiento de la estabilidad institucional y la separación de poderes, aunque algunos críticos señalan las medidas como insuficientes.

El Jan Shatyr Entertainment Center es una gigantesca carpa transparente neofuturista diseñada por Norman Foster. Bajo su envoltura se esconde un oasis urbano con parque, cine, tiendas y hasta una playa interior climatizada
Andrés Gerlotti Slusnys

Esta joven exrepública soviética sigue en plena construcción, y lo hace a pasos agigantados. Su ambición se palpa en Astaná, repleta de grúas. Edificios de ciencia ficción siguen alzándose a lo largo y ancho de la ciudad. Aunque, a diferencia de las películas futuristas, este lugar no está abarrotado de gente ni presenta una alta densidad urbana. Las dimensiones son enormes y las distancias entre un punto y otro, kilométricas. Todo queda lejos. Como lejos queda Madrid, que aún no está conectada con vuelos directos; desplazamientos de entre doce y catorce horas separan ambas capitales.

Aun así, la ciudad está llena de vida. A las nueve de la noche, los espacios públicos se animan. Las orillas del río Ishim se colman de hombres y mujeres que lanzan sus cañas al agua. Las parejas se sientan en los bancos para ver el atardecer mientras grupos de jóvenes musicalizan la escena con sus dombras –balalaica kazaja– a lo largo de la ribera. Bares y restaurantes también se llenan de esta población que mezcla rasgos kazajos y rusos, y que encarna el pulso de un país decidido a convertirse en una ventana hacia el futuro.

ABC Premium

Límite de sesiones alcanzadas

  • El acceso al contenido Premium está abierto por cortesía del establecimiento donde te encuentras, pero ahora mismo hay demasiados usuarios conectados a la vez. Por favor, inténtalo pasados unos minutos.

Volver a intentarABC Premium

Has superado el límite de sesiones

  • Sólo puedes tener tres sesiones iniciadas a la vez. Hemos cerrado la sesión más antigua para que sigas navegando sin límites en el resto.

Sigue navegando

Artículo solo para suscriptores

 RSS de noticias de internacional

Noticias Relacionadas