<p>»Yo empecé pintando, pero tenía el impulso de romper las cosas y los lienzos y, después, volver a zurcirlas. Entonces, no estaba de moda eso». La escultora nicaragüense <strong>Patricia Belli </strong>explica así el comienzo de una carrera que la llevará a recibir el Premio Velázquez de Artes Plásticas 2025 que concede el Ministerio de Cultura de España y que es el equivalente del Premio Cervantes para el arte. El jurado, presidido por <strong>Ángeles Albert,</strong> directora general de Patrimonio Cultural y Bellas Artes, ha destacado en su fallo la repercusión de su obra «en el contexto latinoamericano, específicamente en Centroamérica, y su compromiso con la educación en un contexto de fragilidad». El premio está dotado con 100.000 euros.</p>
La escultora es elegida por su trabajo «sobre la memoria de cuerpos vulnerables, la cicatriz que deja el miedo y la vergüenza, así como su activismo cultural».
La artista nicaragüense Patricia Belli recibirá el Premio Velázquez de Artes Plásticas 2025 que concede el Ministerio de Cultura de España y que es el equivalente del premio nacional de arte. El jurado, presidido por Ángeles Albert, directora general de Patrimonio Cultural y Bellas Artes, ha destacado en su fallo la repercusión de su obra «en el contexto latinoamericano, específicamente en Centroamérica, y su compromiso con la educación en un contexto de fragilidad». El premio está dotado con 100.000 euros.
La nota informativa del Ministerio de Cultura ha destacado también el trabajo de Belli «sobre la memoria de cuerpos vulnerables, la cicatriz que deja el miedo y la vergüenza, así como su activismo cultural, son referencia en diversas generaciones de artistas». Sus temas son «la subjetividad, el trauma, el desequilibrio y los mecanismos de poder. La unión de los opuestos es un eje transversal en su obra, en la que reflexiona sobre asuntos como opresor-oprimido, placer-dolor y naturaleza-civilizacion. Por otro lado, presta especial atención al inconsciente colectivo, del que obtiene referencias simbólicas».
La carrera de Belli tomó relevancia pública en los años 90 con la exposición Mesótica II (1996-1997), y, más tarde, con las muestras Políticas de la diferencia (2001-2002) y Estrecho Dudoso (2006), proyectos revulsivos para el arte centroamericano de la época. En 2001 Belli fundó EspIRA, una organización para la «formación sensible y crítica de los artistas», que influyó profundamente en el desarrollo del arte centroamericano durante 20 años. En 2022 se trasladó a Alemania con la beca Artistas en Berlín del DAAD.
Sus creaciones se encuentran en colecciones públicas alrededor del mundo como la Tate Gallery (Reino Unido); Kadist (Francia); CIFO, Cisneros Fontanals Art Fundation (Estados Unidos); Tanoto Art Foundation (Singapur); Colección FEMSA (México); Museo de Arte y Diseño Contemporáneo (Costa Rica); o la Colección Ortiz-Gurdián (Nicaragua).
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