García Jambrina: «Nos faltan intelectuales como Unamuno, insobornables. Todos acabamos plegándonos al poder»

Entrevista con el escritor y profesor zamorano: «La cultura de la cancelación es la nueva Inquisición» | «La sociedad actual presume de ser tolerante pero es muy intolerante y dogmática».
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Luis García Jambrina (Zamora, 1960) es un escritor prolífico y polifacético. Doctor en Filología Hispánica por la Universidad de Salamanca, en la que ejerce como profesor titular de Literatura Española, fue, durante 13 años, crítico literario en el suplemento cultural del diario ABC, una labor que terminó abandonando para dedicarse a la escritura.

Después de años escribiendo cuentos y ensayos, se embarcó en su primera novela de ficción en 2008, cuando publicó la exitosa ‘El manuscrito de piedra’, protagonizada por el histórico autor Fernando de Rojas en una novedosa faceta de detective y con la que terminó creando un auténtico género literario.

Aquella novela dio lugar a una saga cuya séptima entrega, ‘El manuscrito de sangre’, es, hasta ahora, la última obra publicada de García Jambrina, que tiene por costumbre publicar un libro cada año. Esta serie de novelas tendrá su cierre con una octava entrega que se publicará próximamente y con la que el autor pretende regresar a los orígenes del personaje.

Durante los últimos años, además, este escritor zamorano se ha embarcado en la figura de Miguel de Unamuno, que protagonizó la obra ‘El primer caso de Unamuno’, publicada en 2024, y que contará, próximamente, con una segunda entrega.

García Jambrina, que recibió el Premio Castilla y León de Ensayo en 1999 y el Premio Internacional de Novela Histórica en 2009, ha publicado también tres obras de teatro y tiene como proyecto a corto plazo escribir un libro de homenaje a las novelas populares con las que se crió en su infancia y con las que su abuelo materno le transmitió el amor por la lectura.

Pregunta.- Nace en Zamora en 1960, ¿cómo recuerda su infancia y su adolescencia en la capital zamorana?

Respuesta.- La recuerdo con mucha añoranza. Yo siempre viví entre los barrios bajos, al lado del río Duero, y el casco antiguo, que son dos barrios muy singulares de Zamora y con mucha personalidad, y recuerdo mucho la relación con mi abuelo materno, que es el que despertó mi afición por la lectura.

Yo pasaba mucho tiempo con él y era una persona que, aunque no tenía estudios, leía bastante. Leía sobre todo muchas novelas populares de Marcial Lafuente Estefanía y, un poco por imitación, empecé a leer algunas de esas novelas y de ahí pasé a otras cosas.

«Mi abuelo materno despertó mi afición por la lectura»

Él me llevaba a la biblioteca pública, a la que iba a leer la prensa, y me dejaba en la sección infantil y juvenil y así es como me hice lector.

P.- El cine ha sido otra de sus grandes facetas, ¿cómo fue su primer contacto con el séptimo arte?

R.- Lo del cine ya es una cosa más de la adolescencia y juventud. Influyeron mucho amigos que eran unos pocos años mayores que yo y gracias a ellos pasé de la literatura más popular, de aquellas novelas que leía mi abuelo y de las historietas y cómics, a libros más serios. Con el cine me pasó lo mismo, siempre hay personas que te van recomendando películas.

Pero donde me hice realmente aficionado al cine fue en Salamanca, cuando vine con 18 años y me encontré con una ciudad que, para mí, lo más importante y singular que tenía es que tenía un montón de cines de todo tipo. Eso era una orgía perpetua, iba todos los días al cine y a veces llegaba a ver dos películas al día.

«Cuando estaba en la universidad iba todos los días al cine, era una orgía perpetua»

Así empezó una afición que he mantenido hasta hoy y, de hecho, hubo varios momentos en mi vida en los que dudé si intentar dedicarme al cine.

P.- Estudió Filología Hispánica en la Universidad de Salamanca, ¿qué le llevo a decantarse por esa carrera?

R.- No era mi primera opción ya que yo cuando llegué a Salamanca vine a hacer la carrera de Psicología. Pero a mí me gustaba una psicología que tenía mucho que ver con la literatura, yo había leído las obras de Sigmund Freud, que es un magnífico escritor y que me revelaron la existencia de un mundo que no conocía y que tiene muchísimo que ver con la creación literaria.

El escritor y profesor zamorano Luis García Jambrina

El escritor y profesor zamorano Luis García Jambrina

R. Valtero
ICAL

Llegué a Salamanca con esa idea pero aquí me encontré con la desgracia de que en ese momento Freud estaba totalmente desacreditado en la psicología española y todo era biología y estadística y cosas de ese tipo que no me interesaban nada y en segundo acabé la carrera.

«Mi primera opción era estudiar Psicología, Freud me reveló un mundo que no conocía»

Al dejar la carrera perdí la beca y me volví a Zamora y estuve nueve meses trabajando en el primer bibliobús que hubo en la provincia. Después ya echaba en falta tener una formación universitaria y es cuando me decidí a hacer Filología Hispánica porque amaba la literatura y el lenguaje y esa era la vía más adecuada, porque hasta ese momento había sido totalmente autodidacta.

Hice la carrera y descubrí que una forma de ganarme la vida era dar clase e investigar y terminé quedándome como profesor en la Universidad de Salamanca.

P.- Se convirtió en profesor universitario y, después, en crítico literario, ¿cómo le surgió esa inquietud?

R.- Yo siempre había tenido el deseo de escribir y ya en la adolescencia había hecho poemas y obras de teatro en Zamora pero durante bastantes años me dediqué exclusivamente a la universidad y a la carrera académica. Empecé de becario de investigación, estuve mucho tiempo de profesor contratado y, al final, acabé presentándome a una plaza de titular y consolidándome.

Empecé a hacer crítica literaria en el periódico Tribuna de Salamanca cuando se fundó y lo dirigía Carlos Velasco. Fundamos un suplemento literario que se llamaba Batuecas que duró 101 números y yo tenía una página al final donde hacía crítica literaria, cuestiones culturales y algo de crítica cinematográfica. Ahí empezó todo a mediados de la década de los 90.

«En Tribuna de Salamanca fundamos un suplemento literario que se llamaba Batuecas y duró 101 números»

Yo leí la tesis en 1994 y cuando acabó la experiencia en Tribuna me surgió la posibilidad de entrar a colaborar en el suplemento cultural del diario ABC, donde hice columnas literarias desde finales de los 90 hasta el año 2013. Empecé con la docencia y la investigación, seguí con la crítica literaria y ya, por último, llegué a la escritura, que siempre había sido mi vocación.

P.- Ha escrito cuentos, ensayo y en 2008 llega su primera novela ‘El manuscrito de piedra’, la primera de una serie dedicada a Fernando de Rojas, ¿qué supuso para usted?

R.- Supuso mucho y fue muy importante porque escribí esa novela, en principio, de una manera muy espontánea. Yo iba a hacer un cuento de los que hacía y encontré a un personaje, un periodo y una historia y me sentí con fuerzas para escribir esa novela que, hasta entonces, no había sido capaz de hacer, y de repente me salió. Y luego esa novela se transformó en una serie de novelas.

Yo venía con muchas ganas de escribir ficción, me había reprimido durante muchos años y cuando me decidí y me empezó a salir algo di rienda suelta y vinieron todas las demás. A raíz de esa primera novela dejé la crítica literaria, porque no me parecía sano y siempre había criticado a los críticos que eran poetas o novelistas.

«Me había reprimido muchos años a la hora de escribir novela y cuando me decidí di rienda suelta»

P.- ¿Qué le ha dado más satisfacciones, la labor literaria o la docencia?

R.- La docencia es mi vocación más continuada, de lo que vivo y me da muchas satisfacciones. Veo la escritura literaria como algo paralelo y que también me nutre para las clases, porque conoces la literatura desde el otro lado y creo que es útil. A su vez, el hecho de ser profesor universitario te exige reiventarte continuamente y todo eso me sirve para mi labor como escritor.

Encontré una fórmula perfecta donde todo está conectado pero, básicamente, yo lo que soy es un profesor de literatura y todo lo demás que hecho, la crítica literaria, la escritura y alguna que otra actividad, todo eso siempre ha estado conectado con esa primera actividad que es la de estudioso de la literatura y docente.

P.- ¿Qué es lo que más le interesó de Fernando de Rojas?

R.- Yo había hecho varios cuentos sobre escritores en un libro que publiqué que se titula ‘Muertos S.A.’, que se publicó en una pequeña editorial artesanal de Almería pero que tuvo bastante repercusión y me di cuenta de que a la gente le gustaba.

Era un nuevo territorio utilizando como protagonistas a escritores pero contándolo sin pedantería y de manera ágil con elementos fantásticos, de aventura y de novela policiaca. Vi que funcionaba y era un territorio en el que me sentía muy cómodo porque yo siempre me he nutrido tanto de la literatura más culta como de la popular, para mi tienen la misma jerarquía.

Rojas me interesaba mucho como personaje porque es el autor de ‘La Celestina’, una de las obras más grandes de la literatura española, y es una figura que todo el mundo conoce pero de la que nadie sabe nada. Eso me parecía fantástico porque tenía un escritor sobre el que podía inventarme lo que me diese la gana siempre y cuando fuese coherente y creíble.

«Siempre me he nutrido tanto de la literatura más culta como de la popular, para mi tienen la misma jerarquía»

Además, tenía una vinculación personal con ese libro que me había tocado leer en el instituto en Zamora y presentar un trabajo y exponerlo en clase, que para mi había sido una experiencia, en un principio traumática, pero luego le supe sacar partido. Rojas me parecía interesante y pensé que había que hacer algo con él y ya le he dedicado siete novelas.

Y no me equivoqué, es un personaje que ha dado muchísimo juego. Cuando estaba escribiendo la primera novela en algún momento me paraba y pensaba que no le iba a gustar a nadie pero seguí adelante y no me equivoqué. Esa primera novela sorprendió enormemente y es la que ha tenido más éxito y recorrido, se reedita tres veces al año y ya van 45 ediciones.

Se ha mantenido a lo largo de los años, el libro sigue vivo y dio origen a una género en el que se mezcla la novela histórica y la policiaca en el que el protagonista es un escritor. En estos últimos años se han publicado un montón de novelas en las que el protagonista es un escritor que es un detective.

P.- Este mismo año salió a la luz ‘El manuscrito de sangre’, su última novela y séptimo libro de la serie, ¿cómo está funcionando?

R.- Este nuevo libro está funcionando muy bien, la segunda edición salió enseguida y luego se produjo la muerte del Papa, el cónclave, y la novela está ambientada en la muerte del Papa Alejandro VI. La sorpresa es que fue un hecho que se puso de actualidad durante los últimos meses y surgió un gran interés sobre cómo funcionan los cónclaves.

«El nuevo libro está gustando mucho y habrá una octava novela»

El libro está gustando mucho y habrá una octava novela, que será, en principio, el cierre de la saga y un regreso a los orígenes del personaje.

P.- Miguel de Unamuno también ha estado muy presente en su obra y en sus investigaciones, ¿qué vínculos cree que tiene su figura con la actualidad teniendo en cuenta su característico desencanto con España?

R.- Si uno lee los ensayos y cartas de Unamuno uno descubre que no hemos salido de ahí. Todo se repite una y otra vez. Todos los problemas que él detectaba y sobre los que escribía siguen vigentes y se han agudizado. Lees un artículo de Unamuno de los años 20 o 30 y parece que lo ha escrito esta misma mañana.

Además, Unamuno es el gran intelectual español y la diferencia que existe en la actualidad con aquel momento es que no tenemos a un Unamuno, a un Machado o a un Valle-Inclán, es decir, a esos intelectuales que eran referentes morales en la España de la época. No tenemos donde agarrarnos ni esas personas que son insobornables.

«Unamuno es el gran intelectual español y la diferencia que existe en la actualidad con aquel momento es que no tenemos referentes morales insobornables»

Al final todos acabamos plegándonos al poder, o a un bloque o a otro, y estos personajes estaban por encima de esos bloques y hablaban desde sí mismos. Son tres autores muy diferentes pero unidos por lo mismo. Ahora estamos huérfanos de intelectuales, tenemos algunos periodistas pero intelectuales comprometidos e insobornables no veo ninguno en este momento.

Unamuno se enfrentó permanentemente al poder y siempre sufrió las consecuencias. Estaba siempre a punto de ser condenado, al final era indultado, lo desterraron a Fuerteventura en la dictadura de Primo de Rivera, y murió asesinado por su enfrentamiento con el poder del momento, aunque en un primer momento había apoyado el Alzamiento.

Después se distanció y se convirtió en una figura tan incómoda y peligrosa que tuvieron que deshacerse de él y, además, de manera clandestina porque no se podía fusilar a una persona así porque hubiera sido el fin de la sublevación.

P.- Precisamente, en 2024 publicó ‘El primer caso de Unamuno’, ¿qué le inspiró?

R.- Para emprender esta serie literaria yo necesitaba mucho bagaje y no me atreví con Unamuno hasta que no había publicado 10 u 11 novelas. Es un personaje muy distinto a Rojas, de Unamuno sabemos demasiado y de Rojas no sabíamos nada, Unamuno es un personaje muy controvertido y Rojas no suscita esas pasiones y controversias.

Cuando ya me he sentido seguro en la escritura de novelas ya he dado ese salto mortal para ocuparme de un personaje tan complejo y atractivo como Unamuno. La verdad es que me divierto mucho escribiendo estas novelas, es apasionante y creo que eso se transmite en las propias novelas.

«Cuando me he sentido seguro en la escritura de novelas he dado ese salto mortal para ocuparme de un personaje tan complejo como Unamuno»

Es un escritor y un intelectual y eso tienes que contarlo de otra manera, no puedes contarlo con una escritura pedante y llena de información. Tienes que contarlo con la misma agilidad, intriga y tensión que tiene una novela policiaca.

P.- ¿Cómo ve el estado de la literatura actualmente en España?, ¿hay buena cantera?

R.- Estoy muy distante porque el mundo de la información me agobia mucho. Yo desarrollo actividades académicas que me ponen en contacto con la novela actual pero vivo muy al margen del panorama literario. Hay grandes escritores, gente joven muy buena y una gran variedad pero el problema es la gran abundancia de publicaciones.

Es un problema que no se soluciona porque no se quiere solucionar y porque mucha gente no lo ve como un problema. Se publica demasiado, es un panorama muy abrumador y el bosque no deja ver el árbol en este caso y al final es muy complicado meterse en el bosque.

«Se publica demasiado, es un panorama muy abrumador y el bosque no deja ver el árbol que tiene algo que aportar»

Además, la aparición de las redes sociales me deja un poco fuera, no soy capaz de absorber tanta información y de moverme en un mundo muy complejo. De hecho no estoy en ninguna red social, estuve unos años en Twitter y ya no estoy en ninguna. Debe ser un problema de la edad pero creo que también es un asunto de carácter.

Creo que habría que racionalizar un poco más todo, también la política, que es pura pasión e irracionalidad en este momento, y la razón es muy importante. Una de las grandes lecciones que nos da Unamuno es que hay que moverse entre la razón y la emoción, entre el pensamiento y el sentimiento, y hay que buscar un equilibrio entre ambas cosas.

P.- ¿Qué opina del estado del cine y las series en esta época de auge de las plataformas de streaming?, ¿queda espacio para la calidad y la creatividad?

R.- Sucede exactamente el mismo problema que en los libros. Lo audiovisual ha cambiado muchísimo con el surgimiento de lo digital y la aparición de todas estas plataformas y hay una superabundancia de cosas y es muy difícil moverse entre ellas.

Yo no me he desconectado de la literatura ni del cine ni de las series, hay mucha calidad pero también hay demasiada cantidad y ese es el problema. Uno tiene que aprender a moverse dentro de lo que hay de una manera crítica y racional.

«Hay una superabundancia de productos audiovisuales y es muy difícil moverse entre ellos»

Cuando yo era joven la única manera de ver una película era ir al cine, luego apareció el vídeo y ahora tenemos al alcance de un dedo de la mano un montón de cosas que entonces era imposible. Pues bueno, yo creo que lo ideal no es ni aquello ni esto.

Ni aquella época donde era muy difícil acceder a ello, sobre todo si no tenías dinero, ni esta superabundancia que provoca que el bosque no deja ver los árboles que tienen cosas que aportar.

P.- Ha sido muy crítico con el relativismo, la censura y la cultura de la cancelación, ¿cómo ve la situación actual de España y del mundo en este sentido?

R.- Está empeorando pero espero que nos sublevemos todos y eso remita. Vivimos en un momento de gran censura pero una censura disimulada, en nombre de no se bien qué ideas. La censura siempre se ha ejercido en nombre de algo que se consideraba superior, bueno e importante, el mecanismo es el mismo, y yo creo que la libertad de expresión es fundamental.

Una sociedad debería valorarse por la cantidad de libertad de expresión que es capaz de soportar. Una sociedad que soporte una gran libertad de expresión es una sociedad sana y madura y para mi todo esto es una cosa preocupante y en parte por eso dejé la única red social en la que estaba.

Las formas de la censura varían, pero siempre es Inquisición y siempre en nombre de lo que supuestamente es bueno. La sociedad actual presume de ser tolerante pero es muy intolerante y es una gran paradoja.

«La sociedad actual presume de ser tolerante pero es muy intolerante y los mismos que imponen esos dogmas no los respetan»

La cancelación me preocupa mucho, es una nueva Inquisición y no tiene sentido que se le echen encima a alguien porque tiene la osadía de decir algo que no es políticamente correcto.

Vivimos en una sociedad muy dogmática, yo vengo de una sociedad muy dogmática, que era la sociedad franquista, y siento que estoy otra vez en una sociedad muy dogmática y yo los dogmas nunca les he aceptado.

Con 16 años, en 1976, le pedí a mi profesor de Religión que me eximiera de ir a clase, porque no quería ir, y pacté con él una nota para no ir. ¿Y ahora tengo que aguantar otras religiones y otros dogmas? No, yo no lo acepto. A mí dogmas ninguno porque los dogmas siempre vienen del poder y la autoridad, son siempre impuestos y son siempre falsos.

Yo en ese sentido soy muy unamuniano, tenemos derecho a cuestionarlo todo una y otra vez y los dogmas fuera. ¿Qué es eso de imponer dogmas en nombre del bien? Además, los mismos que imponen esos dogmas son los mismos que no respetan esos dogmas y no son coherentes con ellos.

Vivimos en una sociedad muy irracional y emocional y el ser humano es una mezcla de emoción y pensamiento y si no lo queremos ver así vamos por muy mal camino.

«Quiero escribir una novela reivindicando la importancia que tuvo la literatura popular en el franquismo»

P.- ¿Está trabajando en algún proyecto a corto o medio plazo?

R.- Este mes voy a terminar la segunda novela sobre Unamuno, que es uno de los grandes escritores universales europeos del siglo XX convertido en detective, haciéndole guiños a la novela más popular. Saldrá en enero de 2026.

Tengo también pensado escribir una novela reivindicando la importancia que tuvo la literatura popular en el franquismo, las novelas de Marcial Lafuente Estefanía, de Silver Kane, pseudónimo de Francisco González Ledesma o Corín Tellado.

Quiero hacerle un homenaje a ese tipo de literatura en ese periodo gris y duro del franquismo en el que, para mucha gente, esas novelitas fueron muy importantes y, de alguna manera, todo eso está en mis novelas desde el principio y creo que es muy importante reivindicarlo.

 elespanol – Castilla y León

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