Madrid en verano tiene esa energía que descoloca y seduce a partes iguales. Las noches se alargan, el calor se adhiere a la piel y, de pronto, el cuerpo te pide estar fuera, en la calle, enredarte sin prisa. Pasear sin rumbo fijo y, sin saber muy bien por qué, acabar bailando donde no pensabas quedarte. Porque, en esta ciudad, el mejor plan casi siempre es el que no estaba previsto, aunque cada vez resulte más difícil improvisar en la capital.
Las clases de Oliva Barrio, Flora de Origen y la ruta de la croqueta son tres planazos imperdibles
Madrid en verano tiene esa energía que descoloca y seduce a partes iguales. Las noches se alargan, el calor se adhiere a la piel y, de pronto, el cuerpo te pide estar fuera, en la calle, enredarte sin prisa. Pasear sin rumbo fijo y, sin saber muy bien por qué, acabar bailando donde no pensabas quedarte. Porque, en esta ciudad, el mejor plan casi siempre es el que no estaba previsto, aunque cada vez resulte más difícil improvisar en la capital.
Para quienes quieran dejarse llevar, pero con un poco de inspiración previa, Madrid Te Enreda recomienda tres planazos para saborear la ciudad con amigos: una clase de yoga en El Retiro para desconectar, un lugar donde comprar flores ―y de paso tomarse un café―, y la ruta de las mejores croquetas de la capital.
Clase de yoga en El Retiro
Uno de los mejores planes para esta temporada es ir al parque del Retiro y tomar una clase de yoga. Las de Oliva Barrio son especiales: una hora y media de ejercicios en los que se puede desconectar y ejercitarse en plena naturaleza. “Empezaron siendo dos personas, muy íntimo, muy pequeñito”, cuenta Barrio, que lleva años organizando estas sesiones al aire libre. Hoy el grupo ha crecido, pero el espíritu se mantiene: “Aquí no hay prisa. Si ya te has regalado una hora y media a la semana, que sea sin mirar el reloj”.
Las clases comienzan con meditación: “Traer conciencia a cómo estás ese día, a tu respiración, tu energía”. Luego vienen los flows: saludos al sol, posturas de pie, de equilibrio, guerreros que enraízan. “Siento que aquí en España se practica mucho yoga de posturas rápidas. Yo prefiero ir despacio: que inhales, que eleves los brazos con intención”, asegura Barrio.
Practicar en el parque tiene su encanto: “Puede ser retador si es la primera vez. El ruido, el calor, los mosquitos… pero justo ahí está el reto del yoga: que no te afecte, que puedas seguir dentro de ti”. A veces, Barrio cierra con una carta del oráculo de la rosa: “Un mensaje para ti, para lo que se ha movido en clase, para conectar con la tierra”. Las clases son todos los jueves de 19.00 a 20.30 en El Retiro. Cuestan 15 euros.
Café y flores colombianas
Flora de Origen (Calle Príncipe de Vergara, 256) es una nueva floristería en Madrid que nació del amor por las flores y de una conexión instantánea entre dos mujeres que sabían exactamente lo que querían crear: “Un espacio mágico donde se combinaran las flores colombianas, el café colombiano y el vino español”. Patricia Roldán y Rosana Pérez no solo imaginaron el concepto; lo hicieron realidad, con flores traídas directamente desde cultivos en la sabana de Bogotá.
Sin intermediarios. “Recogemos las flores del aeropuerto y las llevamos al local. Eso es garantía absoluta”. Ubicada cerca del metro Colombia, su fachada floral atrae de forma casi hipnótica. “Entran de forma orgánica, llevados por el magnetismo de las flores”, explican. Una vez dentro, los sentidos se despiertan: café Juan Valdez, tartas artesanales, vino español y un rincón lleno de colores, aromas y calma.
El local cuenta con zona de café, mesa para talleres y otra donde se arman ramos entre copas de vino. “Aquí puedes venir a leer, trabajar, celebrar un cumpleaños o simplemente estar”, comentan. No hay reservas ni pretensiones: “Queremos que cada persona entre, respire y salga un poquito más feliz”. Ofrecen brunch, meriendas, cenas y talleres semanales de flores. El ticket medio ronda los 13 euros.
Vuelve la ruta de la croqueta
Hay planes que no fallan: un grupo de amigos, ganas de caminar por la ciudad, una copa de vino en la mano y una croqueta recién hecha en la otra. Así se resume la tercera edición de la Ruta de la Croqueta de Sánchez Romero Carvajal, que del 10 de junio al 6 de julio vuelve a tomar las calles de Madrid.
El recorrido atraviesa algunos de los barrios más animados de la ciudad —Chueca, Chamartín y Salamanca—, con catorce bares y restaurantes que sirven su versión de la croqueta de jamón ibérico. Hay locales de siempre y nuevas incorporaciones, algunos con cocina tradicional, otros más creativos, pero todos con la misma idea: convertir un bocado en excusa para el encuentro.
Este año se suman nombres como Jardín de los Duques y La Barra de la Tasquería, ambos finalistas del concurso de croquetas de Madrid Fusión 2025, y otras paradas como Casa Salesas, Patio de Leones o La Huerta de Casa Ricardo, con propuestas propias y estilos distintos. También repiten clásicos como Café Comercial, Casa Orellana o Quinqué, el ganador del año pasado, que no tiene barra, pero merece la visita. El pasaporte da derecho a una tapa de croqueta, una de jamón y un vino para dos personas en cada lugar del recorrido.
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