Xi Jinping: «La humanidad debe hoy elegir de nuevo entre guerra y paz»

«La humanidad debe hoy elegir de nuevo entre la paz y la guerra». Desde lo alto de la puerta de Tiananmen, Xi Jinping apenas ha tardado cuatro minutos en lanzar un ultimátum al mundo. Lo ha hecho flanqueado a derecha e izquierda por el ruso Vladímir Putin y el norcoreano Kim Jong-un , ensalzado no ya como líder de la potencia en auge, sino de todo un bloque contra Occidente . De fondo, un mundo cada vez más hostil y convulso. «La revitalización de la nación china es imparable y las causas de la paz y el desarrollo de la humanidad prevalecerán», ha expresado Xi en el discurso transmitido por la televisión estatal. «La humanidad se enfrenta nuevamente a una elección entre la paz y la guerra, el diálogo o la confrontación, y los resultados en los que todos ganan o los juegos de suma cero», ha agregado.Galería: el desfile militar chino por los 80 años dle fin de la Segunda Guerra Mundial, en imágenes ABC«La guerra de resistencia del pueblo chino contra la agresión japonesa fue una gran guerra librada con tenacidad y valor. […] El pueblo chino se alzó para enfrentarse al formidable enemigo con una voluntad de hierro y libró una gran guerra con carne y sangre para defender a la nación y, en última instancia, lograr la victoria completa», ha destacado Xi al comienzo de su discurso. «La guerra de resistencia del pueblo chino contra la agresión japonesa fue una parte importante de la lucha mundial contra el fascismo. Con enormes sacrificios nacionales, el pueblo chino hizo importantes contribuciones para salvar la civilización humana y proteger al mundo».Estas palabras ponen de manifiesto el significado que Xi atribuye a este episodio histórico, cuya efeméride elevó a fiesta nacional en 2014 y en 2015, con motivo del 70º aniversario, honró con un primer desfile militar. Mediante esta exaltación, China reclama su lugar junto a Estados Unidos, Reino Unido y la extinta Unión Soviética como una de las cuatro potencias triunfadoras y pilares del sistema internacional, una legitimación de su preeminencia y, por tanto, de sus aspiraciones transformadoras.Historia adaptadaAhora bien: esta interesada interpretación de parte –la «visión correcta» según Xi– no se ajusta del todo a los hechos. En primer lugar, porque China no derrotó a Japón. La confluencia de la ofensiva de EE.UU. –en particular el bombardeo atómico sobre Hiroshima y Nagasaki – más la declaración de guerra por parte de la URSS que limitaba cualquier salida negociada provocó dicha rendición, firmada el 2 de septiembre a bordo del acorazado USS Missouri en la bahía de Tokio, pero hecha oficial al día siguiente en el gigante asiático.Y en segundo lugar, porque el Estado que combatió la invasión no fue la República Popular de China, fundada en 1949, sino la República de China, esto es, la actual Taiwán. Allí se guareció el Kuomintang de Chiang Kai-shek tras perder la guerra civil contra los comunistas de Mao, territorio que desde entonces el régimen considera una provincia rebelde a la que nunca ha renunciado a someter por la fuerza, recurriendo al arsenal exhibido hoy en la capital.En ese sentido, la remembranza de la II Guerra Mundial representa asimismo una resurrección del enemigo a modo de espectral excusa, tal y como Putin aspira a «desnazificar» Ucrania . El Diario del Pueblo publicaba la semana pasada una columna de Wang Yingjin , director del Centro de Estudios sobre las Relaciones a través del Estrecho de la Universidad Renmin, en la que equiparaba al Gobierno de Taiwán con el Partido Nazi alemán.«La historia nos advierte que la humanidad asciende y cae en conjunto. Solo cuando todos los países y naciones se traten como iguales, convivan en paz y se apoyen mutuamente, podremos defender la seguridad común, abordar las causas profundas de la guerra y evitar la repetición de tragedias históricas», ha proseguido Xi. «La nación china es una gran nación que nunca se deja intimidar por ningún matón, que siempre valora la independencia y sigue adelante con firmeza».«La humanidad debe hoy elegir de nuevo entre la paz y la guerra, el diálogo y la confrontación, la cooperación de beneficio mutuo y el juego de suma cero. El pueblo chino se mantiene firme en el lado correcto de la historia y del progreso de la civilización humana, y permanece comprometidos con el camino de desarrollo pacífico».El principal destinatario de esta diatriba se ha dado por aludido antes incluso de que Xi subiera al estrado. «La gran pregunta por responder es si el presidente Xi de China mencionará o no la enorme cantidad de apoyo y de ‘sangre’ que Estados Unidos de América entregó a China para ayudarle a asegurar su LIBERTAD frente a un invasor extranjero muy hostil. Muchos estadounidenses murieron en la búsqueda de China de la Victoria y la Gloria. ¡Espero que sean justamente honrados y recordados por su valentía y sacrificio!», ha reclamado el presidente estadounidense Donald Trump mediante una publicación en su red social Truth Social. «Que el presidente Xi y el maravilloso pueblo de China tengan un gran y duradero día de celebración. Por favor, transmita mis más cálidos saludos a Vladímir Putin y Kim Jong-un , mientras ustedes conspiran contra los Estados Unidos de América ».Nuevas armasXi, en efecto, ha aparecido acompañado de ambos líderes, aunque la señal televisiva oficial ha evitado mostrar una imagen próxima del trío. El ruso y el chino, «viejos amigos», hicieron ayer gala de unas relaciones bilaterales «a un nivel de altura sin precedentes» –Putin dixit–, corroboradas por el acuerdo para desbloquear la construcción del gaseoducto Fuerza de Siberia 2, paralizado desde hace años. La presencia de Kim, por otro lado, resulta extraordinaria. No en vano se trata de su primera aparición en un evento no estrictamente bilateral. La última comparecencia de un dictador norcoreano en un desfile militar chino data de 1959, cuando Kim Il-sung, fundador del régimen y abuelo del actual líder, participó junto a Mao Zedong en los festejos del 10º aniversario de la fundación de la República Popular. La puerta de Tiananmen congregaba así a la plana mayor del régimen, presente y pasada, –salvo la aparente ausencia del antiguo líder Hu Jintao – con los 26 líderes mundiales invitados. Entre ellos, solo dos occidentales: el primer ministro eslovaco Robert Fico y el presidente serbio Aleksandar Vucic.Al otro lado de la avenida, la plaza acogía a unas 50.000 personas, en una instalación de mayores dimensiones que anteriores desfiles. «El Ejército Popular de Liberación de China ha sido y siempre será una fuerza armada heroica en la que el Partido Comunista y el pueblo chino siempre pueden confiar y de la que pueden depender plenamente», ha proclamado Xi, en el mismo lugar donde en la madrugada del 4 de junio de 1989 estas tropas abrieron fuego contra aquellos ciudadanos que, movilizados, pedían una mayor liberalización política.«El gran rejuvenecimiento de la nación china es imparable. La noble causa de la paz y el desarrollo de la humanidad debe cumplirse», ha concluido, a voz en grito, el líder, antes de pasar revista a las tropas. El desfile ha presentado los últimos avances del Ejército chino, como el JL-1, su primer misil nuclear lanzado desde el aire, o el misil balístico intercontinental DF-5C, capaz de golpear diez objetivos de manera simultánea, o drones submarinos. Unas armas para conmemorar conflictos del pasado y, más importante aún, ganar las guerras del futuro. «La humanidad debe hoy elegir de nuevo entre la paz y la guerra». Desde lo alto de la puerta de Tiananmen, Xi Jinping apenas ha tardado cuatro minutos en lanzar un ultimátum al mundo. Lo ha hecho flanqueado a derecha e izquierda por el ruso Vladímir Putin y el norcoreano Kim Jong-un , ensalzado no ya como líder de la potencia en auge, sino de todo un bloque contra Occidente . De fondo, un mundo cada vez más hostil y convulso. «La revitalización de la nación china es imparable y las causas de la paz y el desarrollo de la humanidad prevalecerán», ha expresado Xi en el discurso transmitido por la televisión estatal. «La humanidad se enfrenta nuevamente a una elección entre la paz y la guerra, el diálogo o la confrontación, y los resultados en los que todos ganan o los juegos de suma cero», ha agregado.Galería: el desfile militar chino por los 80 años dle fin de la Segunda Guerra Mundial, en imágenes ABC«La guerra de resistencia del pueblo chino contra la agresión japonesa fue una gran guerra librada con tenacidad y valor. El pueblo chino se alzó para enfrentarse al formidable enemigo con una voluntad de hierro y libró una gran guerra con carne y sangre para defender a la nación y, en última instancia, lograr la victoria completa», ha destacado Xi al comienzo de su discurso. «La guerra de resistencia del pueblo chino contra la agresión japonesa fue una parte importante de la lucha mundial contra el fascismo. Con enormes sacrificios nacionales, el pueblo chino hizo importantes contribuciones para salvar la civilización humana y proteger al mundo».Estas palabras ponen de manifiesto el significado que Xi atribuye a este episodio histórico, cuya efeméride elevó a fiesta nacional en 2014 y en 2015, con motivo del 70º aniversario, honró con un primer desfile militar. Mediante esta exaltación, China reclama su lugar junto a Estados Unidos, Reino Unido y la extinta Unión Soviética como una de las cuatro potencias triunfadoras y pilares del sistema internacional, una legitimación de su preeminencia y, por tanto, de sus aspiraciones transformadoras.Historia adaptadaAhora bien: esta interesada interpretación de parte –la «visión correcta» según Xi– no se ajusta del todo a los hechos. En primer lugar, porque China no derrotó a Japón. La confluencia de la ofensiva de EE.UU. –en particular el bombardeo atómico sobre Hiroshima y Nagasaki – más la declaración de guerra por parte de la URSS que limitaba cualquier salida negociada provocó dicha rendición, firmada el 2 de septiembre a bordo del acorazado USS Missouri en la bahía de Tokio, pero hecha oficial al día siguiente en el gigante asiático.Y en segundo lugar, porque el Estado que combatió la invasión no fue la República Popular de China, fundada en 1949, sino la República de China, esto es, la actual Taiwán. Allí se guareció el Kuomintang de Chiang Kai-shek tras perder la guerra civil contra los comunistas de Mao, territorio que desde entonces el régimen considera una provincia rebelde a la que nunca ha renunciado a someter por la fuerza, recurriendo al arsenal exhibido hoy en la capital.En ese sentido, la remembranza de la II Guerra Mundial representa asimismo una resurrección del enemigo a modo de espectral excusa, tal y como Putin aspira a «desnazificar» Ucrania . El Diario del Pueblo publicaba la semana pasada una columna de Wang Yingjin , director del Centro de Estudios sobre las Relaciones a través del Estrecho de la Universidad Renmin, en la que equiparaba al Gobierno de Taiwán con el Partido Nazi alemán.«La historia nos advierte que la humanidad asciende y cae en conjunto. Solo cuando todos los países y naciones se traten como iguales, convivan en paz y se apoyen mutuamente, podremos defender la seguridad común, abordar las causas profundas de la guerra y evitar la repetición de tragedias históricas», ha proseguido Xi. «La nación china es una gran nación que nunca se deja intimidar por ningún matón, que siempre valora la independencia y sigue adelante con firmeza».«La humanidad debe hoy elegir de nuevo entre la paz y la guerra, el diálogo y la confrontación, la cooperación de beneficio mutuo y el juego de suma cero. El pueblo chino se mantiene firme en el lado correcto de la historia y del progreso de la civilización humana, y permanece comprometidos con el camino de desarrollo pacífico».El principal destinatario de esta diatriba se ha dado por aludido antes incluso de que Xi subiera al estrado. «La gran pregunta por responder es si el presidente Xi de China mencionará o no la enorme cantidad de apoyo y de ‘sangre’ que Estados Unidos de América entregó a China para ayudarle a asegurar su LIBERTAD frente a un invasor extranjero muy hostil. Muchos estadounidenses murieron en la búsqueda de China de la Victoria y la Gloria. ¡Espero que sean justamente honrados y recordados por su valentía y sacrificio!», ha reclamado el presidente estadounidense Donald Trump mediante una publicación en su red social Truth Social. «Que el presidente Xi y el maravilloso pueblo de China tengan un gran y duradero día de celebración. Por favor, transmita mis más cálidos saludos a Vladímir Putin y Kim Jong-un , mientras ustedes conspiran contra los Estados Unidos de América ».Nuevas armasXi, en efecto, ha aparecido acompañado de ambos líderes, aunque la señal televisiva oficial ha evitado mostrar una imagen próxima del trío. El ruso y el chino, «viejos amigos», hicieron ayer gala de unas relaciones bilaterales «a un nivel de altura sin precedentes» –Putin dixit–, corroboradas por el acuerdo para desbloquear la construcción del gaseoducto Fuerza de Siberia 2, paralizado desde hace años. La presencia de Kim, por otro lado, resulta extraordinaria. No en vano se trata de su primera aparición en un evento no estrictamente bilateral. La última comparecencia de un dictador norcoreano en un desfile militar chino data de 1959, cuando Kim Il-sung, fundador del régimen y abuelo del actual líder, participó junto a Mao Zedong en los festejos del 10º aniversario de la fundación de la República Popular. La puerta de Tiananmen congregaba así a la plana mayor del régimen, presente y pasada, –salvo la aparente ausencia del antiguo líder Hu Jintao – con los 26 líderes mundiales invitados. Entre ellos, solo dos occidentales: el primer ministro eslovaco Robert Fico y el presidente serbio Aleksandar Vucic.Al otro lado de la avenida, la plaza acogía a unas 50.000 personas, en una instalación de mayores dimensiones que anteriores desfiles. «El Ejército Popular de Liberación de China ha sido y siempre será una fuerza armada heroica en la que el Partido Comunista y el pueblo chino siempre pueden confiar y de la que pueden depender plenamente», ha proclamado Xi, en el mismo lugar donde en la madrugada del 4 de junio de 1989 estas tropas abrieron fuego contra aquellos ciudadanos que, movilizados, pedían una mayor liberalización política.«El gran rejuvenecimiento de la nación china es imparable. La noble causa de la paz y el desarrollo de la humanidad debe cumplirse», ha concluido, a voz en grito, el líder, antes de pasar revista a las tropas. El desfile ha presentado los últimos avances del Ejército chino, como el JL-1, su primer misil nuclear lanzado desde el aire, o el misil balístico intercontinental DF-5C, capaz de golpear diez objetivos de manera simultánea, o drones submarinos. Unas armas para conmemorar conflictos del pasado y, más importante aún, ganar las guerras del futuro.  

«La humanidad debe hoy elegir de nuevo entre la paz y la guerra». Desde lo alto de la puerta de Tiananmen, Xi Jinping apenas ha tardado cuatro minutos en lanzar un ultimátum al mundo. Lo ha hecho flanqueado a derecha e izquierda por el … ruso Vladímir Putin y el norcoreano Kim Jong-un, ensalzado no ya como líder de la potencia en auge, sino de todo un bloque contra Occidente. De fondo, un mundo cada vez más hostil y convulso.

«La revitalización de la nación china es imparable y las causas de la paz y el desarrollo de la humanidad prevalecerán», ha expresado Xi en el discurso transmitido por la televisión estatal. «La humanidad se enfrenta nuevamente a una elección entre la paz y la guerra, el diálogo o la confrontación, y los resultados en los que todos ganan o los juegos de suma cero», ha agregado.


Galería.
Galería: el desfile militar chino por los 80 años dle fin de la Segunda Guerra Mundial, en imágenes
ABC

«La guerra de resistencia del pueblo chino contra la agresión japonesa fue una gran guerra librada con tenacidad y valor. […] El pueblo chino se alzó para enfrentarse al formidable enemigo con una voluntad de hierro y libró una gran guerra con carne y sangre para defender a la nación y, en última instancia, lograr la victoria completa», ha destacado Xi al comienzo de su discurso. «La guerra de resistencia del pueblo chino contra la agresión japonesa fue una parte importante de la lucha mundial contra el fascismo. Con enormes sacrificios nacionales, el pueblo chino hizo importantes contribuciones para salvar la civilización humana y proteger al mundo».

Estas palabras ponen de manifiesto el significado que Xi atribuye a este episodio histórico, cuya efeméride elevó a fiesta nacional en 2014 y en 2015, con motivo del 70º aniversario, honró con un primer desfile militar. Mediante esta exaltación, China reclama su lugar junto a Estados Unidos, Reino Unido y la extinta Unión Soviética como una de las cuatro potencias triunfadoras y pilares del sistema internacional, una legitimación de su preeminencia y, por tanto, de sus aspiraciones transformadoras.

Historia adaptada

Ahora bien: esta interesada interpretación de parte –la «visión correcta» según Xi– no se ajusta del todo a los hechos. En primer lugar, porque China no derrotó a Japón. La confluencia de la ofensiva de EE.UU. –en particular el bombardeo atómico sobre Hiroshima y Nagasaki– más la declaración de guerra por parte de la URSS que limitaba cualquier salida negociada provocó dicha rendición, firmada el 2 de septiembre a bordo del acorazado USS Missouri en la bahía de Tokio, pero hecha oficial al día siguiente en el gigante asiático.

Y en segundo lugar, porque el Estado que combatió la invasión no fue la República Popular de China, fundada en 1949, sino la República de China, esto es, la actual Taiwán. Allí se guareció el Kuomintang de Chiang Kai-shek tras perder la guerra civil contra los comunistas de Mao, territorio que desde entonces el régimen considera una provincia rebelde a la que nunca ha renunciado a someter por la fuerza, recurriendo al arsenal exhibido hoy en la capital.

En ese sentido, la remembranza de la II Guerra Mundial representa asimismo una resurrección del enemigo a modo de espectral excusa, tal y como Putin aspira a «desnazificar» Ucrania. El Diario del Pueblo publicaba la semana pasada una columna de Wang Yingjin, director del Centro de Estudios sobre las Relaciones a través del Estrecho de la Universidad Renmin, en la que equiparaba al Gobierno de Taiwán con el Partido Nazi alemán.

«La historia nos advierte que la humanidad asciende y cae en conjunto. Solo cuando todos los países y naciones se traten como iguales, convivan en paz y se apoyen mutuamente, podremos defender la seguridad común, abordar las causas profundas de la guerra y evitar la repetición de tragedias históricas», ha proseguido Xi. «La nación china es una gran nación que nunca se deja intimidar por ningún matón, que siempre valora la independencia y sigue adelante con firmeza».

«La humanidad debe hoy elegir de nuevo entre la paz y la guerra, el diálogo y la confrontación, la cooperación de beneficio mutuo y el juego de suma cero. El pueblo chino se mantiene firme en el lado correcto de la historia y del progreso de la civilización humana, y permanece comprometidos con el camino de desarrollo pacífico».

El principal destinatario de esta diatriba se ha dado por aludido antes incluso de que Xi subiera al estrado. «La gran pregunta por responder es si el presidente Xi de China mencionará o no la enorme cantidad de apoyo y de ‘sangre’ que Estados Unidos de América entregó a China para ayudarle a asegurar su LIBERTAD frente a un invasor extranjero muy hostil. Muchos estadounidenses murieron en la búsqueda de China de la Victoria y la Gloria. ¡Espero que sean justamente honrados y recordados por su valentía y sacrificio!», ha reclamado el presidente estadounidense Donald Trump mediante una publicación en su red social Truth Social. «Que el presidente Xi y el maravilloso pueblo de China tengan un gran y duradero día de celebración. Por favor, transmita mis más cálidos saludos a Vladímir Putin y Kim Jong-un, mientras ustedes conspiran contra los Estados Unidos de América».

Nuevas armas

Xi, en efecto, ha aparecido acompañado de ambos líderes, aunque la señal televisiva oficial ha evitado mostrar una imagen próxima del trío. El ruso y el chino, «viejos amigos», hicieron ayer gala de unas relaciones bilaterales «a un nivel de altura sin precedentes» –Putin dixit–, corroboradas por el acuerdo para desbloquear la construcción del gaseoducto Fuerza de Siberia 2, paralizado desde hace años.

La presencia de Kim, por otro lado, resulta extraordinaria. No en vano se trata de su primera aparición en un evento no estrictamente bilateral. La última comparecencia de un dictador norcoreano en un desfile militar chino data de 1959, cuando Kim Il-sung, fundador del régimen y abuelo del actual líder, participó junto a Mao Zedong en los festejos del 10º aniversario de la fundación de la República Popular.

La puerta de Tiananmen congregaba así a la plana mayor del régimen, presente y pasada, –salvo la aparente ausencia del antiguo líder Hu Jintao– con los 26 líderes mundiales invitados. Entre ellos, solo dos occidentales: el primer ministro eslovaco Robert Fico y el presidente serbio Aleksandar Vucic.

Al otro lado de la avenida, la plaza acogía a unas 50.000 personas, en una instalación de mayores dimensiones que anteriores desfiles. «El Ejército Popular de Liberación de China ha sido y siempre será una fuerza armada heroica en la que el Partido Comunista y el pueblo chino siempre pueden confiar y de la que pueden depender plenamente», ha proclamado Xi, en el mismo lugar donde en la madrugada del 4 de junio de 1989 estas tropas abrieron fuego contra aquellos ciudadanos que, movilizados, pedían una mayor liberalización política.

«El gran rejuvenecimiento de la nación china es imparable. La noble causa de la paz y el desarrollo de la humanidad debe cumplirse», ha concluido, a voz en grito, el líder, antes de pasar revista a las tropas. El desfile ha presentado los últimos avances del Ejército chino, como el JL-1, su primer misil nuclear lanzado desde el aire, o el misil balístico intercontinental DF-5C, capaz de golpear diez objetivos de manera simultánea, o drones submarinos. Unas armas para conmemorar conflictos del pasado y, más importante aún, ganar las guerras del futuro.

ABC Premium

Límite de sesiones alcanzadas

  • El acceso al contenido Premium está abierto por cortesía del establecimiento donde te encuentras, pero ahora mismo hay demasiados usuarios conectados a la vez. Por favor, inténtalo pasados unos minutos.

Volver a intentarABC Premium

Has superado el límite de sesiones

  • Sólo puedes tener tres sesiones iniciadas a la vez. Hemos cerrado la sesión más antigua para que sigas navegando sin límites en el resto.

Sigue navegando

Artículo solo para suscriptores

 RSS de noticias de internacional

Noticias Relacionadas