Leer no te hace mejor persona… ¿o sí? La ciencia que desmiente a la influencer María Pombo

La influencer declaraba en un vídeo que no le gustaba leer, lo que ha sido criticado por un buen número de internautas.
Más información: Ignacio Morgado: «La lectura activa casi todas las regiones cerebrales» La influencer declaraba en un vídeo que no le gustaba leer, lo que ha sido criticado por un buen número de internautas.
Más información: Ignacio Morgado: «La lectura activa casi todas las regiones cerebrales»  

«Creo que hay que empezar a superar que hay gente [a la] que no le gusta leer, y encima no sois mejores porque os guste leer».

Con estas palabras, la influencer María Pombo ha desatado la polémica en las redes. Leer está asociado a cierto prestigio y distinción, incluso tiene un punto elitista, y Pombo parece asumir ese desprestigio poniéndose a la defensiva.

«A todos nos han inculcado en algún momento de nuestra vida la lectura: en el colegio, en casa… Todos hemos tenido que probar el leer un libro, haya gente que le gusta o haya gente que no».

La influencer reconoce que lee cosas porque le «interesa ese tema en específico» pero «no cojo un libro y leo una historia en mi cama, y no pasa nada. De verdad, hay que superarlo: no a todo el mundo le gusta leer».

Más allá de los —respetables— gustos de cada uno, la lectura no es solo una puerta al conocimiento sino también una herramienta que moldea el bienestar físico y emocional.

Y, sí, parece hacernos mejores personas. Al menos, si entendemos ser mejor persona como ser más empáticos con nuestros congéneres.

Un trabajo en la revista Social Science & Medicine en 2016 confirma que las personas que leen libros con regularidad viven más años que quienes no lo hacen: la mortalidad se reduce hasta un 20%, especialmente en adultos mayores.

Este efecto positivo se debe a la lectura profunda e inmersiva, que estimula el pensamiento complejo y el ponerse en el lugar del otro.

Los investigadores, de la Universidad de Yale, atribuyeron la mayor longevidad de los lectores al desarrollo de procesos cognitivos relacionados con la inmersión en historias y la puesta en práctica de la empatía.

Leer también es sinónimo de calma y autocuidado. Tan solo seis minutos de lectura al día pueden reducir los niveles de estrés en cerca de un 68%, ya que nos permite concentrarnos en ella y evadirnos del entorno, un efecto equiparable al de la meditación y el yoga.

La ciencia también ha hallado relación entre lectura y prevención del deterioro cognitivo. Mantener una rutina lectora ayuda al cerebro a mantenerse activo y favorece la creación de reserva cognitiva.

Esta reserva retrasa la aparición de síntomas de demencia y enfermedades neurodegenerativas: no sólo amplía el vocabulario y el conocimiento, sino que fortalece la memoria y la atención sostenida.

Más allá de sus efectos fisiológicos, la lectura es una herramienta de gestión emocional y salud mental. Un estudio transversal realizado en España y Latinoamérica reveló que quienes leen asiduamente valoran la capacidad de la lectura para prevenir la soledad, evitar pensamientos negativos y gestionar mejor sus emociones.

La literatura de ficción, en particular, activa áreas cerebrales vinculadas a la ‘teoría de la mente’, es decir, la habilidad para comprender y ponerse en el lugar de otros.

Esta función es esencial en el desarrollo de la empatía y favorece la introspección y el diálogo social.

Por si fuera poco, la lectura regular, sobre todo desde la infancia, mejora la capacidad de concentración y memoria, fomenta la creatividad y refuerza el pensamiento crítico.

Después de la polémica generada por su vídeo, María Pombo ha salido al paso señalando que se refiere a la presunta «superioridad moral» de aquellos que dicen leer mucho.

También ha admitido recomendaciones de sus seguidores y ha comprado un par de libros para ir probando, pero lo cierto es que leer es mucho más que un hábito cultural; es una actividad esencial para la salud de cuerpo y mente.

 elespanol – Salud

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