Los accionistas del Sabadell se enfrentan a un verano de tensión tras continuar la opa de BBVA

La sucesión de decisiones estratégicas en torno al Sabadell va a confluir en una suerte de coincidencia estival en la que la entidad catalana deberán decidir si vende su filial británica, TSB ; si sus accionistas aceptan esta operación; y todo ello coincidiendo con la publicación del folleto de BBVA sobre la opa con las nuevas condiciones de la venta, si las hay, después de que la entidad presidida por Carlos Torres haya decidido continuar el proceso. Los propietarios de Sabadell podrían verse abocados a acudir a una junta extraordinaria en pleno mes de agosto . Todos esos grandes movimientos se desarrollarán en un puñado de semanas tras más de un año de espera para aclarar el futuro del sector bancario español.Los caprichos del calendario van a obligar a los accionistas a pronunciarse o, al menos a analizar qué posición van a tomar, cuando muchos de ellos se encuentren de vacaciones. En pleno agosto: un mes históricamente inhábil para todo tipo de movimientos corporativos de este calado, pero cuya concurrencia será más que necesaria en esta ocasión para aclarar el final de la opa.La próxima fecha marcada en el calendario es la del 24 de julio . Ese día, Sabadell presentará a los inversores su próximo plan estratégico . La hoja de ruta que se plantea el banco presidido por Josep Oliu para los próximos ejercicios, independientemente de la operación hostil lanzada por BBVA. En ese momento, la entidad vallesana ya aclarará qué pretende hacer con TSB ante su posible venta. A principios de junio, el grupo ya recibió varias «muestras de interés» por parte de otras financieras para hacerse con un negocio que resultó ser un lastre para las cuentas del Sabadell, incluidos numerosos problemas con su plataforma tecnológica, pero que ahora es uno de los pilares de los resultados del banco. Santander y Barclays son los dos principales pretendientes. Incluso la entidad presidida por Ana Botín habría puesto encima de la mesa una oferta por 2.670 millones de euros , según Reuters. Si Sabadell vende TSB, está obligado a convocar una junta extraordinaria de accionistas en los 30 días siguientes a cuando anuncie esa decisión. Por eso, desde el propio banco no descartan que esa asamblea pueda tener lugar en agosto. Un mes en el que, además, el banco catalán realizará el pago de un dividendo , justo cuando sus accionistas se encontrarán en pleno plazo legal para decidir si venden sus títulos a BBVA o no lo hacen. La cuestión de esta retribución ya fue aprobada por la junta de accionistas ordinaria del banco el pasado mes de marzo. Se trata de un abono de 1.200 millones de euros, a razón de unos 0,07 euros por acción en plenas vacaciones estivales. Oliu justificó en su momento esta decisión porque «la perspectiva de dividendos y generación de capital que ofrece el proyecto de Sabadell en solitario para sus accionistas difícilmente podrá ser equiparada o superada por la oferta de BBVA. Haría falta una propuesta de valor muy diferente a la que en su día rechazó el consejo, para compensar todos los riesgos y dificultades que esta operación plantea«. De hecho, Sabadell sabe que se la puede jugar por incumplir la ley de opas, que prohíbe realizar movimientos que puedan condicionar una operación en ciernes. Es el denominado como ‘derecho de pasividad’. Aunque, por ahora, la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) no ha detectado que la entidad catalana haya contravenido la normativa. En cualquier caso, sigue pendiente de este tipo de estrategias. Pendientes de la CNMVSi el supervisor no pone ninguna traba, la decisión de los accionistas sobre la posible venta de TSB, unido al cobro del dividendo en sus cuentas bancarias o de valores, llegará en medio de todo el proceso en el que también tienen que posicionarse sobre la opa de BBVA . La entidad presidida por Carlos Torres sigue recabando la información y los análisis necesarios para completar el folleto que debe publicar la CNMV con la operación. Son varios los cambios que ha sufrido el proceso en las últimas semanas. Aunque el más importante es el acuerdo del Gobierno por el que le impide fusionar BBVA y Sabadell , y debe mantenerlas como dos entidades autónomas, al menos durante tres años . Esta restricción cambia los parámetros de la opa, aunque BBVA ya anunció ayer que seguirá adelante. Cuando el supervisor reciba toda la documentación emitirá ese folleto definitivo con todas las condiciones de la opa hostil. Posiblemente será en el plazo de unas tres semanas desde que recabe la información necesaria. El mercado cuenta con que sea a partir de mediados de julio, o al menos en la segunda quincena del mes, cuando los accionistas puedan estudiar la oferta con todo lujo de detalles. A partir de ese momento, existe un plazo legal de entre 15 y 70 días para que los accionistas decidan si canjean sus títulos con las condiciones que les ofrezca BBVA, o no lo hacen. Eso sí, el propio Carlos Torres adelantó hace unos días que tendrá un mínimo de 30 días para ajustarse a la legislación de Estados Unidos.Todos estos plazos implicarán que el final del proceso para que los propietarios del Sabadell se pronuncien sobre la opa terminará unos días después de haberse reunido en la junta extraordinaria para autorizar la posible venta de TSB. Y justo unos días después también de haber cobrado el dividendo extraordinario. Un cóctel de acontecimientos que tendrán su epicentro en el mes de agosto, el periodo menos fructífero de las empresas y los mercados para una operación de una envergadura como la de esta opa. La sucesión de decisiones estratégicas en torno al Sabadell va a confluir en una suerte de coincidencia estival en la que la entidad catalana deberán decidir si vende su filial británica, TSB ; si sus accionistas aceptan esta operación; y todo ello coincidiendo con la publicación del folleto de BBVA sobre la opa con las nuevas condiciones de la venta, si las hay, después de que la entidad presidida por Carlos Torres haya decidido continuar el proceso. Los propietarios de Sabadell podrían verse abocados a acudir a una junta extraordinaria en pleno mes de agosto . Todos esos grandes movimientos se desarrollarán en un puñado de semanas tras más de un año de espera para aclarar el futuro del sector bancario español.Los caprichos del calendario van a obligar a los accionistas a pronunciarse o, al menos a analizar qué posición van a tomar, cuando muchos de ellos se encuentren de vacaciones. En pleno agosto: un mes históricamente inhábil para todo tipo de movimientos corporativos de este calado, pero cuya concurrencia será más que necesaria en esta ocasión para aclarar el final de la opa.La próxima fecha marcada en el calendario es la del 24 de julio . Ese día, Sabadell presentará a los inversores su próximo plan estratégico . La hoja de ruta que se plantea el banco presidido por Josep Oliu para los próximos ejercicios, independientemente de la operación hostil lanzada por BBVA. En ese momento, la entidad vallesana ya aclarará qué pretende hacer con TSB ante su posible venta. A principios de junio, el grupo ya recibió varias «muestras de interés» por parte de otras financieras para hacerse con un negocio que resultó ser un lastre para las cuentas del Sabadell, incluidos numerosos problemas con su plataforma tecnológica, pero que ahora es uno de los pilares de los resultados del banco. Santander y Barclays son los dos principales pretendientes. Incluso la entidad presidida por Ana Botín habría puesto encima de la mesa una oferta por 2.670 millones de euros , según Reuters. Si Sabadell vende TSB, está obligado a convocar una junta extraordinaria de accionistas en los 30 días siguientes a cuando anuncie esa decisión. Por eso, desde el propio banco no descartan que esa asamblea pueda tener lugar en agosto. Un mes en el que, además, el banco catalán realizará el pago de un dividendo , justo cuando sus accionistas se encontrarán en pleno plazo legal para decidir si venden sus títulos a BBVA o no lo hacen. La cuestión de esta retribución ya fue aprobada por la junta de accionistas ordinaria del banco el pasado mes de marzo. Se trata de un abono de 1.200 millones de euros, a razón de unos 0,07 euros por acción en plenas vacaciones estivales. Oliu justificó en su momento esta decisión porque «la perspectiva de dividendos y generación de capital que ofrece el proyecto de Sabadell en solitario para sus accionistas difícilmente podrá ser equiparada o superada por la oferta de BBVA. Haría falta una propuesta de valor muy diferente a la que en su día rechazó el consejo, para compensar todos los riesgos y dificultades que esta operación plantea«. De hecho, Sabadell sabe que se la puede jugar por incumplir la ley de opas, que prohíbe realizar movimientos que puedan condicionar una operación en ciernes. Es el denominado como ‘derecho de pasividad’. Aunque, por ahora, la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) no ha detectado que la entidad catalana haya contravenido la normativa. En cualquier caso, sigue pendiente de este tipo de estrategias. Pendientes de la CNMVSi el supervisor no pone ninguna traba, la decisión de los accionistas sobre la posible venta de TSB, unido al cobro del dividendo en sus cuentas bancarias o de valores, llegará en medio de todo el proceso en el que también tienen que posicionarse sobre la opa de BBVA . La entidad presidida por Carlos Torres sigue recabando la información y los análisis necesarios para completar el folleto que debe publicar la CNMV con la operación. Son varios los cambios que ha sufrido el proceso en las últimas semanas. Aunque el más importante es el acuerdo del Gobierno por el que le impide fusionar BBVA y Sabadell , y debe mantenerlas como dos entidades autónomas, al menos durante tres años . Esta restricción cambia los parámetros de la opa, aunque BBVA ya anunció ayer que seguirá adelante. Cuando el supervisor reciba toda la documentación emitirá ese folleto definitivo con todas las condiciones de la opa hostil. Posiblemente será en el plazo de unas tres semanas desde que recabe la información necesaria. El mercado cuenta con que sea a partir de mediados de julio, o al menos en la segunda quincena del mes, cuando los accionistas puedan estudiar la oferta con todo lujo de detalles. A partir de ese momento, existe un plazo legal de entre 15 y 70 días para que los accionistas decidan si canjean sus títulos con las condiciones que les ofrezca BBVA, o no lo hacen. Eso sí, el propio Carlos Torres adelantó hace unos días que tendrá un mínimo de 30 días para ajustarse a la legislación de Estados Unidos.Todos estos plazos implicarán que el final del proceso para que los propietarios del Sabadell se pronuncien sobre la opa terminará unos días después de haberse reunido en la junta extraordinaria para autorizar la posible venta de TSB. Y justo unos días después también de haber cobrado el dividendo extraordinario. Un cóctel de acontecimientos que tendrán su epicentro en el mes de agosto, el periodo menos fructífero de las empresas y los mercados para una operación de una envergadura como la de esta opa.  

La sucesión de decisiones estratégicas en torno al Sabadell va a confluir en una suerte de coincidencia estival en la que la entidad catalana deberán decidir si vende su filial británica, TSB; si sus accionistas aceptan esta operación; y todo … ello coincidiendo con la publicación del folleto de BBVA sobre la opa con las nuevas condiciones de la venta, si las hay, después de que la entidad presidida por Carlos Torres haya decidido continuar el proceso. Los propietarios de Sabadell podrían verse abocados a acudir a una junta extraordinaria en pleno mes de agosto. Todos esos grandes movimientos se desarrollarán en un puñado de semanas tras más de un año de espera para aclarar el futuro del sector bancario español.

Los caprichos del calendario van a obligar a los accionistas a pronunciarse o, al menos a analizar qué posición van a tomar, cuando muchos de ellos se encuentren de vacaciones. En pleno agosto: un mes históricamente inhábil para todo tipo de movimientos corporativos de este calado, pero cuya concurrencia será más que necesaria en esta ocasión para aclarar el final de la opa.

La próxima fecha marcada en el calendario es la del 24 de julio. Ese día, Sabadell presentará a los inversores su próximo plan estratégico. La hoja de ruta que se plantea el banco presidido por Josep Oliu para los próximos ejercicios, independientemente de la operación hostil lanzada por BBVA. En ese momento, la entidad vallesana ya aclarará qué pretende hacer con TSB ante su posible venta. A principios de junio, el grupo ya recibió varias «muestras de interés» por parte de otras financieras para hacerse con un negocio que resultó ser un lastre para las cuentas del Sabadell, incluidos numerosos problemas con su plataforma tecnológica, pero que ahora es uno de los pilares de los resultados del banco. Santander y Barclays son los dos principales pretendientes. Incluso la entidad presidida por Ana Botín habría puesto encima de la mesa una oferta por 2.670 millones de euros, según Reuters.

Si Sabadell vende TSB, está obligado a convocar una junta extraordinaria de accionistas en los 30 días siguientes a cuando anuncie esa decisión. Por eso, desde el propio banco no descartan que esa asamblea pueda tener lugar en agosto. Un mes en el que, además, el banco catalán realizará el pago de un dividendo, justo cuando sus accionistas se encontrarán en pleno plazo legal para decidir si venden sus títulos a BBVA o no lo hacen.

La cuestión de esta retribución ya fue aprobada por la junta de accionistas ordinaria del banco el pasado mes de marzo. Se trata de un abono de 1.200 millones de euros, a razón de unos 0,07 euros por acción en plenas vacaciones estivales. Oliu justificó en su momento esta decisión porque «la perspectiva de dividendos y generación de capital que ofrece el proyecto de Sabadell en solitario para sus accionistas difícilmente podrá ser equiparada o superada por la oferta de BBVA. Haría falta una propuesta de valor muy diferente a la que en su día rechazó el consejo, para compensar todos los riesgos y dificultades que esta operación plantea«.

De hecho, Sabadell sabe que se la puede jugar por incumplir la ley de opas, que prohíbe realizar movimientos que puedan condicionar una operación en ciernes. Es el denominado como ‘derecho de pasividad’. Aunque, por ahora, la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) no ha detectado que la entidad catalana haya contravenido la normativa. En cualquier caso, sigue pendiente de este tipo de estrategias.

Pendientes de la CNMV

Si el supervisor no pone ninguna traba, la decisión de los accionistas sobre la posible venta de TSB, unido al cobro del dividendo en sus cuentas bancarias o de valores, llegará en medio de todo el proceso en el que también tienen que posicionarse sobre la opa de BBVA.

La entidad presidida por Carlos Torres sigue recabando la información y los análisis necesarios para completar el folleto que debe publicar la CNMV con la operación. Son varios los cambios que ha sufrido el proceso en las últimas semanas. Aunque el más importante es el acuerdo del Gobierno por el que le impide fusionar BBVA y Sabadell, y debe mantenerlas como dos entidades autónomas, al menos durante tres años. Esta restricción cambia los parámetros de la opa, aunque BBVA ya anunció ayer que seguirá adelante.

Cuando el supervisor reciba toda la documentación emitirá ese folleto definitivo con todas las condiciones de la opa hostil. Posiblemente será en el plazo de unas tres semanas desde que recabe la información necesaria. El mercado cuenta con que sea a partir de mediados de julio, o al menos en la segunda quincena del mes, cuando los accionistas puedan estudiar la oferta con todo lujo de detalles.

A partir de ese momento, existe un plazo legal de entre 15 y 70 días para que los accionistas decidan si canjean sus títulos con las condiciones que les ofrezca BBVA, o no lo hacen. Eso sí, el propio Carlos Torres adelantó hace unos días que tendrá un mínimo de 30 días para ajustarse a la legislación de Estados Unidos.

Todos estos plazos implicarán que el final del proceso para que los propietarios del Sabadell se pronuncien sobre la opa terminará unos días después de haberse reunido en la junta extraordinaria para autorizar la posible venta de TSB. Y justo unos días después también de haber cobrado el dividendo extraordinario. Un cóctel de acontecimientos que tendrán su epicentro en el mes de agosto, el periodo menos fructífero de las empresas y los mercados para una operación de una envergadura como la de esta opa.

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