Corría el año 2008 cuando Patxi de Goñi, viticultor de Arellano (Arellano, 57 años), observó que en una de sus viñas, entre las uvas tintas de Cabernet Sauvignon, crecía una cepa de uva blanca. “Esto no es normal”, recuerda que pensó. Llamó entonces a la sección de Viticultura y Enología del Gobierno foral (EVENA), que certificó la anomalía y se llevó una muestra. Diecisiete años y numerosas pruebas después, se ha constatado que aquella uva blanca, nacida a partir de una tinta, era especial.
Los expertos han certificado tras 17 años que la cepa es una nueva variedad especial muy apta para la crianza en barrica y para hacer vinos longevos
Corría el año 2008 cuando Patxi de Goñi, viticultor de Arellano (Arellano, 57 años), observó que en una de sus viñas, entre las uvas tintas de Cabernet Sauvignon, crecía una cepa de uva blanca. “Esto no es normal”, recuerda que pensó. Llamó entonces a la sección de Viticultura y Enología del Gobierno foral (EVENA), que certificó la anomalía y se llevó una muestra. Diecisiete años y numerosas pruebas después, se ha constatado que aquella uva blanca, nacida a partir de una tinta, era especial.
“La rareza radica en que ha sido una autofecundación. Es una semilla que cae al suelo, que germina, y que ha medrado hasta hacerse una cepa adulta y dar uva”, detalla Izaskun Oria (Vidaurre, 40 años), enóloga de la bodega experimental de EVENA. De nombre le han puesto Musa porque la finca en la que fue descubierta está muy próxima al yacimiento arqueológico romano “La Villa de las Musas de Arellano”, donde ya se elaboraba vino en el siglo I d.C. Una denominación que aprueba de Goñi porque este descubrimiento ha sido “un milagro, un poco cosa de las musas”.

El personal de EVENA tuvo claro desde un inicio que el descubrimiento de esta cepa era algo fuera de lo normal. “Era curioso que en una parcela de variedades tintas de Cabernet Sauvignon apareciese una cepa que era similar morfológicamente, pero cuyas bayas no enveraban y quedaban verdes”, señala Oria. Fue el principal motivo que llevó a los técnicos a recoger el material e incluirlo en el conservatorio de la entidad.
En noviembre de 2017, en el marco del programa Cepas Singulares de Navarra-Vinos Old-Vidaos, estos profesionales certificaron que se trataba de una variedad desconocida porque no existía constancia de un genotipo similar en el banco de germoplasma de referencia que hay en El Encín (Madrid). Estudios posteriores han confirmado que “Musa” es una nueva variedad que se ha generado a partir de una semilla de Cabernet Sauvignon. De hecho, en abril de 2023 fue incluida en el Registro de Variedades Comerciales con la denominación Musa. El próximo año ya podrá cultivarse de manera general en Navarra.
Han pasado 17 años desde el descubrimiento hasta la fase actual, explica Oria, porque el proceso para analizar las características de la variedad y el vino que puede producir es también largo. Se empieza con la recopilación y multiplicación del material, pero luego hay que realizar la caracterización sanitaria, plantar la semilla y esperar a que crezca un viñedo para analizar las bayas y elaborar el vino. Después de todo este trabajo, se ha constatado que esta variedad tiene una brotación tardía, lo que, en palabras de Oria, ayuda a que no sufra las heladas primaverales durante la brotación ni los golpes de calor durante la maduración.
Es, además, una variedad que “produce poco”. “Sus racimos y sus bayas, sus granos, son pequeñitos. Eso hace que el racimo esté más suelto, menos compacto. ¿Qué permite eso? Que haya más aireación durante el proceso de maduración”. Esta característica no es baladí, pues la hace más resistente a la botrytis, un “hongo que es una especie de podredumbre”.

Por otro lado, se ha certificado que esta variedad, “al proceder de esa Cabernet Sauvignon que es tinta, ha heredado su estructura y, para ser una variedad blanca, tiene una gran estructura polifenólica. ¿En qué se traduce esto? En que es una variedad muy apta para la crianza en barrica y para hacer vinos de guarda, vinos longevos”. En esta línea, añaden, los mostos obtenidos resultan “exuberantes en los principales parámetros enológicos, alto grado alcohólico probable y elevada acidez total”.
La uva se podrá cultivar a partir del año que viene en la Comunidad foral, pero desde hace unos meses, son varias las bodegas que han establecido pequeñas plantaciones experimentales para estudiar cómo se comporta esta variedad en otras ubicaciones.
“Musa” no tiene nada que ver con “Oneca”, la primera variedad de uva antigua recuperada y registrada por Navarra en 2023. Musa es una nueva variedad de uva blanca, mientras que Oneca es una antigua, predecesora de otras como Castellana Blanca y Gavina. Sin embargo, sus nombres tienen una conexión que es fruto de la casualidad. Oneca homenajea a una mujer navarra que vivió entre los siglos VIII y IX y que dio a luz a dos varones que luego fueron célebres. El primero fue Iñigo Arista, primer rey de Pamplona, y el segundo, Musa Ibn Musa, el más famoso de la estirpe de los Banu Qasi. Casualidad que une a dos uvas que, igual que estos dos célebres personajes de la historia de Navarra, tienen algunas similitudes y muchas más diferencias.

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