Degenerando

La opinión de Guillermo Garabito. La opinión de Guillermo Garabito.  

Lo interesante de España es que se dio una Constitución ante la admiración de las democracias más sólidas del mundo entero y acto seguido un Tribunal Constitucional para manosearla. Porque somos así. Y ahora Conde Pumpido, inquisidor por la gracia del socialismo, ha decidido que la Constitución es un libro en blanco sobre el que él y sus magistrados pueden escribir todo lo quelos pobres españoles analfabetos del 78 y los padres de la Constitución olvidaron incluir.

Por ejemplo, una amnistía a la carta para Puigdemont. Y cabe, resulta que cabe, porque ya se ha encargado Conde Pumpido y sus acólitos de hacerle un butrón a la Constitución.

Cándido, oráculo del sanchismo, dice lo que en Moncloa quieren oír. Porque el Tribunal Constitucional, desprestigiado hasta el ridículo, es el aval de Pedro Sánchez para poder esgrimir que él cumple únicamente con lo que dicta la justicia. ¡Ay! El argumento jurídico de la sentencia del TC podría haberlo redactado de manera más rápida y sobre todo más sólida ChatGPT.

Lo de la Justicia –con mayúscula– en España es de eso que tendría que tenernos preocupados porque sí. Este ataque constante al que la tienen sometida desde que se les empezó a torcer la anterior legislatura. Esta necesidad de señalar jueces y fiscales que tiene el Gobierno desde hace años, de achacarles la culpa de liberar violadores por una nefasta ley que Pedro Sánchez le consintió a Irene Montero cuyos conocimientos inexistentes de derecho –y los de Pam– todavía están pagando las víctimas que han visto reducir las condenas o incluso salir a la calle a sus agresores sexuales.

De escoger de Fiscal General al botones de Moncloa y exigirle filtrar todo lo que a Pedro Sánchez pueda darle ventaja sobre la oposición; porque el CIS no se lo creen ni en Moncloa. De insinuar que quieren hacer política, en vez de justicia, cada vez que un juez ahonda más en las presuntas corruptelas del PSOE y de la familia del presidente, que tomaron Moncloa y Ferraz, como si ambas propiedades fuesen suyas.

Nunca nadie le metió mano a una democracia de forma tan descarada y más burda. Nadie sobó tanto el Poder Judicial. Ver a los jueces y fiscales manifestándose un sábado bajo un sol de justicia contra la «Ley Bolaños» debería tenernos más preocupados que la posibilidad de una III Guerra Mundial.

El lunes volveremos a ver cómo ministros y presidente acusan a los jueces de querer torcer la voluntad popular. La voluntad popular, bulo socialista, excusa con la que el presidente trata de saltarse el decoro y sobre todo lo que la ley les impide.

Y luego nos escandalizaremos cuando veamos cómo han dejado el Poder Judicial y las instituciones españolas, carcomidas por la ambición de un solo tipo y todos los que le seguían porque en una empresa privada habrían sido incapaces de encontrar un trabajo que no fuese de conserje.

Pero la respuesta es sencilla, como la del banderillero de Belmonte al que al encontrar de nuevo en Huelva y de gobernador civil le preguntó aquello de: ¿y cómo has llegado hasta aquí? Y la elocuente respuesta sólo pudo ser una: «¡Degenerando!» Así hemos llegado hasta aquí.

 elespanol – Castilla y León

Noticias Relacionadas