Un coro de 35.000 escolares

La idea más extendida que hay sobre el Auditori de Barcelona es que es un santuario sinfónico. Pero alberga muchas otras actividades. Allí, en una sala pequeña, por ejemplo, he visto un buen musical de bolsillo de Belén Barenys y Berta Prieto. Y una de sus actividades más grandiosas, por enorme y, sobre todo, por rigurosa y emotiva, es Cantània (Cantania, en castellano). Lleva 36 años celebrándose —el Auditori la organiza que nació en el año 2000. La he descubierto, muy tardíamente, este año, gracias a mi condición de abuelo. Son 104 conciertos de 35.000 escolares de primaria que se celebran en el Auditori y en nueve localidades más de Cataluña. Este año también han venido, con el trajín que supone para ellas, escuelas de Mallorca, Ibiza y Valencia. Se ha exportado a varias ciudades del resto de España (Ávila, Burgos y Parla) y a países como Portugal y Bélgica.

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 Cantània, que organiza el Auditori, celebra este año 104 conciertos  

Crónica

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Cantània, que organiza el Auditori, celebra este año 104 conciertos

Tomàs Delclós
Uno de los conciertos celebrados en la sala grande del Auditori.

La idea más extendida que hay sobre el Auditori de Barcelona es que es un santuario sinfónico. Pero alberga muchas otras actividades. Allí, en una sala pequeña, por ejemplo, he visto un buen musical de bolsillo de Belén Barenys y Berta Prieto. Y una de sus actividades más grandiosas, por enorme y, sobre todo, por rigurosa y emotiva, es Cantània (Cantania, en castellano). Lleva 36 años celebrándose —el Auditori la organiza que nació en el año 2000. La he descubierto, muy tardíamente, este año, gracias a mi condición de abuelo. Son 104 conciertos de 35.000 escolares de primaria que se celebran en el Auditori y en nueve localidades más de Cataluña. Este año también han venido, con el trajín que supone para ellas, escuelas de Mallorca, Ibiza y Valencia. Se ha exportado a varias ciudades del resto de España (Ávila, Burgos y Parla) y a países como Portugal y Bélgica.

Cantània fue una iniciativa de algunas escuelas municipales de Barcelona. Y el proyecto creció. Una de sus impulsoras desde el Auditori fue Assumpció Malagarriga. Ahora es Marta del Olmo quien encabeza el equipo que sostiene el proyecto. Todo empieza dos años antes de que se celebre el primer concierto de cada convocatoria. “Cantània es una obra de encargo. Cada año es un estreno mundial. Lógicamente, en función de qué autores escogemos, la estética de la pieza es distinta. No nos interesa la monotonía. Hay veces que el compositor se acerca al jazz y otras al sonido contemporáneo o a un estilo más clásico”. Respetan la libertad de creación, pero Del Olmo admite que es un encargo muy dirigido. “Buscamos el equilibrio vocal. Que de las diez canciones, seis sean para el coro. No nos interesan obras complejas porque los protagonistas son los niños y las niñas, no los solistas…”.

Seguramente, para muchos intérpretes y sus familias es la primera vez que pisan la sala Pau Casals y asisten a un concierto. Hay gran emoción en escolares y público con este descubrimiento. Un regalo de una belleza impensada. Porque Cantània no es la tópica fiesta escolar en el que el alumno que sabe tocar la flauta lo hace y el que no… sale un rato disfrazado de árbol. Cantània propone un concierto coral con mucha preparación y en el que interviene toda la clase, sin exclusiones. Descubre y hace disfrutar de otras músicas. “No pretendemos la excelencia de los conciertos. Buscamos una experiencia inolvidable. Y ves la huella que dejan”. El concierto es una emotiva concelebración donde a los jóvenes intérpretes se les da la importancia que merece su meticuloso trabajo y las familias salen sorprendidas y orgullosas de un territorio, el musical, que para algunos es totalmente extraño y al que quizá volverán.

Cuando ya se ha grabado la obra, editado las partituras, realizados vídeos sobre la fabricación escolar del atrezzo… el material didáctico se envía a la escuela inscrita, cuyo profesor de música deberá participar en tres sesiones de un día de formación. Allí se le darán herramientas para la preparación de sus alumnos. Y el mismo día del concierto, hay antes un ensayo general para hacer los últimos retoques, luchar contra el pánico escénico, etcétera. Cada escuela paga 75 euros por participar y las entradas al concierto cuestan nueve. “Pero hay una oferta de becas”.

El Auditori es propietario del formato y cuando las escuelas de una ciudad del resto de España o extranjera se apuntan, los dos primeros años, el equipo de directores musicales y escénicos de Cantània se desplazan para ayudar. “Se entrega todo el material”. Cantània edita una versión en castellano para estos menesteres. En Bélgica, trabajan con adaptaciones al francés y al flamenco. “Bélgica termina su participación en el proyecto la próxima temporada con una edición especial. En la siguiente, ya será totalmente su proyecto”.

El empeño este año en el Auditori ha sido mejorar la accesibilidad para garantizar la participación de todos. Los escolares y el público con problemas auditivos han tenido en dos sesiones el apoyo de intérpretes de lengua de signos. Para los alumnos con déficit de atención se ha pensado en visitas previas para habituarse al lugar, hay varios espacios de relajación y se les da una pequeña bolsa con juegos táctiles que podrán tener en el escenario.

Del Olmo enumera las finalidades de este exigente empeño: acercar un público no habitual a espacios culturales; dar a conocer creadores a miles de personas no familiarizadas con la música; garantizar el acceso de todos los escolares a una experiencia que ha de resultar una vivencia musical imborrable que favorezca la integración de diferentes culturas y capacidades. Este año, Xavier Pastrana ha sido el compositor y Llucia Ramis la letrista.

“La energía que hay en estos conciertos no la he encontrado en ningún otro sitio”, comenta Pastrana. Compositor que conoce a fondo el mundo coral, ha creado una pieza entre el concierto y el musical. “Los escolares vienen de culturas muy diferentes y hay que encontrar un terreno musical mínimamente común. Si pretendiera imponer mi estilo…perdería la conexión con ellos”. Pastrana agradece que la organización no temiera algunos retos compositivos. Con influencias de Albert Guinovart y Joan Vives, Pastrana subraya que el compositor ha de entender que no es la pieza importante. “Traté de crear una música que llegara fácilmente, sin artefactos, pero que no fuera simple”.

Cumpliendo el encargo de no darlo masticado a los escolares, Ramis se atrevió con un tema que no es sencillo: la realidad y la ficción. “Es un asunto que nos interesa a todos. Los que hemos sido analógicos distinguimos más entre la una y la otra. Pero la realidad necesita ser narrada, es nuestra forma de entenderla. El relato nos conforma. La reflexión que quería introducir es que la fantasía parece inofensiva y no lo es, depende de la ideología que hay detrás”. Ramis también ha querido aprovechar el disponer de un coro tan potente para avisar del aislamiento que pueden provocar las pantallas y dar voz a quien no la tiene y a realidades silenciadas. “Ha sido una experiencia emocionante y única”.

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Sobre la firma

Tomàs Delclós

Licenciado en Derecho y Periodismo, fue profesor de Historia del Cine en la UAB durante varios años. Trabajó en las redacciones de Fotogramas, Tele/Expres, El Periódico y, durante más de treinta años, en EL PAÍS donde, como subdirector, participó en la fundación de Babelia y Ciberpaís. Fue Defensor del Lector.

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