La diáspora iraní, entre la espada y la pared: «Necesitamos un cambio de régimen, pero no así»

La diáspora iraní vive los últimos acontecimientos de la guerra entre EE.UU. e Israel contra Irán con «un miedo totalmente diferente» al que sienten sus familiares que residen en la república islámica. «Es tan extraño, que parece que soy la única con mucho miedo», sentencia Fatemeh. A pesar de que reconoce que sus familiares están asustados, afirma que «tienen una cultura de esperanza, porque creen que el Gobierno les va a proteger».Fatemeh vive en Utrecht, pero casi toda su familia –en torno a unos 40 o 45 familiares directos– vive en Bushehr, una pequeña ciudad costera al sur del país que posee «recursos naturales, como el gas» y en la que se encuentra la primera central nuclear de Irán.Fatemeh cuenta que «cuando empezó el bombardeo, se concentraba en las ciudades grandes, como Teherán o Tabriz». Sin embargo, señala que finalmente «ha habido ataques a mi ciudad también, pero no han sido grandes hasta hace dos días que atacaron el aeropuerto, que ha desaparecido por completo». Además, remarca que sus familiares no se pueden desplazar: «Nuestra casa es el único lugar que tenemos. ¿A dónde vamos a ir?».Noticia Relacionada Por violar el alto el fuego estandar Si Trump estalla contra Irán e Israel y avisa a Netanyahu: «¡Que tus pilotos den la vuelta!» Manuel Trillo «No saben qué cojones está haciendo», ha espetado el presidente de Estados Unidos al comprobar que no cumplían con el cese de las hostilidadesAnte los ataques del bando conformado por EE.UU. e Israel, Fatemeh siente «como si estuvieras siendo atacado por ambos lados: desde el enemigo y desde dentro». Así como en su familia hay quien apoya el régimen porque consideran que los van a proteger, ella lo rechaza frontalmente: « Necesitamos un cambio de régimen pero no de esta manera . No por ser invadido. Debería venir del pueblo», porque «la opresión y la matanza no son una respuesta». Sin embargo, Fatemeh asegura que hay un grupo numeroso de iraníes en la diáspora «que piensa que lo que está pasando está bien y justificado», algo que para ella no tiene sentido: «Una cosa es que queramos pasar por una revolución en nuestro país. Pero que venga otro Estado y nos ataque para demostrar quién tiene más poder es otra». Fatemeh cuenta que « lo que había visto en Palestina, nunca pensé que le sucedería a mi país . Pero no han pasado ni tres años y ya empieza a estar en la misma situación». Ella siente que a Trump y a Netanyahu no les importan ni «las vidas ni lo que pase en la región».«Los obligué a ir a una provincia del norte»«En la segunda noche hubo una explosión en el oeste de Teherán y ocurrió literalmente al lado de mi madre. Cuando vi el vídeo me asusté como si no pudiera sentir mis piernas porque podía reconocer el lugar», sentencia Katayoon, natural de Teherán, que atiende a ABC también desde Países Bajos. Ella piensa que «siempre es aterrador ver las guerras donde sea que estén sucediendo, pero cuando reconoces el lugar, es muy diferente».Katayoon explica que su familia se encontraba en la capital cuando comenzaron los ataques y que, tras saber que se encontraban bien, «los obligué a ir a una provincia del norte que es mucho más segura». A pesar de esa «falsa sensación de seguridad», no se queda tranquila porque denuncia que internet «no funciona bien» y le cuesta comunicarse con sus seres queridos. «Mi madre se fue con sus dos hermanos, la mujer de uno de ellos, su hijo y mi abuela. Están los seis juntos en casa de unos amigos suyos, pero no sé hasta cuándo podrán estar ahí », sentencia Katayoon, que añade que «lo están pasando mal económicamente».Ella expresa su pánico, porque no entiende «cómo una guerra puede realmente liberar a la población», ya que considera que «cuando EE.UU. intenta ‘liberar’ algún lugar, se convierte en una guerra, como pasó en Afganistán».Por otro lado, teme por la actuación del régimen, al que responsabiliza de haber «empezado a ejecutar a presos políticos acusados de ser sospechosos de trabajar con Israel». A su juicio, la interferencia extranjera y el Gobierno dejan una mezcla de caos en el interior del país, donde son los civiles quienes lo sufren. Tanto financiera como psicológicamente, por el «trauma que provoca escuchar cada noche los misiles».Sin embargo, Katayoon reconoce que ha hablado con muchas personas en su situación que la consideran «muy idealista» y que piensan que «nunca se podría cambiar el régimen y que esta es la única manera». Incluso en su propia familia, que «están en contra de la República Islámica», hay personas como su tío que creen que «es la única opción y que debemos aceptar las consecuencias» . Mientras, su prima pequeña afirma «no creerse las promesas vacías de EE.UU.».Katayoon, enfadada, se pregunta por qué «Irán ha estado provocando durante décadas a Israel, cuando ni siquiera tienen poder para luchar contra ellos y ponen a la gente a pelear en una guerra que no quieren». Pero, al mismo tiempo, añade que «no tienen ningún derecho a atacar donde quieran para ‘liberarnos’» . La diáspora iraní vive los últimos acontecimientos de la guerra entre EE.UU. e Israel contra Irán con «un miedo totalmente diferente» al que sienten sus familiares que residen en la república islámica. «Es tan extraño, que parece que soy la única con mucho miedo», sentencia Fatemeh. A pesar de que reconoce que sus familiares están asustados, afirma que «tienen una cultura de esperanza, porque creen que el Gobierno les va a proteger».Fatemeh vive en Utrecht, pero casi toda su familia –en torno a unos 40 o 45 familiares directos– vive en Bushehr, una pequeña ciudad costera al sur del país que posee «recursos naturales, como el gas» y en la que se encuentra la primera central nuclear de Irán.Fatemeh cuenta que «cuando empezó el bombardeo, se concentraba en las ciudades grandes, como Teherán o Tabriz». Sin embargo, señala que finalmente «ha habido ataques a mi ciudad también, pero no han sido grandes hasta hace dos días que atacaron el aeropuerto, que ha desaparecido por completo». Además, remarca que sus familiares no se pueden desplazar: «Nuestra casa es el único lugar que tenemos. ¿A dónde vamos a ir?».Noticia Relacionada Por violar el alto el fuego estandar Si Trump estalla contra Irán e Israel y avisa a Netanyahu: «¡Que tus pilotos den la vuelta!» Manuel Trillo «No saben qué cojones está haciendo», ha espetado el presidente de Estados Unidos al comprobar que no cumplían con el cese de las hostilidadesAnte los ataques del bando conformado por EE.UU. e Israel, Fatemeh siente «como si estuvieras siendo atacado por ambos lados: desde el enemigo y desde dentro». Así como en su familia hay quien apoya el régimen porque consideran que los van a proteger, ella lo rechaza frontalmente: « Necesitamos un cambio de régimen pero no de esta manera . No por ser invadido. Debería venir del pueblo», porque «la opresión y la matanza no son una respuesta». Sin embargo, Fatemeh asegura que hay un grupo numeroso de iraníes en la diáspora «que piensa que lo que está pasando está bien y justificado», algo que para ella no tiene sentido: «Una cosa es que queramos pasar por una revolución en nuestro país. Pero que venga otro Estado y nos ataque para demostrar quién tiene más poder es otra». Fatemeh cuenta que « lo que había visto en Palestina, nunca pensé que le sucedería a mi país . Pero no han pasado ni tres años y ya empieza a estar en la misma situación». Ella siente que a Trump y a Netanyahu no les importan ni «las vidas ni lo que pase en la región».«Los obligué a ir a una provincia del norte»«En la segunda noche hubo una explosión en el oeste de Teherán y ocurrió literalmente al lado de mi madre. Cuando vi el vídeo me asusté como si no pudiera sentir mis piernas porque podía reconocer el lugar», sentencia Katayoon, natural de Teherán, que atiende a ABC también desde Países Bajos. Ella piensa que «siempre es aterrador ver las guerras donde sea que estén sucediendo, pero cuando reconoces el lugar, es muy diferente».Katayoon explica que su familia se encontraba en la capital cuando comenzaron los ataques y que, tras saber que se encontraban bien, «los obligué a ir a una provincia del norte que es mucho más segura». A pesar de esa «falsa sensación de seguridad», no se queda tranquila porque denuncia que internet «no funciona bien» y le cuesta comunicarse con sus seres queridos. «Mi madre se fue con sus dos hermanos, la mujer de uno de ellos, su hijo y mi abuela. Están los seis juntos en casa de unos amigos suyos, pero no sé hasta cuándo podrán estar ahí », sentencia Katayoon, que añade que «lo están pasando mal económicamente».Ella expresa su pánico, porque no entiende «cómo una guerra puede realmente liberar a la población», ya que considera que «cuando EE.UU. intenta ‘liberar’ algún lugar, se convierte en una guerra, como pasó en Afganistán».Por otro lado, teme por la actuación del régimen, al que responsabiliza de haber «empezado a ejecutar a presos políticos acusados de ser sospechosos de trabajar con Israel». A su juicio, la interferencia extranjera y el Gobierno dejan una mezcla de caos en el interior del país, donde son los civiles quienes lo sufren. Tanto financiera como psicológicamente, por el «trauma que provoca escuchar cada noche los misiles».Sin embargo, Katayoon reconoce que ha hablado con muchas personas en su situación que la consideran «muy idealista» y que piensan que «nunca se podría cambiar el régimen y que esta es la única manera». Incluso en su propia familia, que «están en contra de la República Islámica», hay personas como su tío que creen que «es la única opción y que debemos aceptar las consecuencias» . Mientras, su prima pequeña afirma «no creerse las promesas vacías de EE.UU.».Katayoon, enfadada, se pregunta por qué «Irán ha estado provocando durante décadas a Israel, cuando ni siquiera tienen poder para luchar contra ellos y ponen a la gente a pelear en una guerra que no quieren». Pero, al mismo tiempo, añade que «no tienen ningún derecho a atacar donde quieran para ‘liberarnos’» .  

La diáspora iraní vive los últimos acontecimientos de la guerra entre EE.UU. e Israel contra Irán con «un miedo totalmente diferente» al que sienten sus familiares que residen en la república islámica. «Es tan extraño, que parece que soy la única con mucho miedo», … sentencia Fatemeh. A pesar de que reconoce que sus familiares están asustados, afirma que «tienen una cultura de esperanza, porque creen que el Gobierno les va a proteger».

Fatemeh vive en Utrecht, pero casi toda su familia –en torno a unos 40 o 45 familiares directos– vive en Bushehr, una pequeña ciudad costera al sur del país que posee «recursos naturales, como el gas» y en la que se encuentra la primera central nuclear de Irán.

Fatemeh cuenta que «cuando empezó el bombardeo, se concentraba en las ciudades grandes, como Teherán o Tabriz». Sin embargo, señala que finalmente «ha habido ataques a mi ciudad también, pero no han sido grandes hasta hace dos días que atacaron el aeropuerto, que ha desaparecido por completo». Además, remarca que sus familiares no se pueden desplazar: «Nuestra casa es el único lugar que tenemos. ¿A dónde vamos a ir?».

Ante los ataques del bando conformado por EE.UU. e Israel, Fatemeh siente «como si estuvieras siendo atacado por ambos lados: desde el enemigo y desde dentro». Así como en su familia hay quien apoya el régimen porque consideran que los van a proteger, ella lo rechaza frontalmente: «Necesitamos un cambio de régimen pero no de esta manera. No por ser invadido. Debería venir del pueblo», porque «la opresión y la matanza no son una respuesta». Sin embargo, Fatemeh asegura que hay un grupo numeroso de iraníes en la diáspora «que piensa que lo que está pasando está bien y justificado», algo que para ella no tiene sentido: «Una cosa es que queramos pasar por una revolución en nuestro país. Pero que venga otro Estado y nos ataque para demostrar quién tiene más poder es otra».

Fatemeh cuenta que «lo que había visto en Palestina, nunca pensé que le sucedería a mi país. Pero no han pasado ni tres años y ya empieza a estar en la misma situación». Ella siente que a Trump y a Netanyahu no les importan ni «las vidas ni lo que pase en la región».

«Los obligué a ir a una provincia del norte»

«En la segunda noche hubo una explosión en el oeste de Teherán y ocurrió literalmente al lado de mi madre. Cuando vi el vídeo me asusté como si no pudiera sentir mis piernas porque podía reconocer el lugar», sentencia Katayoon, natural de Teherán, que atiende a ABC también desde Países Bajos. Ella piensa que «siempre es aterrador ver las guerras donde sea que estén sucediendo, pero cuando reconoces el lugar, es muy diferente».

Katayoon explica que su familia se encontraba en la capital cuando comenzaron los ataques y que, tras saber que se encontraban bien, «los obligué a ir a una provincia del norte que es mucho más segura». A pesar de esa «falsa sensación de seguridad», no se queda tranquila porque denuncia que internet «no funciona bien» y le cuesta comunicarse con sus seres queridos. «Mi madre se fue con sus dos hermanos, la mujer de uno de ellos, su hijo y mi abuela. Están los seis juntos en casa de unos amigos suyos, pero no sé hasta cuándo podrán estar ahí», sentencia Katayoon, que añade que «lo están pasando mal económicamente».

Ella expresa su pánico, porque no entiende «cómo una guerra puede realmente liberar a la población», ya que considera que «cuando EE.UU. intenta ‘liberar’ algún lugar, se convierte en una guerra, como pasó en Afganistán».

Por otro lado, teme por la actuación del régimen, al que responsabiliza de haber «empezado a ejecutar a presos políticos acusados de ser sospechosos de trabajar con Israel». A su juicio, la interferencia extranjera y el Gobierno dejan una mezcla de caos en el interior del país, donde son los civiles quienes lo sufren. Tanto financiera como psicológicamente, por el «trauma que provoca escuchar cada noche los misiles».

Sin embargo, Katayoon reconoce que ha hablado con muchas personas en su situación que la consideran «muy idealista» y que piensan que «nunca se podría cambiar el régimen y que esta es la única manera». Incluso en su propia familia, que «están en contra de la República Islámica», hay personas como su tío que creen que «es la única opción y que debemos aceptar las consecuencias». Mientras, su prima pequeña afirma «no creerse las promesas vacías de EE.UU.».

Katayoon, enfadada, se pregunta por qué «Irán ha estado provocando durante décadas a Israel, cuando ni siquiera tienen poder para luchar contra ellos y ponen a la gente a pelear en una guerra que no quieren». Pero, al mismo tiempo, añade que «no tienen ningún derecho a atacar donde quieran para ‘liberarnos’».

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