Si el sistema de pensiones no tuviera una caja única en todo el Estado y cada comunidad autónoma tuviera que hacer frente con las cotizaciones de sus trabajadores al pago a sus pensionistas , solo dos, aparte de las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla, serían capaces de hacerlo sin necesidad de recurrir a la deuda. Paradójicamente, no están en la lista ni el País Vasco ni Cataluña y es por eso que ni siquiera los partidos independentistas han exigido nunca al Gobierno central tener una Seguridad propia. En 2023 –último año del que se dispone de datos completos–, la diferencia entre las contribuciones cobradas y las pensiones pagadas en Cataluña arrojó un saldo negativo de 4.149 millones de euros, y en el País Vasco, de 4.478 millones. Y solo presentan superávit Madrid (+1.353 millones), Baleares (+884), Ceuta (+13) y Melilla (+12). En el otro extremo, las más deficitarias son Andalucía (-5.487), País Vasco, Galicia (-4.417) y Cataluña. Los datos, que han sido recogidos en un informe publicado por el Centro Ruth Richardson de la Universidad de las Hespérides, ilustran un problema de sobra conocido, y es que en nuestro país las contribuciones del trabajo solo aportan tres de cada cuatro euros de los que se gastan en pensiones, de modo que uno tiene que ponerlo el Estado mediante impuestos y deuda.Noticia Relacionada «No es financieramente viable» estandar Si Alemania declara insostenible el actual estado de Bienestar Rosalía Sánchez Comienza sus trabajos una comisión estatal que formulará, antes de fin de año, propuestas para financiar las prestacionesExactamente, en 2024 el gasto total de la Seguridad Social fue de 242.253 millones de euros y los ingresos sin transferencias estatales fueron de 176.047 millones, lo que arroja un saldo negativo de 66.206 millones, el 4,2% del PIB. Como se ha visto, diferenciar entre ingresos contributivos (los que aportan los trabajadores) y no-contributivos (vía impuestos) es fundamental para entender la naturaleza del problema. En el período 2006-2010 los ingresos de la Seguridad Social vía cotizaciones superaron ligeramente a los gastos, pero a partir de ese momento apareció un déficit que ha arrastrado el saldo presupuestario de la Seguridad Social (incluidas las transferencias del Estado) hasta alcanzar el -0,8% del PIB, lo que indica que el sistema será cada vez más dependiente del Estado. Lógicamente, un Estado que en 2024 tuvo un déficit de 50.187 millones de euros (3,2% del PIB) no puede tapar este agujero sin endeudarse. Sobre esto, valga este dato, y es que sin el sistema de pensiones España presentaría un superávit fiscal cercano al 1% del PIB , según se lee en el informe del Centro Ruth Richardson. Y la situación irá a peor, advierten los investigadores, pues, partiendo de datos de la Comisión Europea, se estima que para 2040 el pago de las pensiones ya absorberá el 45% de los ingresos tributarios totales , frente al 33% actual. Llegados a este punto es razonable preguntarse qué pasó con el Fondo de Reserva de la Seguridad Social, esa ‘hucha de las pensiones’ creada en el año 2000 para acumular excedentes durante los periodos de bonanza económica. En 2011 ese fondo alcanzó el máximo con más de 66.000 millones de euros, pero la crisis posterior lo dilapidó hasta quedar en los 9.300 millones que tenía a finales de 2024, cantidad que no sería suficiente ni para cubrir una mensualidad completa de las pensiones contributivas. No obstante, se trata del nivel más alto desde diciembre de 2017 y, de hecho, el Ejecutivo prevé que el fondo termine el año en 14.000 millones. La hucha de las pensiones es un mero artificio contable, denuncian los expertos: el ahorro se genera con más deudaTampoco ha servido de mucho, por cierto, el Mecanismo de Equidad Intergeneracional (MEI), el impuesto creado por el Gobierno en 2021 para sostener el fondo y que, en realidad, solo sirve para crear la ilusión de que la hucha de las pensiones se ensancha. Paralelamente, y ahí está la clave, en los últimos años el Estado ha emitido deuda para financiar las aportaciones al Fondo de Reserva , lo que implica que el reciente crecimiento de la hucha es un trampantojo contable; un «timo», aseguran los investigadores del Centro Ruth Richardson.El problema de fondo, claro está, es que en 1980 la tasa de fertilidad española traspasó por primera vez la barrera del reemplazo generacional (2,1 hijos por mujer) para no volver a superarla nunca, aunque a esto los redactores del informe añaden la «irresponsabilidad fiscal», dicen, que se ha enquistado en la Moncloa. Frente a esto, los expertos del Centro Ruth Richardson consideran «imprescindible que se aborde con realismo y urgencia» el desafío de las pensiones y hacerlo «sin limitarse a artificios contables o transferencias puntuales»; también, teniendo en cuenta las perspectivas demográficas. Si el sistema de pensiones no tuviera una caja única en todo el Estado y cada comunidad autónoma tuviera que hacer frente con las cotizaciones de sus trabajadores al pago a sus pensionistas , solo dos, aparte de las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla, serían capaces de hacerlo sin necesidad de recurrir a la deuda. Paradójicamente, no están en la lista ni el País Vasco ni Cataluña y es por eso que ni siquiera los partidos independentistas han exigido nunca al Gobierno central tener una Seguridad propia. En 2023 –último año del que se dispone de datos completos–, la diferencia entre las contribuciones cobradas y las pensiones pagadas en Cataluña arrojó un saldo negativo de 4.149 millones de euros, y en el País Vasco, de 4.478 millones. Y solo presentan superávit Madrid (+1.353 millones), Baleares (+884), Ceuta (+13) y Melilla (+12). En el otro extremo, las más deficitarias son Andalucía (-5.487), País Vasco, Galicia (-4.417) y Cataluña. Los datos, que han sido recogidos en un informe publicado por el Centro Ruth Richardson de la Universidad de las Hespérides, ilustran un problema de sobra conocido, y es que en nuestro país las contribuciones del trabajo solo aportan tres de cada cuatro euros de los que se gastan en pensiones, de modo que uno tiene que ponerlo el Estado mediante impuestos y deuda.Noticia Relacionada «No es financieramente viable» estandar Si Alemania declara insostenible el actual estado de Bienestar Rosalía Sánchez Comienza sus trabajos una comisión estatal que formulará, antes de fin de año, propuestas para financiar las prestacionesExactamente, en 2024 el gasto total de la Seguridad Social fue de 242.253 millones de euros y los ingresos sin transferencias estatales fueron de 176.047 millones, lo que arroja un saldo negativo de 66.206 millones, el 4,2% del PIB. Como se ha visto, diferenciar entre ingresos contributivos (los que aportan los trabajadores) y no-contributivos (vía impuestos) es fundamental para entender la naturaleza del problema. En el período 2006-2010 los ingresos de la Seguridad Social vía cotizaciones superaron ligeramente a los gastos, pero a partir de ese momento apareció un déficit que ha arrastrado el saldo presupuestario de la Seguridad Social (incluidas las transferencias del Estado) hasta alcanzar el -0,8% del PIB, lo que indica que el sistema será cada vez más dependiente del Estado. Lógicamente, un Estado que en 2024 tuvo un déficit de 50.187 millones de euros (3,2% del PIB) no puede tapar este agujero sin endeudarse. Sobre esto, valga este dato, y es que sin el sistema de pensiones España presentaría un superávit fiscal cercano al 1% del PIB , según se lee en el informe del Centro Ruth Richardson. Y la situación irá a peor, advierten los investigadores, pues, partiendo de datos de la Comisión Europea, se estima que para 2040 el pago de las pensiones ya absorberá el 45% de los ingresos tributarios totales , frente al 33% actual. Llegados a este punto es razonable preguntarse qué pasó con el Fondo de Reserva de la Seguridad Social, esa ‘hucha de las pensiones’ creada en el año 2000 para acumular excedentes durante los periodos de bonanza económica. En 2011 ese fondo alcanzó el máximo con más de 66.000 millones de euros, pero la crisis posterior lo dilapidó hasta quedar en los 9.300 millones que tenía a finales de 2024, cantidad que no sería suficiente ni para cubrir una mensualidad completa de las pensiones contributivas. No obstante, se trata del nivel más alto desde diciembre de 2017 y, de hecho, el Ejecutivo prevé que el fondo termine el año en 14.000 millones. La hucha de las pensiones es un mero artificio contable, denuncian los expertos: el ahorro se genera con más deudaTampoco ha servido de mucho, por cierto, el Mecanismo de Equidad Intergeneracional (MEI), el impuesto creado por el Gobierno en 2021 para sostener el fondo y que, en realidad, solo sirve para crear la ilusión de que la hucha de las pensiones se ensancha. Paralelamente, y ahí está la clave, en los últimos años el Estado ha emitido deuda para financiar las aportaciones al Fondo de Reserva , lo que implica que el reciente crecimiento de la hucha es un trampantojo contable; un «timo», aseguran los investigadores del Centro Ruth Richardson.El problema de fondo, claro está, es que en 1980 la tasa de fertilidad española traspasó por primera vez la barrera del reemplazo generacional (2,1 hijos por mujer) para no volver a superarla nunca, aunque a esto los redactores del informe añaden la «irresponsabilidad fiscal», dicen, que se ha enquistado en la Moncloa. Frente a esto, los expertos del Centro Ruth Richardson consideran «imprescindible que se aborde con realismo y urgencia» el desafío de las pensiones y hacerlo «sin limitarse a artificios contables o transferencias puntuales»; también, teniendo en cuenta las perspectivas demográficas.
Si el sistema de pensiones no tuviera una caja única en todo el Estado y cada comunidad autónoma tuviera que hacer frente con las cotizaciones de sus trabajadores al pago a sus pensionistas, solo dos, aparte de las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla, … serían capaces de hacerlo sin necesidad de recurrir a la deuda. Paradójicamente, no están en la lista ni el País Vasco ni Cataluña y es por eso que ni siquiera los partidos independentistas han exigido nunca al Gobierno central tener una Seguridad propia.
En 2023 –último año del que se dispone de datos completos–, la diferencia entre las contribuciones cobradas y las pensiones pagadas en Cataluña arrojó un saldo negativo de 4.149 millones de euros, y en el País Vasco, de 4.478 millones. Y solo presentan superávit Madrid (+1.353 millones), Baleares (+884), Ceuta (+13) y Melilla (+12). En el otro extremo, las más deficitarias son Andalucía (-5.487), País Vasco, Galicia (-4.417) y Cataluña.
Los datos, que han sido recogidos en un informe publicado por el Centro Ruth Richardson de la Universidad de las Hespérides, ilustran un problema de sobra conocido, y es que en nuestro país las contribuciones del trabajo solo aportan tres de cada cuatro euros de los que se gastan en pensiones, de modo que uno tiene que ponerlo el Estado mediante impuestos y deuda.
Exactamente, en 2024 el gasto total de la Seguridad Social fue de 242.253 millones de euros y los ingresos sin transferencias estatales fueron de 176.047 millones, lo que arroja un saldo negativo de 66.206 millones, el 4,2% del PIB. Como se ha visto, diferenciar entre ingresos contributivos (los que aportan los trabajadores) y no-contributivos (vía impuestos) es fundamental para entender la naturaleza del problema.
En el período 2006-2010 los ingresos de la Seguridad Social vía cotizaciones superaron ligeramente a los gastos, pero a partir de ese momento apareció un déficit que ha arrastrado el saldo presupuestario de la Seguridad Social (incluidas las transferencias del Estado) hasta alcanzar el -0,8% del PIB, lo que indica que el sistema será cada vez más dependiente del Estado. Lógicamente, un Estado que en 2024 tuvo un déficit de 50.187 millones de euros (3,2% del PIB) no puede tapar este agujero sin endeudarse. Sobre esto, valga este dato, y es que sin el sistema de pensiones España presentaría un superávit fiscal cercano al 1% del PIB, según se lee en el informe del Centro Ruth Richardson.

Saldo del sistema contributivo
por CC.AA. en 2023
En millones de euros
Madrid
Baleares
Melilla
La Rioja
Canarias
Murcia
Navarra
Castilla-La Mancha
Cantabria
Extremadura
-1.143
Aragón
-1.398
C. Valenciana
-2.422
Asturias
-3.259
Cast. y León
-3.914
Cataluña
Galicia
País Vasco
Andalucía
Fuente: Universidad de las Hespérides / ABC

Saldo del sistema contributivo por CC.AA. en 2023
En millones de euros
Madrid
Baleares
Melilla
La Rioja
Canarias
Murcia
Navarra
Castilla-La Mancha
Cantabria
Extremadura
-1.143
Aragón
-1.398
Comunidad Valenciana
-2.422
Asturias
-3.259
Castilla y León
-3.914
Cataluña
-4.149
Galicia
-4.417
País Vasco
-4.478
Andalucía
-5.487
Fuente: Universidad de las Hespérides / ABC
Y la situación irá a peor, advierten los investigadores, pues, partiendo de datos de la Comisión Europea, se estima que para 2040 el pago de las pensiones ya absorberá el 45% de los ingresos tributarios totales, frente al 33% actual. Llegados a este punto es razonable preguntarse qué pasó con el Fondo de Reserva de la Seguridad Social, esa ‘hucha de las pensiones’ creada en el año 2000 para acumular excedentes durante los periodos de bonanza económica. En 2011 ese fondo alcanzó el máximo con más de 66.000 millones de euros, pero la crisis posterior lo dilapidó hasta quedar en los 9.300 millones que tenía a finales de 2024, cantidad que no sería suficiente ni para cubrir una mensualidad completa de las pensiones contributivas.
La hucha de las pensiones es un mero artificio contable, denuncian los expertos: el ahorro se genera con más deuda
Tampoco ha servido de mucho, por cierto, el Mecanismo de Equidad Intergeneracional (MEI), el impuesto creado por el Gobierno en 2021 para sostener el fondo y que, en realidad, solo sirve para crear la ilusión de que la hucha de las pensiones se ensancha. Paralelamente, y ahí está la clave, en los últimos años el Estado ha emitido deuda para financiar las aportaciones al Fondo de Reserva, lo que implica que el reciente crecimiento de la hucha es un trampantojo contable; un «timo», aseguran los investigadores del Centro Ruth Richardson.
El problema de fondo, claro está, es que en 1980 la tasa de fertilidad española traspasó por primera vez la barrera del reemplazo generacional (2,1 hijos por mujer) para no volver a superarla nunca, aunque a esto los redactores del informe añaden la «irresponsabilidad fiscal», dicen, que se ha enquistado en la Moncloa. Frente a esto, los expertos del Centro Ruth Richardson consideran «imprescindible que se aborde con realismo y urgencia» el desafío de las pensiones y hacerlo «sin limitarse a artificios contables o transferencias puntuales»; también, teniendo en cuenta las perspectivas demográficas.
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