Me diagnosticaron cáncer de intestino con 37 años: el leve síntoma común en España que lo oculta y que no debes obviar

Andy Spary, carpintero y amante del running, acudió al médico por un dolor que parecía una lesión muscular y que estuvo a punto de costarle la vida.
Más información: Longo, experto en longevidad: «Como te dicen que es buena, comes hasta 5 frutas al día y acabas atiborrado de azúcar». Andy Spary, carpintero y amante del running, acudió al médico por un dolor que parecía una lesión muscular y que estuvo a punto de costarle la vida.
Más información: Longo, experto en longevidad: «Como te dicen que es buena, comes hasta 5 frutas al día y acabas atiborrado de azúcar».  

Una de las partes más duras de la vida es aquello negativo que tiene que ver con la salud. Y especialmente con las enfermedades, sobre todo si son graves. Es ahí donde entra en juego una palabra que a todos nos aterra cuando aparece en nuestro camino. Se trata del cáncer.

Esta enfermedad tan temida y que se puede manifestar de diversas maneras es todavía más aterradora cuando se presenta por sorpresa. Cuando el diagnóstico se produce sin previo aviso y sin que pudiéramos prepararnos para amortiguar un poco el golpe.

Algo así es lo que le sucedió a Andy Spary, un ciudadano británico que protagonizó un caso de esos extraños, pero que terminan helando la sangre. Y es que con tan solo 39 años recibió la peor noticia de su vida, quedándose a las puertas del final de su camino.

Andy, de profesión carpintero, tiene una gran afición por el deporte. Especialmente por el renting. Y es que este ciudadano inglés es un amante de correr. Una práctica tan enriquecedora como lesiva. Fruto de una de sus salidas comenzó a sentir un dolor en su glúteo izquierdo.

Ahí comenzó su duro calvario. Una pesadilla que ni mucho menos imaginaba. Y es que lo que él pensaba que era un simple dolor puntual fruto de una caída terminó convirtiéndose precisamente en esa temida enfermedad, padecía un cáncer.

¿Cómo fue el caso de Andy Spary?

Andy Spary era un gran amante del deporte. Por ello, gustaba de practicar múltiples disciplinas. Sin embargo, una de ellas fue el comienzo de su viacrucis particular. Mientras patinaba, sufrió una fuerte caída que le generó un gran dolor en su glúteo izquierdo.

Esa molestia persistió durante varias semanas. Pero él pensó que se trataba de una simple lesión deportiva. Nada hacía presagiar que se trataba de un problema más grave. De hecho, su síntoma era una simple «quemazón intensa». Algo muy frecuente en cualquier persona que sufre una caída.

Dado que este dolor no cesaba, decidió acudir a los médicos, los cuales fueron los primeros en sospechar que se trataba de una lesión muscular. En ese momento le realizaron varias pruebas, pero en ninguna de ellas conseguían dar con su problema.

Por ello, a fuerza de prueba y error, el equipo de galenos que lo trataba se propuso hacer análisis más extraños para intentar así dar con el origen del problema. Empezaron por una resonancia magnética, pero lo que realmente cambió su destino fue una biopsia.

Una vez los especialistas analizaron los resultados se dieron cuenta de que lo que parecía ser una simple dolencia muscular fruto de una contusión en realidad era un tumor en el intestino. En ese momento, la vida de Andy cambió por completo.

Además, este cáncer se encontraba en fase tres, ya que se había diseminado a los ganglios linfáticos cercanos, según tal y como informó el medio británico Daily Mail. Una auténtica catástrofe a la que este aficionado al running debía intentar poner remedio urgente.

A partir de ese momento, los médicos comenzaron a sospechar que este hallazgo podría estar relacionado con la enfermedad de Crohn. Esta es una afección inflamatoria que Andy ya padecía y que como explican los expertos puede causar un crecimiento anormal de células en el tracto digestivo.

El propio Andy explicaba así su proceso: «El tumor se ha ramificado desde mi intestino hasta el glúteo y se está extendiendo. Nos enfocamos en lo positivo. Eso ayuda, tomándolo como que es tratable y puedo vencerlo». Durante esta batalla, Amy, su esposa de 35 años, fue su mayor apoyo.

Tras el diagnóstico, el primer paso fue la colocación de un estoma. Mediante este procedimiento, una parte del intestino es llevada a la superficie del abdomen para conectar una bolsa que recoge los desechos orgánicos.

Además, fue sometido a una segunda intervención quirúrgica en la que le fue retirada parte del intestino. También el resto del tumor y una sección del glúteo. Y unos meses más tarde, comenzó con las sesiones de quimioterapia y radioterapia. Sin embargo, el inicio de este tratamiento no fue como esperaba.

Después de estos procesos, se tuvo que someter también a una operación de cirugía plástica. Con tejido de su propio cuerpo le reconstruyó la zona pélvica: «El plástico arregla todo. Nuevo trasero, nuevo yo, todo bien».

La única nota positiva fue que con dicha intervención se le aliviaron los problemas generados por la enfermedad de Crohn, ya que el área más afectada le fue retirada. Ahora, este ciudadano británico tendrá que esperar todavía unas semanas para saber qué tal va su recuperación.

En ese momento, se someterá a una tomografía que determinará que está libre del cáncer. «Mantenerme en forma y saludable ha sido mi mejor arma». Tal es su optimismo que Andy ya tiene en mente cuál va a ser su próximo reto: correr la maratón de Londres de 2026.

Además, lo hará con la intención de recaudar fondos para la organización benéfica Trekstok. No obstante, queda mucho para eso, ya que de momento ‘solo’ ha conseguido poder sentarse y dar sus primeros pasos.

«Tener como meta correr mi primera maratón el próximo año, con la bolsa y todo, es lo que me motiva a seguir adelante. Después de todo esto, volveré a estar de pie, más fuerte y más sano, sin Crohn y sin cáncer. Todo resuelto».

 elespanol – Salud

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