Aunque se suele asociar la mirada hacia el suelo con inseguridad o baja autoestima, la evidencia solo respalda algunos matices.
Más información: Alba Cardalda, psicóloga: «Llega un punto en que es lícito mandar a alguien a la mierda» Aunque se suele asociar la mirada hacia el suelo con inseguridad o baja autoestima, la evidencia solo respalda algunos matices.
Más información: Alba Cardalda, psicóloga: «Llega un punto en que es lícito mandar a alguien a la mierda»
Las claves
nuevo
Generado con IA
Caminar con la mirada o incluso la cabeza enfocada hacia el suelo no suele ser un signo demasiado llamativo en la población general; sin embargo, la psicología del lenguaje corporal sí le da importancia, e incluso llega a sugerir que este tipo de marcha no es casual, y que puede llegar a darnos información significativa no solo sobre el estado del ánimo, sino sobre la personalidad e incluso sobre trastornos incipientes o ya diagnosticados.
Evitar levantar la mirada del suelo puede relacionarse con el control de posibles obstáculos físicos, pero también con emociones internas, según algunos expertos. La psicología moderna ha llegado a sugerir que esta forma de caminar, con la mirada hacia el suelo, podría ser sinónimo de introspección. Pero no es lo mismo llevar a cabo estas pautas siempre, o de forma esporádica.
Existen evidencias más sólidas que otras en cuanto a mirar hacia el suelo se refiere. La evidencia más clara indica que solemos mirar más hacia el suelo cuando nos encontramos en terrenos irregulares, con el objetivo de mejorar la seguridad y el control postural. Se trataría de un gesto lógico y pragmático, cuyo objetivo es mejorar nuestras funciones sensoriomotrices, y no emocionales como tal.
Respecto a los contextos sociales, también se ha estudiado cómo las personas desviamos la mirada hacia el suelo o hacia otras zonas cuando deseamos evitar interacciones o minimizar nuestro contacto visual. Esto suele ocurrir más cuando se camina junto a otras personas, o bien cuando existe cierta ansiedad social.
En este aspecto, mirar hacia el suelo sí podría reflejar, en ciertos contextos, una forma de evitación social, la cual podría asociarse tanto a timidez como a posible ansiedad social, pero también deben tenerse en cuenta situaciones de evaluación.
Algunos expertos han llegado a sugerir que mirar hacia el suelo también se relacionaría con baja autoestima o inseguridad. Sin embargo, no existen estudios que establezcan esta relación causal como tal. Si bien es cierto que dicho comportamiento puede implicar cierta evitación social o incluso ansiedad social, llegar a la conclusión final de que esto implica una baja autoestima puede ser un error.
Por su parte, también se suele sugerir que la mirada hacia el suelo se relacionaría con la tristeza o el desánimo, dado que el cuerpo adoptaría una postura encorvada, una mirada caída y una lentitud generalizada. De nuevo, en dicho aspecto no existen estudios que puedan corroborarlo. No habría una clara relación entre una mirada hacia el suelo y una mayor prevalencia de tristeza o incluso depresión. Sí hay estudios, por su parte, sobre una marcha más lenta y una postura encorvada en pacientes diagnosticados de depresión, pero estos signos no implicarían un diagnóstico por sí mismos. Sería necesario analizar todo el ambiente y contexto.
Por otro lado, algunos autores también habrían sugerido que la mirada hacia el suelo se relacionaría con una mayor introspección y mayor concentración. Sin embargo, la mayoría de los estudios disponibles actualmente se han centrado más en la interacción social (o evitación de la misma) que en la introspección como tal. De hecho, actualmente los trabajos disponibles no han usado la introspección como medida clínica.
Asimismo, en ciertos entornos culturales, evitar mirar directamente a los ojos puede llegar a interpretarse como una forma de respeto o modestia. Sin embargo, en otros entornos, puede llegar a sentirse como una falta de interés o incluso desconexión del entorno social. Esto sí está documentado, y existen trabajos que sugieren que la interacción cara a cara puede interpretarse de diferentes formas dependiendo del entorno.
A modo de resumen y conclusión, relacionar la mirada hacia el suelo continua con una baja autoestima o inseguridad sería erróneo, siempre y cuando no se acompañe de otros signos: incomodidad social, timidez, ansiedad o incluso posturas encorvadas, lentitud en la marcha u otros posibles signos y síntomas de depresión. En este aspecto, sería adecuado recordar la importancia de analizar tanto el ambiente como el resto de signos asociados, más allá de basarnos en la forma de mirar al caminar. Además, no se debe olvidar el entorno cultural: mirar o no a la cara puede ser necesario en determinados países y contextos si no queremos caer en una falta de respeto de forma inconsciente.
elespanol – Salud
