El aumento sostenido de la radiación ultravioleta y una mayor conciencia sobre el cáncer de piel han provocado que la innovación en fotoprotección sea hoy una prioridad para la industria cosmética y farmacéutica. En palabras de la Asociación Nacional de Perfumería y Cosmética (Stanpa), «el consumo acumulado de protectores solares ha aumentado un 55% desde 2020, con un 65% de los españoles usándolos de forma habitual y registrando cifras por delante de otros países europeos». Este crecimiento no se limita al volumen: la industria cosmética española invierte más de 330 millones de euros anuales en I+D+i, un 3,4 % de su facturación. En este contexto, las cremas solares se están convirtiendo en verdaderos productos tecnológicos, desarrollados con modelos predictivos, inteligencia artificial y biotecnología celular, mientras se adaptan a normativas medioambientales más estrictas.La IA está transformando la forma en que se desarrollan los fotoprotectores. En L’Oréal, uno de los líderes globales del sector, la aplicación de algoritmos y modelización computacional permite optimizar fórmulas, predecir la eficacia fotoprotectora y diseñar moléculas con mayor absorción UV. Como explica Leonor Prieto, directora científica de L’Oréal Dermatological Beauty, estas tecnologías «permiten avanzar hacia una fotoprotección a medida para cada usuario, analizando no solo el tipo de piel, sino también su exposoma completo». Además, explica Prieto las aplicaciones para smartphones equipadas con IA, «pueden evaluar el daño cutáneo mediante el análisis de imágenes y brindar asesoramiento en tiempo real sobre la aplicación del protector solar necesario para cada persona y cada situación, en función de los parámetros personalizados introducidos y la evaluación de las imágenes». Subraya además que la combinación de IA con equipos de dermatólogos que evalúan y respaldan el diagnóstico para el usuario «nos permitirán avanzar más rápidamente en la detección precoz del cáncer de piel, y las medidas para una protección personalizada». Optimizar diseñosCantabria Labs, referente en dermatología de precisión, también está integrando IA y big data en sus procesos. «La tecnología nos permite optimizar diseños de formulación, predecir eficacia y planificar ensayos clínicos más robustos y eficientes -explica María José Gómez, directora Médica de Cantabria Labs-. Apostamos por ingredientes con capacidad de protección celular, inmunológica y genética, desarrollando productos adaptados a pieles con patologías específicas como rosácea, hiperpigmentación o acné».Noticia Relacionada estandar No El aroma de eficiencia de la IA impregna al sector de la perfumería Laura Montero Carretero La sensibilidad de los perfumistas aún es insustituible, pero los algoritmos son cada vez más útiles en el desarrollo y personalización de nuevas fraganciasUno de los saltos más disruptivos en el sector es la fotoprotección oral. Cantabria Labs, pionera en este campo, ha demostrado que ciertos ingredientes activos pueden actuar desde dentro del organismo, reforzando la defensa frente a los daños inducidos por la radiación solar. «La fotoprotección oral no reemplaza la tópica, pero la complementa desde un enfoque sistémico, reduciendo el estrés oxidativo, protegiendo el ADN y modulando la respuesta inflamatoria», explica María José Gómez. «Este enfoque híbrido, donde un complemento alimenticio refuerza la capa externa de protección, es especialmente relevante en poblaciones de riesgo: pacientes inmunodeprimidos, con melasma o fotosensibilidad», precisa. En este contexto, la fotoprotección se está configurando como una herramienta médica, no meramente cosmética. La tendencia se refuerza con políticas incipientes de fotoprotección laboral en sectores como agricultura, construcción o vigilancia, donde la exposición solar prolongada exige medidas preventivas más allá del entorno recreativo.Dinamismo y crecimiento La fotoprotección se ha convertido en una de las categorías más dinámicas del sector dermocosmético. En España, el consumo ha crecido un 55% desde 2020 y su uso se ha desestacionalizado, impulsando la aparición de nuevos formatos, tecnologías aplicadas e inversión en I+D. Laboratorios y multinacionales compiten ahora en innovación sostenible, inteligencia artificial y personalización, transformando la crema solar en un producto estratégico. Con márgenes elevados, alto valor añadido y demanda creciente, la categoría se ha consolidado como motor económico dentro del mercado de cuidado personal y una palanca clave para la internacionalización del sector cosmético español.Avance sostenibleEl sector avanza también en términos de sostenibilidad, con una presión creciente para reducir el impacto de los filtros químicos en ecosistemas marinos. Aunque la legislación europea aún no ha establecido requisitos ecológicos específicos, las empresas están aplicando estándares voluntarios cada vez más ambiciosos.L’Oréal trabaja bajo el paraguas de las llamadas Green Sciences, que combinan biotecnología, química verde y agronomía sostenible. «Más del 80% de nuestros ingredientes son biodegradables y más del 65% son de origen vegetal», señala Prieto. Ingredientes como el ácido hialurónico por fermentación o plancton marino cultivado en biorreactores son ya una realidad en sus productos. En paralelo, se están rediseñando los envases: el tubo solar de Anthelios de La Roche-Posay, por ejemplo, incorpora cartón FSC, reduciendo en un 45% el uso de plástico virgen. Otras marcas están utilizando plástico reciclado recogido de mares y playas para fabricar sus envases. Según Stanpa, el 94% del consumo total de solares corresponde a productos con SPF 30 o superior, y su uso se ha extendido más allá del verano. «Estamos asistiendo a una desestacionalización: los fotoprotectores están presentes en cremas hidratantes, maquillaje o sérums durante todo el año», señalan desde la asociación.En este nuevo escenario, aparecen sticks, brumas, espumas, fluidos bifásicos y protectores solares con color en una variedad de tonos adaptados a cada fototipo. L’Oréal, por ejemplo, desarrolla fórmulas resistentes al sudor, a la humedad y con acabados imperceptibles para su uso diario. Asimismo, los after sun evolucionan de simples productos calmantes a fórmulas bioactivas con ingredientes reparadores como la centella asiática o la ectoína, que estabilizan la piel tras la exposición y preparan para tratamientos funcionales.La innovación abierta es otro eje que acelera esta transformación. L’Oréal ha establecido alianzas con startups ‘deeptech’ para integrar sensores ambientales, IA generativa e incluso dispositivos de formulación doméstica. Destacan herramientas como Perso, que crea fórmulas personalizadas en casa, o su colaboración con BreezoMeter, que combina datos de contaminación, polen y radiación UV para adaptar recomendaciones en tiempo real. Estas soluciones están redefiniendo la relación entre marca y consumidor, y colocan a la protección solar dentro del ecosistema digital de salud y bienestar. La industria ya no fabrica solo cremas: desarrolla sistemas integrados de protección, detección precoz y análisis continuo.Uno de los saltos más disruptivos en el sector es el desarrollo de la fotoprotección oralLa fotoprotección ya no puede analizarse solo desde la óptica del consumo cosmético. Para Cantabria Labs, el futuro pasa por «una categoría híbrida donde convergen dermatología, cosmética y salud pública». Lo mismo señalan desde L’Oréal: «El análisis genético, la investigación del exposoma y los sistemas de IA nos permiten anticipar el daño antes de que ocurra».Cambio estructuralEn el ámbito de la fotoprotección asistimos a un cambio estructural. La innovación en este segmento ya no busca únicamente evitar quemaduras, sino formar parte de las estrategias preventivas en salud, sostenibilidad e incluso productividad laboral. Y la respuesta entre la sociedad española es notable: «La protección solar es un hábito generalizado en el 62% de la población española y, por tanto, se observa una tendencia positiva en los últimos años», explican desde Stanpa. «También sitúa a España a la cabeza de Europa en el uso de fotoprotectores: un 65% de los españoles los usa ‘siempre o a menudo’, por delante de países como Italia (51%), Polonia (50%), Reino Unido (47%) y Francia (41%)», concluyen. El aumento sostenido de la radiación ultravioleta y una mayor conciencia sobre el cáncer de piel han provocado que la innovación en fotoprotección sea hoy una prioridad para la industria cosmética y farmacéutica. En palabras de la Asociación Nacional de Perfumería y Cosmética (Stanpa), «el consumo acumulado de protectores solares ha aumentado un 55% desde 2020, con un 65% de los españoles usándolos de forma habitual y registrando cifras por delante de otros países europeos». Este crecimiento no se limita al volumen: la industria cosmética española invierte más de 330 millones de euros anuales en I+D+i, un 3,4 % de su facturación. En este contexto, las cremas solares se están convirtiendo en verdaderos productos tecnológicos, desarrollados con modelos predictivos, inteligencia artificial y biotecnología celular, mientras se adaptan a normativas medioambientales más estrictas.La IA está transformando la forma en que se desarrollan los fotoprotectores. En L’Oréal, uno de los líderes globales del sector, la aplicación de algoritmos y modelización computacional permite optimizar fórmulas, predecir la eficacia fotoprotectora y diseñar moléculas con mayor absorción UV. Como explica Leonor Prieto, directora científica de L’Oréal Dermatological Beauty, estas tecnologías «permiten avanzar hacia una fotoprotección a medida para cada usuario, analizando no solo el tipo de piel, sino también su exposoma completo». Además, explica Prieto las aplicaciones para smartphones equipadas con IA, «pueden evaluar el daño cutáneo mediante el análisis de imágenes y brindar asesoramiento en tiempo real sobre la aplicación del protector solar necesario para cada persona y cada situación, en función de los parámetros personalizados introducidos y la evaluación de las imágenes». Subraya además que la combinación de IA con equipos de dermatólogos que evalúan y respaldan el diagnóstico para el usuario «nos permitirán avanzar más rápidamente en la detección precoz del cáncer de piel, y las medidas para una protección personalizada». Optimizar diseñosCantabria Labs, referente en dermatología de precisión, también está integrando IA y big data en sus procesos. «La tecnología nos permite optimizar diseños de formulación, predecir eficacia y planificar ensayos clínicos más robustos y eficientes -explica María José Gómez, directora Médica de Cantabria Labs-. Apostamos por ingredientes con capacidad de protección celular, inmunológica y genética, desarrollando productos adaptados a pieles con patologías específicas como rosácea, hiperpigmentación o acné».Noticia Relacionada estandar No El aroma de eficiencia de la IA impregna al sector de la perfumería Laura Montero Carretero La sensibilidad de los perfumistas aún es insustituible, pero los algoritmos son cada vez más útiles en el desarrollo y personalización de nuevas fraganciasUno de los saltos más disruptivos en el sector es la fotoprotección oral. Cantabria Labs, pionera en este campo, ha demostrado que ciertos ingredientes activos pueden actuar desde dentro del organismo, reforzando la defensa frente a los daños inducidos por la radiación solar. «La fotoprotección oral no reemplaza la tópica, pero la complementa desde un enfoque sistémico, reduciendo el estrés oxidativo, protegiendo el ADN y modulando la respuesta inflamatoria», explica María José Gómez. «Este enfoque híbrido, donde un complemento alimenticio refuerza la capa externa de protección, es especialmente relevante en poblaciones de riesgo: pacientes inmunodeprimidos, con melasma o fotosensibilidad», precisa. En este contexto, la fotoprotección se está configurando como una herramienta médica, no meramente cosmética. La tendencia se refuerza con políticas incipientes de fotoprotección laboral en sectores como agricultura, construcción o vigilancia, donde la exposición solar prolongada exige medidas preventivas más allá del entorno recreativo.Dinamismo y crecimiento La fotoprotección se ha convertido en una de las categorías más dinámicas del sector dermocosmético. En España, el consumo ha crecido un 55% desde 2020 y su uso se ha desestacionalizado, impulsando la aparición de nuevos formatos, tecnologías aplicadas e inversión en I+D. Laboratorios y multinacionales compiten ahora en innovación sostenible, inteligencia artificial y personalización, transformando la crema solar en un producto estratégico. Con márgenes elevados, alto valor añadido y demanda creciente, la categoría se ha consolidado como motor económico dentro del mercado de cuidado personal y una palanca clave para la internacionalización del sector cosmético español.Avance sostenibleEl sector avanza también en términos de sostenibilidad, con una presión creciente para reducir el impacto de los filtros químicos en ecosistemas marinos. Aunque la legislación europea aún no ha establecido requisitos ecológicos específicos, las empresas están aplicando estándares voluntarios cada vez más ambiciosos.L’Oréal trabaja bajo el paraguas de las llamadas Green Sciences, que combinan biotecnología, química verde y agronomía sostenible. «Más del 80% de nuestros ingredientes son biodegradables y más del 65% son de origen vegetal», señala Prieto. Ingredientes como el ácido hialurónico por fermentación o plancton marino cultivado en biorreactores son ya una realidad en sus productos. En paralelo, se están rediseñando los envases: el tubo solar de Anthelios de La Roche-Posay, por ejemplo, incorpora cartón FSC, reduciendo en un 45% el uso de plástico virgen. Otras marcas están utilizando plástico reciclado recogido de mares y playas para fabricar sus envases. Según Stanpa, el 94% del consumo total de solares corresponde a productos con SPF 30 o superior, y su uso se ha extendido más allá del verano. «Estamos asistiendo a una desestacionalización: los fotoprotectores están presentes en cremas hidratantes, maquillaje o sérums durante todo el año», señalan desde la asociación.En este nuevo escenario, aparecen sticks, brumas, espumas, fluidos bifásicos y protectores solares con color en una variedad de tonos adaptados a cada fototipo. L’Oréal, por ejemplo, desarrolla fórmulas resistentes al sudor, a la humedad y con acabados imperceptibles para su uso diario. Asimismo, los after sun evolucionan de simples productos calmantes a fórmulas bioactivas con ingredientes reparadores como la centella asiática o la ectoína, que estabilizan la piel tras la exposición y preparan para tratamientos funcionales.La innovación abierta es otro eje que acelera esta transformación. L’Oréal ha establecido alianzas con startups ‘deeptech’ para integrar sensores ambientales, IA generativa e incluso dispositivos de formulación doméstica. Destacan herramientas como Perso, que crea fórmulas personalizadas en casa, o su colaboración con BreezoMeter, que combina datos de contaminación, polen y radiación UV para adaptar recomendaciones en tiempo real. Estas soluciones están redefiniendo la relación entre marca y consumidor, y colocan a la protección solar dentro del ecosistema digital de salud y bienestar. La industria ya no fabrica solo cremas: desarrolla sistemas integrados de protección, detección precoz y análisis continuo.Uno de los saltos más disruptivos en el sector es el desarrollo de la fotoprotección oralLa fotoprotección ya no puede analizarse solo desde la óptica del consumo cosmético. Para Cantabria Labs, el futuro pasa por «una categoría híbrida donde convergen dermatología, cosmética y salud pública». Lo mismo señalan desde L’Oréal: «El análisis genético, la investigación del exposoma y los sistemas de IA nos permiten anticipar el daño antes de que ocurra».Cambio estructuralEn el ámbito de la fotoprotección asistimos a un cambio estructural. La innovación en este segmento ya no busca únicamente evitar quemaduras, sino formar parte de las estrategias preventivas en salud, sostenibilidad e incluso productividad laboral. Y la respuesta entre la sociedad española es notable: «La protección solar es un hábito generalizado en el 62% de la población española y, por tanto, se observa una tendencia positiva en los últimos años», explican desde Stanpa. «También sitúa a España a la cabeza de Europa en el uso de fotoprotectores: un 65% de los españoles los usa ‘siempre o a menudo’, por delante de países como Italia (51%), Polonia (50%), Reino Unido (47%) y Francia (41%)», concluyen.
El aumento sostenido de la radiación ultravioleta y una mayor conciencia sobre el cáncer de piel han provocado que la innovación en fotoprotección sea hoy una prioridad para la industria cosmética y farmacéutica. En palabras de la Asociación Nacional de Perfumería y Cosmética (Stanpa), « … el consumo acumulado de protectores solares ha aumentado un 55% desde 2020, con un 65% de los españoles usándolos de forma habitual y registrando cifras por delante de otros países europeos». Este crecimiento no se limita al volumen: la industria cosmética española invierte más de 330 millones de euros anuales en I+D+i, un 3,4 % de su facturación. En este contexto, las cremas solares se están convirtiendo en verdaderos productos tecnológicos, desarrollados con modelos predictivos, inteligencia artificial y biotecnología celular, mientras se adaptan a normativas medioambientales más estrictas.
La IA está transformando la forma en que se desarrollan los fotoprotectores. En L’Oréal, uno de los líderes globales del sector, la aplicación de algoritmos y modelización computacional permite optimizar fórmulas, predecir la eficacia fotoprotectora y diseñar moléculas con mayor absorción UV. Como explica Leonor Prieto, directora científica de L’Oréal Dermatological Beauty, estas tecnologías «permiten avanzar hacia una fotoprotección a medida para cada usuario, analizando no solo el tipo de piel, sino también su exposoma completo». Además, explica Prieto las aplicaciones para smartphones equipadas con IA, «pueden evaluar el daño cutáneo mediante el análisis de imágenes y brindar asesoramiento en tiempo real sobre la aplicación del protector solar necesario para cada persona y cada situación, en función de los parámetros personalizados introducidos y la evaluación de las imágenes». Subraya además que la combinación de IA con equipos de dermatólogos que evalúan y respaldan el diagnóstico para el usuario «nos permitirán avanzar más rápidamente en la detección precoz del cáncer de piel, y las medidas para una protección personalizada».
Optimizar diseños
Cantabria Labs, referente en dermatología de precisión, también está integrando IA y big data en sus procesos. «La tecnología nos permite optimizar diseños de formulación, predecir eficacia y planificar ensayos clínicos más robustos y eficientes -explica María José Gómez, directora Médica de Cantabria Labs-. Apostamos por ingredientes con capacidad de protección celular, inmunológica y genética, desarrollando productos adaptados a pieles con patologías específicas como rosácea, hiperpigmentación o acné».
Uno de los saltos más disruptivos en el sector es la fotoprotección oral. Cantabria Labs, pionera en este campo, ha demostrado que ciertos ingredientes activos pueden actuar desde dentro del organismo, reforzando la defensa frente a los daños inducidos por la radiación solar. «La fotoprotección oral no reemplaza la tópica, pero la complementa desde un enfoque sistémico, reduciendo el estrés oxidativo, protegiendo el ADN y modulando la respuesta inflamatoria», explica María José Gómez. «Este enfoque híbrido, donde un complemento alimenticio refuerza la capa externa de protección, es especialmente relevante en poblaciones de riesgo: pacientes inmunodeprimidos, con melasma o fotosensibilidad», precisa.
En este contexto, la fotoprotección se está configurando como una herramienta médica, no meramente cosmética. La tendencia se refuerza con políticas incipientes de fotoprotección laboral en sectores como agricultura, construcción o vigilancia, donde la exposición solar prolongada exige medidas preventivas más allá del entorno recreativo.
Avance sostenible
El sector avanza también en términos de sostenibilidad, con una presión creciente para reducir el impacto de los filtros químicos en ecosistemas marinos. Aunque la legislación europea aún no ha establecido requisitos ecológicos específicos, las empresas están aplicando estándares voluntarios cada vez más ambiciosos.
L’Oréal trabaja bajo el paraguas de las llamadas Green Sciences, que combinan biotecnología, química verde y agronomía sostenible. «Más del 80% de nuestros ingredientes son biodegradables y más del 65% son de origen vegetal», señala Prieto. Ingredientes como el ácido hialurónico por fermentación o plancton marino cultivado en biorreactores son ya una realidad en sus productos. En paralelo, se están rediseñando los envases: el tubo solar de Anthelios de La Roche-Posay, por ejemplo, incorpora cartón FSC, reduciendo en un 45% el uso de plástico virgen. Otras marcas están utilizando plástico reciclado recogido de mares y playas para fabricar sus envases. Según Stanpa, el 94% del consumo total de solares corresponde a productos con SPF 30 o superior, y su uso se ha extendido más allá del verano. «Estamos asistiendo a una desestacionalización: los fotoprotectores están presentes en cremas hidratantes, maquillaje o sérums durante todo el año», señalan desde la asociación.
En este nuevo escenario, aparecen sticks, brumas, espumas, fluidos bifásicos y protectores solares con color en una variedad de tonos adaptados a cada fototipo. L’Oréal, por ejemplo, desarrolla fórmulas resistentes al sudor, a la humedad y con acabados imperceptibles para su uso diario. Asimismo, los after sun evolucionan de simples productos calmantes a fórmulas bioactivas con ingredientes reparadores como la centella asiática o la ectoína, que estabilizan la piel tras la exposición y preparan para tratamientos funcionales.
La innovación abierta es otro eje que acelera esta transformación. L’Oréal ha establecido alianzas con startups ‘deeptech’ para integrar sensores ambientales, IA generativa e incluso dispositivos de formulación doméstica. Destacan herramientas como Perso, que crea fórmulas personalizadas en casa, o su colaboración con BreezoMeter, que combina datos de contaminación, polen y radiación UV para adaptar recomendaciones en tiempo real. Estas soluciones están redefiniendo la relación entre marca y consumidor, y colocan a la protección solar dentro del ecosistema digital de salud y bienestar. La industria ya no fabrica solo cremas: desarrolla sistemas integrados de protección, detección precoz y análisis continuo.
Uno de los saltos más disruptivos en el sector es el desarrollo de la fotoprotección oral
La fotoprotección ya no puede analizarse solo desde la óptica del consumo cosmético. Para Cantabria Labs, el futuro pasa por «una categoría híbrida donde convergen dermatología, cosmética y salud pública». Lo mismo señalan desde L’Oréal: «El análisis genético, la investigación del exposoma y los sistemas de IA nos permiten anticipar el daño antes de que ocurra».
Cambio estructural
En el ámbito de la fotoprotección asistimos a un cambio estructural. La innovación en este segmento ya no busca únicamente evitar quemaduras, sino formar parte de las estrategias preventivas en salud, sostenibilidad e incluso productividad laboral. Y la respuesta entre la sociedad española es notable: «La protección solar es un hábito generalizado en el 62% de la población española y, por tanto, se observa una tendencia positiva en los últimos años», explican desde Stanpa. «También sitúa a España a la cabeza de Europa en el uso de fotoprotectores: un 65% de los españoles los usa ‘siempre o a menudo’, por delante de países como Italia (51%), Polonia (50%), Reino Unido (47%) y Francia (41%)», concluyen.
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