Nuevos métodos en el tráfico de cocaína: de guardar los alijos hasta que suba el precio a pasarse un mes en el agua  

Hay mucha cocaína, pero ni España es la única puerta de entrada, ni todos los cargamentos tienen que llegar ocultos en contenedores. Después de dos años de incautaciones récord, en las que destaca el alijo histórico de 13 toneladas intervenidas en un contenedor en el Puerto de Algeciras (Cádiz), las redes de narcotráfico intentan esquivar la presión policial con nuevos métodos para introducir esa droga o recurren a otras prácticas, como guardar las partidas para cuando suba el precio. Esas tendencias pasan por dejar la droga en mitad del mar, señalizada con balizas, para que las narcolanchas vayan a buscarlas, un método que se conoce como drop off, o recurrir a narcosubmarinos que les permiten transportar importantes cantidades de droga. Operaciones recientes, como la desarticulación en Canarias de una red que utilizaba 11 embarcaciones rápidas para llevar alijos de cocaína que venían de Sudamérica hasta las islas y después distribuirlos por Europa y distintos puntos de África, o el cierre de un narcoastillero en Brasil desde el que partían semisumergibles con capacidad para transportar hacia España varias toneladas de droga, sirven como ejemplos.

Seguir leyendo

 Los grupos criminales innovan en las maneras de introducir la droga tras los últimos golpes a grandes cargamentos en los puertos  

Hay mucha cocaína, pero ni España es la única puerta de entrada, ni todos los cargamentos tienen que llegar ocultos en contenedores. Después de dos años de incautaciones récord, en las que destaca el alijo histórico de 13 toneladas intervenidas en un contenedor en el Puerto de Algeciras (Cádiz), las redes de narcotráfico intentan esquivar la presión policial con nuevos métodos para introducir esa droga o recurren a otras prácticas, como guardar las partidas para cuando suba el precio. Esas tendencias pasan por dejar la droga en mitad del mar, señalizada con balizas, para que las narcolanchas vayan a buscarlas, un método que se conoce como drop off, o recurrir a narcosubmarinos que les permiten transportar importantes cantidades de droga. Operaciones recientes, como la desarticulación en Canarias de una red que utilizaba 11 embarcaciones rápidas para llevar alijos de cocaína que venían de Sudamérica hasta las islas y después distribuirlos por Europa y distintos puntos de África, o el cierre de un narcoastillero en Brasil desde el que partían semisumergibles con capacidad para transportar hacia España varias toneladas de droga, sirven como ejemplos.

“Se explica con la teoría del globo, si ejerces presión por un sitio, el aire se irá a otro, esto es lo que está pasando”, resume el comisario Alberto Morales, jefe de la Brigada Central de Estupefacientes de la Policía Nacional. Hay muchos métodos en los que la cocaína puede entrar en España: en buques, pesqueros, mercantes, veleros, contenedores, y las rutas van variando en función de la que ofrezca mayor beneficio y menos riesgo. “Ha bajado mucho la aprehensión en contenedores, pero hay que tener en cuenta que el cero no existe. Al final, las redes criminales van a donde lo encuentran más fácil”, añade la inspectora jefa a cargo de la sección de cocaína de esta misma brigada, que pide que no se publique su nombre.

La conversación con el comisario y la inspectora jefa se produce este martes, en el complejo policial de Canillas, en Madrid, donde tiene su sede la Comisaría General de Policía Judicial. Ambos hablan a ritmo rápido. Al ruido exterior de la toma de posesión de la última promoción de subinspectores, se añaden, cada cierto tiempo, las notas de voz que el comisario recibe y contesta sobre la marcha, o las consultas —telefónicas y presenciales— que atiende. El trabajo de ambos, además de no tener horarios y de requerir de una gran vocación, no tiene fin. “Esto nunca se acaba, cuando se termina una operación, hay que pasar al siguiente”, dice la inspectora jefa. “Pero se trata de que todo lo que lleva aparejado el crimen organizado, las pugnas, las luchas por el territorio, la violencia, la circulación de armas, no llegue a la sociedad”, añade.

“Nunca puedes decir que algo no lo vas a ver, porque lo ves”, sentencia la inspectora jefa. Los narcos antes no llevaban armas y ahora sí. Las nuevas generaciones resultan más impacientes e impredecibles. Han crecido con las plataformas encriptadas, un sistema de mensajería que usa el narco y que resulta muy difícil descifrar porque no hay nombres, sino alias, y también mueven el dinero en criptomonedas. “Antes, cuando les decías que eras policía, se relajaban [porque eso significaba que no iban a sufrir un robo por parte de otra organización o un ajuste de cuentas], ahora no”, añade.

La Operación Sombra negra, en la que se dio por desarticulada a comienzos de junio una “poderosa red” que introducía cocaína en las Islas Canarias con los mismos métodos que los narcos del Estrecho, que tradicionalmente traficaban con hachís, evidencia esos nuevos métodos. Usaban un barco abandonado y semihundido en aguas de Lanzarote para repostar. “Las narcolanchas salían [a coger los cargamentos] a 20 millas y ahora llegan a 500 millas. Son capaces de estar un mes en el agua, con el petaqueo ―haciendo que otras embarcaciones vayan a suministrarle combustible―”, explica la responsable de la sección de cocaína. “Van adaptando las rutas, incluso haciendo grandes recorridos, para no ser detectados”, completa.

Numerosos bidones de combustible apilados en uno de los registros de la Operación Sombra Negra de la Policía Nacional.

La presión sobre el río Guadalquivir también les hace probar otros cauces, como el Guadiana, donde el 20 de mayo desmantelaron la organización de un capo onubense bautizado Teddy a unas 250 millas mar adentro. El narco esquivó el operativo y escapó a Dubái, la ciudad-emirato del golfo Pérsico que se ha convertido en los últimos años en refugio para los líderes de estos grupos criminales.

Los investigadores hablan del notable incremento de semisumergibles. “Han proliferado mucho”, valora el comisario Morales. Según sus cálculos, desde las primeras informaciones sobre estas embarcaciones también llamadas “de perfil bajo” (LPV, en sus siglas en inglés) han tenido conocimiento de “ocho o nueve” de ellos. Es prácticamente imposible detectarlos cuando van navegando, ya que apenas sobresalen del agua. Altamente tecnificadas, requieren grandes inversiones, de en torno a 600.000 euros. Los grupos construyen varias a la vez, en selvas o zonas fluviales. Uno de los últimos localizados en Galicia, en enero, tenía capacidad para trasladar unas tres toneladas, según estimaciones policiales.

Un semisumergible localizado dentro de la investigación de la Operación Lupus.

Las investigaciones de la Unidad Central de Droga y Crimen Organizado (Udyco), en la que encuentra enmarcada la brigada de estupefacientes, buscan “adelantar la línea”, ir al origen del narcotráfico. Es lo que pretendía la Operación Lupus, un operativo conjunto de cuatro países, en el que participó la Policía Nacional española, que localizó un astillero clandestino de narcosubmarinos en la desembocadura del río Amazonas. “Si cortamos el astillero quitamos una vía de suministro”, explica la inspectora jefa. “No dejarán de fabricarlos, pero ya no lo harán en ese punto”. La colaboración internacional está ayudando a conseguir sus objetivos. “Funciona espectacularmente bien”, añaden. También destacan la gran implicación de la Fiscalía Antidroga.

El objetivo de los agentes es hacer investigaciones de “mayor calidad”, “omnicomprensivas” y de “alto impacto”. Después de un 2023 de récord, con 123 toneladas de cocaína intervenidas, y un 2024 en el que “se han superado la 100” toneladas, confían en que la cifra de aprehensiones baje en 2025, precisamente porque los grupos criminales tienen que rearmarse. “No estamos en una peor situación que el año pasado, estamos mejor. Si deja de entrar, significa que se está cortando”, valora la inspectora.

Guardar la droga

En el contexto actual, en el que hay una gran producción de cocaína y se ha abaratado su precio desde 20.000 euros el kilo hasta 14.000, han detectado que hay narcos que están guardando la droga para cuando suba de precio, como si fueran empresas. Calculan que puede haber unas 70 toneladas de cocaína esperando su momento en países de África. Hay países de este continente, por ejemplo, en los que antes parecía impensable que entrase la droga. Pues ahora, por guerras, corrupción o relajación de la seguridad, lo están viendo.

Aunque el principal mercado de destino de la cocaína sea Europa, las redes buscan nuevos nichos. En esa valoración coste-beneficio, los investigadores observan las aperturas de mercados, como Australia, donde pueden cobrar hasta 60.000 euros por kilo, o Asia. “Se pueden encontrar contenedores en Corea [del Sur], que es algo que antes no se veía ni por asomo. Si hay consumo, lo van a meter por ahí”, añaden.

Bélgica, España y Países Bajos sumaron el 72% de la cocaína intervenida la UE en 2023, pero los datos preliminares de 2024, que todavía no son oficiales, indican que la situación está cambiando. El último informe de la Agencia de la UE sobre Drogas apunta que se están utilizando otros países de entrada como Alemania (43 toneladas), Francia (23 toneladas) y Portugal (22 toneladas). La UE impulsó a comienzos de 2024 la Alianza de Puertos, para incrementar la seguridad en estas infraestructuras críticas.

“En los puertos tradicionales (Barcelona, Algeciras y Valencia) sigue entrando droga”, incide el comisario Morales. Son los puertos españoles en los que más droga se interviene, pero los investigadores no pierden de vista los de Vigo o Málaga, considerados “emergentes”. El caso de las 13 toneladas cocaína incautadas en Algeciras el pasado octubre es paradigmático. La organización que las enviaba estaba tan confiada de que el viaje sería exitoso que apenas dejó espacio para los plátanos que tenían que cubrir la droga. “Era todo cocaína. Había tres o cuatro plátanos”, explica una fuente conocedora del caso. Esta investigación, por la que después fue detenido un inspector jefe del mismo cuerpo policial con 20 millones de euros emparedados en su vivienda, permitió desarticular una importante organización dirigida desde Dubái que les proporcionaba “una ruta segura de entrada de la droga” y que ya no está disponible. “Al fin y al cabo, nosotros trabajamos para desorganizarles”, zanja la inspectora jefa.

 Feed MRSS-S Noticias

Noticias Relacionadas